MSBY

Advertencia: Leve spoiler del manga

Soltó una risa viendo a Hinata llegar corriendo y gritando hacia ella, haciéndola presionar el botón para marcar su tiempo en el cronómetro.

—Se suponía que era solo trotar, chicos —se mofó presionándolo de nuevo cuando el bicolor corrió frente a ella.

Volvió a apretar el botón cuando el líbero pasó también corriendo casi sin poder frenar por su cuenta. Cualquiera diría que aún eran jóvenes de preparatoria si los viera calentar así.

—Sabes que todo es una carrera para ellos —asegura Adriah llegando a su lado mientras trotaba con Atsumu, asomando su cabeza por su libreta para ver el aparato—. ¿Cuánto fue mi tiempo, mejor que antes?

—En realidad creo que el entrenador Samson con varias botellas de sake encima habría tardado menos —dijo haciendo carcajear al colocador mientras se burlaba de su compañero.

—No bajes su autoestima, luego va a jugar peor que de costumbre —comentó el capitán del equipo trotando casualmente frente a ellos.

Ambos chicos siguieron a Shugo camino al gimnasio, uno casi ahogándose de la risa y el otro aún balbuceando lloriqueos y quejidos hacia el capitán.

Apartó entonces la mirada de los jugadores para girar encontrándose con la figura del último jugador que faltaba por llegar, una sonrisa surgió sin poder evitarlo mientras formulaba alguna broma para decirle.

—Wow, Sakusa, no me dijiste que querías mejorar tu record. Estoy verdaderamente impresionada —bromea cuando este llegó casi caminando hacia ella sin siquiera detenerse mientras le enviaba una mala mirada.

—Solo cállate —pudo oírlo mascullar por debajo de la máscara al verla caminar a su lado.

En el momento en que el equipo entró al gimnasio, del mismo salía el grupo de dos hombres y una mujer que se despedían del entrenador. A juzgar por los trajes y la camioneta negra que los esperaba afuera, o eran parte de la mafia o tan solo eran los patrocinantes de los que el hombre tanto había hablado.

—Será un placer recibirlos nuevamente en el partido, estos muchachos les mostrarán lo talentosos que son —soltó con una sonrisa palmeando la cabeza del líbero una vez que todos habían entrado.

—También esperaremos con ansias su partido, entrenador. —Y con esa última frase los empresarios subieron al vehículo y se perdieron por la calle.

Todas las miradas viajaron desde la parte trasera de la camioneta hacia el entrenador del equipo quien, presintiendo la lluvia de preguntas, aplaudió de forma sonora antes de hablar nuevamente.

—No es hora de holgazanear, tienen una semana para estar en su mejor forma e impresionar a esos patrocinadores —los jugadores asintieron ante la frase y sin esperar ningún tipo de orden de su parte, todos giraron y se dirigieron hacia la cancha donde algunos asistentes ya habían sacado las cestas con los balones—. Demuestren porqué son parte de la generación de monstruos.

Dirigiéndose hacia cinco de los presentes, lanzó al aire un incentivo extra que se empezó a notar en cada uno de sus remates y colocaciones. Los zapatos rechinaban con los saltos y los pasos de los jugadores, a cada instante se escuchaban los golpes por el contacto entre sus manos y los balones, el golpe al caer al suelo y los apresurados pasos de los asistentes quienes se apresuraban a recoger cada una de las esferas.

Prácticamente no recibían indicaciones por parte del entrenador, no era esa la manera de entrenamiento del hombre que se encontraba en el segundo piso observándolos con detenimiento.

Pero si había alguien que de vez en cuando soltaba sus consejos al aire.

—Intentar esa técnica no sirve si no giras todo tu torso, Shoyo —alzó su voz una vez que el pelinaranja cayó al suelo algo avergonzado, ¿cómo lo había notado?

Kurosawa Majime, quien junto a cuatro de los jugadores formaba parte de la "Generación de Monstruos", si, siendo solamente la mánager de Shiratorizawa. A la chica se le atribuía mucho el buen desempeño que el equipo de la academia había tenido en sus tres años como la mánager, y a pesar de no haber asistido a las nacionales en su último año en su puesto, se la había considerado como una de las piezas más importantes del equipo.

Había aprendido todo lo que pudo del entrenador Washijo, yendo en muchas ocasiones más allá de lo que su puesto como mánager le exigía. Varias veces había sido reprendida por ayudar a practicar a los chicos de 1° y 2° hasta tarde en la noche, sin embargo esto en vez de detenerlos había llevado a Goshiki a llegar a su casa luego de la escuela rogando por ayudarlo a entrenar en el patio de su hogar donde, luego de que Shirabu se enterara, terminaron yendo casi todos los chicos a practicar los días que el entrenador les daba para descansar.

