Tanaka Ryuunosuke

Pedido de: Zurinel

Un entusiasmado Tanaka se despedía de sus compañeros al finalizar su práctica del equipo, le había prometido a su bella y fabulosa novia a acompañarla a casa luego de las actividades de sus respectivos clubes. Cuando no la vio fuera del gimnasio esperando por él supo que estaría en la sala de su club.

Canturreando y dando brinquitos se aproximó al lugar para buscarla, sin embargo no encontró lo que esperaba.

—Oh, Tamayo-senpai, hola —saludó a la capitana del equipo de gimnasia rítmica quien le brindó una sonrisa—. ¿Lara ya se fue?

—Cuando terminó la práctica llegó un chico de su clase que quería hablar con ella, salió hacer un rato con él —explica con una pequeña sonrisa avergonzada notando que poco a poco la expresión del chico caía—. Le pidió verlo en el patio trasero, quizás aún estén ahí.

Luego de agradecer y despedirse de la mayor, el chico dio media vuelta y emprendió su camino hacia el lugar que le había indicado, por alguna razón sus manos temblaban con cada paso que daba acercándose al patio.

Todo su entusiasmo se había desvanecido desde el momento que escuchó aquellas palabras de la castaña. El simple hecho de que le hubiese dicho "un chico" ya le decía que no conocía su nombre, sería casi imposible que la chica no conociera algún amigo de su novia ya que era como una hermana mayor para ella.

Casi ni sintió el frío en el momento en que salió al exterior, apretó sus manos mientras mordía su labio buscando con la mirada a la chica sin embargo lo primero que vio fue una la espalda de un chico.

— ¡Ryuu! —Exclama Lara en el momento en que lo vio estando frente a un pelinegro desconocido, la cual de inmediato corrió hacia él dejando al otro chico.

Estaba perplejo cuando esta se lanzó a abrazarlo mientras él no podía apartar la mirada de la espalda masculina, notando como una de sus manos caía a su costado mientras sostenía lo que parecía ser una caja.

—Pensé que te habías ido antes —comentó en voz baja tratando de forzar una sonrisa cuando ella lo soltó.

—No, Tsubaki-san me pidió hablar y lo seguí —dijo tomando su mano para empezar a caminar en dirección a la salida de la institución—. Disculpa por hacerte esperar.

Todo el camino a casa la chica hablaba de forma animada como siempre lo hacía, de vez en cuando girando hacia su novio debido a lo callado que se encontraba como cosa bastante extraña, la cual a pesar de no creerle mucho simplemente optó por atribuirle su actitud a la presión de los partidos tan importantes.

Ya que vivían bastante cerca, llegaron primero a la casa de la fémina debido a que ya había anochecido.

— ¿Es por Tsubaki-san? —Pregunta una vez que se vio en la puerta de su casa, notando el vaho saliendo de su boca por el frío.

— ¿Ah? No, no, solo pensé que te habías ido —mintió moviendo con rapidez lo que hizo reír a la chica. Era un pésimo mentiroso—. Quizás lo habías olvidado o algo así...

—Él se estaba confesando, me estaba entregando unos chocolates y todo —soltó a sí sin más dejándolo en estado de shock por la sencillez con la que hablaba—. Obviamente lo rechacé rato antes de que llegaras.

Lara, a pesar de la situación, no pudo evitar soltar una carcajada al ver el rostro perplejo del chico. Con los ojos muy abierto al igual que su boca era de lo más divertido, cada vez que lo veía celoso era algo muy entretenido de ver.

La conversación se vio interrumpida debido a que el frío se hacía cada vez más intenso y la chica envió a Tanaka a su casa antes de muriera de hipotermia y fuera su culpa. Besó al chico aún sin palabras antes de adentrarse en su hogar.

[...]

Al día siguiente todos sus compañeros notaron el claro cambio de actitud en él, desde que llegó y fue interceptado por Noya en la entrada notó que había algo mal en su mejor amigo en el momento en que no respondió con el mismo entusiasmo a su saludo.

Había corrido hacia Ennoshita para pedirle algún consejo pero ni ellos ni los de tercero habían podido hacer algo para hacerlo reaccionar.

Es que el pobre no había podido sacarse de la cabeza a aquel chico de la noche, aún sin haber visto su rostro no podía dejar de pensar en lo dolido que habría de haber estado. Su lenguaje corporal, todo alrededor de él le gritaba tristeza y rechazo.

Sabía de antemano lo popular que era su novia con los chicos, desde que la había conocido un gran número de sus compañeros habían sido rechazados por ella, todos y cada uno de ellos de la forma más cortes posible. Hasta que llegó él.

Cuando empezaron a salir y todos supieron aquello, las confesiones ya no tenían sentido alguno. Tenía una pareja, ¿para qué confesarse si ella no sentía lo mismo?

—Lara le gusta a muchos chicos, ¿verdad? —Comenta en voz baja llamando la atención del líbero quien estaba sentado frente a él en la cafetería.

—Pues sí, y no los culpo porque es ella es hermosísima —dice cruzándose de brazos haciendo que el más alto se encogiera en su asiento.

—Sí que es hermosa —susurró dispuesto a esconder su rostro entre sus brazos, pero por alguna razón tuvo la necesidad de alzar la mirada.

Como si tuviera un radar para su novia en ese justo momento la vio entrar a la cafetería en compañía de varias de sus compañeros de club, inconscientemente sonrió al verla riendo junto a sus amigas del otro lado del salón. No obstante dejó de verla a ella, su mirada se posó entonces en varios chicos sentados a unas mesas de distancia mirando hacia la chica con una expresión de ensoñación en sus rostros.

