Oikawa Toru
Escenas levemente subidas de tono
El gran estampido resonó en todo el apartamento ante la patada que recibió la puerta, a penas puso un pie dentro del lugar Amane dejó caer las dos bolsas al suelo ignorando totalmente las escandalosas carcajadas del castaño detrás de ella.
Desde los sillones los otros tres no hicieron más que suspirar ante la espera de que aquella discusión entre ambos explotara.
― ¿De verdad estás celosa, osita? ―Cuestionó en tono de burla, recogiendo los bolsos para dejarlos en un lugar seguro.
Como respuesta obtuvo una risa dolorosamente sarcástica de su parte antes de que girara para verlo― ¿Celosa? ¿Crees que estoy celosa? ¡Te pusiste a coquetear con una jodida rehén, imbécil!
― ¿Querías que coqueteara contigo entonces?
Sin decir nada, Amane se impulsó y estrelló el puño contra el hombro del otro sin importarle el quejido de dolor de su parte. Se había contenido demasiado bien durante todo el camino, pero no se salvaría ahora que estaban en un lugar seguro.
Ahora el puñetazo aterrizó en su estómago resultando en Oikawa soltando las bolsas al quedarse sin aire y sin tiempo de reaccionar cuando la chica tomó un puñado de su cabello para jalar de este hacia abajo, dejándolo casi arrodillado frente a ella pero sin perder su sonrisa.
―Si vuelves a arriesgar un atraco por tus hormonas, juro que te asesinaré con mis propias manos. ¿Entendido? ―Gruñó, jalando de su cabello para que este pudiera verla directamente al rosto y asintiera sin dudarlo― ¿Algo más para decir?
―Jala más fuerte ―gimotea cerrando los ojos y echándose a reír a la vez que Matsu cuando esta le propinó una patada que lo dejó tirado en el suelo.
Pasó de largo el sillón donde sus otros tres amigos quienes veían con diversión el canal de las noticias que cubría el reciente robo al banco, recalcando el «los atracadores han huido».
Siendo que los atracadores acababan de llegar a su "escondite", con uno entre risillas y la otra dirigiéndose hacia su habitación. Y las bolsas repletas de dinero aún tiradas en el suelo.
―Deja de complicarle tanto el trabajo a Ama-chan ―lo regañó Iwaizumi al verlo dejarse caer en uno de los sillones individuales.
―Niega que se ve hermosa cuando está enojada ―dijo de manera risueña haciendo que el otro tan solo rodara los ojos mientras sacudía la cabeza―. Nunca me voy a cansar de molestarla.
―Pues espero que no te canses tampoco de las palizas que te va a propinar si la sigues pinchando ―asegura Hanamaki burlón.
Acomodándose en el sofá, Oikawa se sentó derecho para ver de frente a los otros tres, en específico viendo a los ojos a Maki.
―Si nunca te ha golpeado Amane, aún no has vivido correctamente.
―La verdad prefiero una caricia suya, es más satisfactorio ―afirmó soltando una carcajada―. Además prefiero que me jale el pelo en otra situación.
Tan solo tres segundos transcurrieron antes de que el castaño se pusiera de pie y corriera hacia el otro sofá para echarse sobre su amigo, llevando las manos hacia su cuello consiguiendo que incluso tirara hacia atrás el mueble luego de que Matsukawa e Iwaizumi se pusieran de pie en el momento justo para escapar de aquella riña de gatos.
Estos dos optaron por buscar las bolsas de dinero para proseguir a contar la recompensa que sus compañeros habían obtenido para ellos.
―Espero que ustedes me hayan guardado comida o me voy a molestar con alguien aquí. ―Apareció la fémina, pasando junto a los dos chicos rodando por el suelo entre golpes.
― ¿Cómo no guardarle comida a la princesa de la casa?
Con una risilla envió un beso hacia Matsu quien le guiñó el ojo mientras esta se dirigía a la cocina para recalentar los trozos de pizza que estaban en el horno microondas, bufando cuando escuchó un grito de Maki, fastidiada al saber que tendría que ser ella quien los separara.
Cargando el plato con pizza se dirigió de nuevo a la sala, encontrándose con Oikawa manteniendo al pobre de Hanamaki inmóvil en el suelo mientras este manoteaba para liberarse.
― ¿Traje mucho dinero, Issei? ―Inquirió burlona, tomando asiento entre los dos mientras estos contaban aún los billetes.
―Te he visto hacerlo mejor, bebé ―asegura aguantando la risa ante ceño fruncido.
―Eso es porque me enviaron con el peor compañero, para la próxima ven tú conmigo.