Muchos la consideraban una entrenadora asistente más que una simple mánager, ella había prácticamente sacrificado su vida social por el voleibol, mucho más que algunos jugadores. Los maratones de horas y horas seguidas viendo partidos tanto de sus rivales como de equipos cuyos jugadores seguramente ya habrían fallecido por lo antiguos que eran, pues para ella todo sumaba, cada partido eran jugadores nuevos, jugadas nuevas, técnicas nuevas, información que podría ayudar a los chicos de su equipo a ser mejores cada vez.

Sus menciones honorables habrían sido la causa de que acabara siendo reclutada como la entrenadora asistente de los MSBY Black Jackals, donde aún no llevaba demasiado tiempo pero de igual forma ya conocía de pies a cabeza a todos los jugadores, todas sus fortalezas y debilidades, conocía sus formas de jugar mejor que ellos mismos.

Y por supuesto que se daba cuenta cuando intentaban algo nuevo.

—Esa técnica no funciona si solo usas tu brazo, todo tu torso tiene que girar al mismo tiempo como lo hace Suna —explicó imitando la posición que describía, bajo la atenta y brillante mirada de Hinata—. Si lo practicas unas cuantas veces estoy segura que lo lograrás.

—Pasaré por alto lo mucho que pareces conocer y recordar las técnicas de mis compañeros —Atsumu se acercó a ellos con una sonrisa ladina.

La chica soltó una pequeña risa antes de palmear su hombro—. Querrás decir lo mucho que conozco las técnicas de todos, incluso de ti. Sé hasta cuando pasos das antes de un saque, Sumu.

Un escalofrío viajó por la columna del joven al escuchar su apodo en un tono tan malvado, aunque no tuvo siquiera tiempo de reclamar porque otro de los rematadores llegó a escena.

— ¡Eso es genial, Majime! ¿Cómo puedes recordarlo todo? Es como, como... ¡un súper poder! —De nuevo se le hizo imposible no reír con ternura por la emoción de Bokuto.

Por mucho tiempo ella misma se había hecho todas esas preguntas: ¿por qué esforzarse tanto? ¿Por qué llegar tan lejos? No es como si ella fuera una atleta en sí, sin importar cuando se destacara sus esfuerzos no la llevarían a una beca universitaria ni nada por el estilo, eso es lo que siempre le decían.

"Sabes absolutamente todo sobre el voleibol, ¿por qué simplemente no lo juegas?"

—Siempre me encantó la expresión en sus rostros cuando ganaban —dijo sin más dejándolos confundidos, incluso los otros jugadores habían aprovechado el pequeño momento libre para acercarse al grupo o prestarle un poco más de atención a su charla—. Estaba con ellos cada día en sus prácticas, los veía entrenar arduamente y los ayudaba en todo lo que estuviera en mis manos, sabía lo mucho que se esforzaban y por esto me rompía el corazón cada vez que perdían. Sentía que era mi culpa, que quizás pude haber hecho algo más, quizás si los ayudaba un poco más ellos hubiesen ganado.

»Pero cuando ganaban... Cuando ganaban sus rostros se iluminaban, por un instante no importaban todas las noches en vela, todo valía la pena por ver sus expresiones brillando.

Viendo la sonrisa en el rostro de la joven, todos sintieron como el ambiente se aligeraba, sus ánimos subían y sus pechos se llenaban de orgullos de poder decir que contaban con Majime en su equipo.

— ¿También nos harás brillar a nosotros, o eso solo contaba para tus compañeros de la academia?

Intercambió miradas con el capitán antes de cruzar los brazos y seguirle el juego—. Pues ustedes también tendrán que poner de su parte, ¿creen que podrían seguirme el paso?

Bokuto y Hinata fueron los primero en reaccionar, exclamando con emoción lo mucho que se esforzarían, corriendo mientras jalaban a Atsumu de nuevo a la red para que siguiera pasándoles balones y mostrar todo su entusiasmo en cada uno de sus remates.

[...]

La noche había llegado más rápido de lo que esperaban, trayendo consigo el fin de la práctica de ese día.

Los chicos se estaban cambiando para irse todos los juntos a la posada que sería su hogar en la semana que se preparaban para aquel juego tan amistoso pero tan importante al mismo tiempo. De igual manera la chica se encontraba cambiando su conjunto deportivo por algo no tan cómodo y casual como sus compañeros.

En el momento en que Hinata abrió la puerta y prácticamente saltó todos los escalones, los cuatro pares de ojos se posaron sobre ella. Había cambiado sus zapatillas deportivas por unos zapatos negros más elegantes, ya no tenía su uniforme negro y en su lugar yacía un bonito vestido negro sobre unas medias del mismo color.

Por unos instantes todos quedaron sin palabras, incluso Sakusa lucía más callado de lo usual, como si eso fuera muy fácil de decir. Una pequeña exclamación del más joven de todo fue lo que rompió el silencio.