Ella es preciosa, siempre atraerá la mirada de los demás. ¿Y si alguno llegara a atraer su mirada?

La recaída en el rostro de Tanaka acabó por alertar a su amigo quien observaba toda la situación, poniéndose de pie para alejarse de él sin que siquiera se diera cuenta.

[...]

Las horas habían pasado dando el final al último día de la semana, debido a la nevada que se acercaba las actividades de los clubes fueron canceladas esa tarde y enviaron a todos los estudiantes a casa una vez finalizado el horario de clases.

Los jóvenes llenaban los pasillos a la hora de la salida. Tanaka no había notado que se encontraba caminando solo hasta que llegó a la salida y vio a sus compañeros alejándose de él todos en grupos y demás. Quizás ella ya se...

—Hola, amor —la dulce voz a su costado lo hizo sobresaltarse hasta que se encontró con Lara viéndolo con una sonrisa—. ¿Pensabas irte sin mí?

—Claro que no, solo pensé que te habías ido —confiesa con una sonrisa avergonzada mientras se rascaba la nuca.

Sin más siguió a la risueña chica, aunque cuando la vio usando únicamente el uniforme no lo pensó dos veces antes de quitarse la bufanda y enrollarla alrededor de su cuello, recibiendo una tierna sonrisa de su parte mientras lo miraba.

Vaya que la amaba.

Ambos caminaban bastante juntos según para mantenerse en calor, aunque la verdad era que había pasado todo el día lejos de ella y la había extrañado en sobremanera.

—Noya me dijo que estabas celoso —soltó en medio de su caminata sin siquiera girar para mirarlo—. ¿Por qué no me habías dicho nada?

Volteando su rostro trató de ocultar su nerviosismo-. No estoy celoso.

—Entonces, ¿por qué has estado ignorando a todo el mundo, incluso a mí?

Ante su pregunta la chica detuvo por completo su andar para ponerse justo frente a él, esperando que la mirara aunque este tan solo seguía mirando a la distancia. Se sentía como un completo tonto al no poder siquiera mirarla a los ojos.

De repente sintió el frío agarre de las manos de Lara en sus mejillas, sujetando su rostro lo obligó a mirarse fijamente. Poco a poco el calor surgió en sus mejillas ya imaginándose sus mejillas sonrojadas.

—Eres demasiado hermosa —dijo en un tono decaído con sus ojos brillando—. Tan hermosa que todos están viéndote todo el tiempo, todo el mundo te quiere y yo no puedo competir con tanta gente.

Su confesión hizo que el corazón de la chica se apretujara de la ternura, no entendía como en una situación de tal carácter Tanaka seguía pareciéndole de lo más tierno. Aún sujetando su rostro se puso de puntillas para atraerlo y dejar un corto beso sobre su frente llenando de calidez el corazón de su novia ante tal muestra de afecto.

—No tienes que competir con nadie, Ryuu, tú ya ganaste hace tiempo —asegura con su rostro aún a centímetros del suyo. Viendo que el chico ponía un puchero en sus labios empezó a acariciar sus mejillas con sus pulgares—. Puede que todos me miren a mí pero yo sigo mirándote a ti.

Sus labios empezaron a temblar haciendo que apretara con fuerza sus ojos tratando de mantener las lágrimas dentro, sin una pizca de éxito. Sentía la suavidad de su toque secando cada lágrima que rodaba por sus mejillas.

Finalmente el chico se rompió y se dejó caer en un abrazo escondiendo su rostro en su hombro, apretaba su agarre en su cintura mientras sollozaba entre sus brazos.

—Ryuu, nunca podría cambiarte por nadie más, ¿entendido? —Hablaba con un tono más bajo cuando sintió su llanto calmarse, al separarse de él vio la punta de su nariz roja lo que la llevó a posar sus labios sobre esta—. Eres el mejor del mundo y te quiero con todo mi corazón, sin importar cuántas confesiones reciba, ninguna flor, carta o dulce que reciba me harán dejarte.

— ¿Lo prometes? —Fue el turno ahora de Lara de apretar sus labios tratando de no echarse a llorar con él.

—Por supuesto que lo prometo, bebé, no hay nadie que haría que apartara mi mirada de ti —aseguró dando un último beso sobre sus labios, pasando ahora a su mejilla la cual estaba helada. Ahora vamos a casa antes de que nos congelemos.

Mientras caminaban la chica notó un cambio extremo en la actitud de su novio, siendo algo súper extraño que Tanaka pasara tanto tiempo callado y todo lo que calló ahora lo estaba hablando hasta por los codos.

Habían cambiado de ruta para pasear en lugar de irse a casa aprovechando la tarde libre. Caminaban juntos por la nieve en el parque, Lara veía de reojo al chico mientras lo escuchaba hablar con sumo entusiasmo de las prácticas y de anécdotas de los jugadores de primer año.

Esa era la forma en la que quería a su novio; feliz, entusiasmado, ruidoso y sin inseguridades. Haría lo que estuviera dentro de sus manos para mantenerlo de esa forma todo el tiempo que le fuera posible.

¡Bebés, llegamos con el primer pedido!

Espero que a mi preciosa que hizo el pedido le haya gustado al igual que todos quienes lo leyeron, esperaré sus comentarios.

Ya tengo hecha la lista de los pedidos que me han hecho, estoy bastante entusiasmada y agradezco todos sus pedidos. Déjenme decirles que tienen unas ideas increíbles, por lo que estaré trabajando en cada uno de estos pedidos para complacerlos.

¡Hasta la próxima, mis bellezas!

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