Escuchando el claro coqueteo de parte de Amane, Toru soltó por fin a su compañero para acercarse a la mesa colocándose detrás de la chica para robar uno de sus trozos de pizza, moviéndose con la suficiente rapidez para esquivar el golpe de su parte.
Este aprovechó para estirar el brazo y adueñarse de unos billetes contados por Matsu―. Esto es por el puñetazo que recibí de parte del seguridad del banco.
―Si no pones ese dinero de nuevo en la mesa, la vas a pasar mal ―gruñó Amane entre dientes, dejando el plato sobre la mesa para girarse a verlo.
Sin poder evitarlo, Oikawa se emocionó más al ver su enojo flotando de nuevo. Moviendo la mano lejos de la suya en tres ocasiones hasta que con rapidez metió los billetes dentro de su pantalón consiguiendo paralizarla.
Soltó una risa burlona ante la gélida mirada que este le propinó.
― ¿Estás tan desesperado de atención femenina que tienes que recurrir a estas niñerías? ―Inquiere en un falso tono de preocupación que hizo reír a sus dos compañeros.
― ¿Hasta cuando piensas negar las ganas que tienes de meter la mano dentro de mis pantalones?
―Preferiría cortarme la mano antes de tocarte ahí abajo, tontokawa.
Toda esta "disputa" se llevaba a cabo mientras estos se acercaban cada vez más de forma amenazante, al menos de un lado.
La tensión podía cortarse con un mísero cuchillo de mesa, aunque tensión muy diferente ya que mientras la Amane se contenía de dejarle un ojo morado, Oikawa no soportaba las ganas de chocar sus labios contra los suyos.
―Si se pelean, por favor aléjense del dinero o yo mismo los asesinaré ―advirtió Iwaizumi dando por finalizada la guerra de miradas cuando ella se giró para seguir comiendo en paz.
[...]
La música retumbaba en aquel cerrado lugar causando que la cabeza del castaño le amenazara con estallar. Si que era fastidioso estar en un club sin una gota de alcohol en su sistema.
Rodó los ojos tal vez por quinta vez cuando vio a Matsukawa coquetear con las dos chicas risueñas a sus costados y a Hanamaki bailando unos metros más allá. ¿Acaso era solo él quien estaba enfocado en aquella misión?
Cambió el peso de su cuerpo al otro pie empezando a dar golpecillos con el otro.
― ¿Cuánto va a durar esto? ―Se quejó al aire solo consiguiendo fastidiar a Iwaizumi al otro costado de la puerta.
―Lo que tenga que durar ―asevera, acomodando el pinganillo en su oreja para escuchar mejor lo que sucedía adentro.
Aquella misión no era nada fuera de lo común para ellos y al menos para Amane, era uno de sus modus de atraco favorito. No había nada mejor que vestirse bonito, coquetear con el más rico del club y sacarle todo lo que pudiera.
Claro que mientras ella hacía todo el "trabajo sucio", sus compañeros tan solo debían esperar como sus guardaespaldas en la espera de que algo saliera mal, o mejor dicho esperando que nada saliera mal.
Pero para Oikawa no era más que una tortura tener que escuchar toda la conversación directo a su oído, aguantando las ganas de vomitar cada vez que la asquerosa voz del baboso se colaba hacia su tímpano.
¿No podía callarse y dejar que Amane susurrara de forma picara en su oído?
Hasta que una frase terminó de ponerle los pelos de punta.
«¿Por qué mejor no te quitas ese lindo vestido?»
De inmediato supo que había sido muy obvio cuando en un segundo tuvo a Iwaizumi frente a él para evitar que se fuera al ver sus claras intensiones.
―No la cagues, Oikawa, piensa con cabeza fría.
―Cabeza fría mis cojones, con que le toque un pelo le corto la polla ―gruñó siendo empujado de nuevo hacia la pared.
«Enséñame lo que esa boquita puede hacer»
Su respiración empezó a volverse cada vez más pesada conforme las frases se hacían más asquerosas y escuchaba como el forcejeo se intensificaba.
Sabía que aunque su sangre estuviera hirviendo no podía hacer absolutamente nada hasta que Amane no les diera una clara señal de una intervención de su parte, cosa que nunca pasaba pues solía terminar con su trabajo mucho más rápido que ahora.
Ella lo mataría si arruina las cosas.
"Que me sueltes, idiota"
Y esa fue la gota que derramó el vaso.