—Wah~ Majime-san, se ve...

—Increíble —dijo Atsumu terminado la frase que el más bajo había dejado en el aire—. ¿Dónde se supone que vas vestida tan espectacular sin invitarnos también? ¿Hay alguna fiesta de la que no sepamos?

—En realidad voy a una cita —anunció ahora si pudiendo escuchar con claridad las exclamaciones de sorpresa y desagrado de tres de ellos haciéndola reír, anticipando también la lluvia de preguntas que se avecinada—. Prometo contarles todo cuando llegue, pero llego tarde.

No pudo adelantarse un metro siquiera antes de escuchar la voz de Sakusa llamándola—. Espera —al momento de detenerse y girarse, el pelinegro ya se encontraba frente a ella y en un abrir y cerrar de ojos este había colocado la chaqueta de su uniforme sobre sus hombros cerrándola en su cuello para cubrirla bien—. Hace mucho frío como para salir sin abrigo.

—Oh, en realidad estoy bien, Omi-kun. Si tuviese frío hubiese... —dejó su frase sin terminar al ver la pulcra expresión en su rostro—. Gracias. Hasta luego, chicos.

— ¡Pediremos mucha comida, no tardes! —Sonrió nuevamente ante el grito de Bokuto mientras apretaba la chaqueta de Sakusa a su cuerpo.

Sonaba como una gran idea regresar con los chicos a la posada y llenarse el estómago mientras reía con sus ocurrencias, pensaba entonces en el chico que debía estarla esperando en el restaurante.

Quizás no eran sus amigos, pero al menos si disfrutaría la noche con un lindo chico mientras se llenaba el estómago de comida deliciosa.

[...]

No, había sido una terrible idea. Media hora después, sentada sola en la mesa de aquel restaurante se recriminaba el no haber dado la vuelta e irse con los chicos.

Era la segunda taza de té verde que la mesera le servía mientras esperaba a su acompañante, a quien la chica en su mente le había dado 10 minutos para llegar o ella se iría del lugar.

La risa de la pareja sentada en la mesa contigua parecía reírse de su desgracia haciéndola gruñir por lo bajo—. Mejor que sean cinco minutos.

Como si su amenaza al aire hubiese sido escuchada, en su campo de visión apareció el chico a quien tanto había esperado.

Unos jeans oscuros y una chaqueta de del mismo material sobre una camiseta blanca. Quiso mantener su expresión de enojo aunque fue completamente imposible con él luciendo de esa forma.

—Lamento la tardanza, mi turno en el trabajo se extendió un poco —se excusó tomando asiento mientras sacudía su cabello con una mano—. Espero que no hayas tenido que esperar mucho.

«He estado media hora sentada aquí sola mientras todos me miraban con lástima»

—Para nada, en realidad las prácticas se alargaron más de lo que esperaba y acabo de llegar. Pensé que terminaría llegando tarde —mintió descaradamente con una falsa risita nerviosa. Quería golpearse por actuar de esa forma, sentía tan estúpida ¡pero no podía evitarlo!

Luego de que el mesero llegara a pedir su orden la cita continuó con viento en popa, su charla había surgido sin problemas.

Hablaban de cualquier tema que se les pasara por la cabeza, desde los compañeros de equipo de la chica, hasta los tragos que este preparaba en el bar. Todo parecía ir de maravilla hasta que el chico decidió tocar cierto tema que levantaría un poco de sospechas en Majime.

— ¿Así que no tienes novio? —cuestionó con media sonrisa mientras se llevaba el vasito lleno de sake a la boca.

— ¿Me veo como la clase de chica que vendría a una cita si tuviera novio? —trataba de seguirle el juego aunque un poco fastidiada ya que era la segunda vez que preguntaba lo mismo— ¿Acaso tú tienes novia?

—Ya no —respondió soltando una risita que a la chica ya no le parecía tan irresistible como un rato atrás—. Terminé con ella hace unas semanas, estaba algo desquiciada siendo sinceros.

Ese comentario, ese simple comentario que dejó flotando cuando se disculpó para atender una llamada, fue lo que encendió todas sus alarmas.

Había tratado de no prestarle atención a la actitud un poco egocéntrica que el chico tenía y que claramente no había notado en el tiempo que hablaron por celular, sin embargo cada vez las señales se hacían más obvias y difíciles de ignorar. El chico conforme pasaban los minutos iba pareciendo más un completo patán que el príncipe azul que ella se había imaginado.

Su celular vibrando devolvió su atención al lugar donde estaba, tomando el aparato para revisar el mensaje que acababa de recibir. Se trataba de una fotografía y un mensaje de voz en el chat con Shoyo, por lo que con rapidez abrió la conversación poniendo una sonrisa en sus labios al ver la fotografía.

Acto seguido optó por bajarle considerablemente el volumen al celular para ponerlo contra su oreja y escuchar el audio.

—¡Maji-chan, tardas demasiadooooo! —Agradeció su idea de ponerle un volumen tan bajo cuando lo primero que escuchó fue el grito de Bokuto— ¡Tienes que venir y decirle a Tsum-Tsum que me devuelva mi botella!

—¡Ya estás demasiado ebrio! —Puedo escuchar ahora la voz del armador acompañada por la risa de cierto pelinaranja justo antes de que el mensaje de voz se cortara.

Alejó de nuevo el celular de su oreja y empezó posar sus dedos sobre la pantalla escribiendo un mensaje para todos justo cuando la pantalla se volvió negra apareciendo el símbolo del relámpago rojo que indicaba que la batería acababa de morir.

Se mordió el labio regañándose por haberse metido tanto en el partido que hubiese olvidado poner a cargar el aparato.

— ¿Te aburriste mucho en mi ausencia?

Quizás si hubiese dicho algo así al inicio de la cita, sus mejillas se hubiesen sonrojado, pero justo en ese momento, luego de cambiar el restaurante por un bar cercano, luego de pensar que, ya que ellos habían hablado hacía meses y según sus palabras había terminado con su novia "hacía unas semanas", significaba que coqueteaba descaradamente con ella mientras tenía una relación, lo único que quería hacer era volver a la posada a la que tuvo que ir en primer lugar.

Ayudar a Atsumu y Sakusa con un Bokuto ebrio no sonaba como un mal plan después de todo.

—Disfrutaba de la música. —Mentira de nuevo, ni siquiera se había detenido por un momento a identificar qué tipo de música sonaba en el local—. Oye, en serio disfruté de la noche pero ya se hizo muy tarde y mañana hay prácticas muy temprano.

—Ouch, ¿me abandonas? —se mofó poniéndose de pie detrás de ella mientras dejaba unos billetes sobre la barra.

Se abrazó a sí misma al ponerse nuevamente la chaqueta de Sakusa, al momento de cruzar la puerta el aire gélido de medianoche caló por sus huesos. La calle estaba llena de gente ya que estaban en una zona llena de bares, discotecas y restaurantes, la vida nocturna estaba en su apogeo pero sabía que le esperaba un largo camino a la posada. Que luego de un viaje en metro aún debía caminar unos buenos 15 minutos a pie hasta la posada, en un área especialmente tranquila y solitaria por lo que había visto.

—Te noto nerviosa —apareció a su lado luego de verla observar una y otra vez a cada lado de la calle—. Te propongo un trato, yo puedo acompañarte a casa pero tiene que ser a mi casa, ¿qué te parece?

Dejó salir una risa sarcástica mientras giraba los ojos y empezaba a caminar en dirección a la estación del metro. Maldecía mentalmente de nuevo por no haber cargado su celular, tal vez podría llamar a cualquiera de los chicos para que fuera a buscarla, de verdad que odiaba sentirse una carga o siquiera tener que pedir un favor, pero sentía cómo la situación poco a poco se salía de sus manos.

—Oh, vamos, ¿ahora vas a ignorarme?

—Dije que tengo que irme —masculló apretando aún más la tela de la chaqueta en sus puños al sentir sus pasos apresurados detrás de ella—. Además conozco bien el camino, estaré de maravilla sola.

—No parece~ —canturrea caminando aún a su lado. Arrugó el entrecejo al sentir el aliento de alcohol salir cuando este empezó a reír—. No seas tan aburrida, acompáñame a casa.

—Ya deja de seguirme —gruñó sacudiéndose fuera de su agarre cuando este pasó su brazo por sobre sus hombros.

Justo en ese momento sintió algo de miedo, se desesperó pues por primera vez se sentía sola e indefensa, por primera vez no podía simplemente gritar y tener a cualquiera de sus compañeros a su lado en un instante.

Se formó un jaleó entre ambos ya que él, aún riendo bobamente, la sujetaba de los brazos mientras ella trataba sin éxito de liberar. En un instante hizo la nota mental de tomar lecciones de defensa personal lo más pronto que pudiera.

Sin embargo, quizás por suerte o destino, como siempre un salvador estaba para ella.

—Oye, ella te dijo que la dejarás en paz, idiota. —Un ápice de esperanza surgió cuando el chico aflojó su agarre por prestarle atención al dueño de la voz.

Sin pensarlo siquiera se alejó lo más rápido que pudo y corrió en dirección a la chica que venía con el recién llegado, esta la envolvió protectoramente con sus brazos colocándose detrás de su acompañante.

— ¿Acaso lo conoces? —preguntó con una voz calma al ver sus ojos brillantes.