El cerrojo de la puerta casi sale volando cuando Oikawa estalló su pie en la puerta, empezando a resoplar cuando vio la imagen de Amane acomodándose la parte superior de su vestido sin éxito ya que parecía roto, esta alejándose del hombre que ante la interrupción se puso de pie profiriendo vulgaridades por aquí y por allá.
Claro que no dijo palabra alguna luego del primer puñetazo que aterrizó sobre su rostro tirándolo al suelo nuevamente, siendo de seguido de otro, otro y otro... Y muchos más.
―Deja de golpearlo y sujétalo ―ordenó la fémina de forma tajante, algo sorprendida de ver a este detenerse por completo al escucharla.
Luego de que Iwaizumi "cerrara" la puerta cuando su compañera empezó a escarbar en los bolsillos del hombre y adueñarse de cada pertenencia de valor de este, lanzando las llaves del lujoso auto a Hajime cuando se puso de pie al terminar su labor.
―Llévalo al depósito y dile a los chicos que nos vamos ―dijo hacia su compañero quien de inmediato dio una vuelta para salir del salón privado―. Y tú deja al hombre y vámonos.
Ahora sí que Oikawa pasó por alto sus palabras y siguió con su tarea de desfigurar lo máximo posible el rostro de aquel patán, no fue hasta que un jalón en su brazo lo hizo detenerse al ponerlo de pie a base de insultos.
Limpió la sangre en su rostro con el dorso de su mano y, no sin antes darle un último vistazo al ensangrentado rostro del hombre, se giró quitándose la chaqueta para cubrir a su compañera quien debía mantener el vestido con su mano para cubrirse el pecho.
―Era uno de mis favoritos ―se quejó una vez que salieron del lugar, dándose cuenta que solamente estaba el auto de Oikawa por lo cual los demás ya debieron haberse ido.
A pesar de lo tenso de sus facciones, el castaño no dejó de soltar una corta risa sarcástica ante su comentario―. Yo te compraré 10 de esos vestidos en colores diferentes.
Una vez camino a casa, el silencio reinó dentro del vehículo solo escuchando el rugir del motor ante la gran velocidad a la que andaban.
Alejándose cada vez más de la ciudad, Amane se acomodó en el asiento conforme las calles se volvían más solitarias y más prolongadas, dejando que el sonidillo de la palanca de cambios la tranquilizará por alguna extraña razón.
Estaba inmensamente cansada por la intensa situación que había vivido momentos atrás, pero eso no le impidió girar la mirada hacia su "chofer" de ese día y analizarlo mejor; vistiendo una camisa negra con las mangas arremangadas hasta los antebrazos, con los nudillos aún manchados de la sangre ajena y las venas marcadas por la fuerza con la que este apretaba el volante del vehículo.
―Estaciona a un costado ―ordena de repente mientras se enderezaba en el asiento. Un confundido Oikawa la miró con rapidez para girar de nuevo a la carretera y ver que estaban casi en el medio de la nada―. ¿Acaso hablo en ruso? Estaciona el auto.
Sin pensarlo, frenó en cuanto pudo y dejó el auto a un costado al salirse de la calle, respirando hondo y cerrando los ojos en la espera de la paliza que la chica se había estado guardando por haberle arruinado el plan.
Pero entonces respiración se detuvo por completo cuando en lugar de un golpe lo único que sintió fue un peso apareciendo sobre su regazo al momento que se apagaba el motor del auto. Abrió los ojos de inmediato para encontrarse con el rostro de Amane a pocos centímetros del suyo, notando su cuerpo por completo tenso ante la repentina acción y aún más cuando esta llevó las manos hacia su cuello.
― ¿A dónde se fue toda tu confianza, osito? ―Su clara burla fue la luz verde para que las atrevidas manos del castaño se colaran hacia su espalda y la jalara aún más cerca de él.
No quiso siquiera cuestionar nada de lo que estaba pasando, no querría arruinarlo sin disfrutarlo antes y sin pensarlo se inclinó hacia ella para por fin juntar los labios con los suyos, soltando un suspiro por lo bajo ante lo muchísimo que había esperado para aquello.
¿Lo entendía? Para nada. Tan solo esa mañana ellos se estaban peleando por el control remoto del televisor y ahora se estaban besuqueando dentro de su auto como si uno de sus mejores sueños se tratara.
Sus manos subían y bajaban por su espalda desnuda bajo su espalda, disfrutando el leve tironeo que esta ejercía en su cabello todo esto mientras ambos balanceaban ―inconscientemente― sus caderas conforme la intensidad del beso subía.
Sentía que alcanzaba el nirvana en el momento que los besos de Amane empezaron a bajar hacia su mandíbula y seguido su cuello, escuchándola reírse por lo bajo cuando este no pudo aguantar un jadeo ante el chupetón sobre su cuello.