Mordió su labio mientras negaba con la cabeza antes de responder—. Tuvimos una cita pero no quiere dejarme en paz.

Cerró los ojos con fuerza al ver el nuevo chico acercándose a ellas luego de jalonear al otro hacia el otro lado de la calle, forcejeando un poco en el proceso y haciéndolo caer "accidentalmente".

— ¿Estás bien? ¿Te hirió, te hizo algo? —Negó con rapidez asegurando que, fuera de los nervios, se encontraba en perfecto estado— Creo que lo mejor sería alejarnos de él por el momento.

—Tienes razón. Vamos, ¿vives cerca? Podríamos acompañarte a casa —dijo la castaña con una cálida sonrisa.

Suspiró por fin con paz mientras caminaba entre ambos, quienes se atrevería a decir que eran pareja y que por algún extraño motivo seguían pareciéndoles conocidos.

—Debo ir a Ogikubo, en cuanto llegue a la estación creo que estaré bien —asegura sin querer molestar tanto a quienes ya habían hecho demasiado por ella.

—Nosotros también debemos tomar el metro. Nuestra estación queda un poco más lejos así que podríamos ir contigo hasta que tengas que bajar en Ogikubo —se apresuró a decir la castaña cada vez con más emoción, girando entonces a ver al chico—. Si quieres incluso podríamos caminar contigo a casa para que te sientas segura.

—Oh, no, no, no. No quisiera molestarlos tanto, en serio yo...

—No hay ningún problema, ya es algo tarde —la interrumpió el chico, alzando la mirada para encontrar la iluminada fachada de la estación de metro. Pero al ver como la chica parecía aún reacia a aceptar su ayuda optó por hablar de nuevo—. Al menos llama a alguien para que te espere en la estación y te acompañe a casa. Nosotros estaremos contigo hasta que llegue alguien a acompañarte.

De inmediato la idea de llamar a Sakusa o Atsumu le pareció una salvación.

Agradeció una y otra vez cuando la chica le tendió su celular, luego de explicarle el estado del suyo, para marcar el número de alguno de los chicos y colocar el aparato sobre su oreja.

Pero entonces pensó en qué excusa les diría al contestar.

"Oye, ¿puedes venir a recogerme en la estación del metro? Es que el chico terminó siendo un patán, discutí con él y ahora estoy asustada hasta los huesos como para volver a la posada yo sola"

Sí, definitivamente no era la mejor idea empezar con eso.

— ¿Hola?

—Kiyoomi, que bueno que contestas, soy Majime —dijo con rapidez ante el tono confundido del chico, había sido un milagro que respondiera a un número desconocido—. Necesito pedirte un favor pero no puedes preguntar nada, prometo explicar todo cuando llegues.

— ¿Llegar? ¿Dónde estás? ¿Estás bien?

Suspiró escuchando la avalancha de preguntas que preveía venir—. Estoy bien, Omi, pero quería saber si podrías venir a buscarme en la estación del metro. Sé que tienes que estar cansado pero juro que no te lo pediría si no fuera una buena razón.

Se mordió el labio por los nervios viendo las puertas del metro abrirse y a la pareja entrando a este dándole un poco de espacio para que hablara.

—Estoy en camino —anunció y sin más colgó la llamada dejándola un tanto más tranquila, aunque igual se estaba preparando para el interrogatorio que le esperaba camino a la posada.

[...]

El viaje en metro fue más corto de lo que esperaba, se había calmado mucho más mientras hablaba con los ya no tan desconocidos pues charlando había descubierto que el chico había sido capitán de uno de los equipos a los que desgraciadamente nunca se enfrentaron.

Intercambiaron números cuando el metro se detuvo y abrió las puertas en la estación.

—En serio no me alcanzan las palabras para agradecerles.

—Tranquila, hemos dicho que no hace falta agradecer —asegura la chica sobando su hombro antes de verla ponerse de pie—. Hay que ayudar y proteger a quien lo necesite.

Tras una última mirada y un fugaz agradecimiento, bajó del metro a la estación casi vacía por las altas horas de la noche, no obstante no tuvo que esperar mucho para ver, o más bien oír, a su compañero.

Solo que no al que esperaba.

— ¡Majime-san! —giró extrañada viendo al pelinaranja corriendo hacia ella seguido de lejos por Sakusa y Atsumu.

—Shoyo, ¿qué haces aquí? —Aceptaba que era una pregunta un tanto tonta pero se cegó por los nervios de tener a más "detectives" en su interrogatorio.

—Vimos cuando Omi-kun salía y lo obligamos a traernos con él —responde el colocador llegando donde ellos estaban—. ¿Todo bien? Sabes que si te asustaba volver sola pudimos buscarte a tu cita.

—Ni hablar, me sentiría como una niña a la que sus padres buscan a la escuela —se apresuró a decir restándole importancia al asunto mientras caminaba fuera de la estación.

— ¿Por qué no llamaste de tu celular? —Mordió la parte interna de su mejilla ante la primera, de muchas, pregunta de Sakusa.

—La batería murió, olvidé cargarlo en el gimnasio. Pero una chica me prestó su celular para llamarlos.

— ¿Por qué no tomar un taxi?

—No tenía dinero.

—Nos hubieses pedido dinero al llegar a la posada. —Demonios, ¿por qué tenía que ser tan inteligente?— ¿Por qué tomar el metro sola y tenías miedo?

—No estaba sola —respondió apurando sus pasos sin darse cuenta, tratando de huir del chico.

— ¿Qué sucedió en esa cita? —Fue el turno ahora de Atsumu para intervenir en las preguntas.

—Nada.

Supo entonces que hubiese sido una mejor idea llamar a Hinata y que este fuese por su cuenta a buscarla. El chico lucía tan confundido por el interrogatorio que se estaba llevando a cabo que le decía sin lugar a dudas que este ni siquiera hubiese sospechado al decirle que solo temía volver sola.

No, pero ella tuvo que llamar a Kiyoomi, uno de los chicos que mejor la conocía y que casualmente trajera consigo a Atsumu. Era la peor combinación para ella en cuanto a esconder algo se trataba.

— ¿Qué te hizo ese idiota?

—Fue un idiota pero no me hizo nada —contestó la pregunta del pelinegro sintiendo como poco a poco este se fastidiaba más—. Es la mejor respuesta que les daré; fue un completo patán, estaba medio ebrio pero no me hizo nada. Encontré a una pareja y me acompañaron hasta la estación y viajaron en el metro conmigo, así que estoy de maravilla.

Sin siquiera mirar hacia atrás para ver si la seguían, empezó a caminar abrazándose aún a la chaqueta de Sakusa, aunque un par de pasos apresurados le advirtió que al menos el más bajo la estaba siguiendo.

—Maji-san...

— ¿Y si lo hubiese hecho? —el reclamo de Atsumu la hizo detener su caminar. Aquella era la primera vez lo escuchaba alzar la voz de esa forma, era la primera vez que lo oía verdaderamente molesto y un escalofrío recorrió su espalda al pensar que era contra ella— Dime qué hubieses hecho si intentaba algo, si trataba de abusar de ti, si trataba de llevarte con él. ¡Dime qué demonios hubieses hecho!

El silencio de la madrugada se hizo presente cuando todos se quedaron callados, los tres mirando a la chica y ella mirando fijamente el suelo bajo sus pies, tratando desesperadamente de no romper en llanto en un momento así.

Vino a su mente el fugaz recuerdo de la risa boba del chico, sus intentos por apresarla en sus brazos, el agarre en sus muñecas. Tuvo miedo, aún tenía miedo pero se repetía una y otra vez que era ella quien se había metido en ese tipo de situación.

—No sucedió nada —susurró siendo únicamente Hinata capaz de escuchar el temblor en su voz.

— ¿¡Y si hubiese sucedido!? —exclama de nuevo el colocador dando fuertes pisadas caminando hacia ella.

Pero toda su furia, todo el enojo se esfumó al ver la expresión en el rostro de su amiga, ver cómo contadas gotas caían de sus ojos y mordía su labio inferior para evitar que cualquier ruido saliera de su boca.

—Miya, cálmate. No es el momento, la manera ni el lugar —lo cortó Sakusa poniéndose entre ambos, alejando al chico empujándolo levemente—. Solo se hace más tarde y lo mejor es que volvamos a la posada.

—No parecía un mal chico —confiesa sorbiendo su nariz mientras secaba sus lágrimas con la manga de la chaqueta—. Siempre que hablábamos por celular era muy dulce y atento, no pensé que sería todo lo contrario. Fui una estúpida.

Ninguno de los chicos fue capaz, gracias al cielo, de ver el rostro sollozante de su compañera ya que Shoyo actuó por instinto y la rodeó con sus brazos dejando su rostro escondido en su pecho.

Los tres se quedaron atónitos escuchando por primera vez el llanto de la chica.

Sin importar lo mucho que bromearan y charlaran como buenos amigos, fuera de la confianza que infundía en cada uno de ellos, Majime seguía actuando como la "hermana mayor" que los cuida y protege a todos, incluso a Bokuto con quien compartía edad debía tratarlo incluso del nivel de Hinata.

Era confiada, inteligente, atrevida, enérgica, fuerte e intensa. Pero ahí estaba, desmoronándose en los brazos de Shoyo en una acera de un barrio tranquilo en el medio de la madrugada.