¡Ring! ¡Ring! ¡Ring!
El escandaloso timbre del celular de Oikawa interrumpió aquel momento, pretendiendo ignorarlo hasta que fue ella quien lo tomó al ver el nombre de Iwaizumi en la pantalla, contestando y poniendo la llamada en altavoz.
― ¿Dónde se supone que están? ―Pregunta a penas se inició la llamada.
―Tuvimos que hacer una parada técnica para darle una merecida paliza a tontokawa ―dijo Amane sin dudarlo, mirando con sarcasmo a su compañero.
Aún mantenía una mano en su nuca y pasaba la yema de los dedos de un lado a otro, justo en el momento que una de las manos traviesas de Oikawa abandonó su espalda y empezó a subir desde su rodilla hacia su muslo, mordiéndose el labio para no reír cuando esta clavó las uñas en la sensible piel de su cuello.
―Solo les aviso que acabamos de llegar a casa, el auto ya lo tiene Jesse y ya le quitó el GPS.
Mientras escuchaba a Iwaizumi del otro lado del aparato, Amane aguantaba las ganas de darle un golpe al otro que estaba muy entretenido rozando con suavidad pequeños espirales en la parte interna de sus muslos.
―Perfecto, yo solo espero que el idiota se recomponga para ir directo a casa. Espero que me guarden comida al menos a mí ―trató de bromear para que este no sospechara y acto seguido cortó la llamada. De inmediato llevó ambas manos al cuello de Oikawa empujándolo contra el asiento―. ¿Te has vuelto completamente demente?
― ¿Me detengo, osita? ―Inquiere procediendo a apretar aquella zona, rozando la nariz contra su cuello para ponerle la piel de gallina.
Aún con la manos en su cuello, le echó la cabeza hacia atrás para verlo de frente, sintiendo que algo dentro de ella se retorcía cuando vio sus mejillas enrojecidas y los ojos brillantes, con una sonrisa ladina que trató de borrarle apretando las manos pero consiguiendo tan solo que este cerrara los ojos y soltara un suspiro de gusto.
―Eres un completo masoquista, Toru ―se burla con diversión al sentir como algo bajo ella crecía ante sus acciones.
―Me has hecho un masoquista, eso es muy diferente ―asegura con la voz temblorosa y apretando las manos en la piel de sus caderas―. Así que deja de ser tan mala persona y no juegues conmigo.
―Pero si te fascina, ¿o no? Aunque si quieres que tan solo me detenga...
Con su cuerpo actuando por voluntad propia, Oikawa llevó la mano hacia la palanca que dejó reclinar el asiento lo máximo posible, ahora con la chica completamente apoyada sobre él mientras continuaban nuevamente con su beso mucho mas intenso y descuidado que antes.
Las ventanas polarizadas se encontraban por completo empañadas a causa de sus gemidos y jadeos, viviendo una de las mayores fantasías del chico mientras que sus compañeros seguían esperándolos para cenar juntos.
Amaneあまね: El sonido de la lluvia
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¡¡HOLA!!
Mis amores bellos de mi vida, personitas hermosas y preciosas las extrañé tantísimo, no se hacen una idea. He vuelto de entre los muertos, espero que les emocione mi regreso tanto como a mí.
Hay tantísimas explicasciones que debo dar pero por el momento tan solo me disculpo trayendo 10 one shots como compensación por mi ausencia. Son sus pedidos que me habían quedado pendientes y el último un regalito de mi parte, espero que les hayan gustado.
Me emociona decir que oficialmente ya no estoy en la universidad pues ya soy una chica graduada oficialmente y justo ahora me encuentro trabajando. Puede que no tenga tanto tiempo como antes pero definitivamente tengo menos estrés que antes por lo cual se me facilitará escribir en mis tiempo libres nocturnos, así que procedo a anunciar lo que muchos esperaban (ojalá):
¡Los pedidos se encuentran abiertos de nuevo!
Ya saben el proceso; especificar el nombre, la temática o escenario, nombre de la o el protagonista y hacer el pedido por comentarios o mensajes directos.
También quiero informarles que les he preparado una nueva sorpresa para los amantes del anime pues tengo también unos cuantos one shots escritos en mi nuevo libro de "Anime One Shots" y dependerá totalmente de ustedes la fecha de subida de este libro.
Yo creo que con 50 votos en este capitulo estará bien para publicar el primer capitulo de esa nueva historia. Así que queda todo en sus manos.
¡Hasta la próxima, mis bellezas!
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