—Creciste junto a chicos, buenos chicos en los que siempre podías confiar —dijo de repente Sakusa con una voz calmada y suave, aún seguía sorprendido por la escena que estaba presenciando—. Dejaste de lado cualquier contacto con chicos fuera del club de voleibol y eso te llevó a sentirte en total comodidad estando entre hombres, confiaste tanto en ellos que no puedes concebir la idea de que allá fuera en el mundo haya hombres verdaderamente malos que no lo dudarían un segundo en aprovecharse de ti. —La única respuesta que obtuvo fue un sollozo más doloroso de su parte— Y eso no es tu culpa, ¿entiendes?

Ninguna palabra fue dicha luego del breve sermón de Kiyoomi, momentos después Shoyo logró calmarla lo suficiente como para caminar lo que restaba del camino hacia la posada. La mantuvo bajo su brazo en cada segundo pues por primera vez sentía que los papeles se habían volteado; ahora era ella quien necesitaba ser cuidada y protegida.

Mientras uno quien más callado y lejano se veía era, extrañamente, Atsumu. Desde su explosión de ira que desencadenó de una u otra forma en el llanto de la chica, su boca no había vuelto a ser abierta ni para suspirar. Él sabía que su enojo fue únicamente su manera de expresar el temor que sintió en ese momento, no supo controlar o expresar muy bien dichas emociones y terminó arremetiendo contra ella, la misma chica por la que tanto temía.

Al igual que los demás siempre la había visto como a un ser mitológico inmortal, siempre atenta a cada pequeño detalle, siempre impecable y fuerte, por lo que imaginar por un instante que hubo la más mínima posibilidad de que aquella diosa invencible fuese lastimada le cayó encima como una tina llena de agua helada.

No había momento en que no estuviera para ellos, entonces cómo podrían ellos no estar ahí cuando más los necesitaba.

—Voy a tomar una ducha. Gracias de nuevo —dijo una vez entraron al pasillo que dividía las habitaciones, quitándose con lentitud la chaqueta para entregarla a su dueño.

Tanto Hinata como Atsumu tuvieron la intención de seguirla, no sabían siquiera lo que harían o dirían pero un impulso los llevó a dar un paso tras ella, más ambos fueron sujetados de inmediato por Sakusa quien, sin decir palabra alguna, los soltó y entró a la habitación que compartían dejando la puerta abierta a sabiendas que lo seguirían quisieran o no.

En el piso yacía un aún dormido Bokuto, en una posición más extraña y torcida que antes, pero dormido al fin y al cabo. Cada uno empezó a colocar los futones en el suelo preparándose para dormir.

—Nunca había visto a Majime-san llorando —confiesa Hinata en voz baja poniendo su almohada sobre el futón que estaba junto al búho ebrio.

—Ninguno lo había hecho, Shoyo —dijo ahora Atsumu metiéndose bajo la colcha y girando su cuerpo hacia donde se encontraba la puerta.

—Tenemos que hacer algo, no podemos simplemente quedarnos de brazos cruza...

—Eso es lo que haremos —cortó de lleno el pelinegro recostándose junto al colocador—. Ella ahora necesita descansar.

Como siempre, ninguno pudo ni quiso discutir contra algo que Sakusa dijera, principalmente debido a que este siempre acababa teniendo la razón en todo.

De nuevo el silencio reinó ignorando los ronquidos de Bokuto, era tarde y debían despertar temprano y descansados para otro entrenamiento exhaustivo. Lo que necesitaban era dormirse y dormirse rápido.

Pero justo cuando los tres habían cerrado los ojos dispuestos a dejarse caer en brazos de Morfeo, la puerta fue abierta con suma delicadeza mostrando la silueta del cuerpo de la chica de pie cargando una almohada.

— ¿Puedo dormir aquí?

El primero en reaccionar con emoción fue Hinata quien se levantó de un brinco para buscar un futón extra y colocarlo justo entre ellos cuatro, quedando recostada junto a las cabezas de sus compañeros.

Atsumu se había sentado en el lugar viendo cada uno de sus movimientos luego de entrar en la habitación.

Nadie pidió explicaciones y ella no las tenía siquiera, tan solo agradeció al más joven y tomó lugar en el espacio que este le había acomodado. Abrazó su almohada mientras suspiraba con calma ante la tranquilidad de la habitación.

Un nuevo silencio, para más reconfortante, reinó en dicho cuarto. Shoyo tenía los ojos cerrados nuevamente pero con una sonrisa brillante en sus labios, mientras que los Atsumu y Majime tan solo miraban el techo del lugar sin decir palabra alguna.

—Cuando vayas a salir con alguien a quien nunca has visto en persona, debes decirle a alguien el lugar en donde se encontrarán y la hora en la que volverás —empezó a recitar Sakusa sin siquiera abrir los ojos—. Si deberás volver a casa tarde en la noche por tu cuenta, llama a alguien para que te acompañe, deja el estúpido pensamiento de que estás fastidiando a alguien.

Sus labios se fruncieron en un intento de no interrumpirlo ni con su respiración.

—Por favor, mantén siempre tu celular cargado y no dudes en llamarnos a la hora que sea si no te sientes a gusto en algún lugar. —Le sorprendió escuchar ahora al colocador que no le había dirigido palabra alguna desde su pequeño enfrentamiento— No eres una súper heroína ni mucho menos, no eres invencible así que no trates de resolverlo todo sin pedir ayuda. Si te sientes en peligro llámanos cuanto antes y estaremos ahí para ti, sea el momento y el lugar que sea.

Mientras hablaba, Atsumu se había levantado y caminó con cuidado hasta donde la chica se encontraba cubriendo su rostro con la colcha para ocultar su llanto, haciendo que este jalara de la tela para mostrarlo abriendo sus brazos en invitación a un reconfortante abrazo, a lo que ella sin dudarlo se lanzó a enrollar sus brazos por el torso del chico.

Viendo la situación, Shoyo, sin querer quedarse de lado, se acercó a ambos y recostó su mejilla contra la espalda de la mayor haciendo su mayor esfuerzo para reconfortarla.

—No creas en todo lo que la gente dice o muestra por un celular —la voz de Sakusa, quien ahora estaba sentado frente a ellos, volvió a escucharse en la habitación—. Sé que es difícil para ti pero tienes que desconfiar de todo el mundo hasta que tengas buenas razones para no hacerlo más. Los hombres allá afuera no son tus compañeros de voleibol, no te verán como una hermana protectora o una confidente, muchos tratarán de aprovecharse de ti en la más mínima oportunidad que se les presente así que tienes que aprender a cuidarte y a saber cuando tienes que ser protegida. ¿Entendido?

La chica se mantuvo en silencio calmando su leve llanto contra el pecho de Atsumu mientras sentía la cabeza de Shoyo en su espalda, aunque de pronto una caricia reconfortante sobre su cabello la hizo reaccionar nuevamente.

— ¿Entendido? —Asintió de inmediato ante el interrogante de Kiyoomi, moviendo su cabeza en búsqueda de más mimos de su parte.

Con algo tan simple como ser consentida y cuidada por tres de sus compañeros, le fue más que suficiente para sobrellevar una de las situaciones más desagradables que había tenido en mucho tiempo. Todo porque sabía que ahí no estaba en peligro, ahí no se encontraba sola, ahí nadie podría hacerle nada malo.

Ahí estaba en completa paz.

Majime (真面目) Proviene de la palabra japonesa para seriedad y sobriedad. Se le considera como una persona responsable en la que se puede confiar.

[...]

¡ W O W ! 5.930 palabras para mi regreso triunfal, espero que les haya gustado un montón y si no pues estaré más que encantada de leer sus comentarios.

No sé si les haya parecido un tanto aburrido o si esperaban algo diferente, pero traté de entretenerlos y educarlos un poco. Creo que está de más decirles algo cuando pueden y deben seguir las indicaciones de los bebés Sakusa y Atsumu.

Por favor, cuídense, cuídense, cuídense. Además de las precauciones por la pandemia que estamos atravesando, necesito que tomen precauciones al salir o al reunirse con alguien. Espero que luego de la pandemia, cuando volvamos a la "normalidad" y salgan de fiesta o a citas piensen de nuevo en los consejos que acaban de leer.

Más vale prevenir que lamentar, mis amores.

Pero ahora si me dejo de tanta seriedad y me despido por el momento diciendo algo que tenía tiempo sin comentar aquí y que también ustedes extrañaron:

¡Los pedidos están abiertos!

Si, por fin me he decidido a continuar y terminar ahora sí esta historia, y tomando en cuenta muchos de sus comentarios les aclararé unas cuantas cosas:

—Aceptaré toda clase de pedidos, incluso chico x chico o chica x chica, pero con ciertas condiciones. No escribiré acerca de ningún ship, no porque me desagraden ni mucho menos pero no es mi estilo, espero lo entiendan, pero si ustedes lo piden así escribiré algún one shot donde el protagonista sea un chico o incluso si es una chica pueden pedir shots de las increíbles reinas del anime.

—Si bien no escribiré acerca de ships, está más que perfecto si piden a dos chicos a la vez, es decir, alguna relación poliamorosa.

—También quiero explicarles que este libro lo escribí más o menos cuando no había visto por completo la tercera temporada del anime razón por la cual faltan tantos personajes,  pero no se preocupen, aquí se incluirá a todo el mundo.

—Antes de que se lo pregunten, si, estaré aceptando T O D O S los géneros si es que saben a lo que me refiero. Desde shots para llorar en la madrugada hasta shots para poner (o querer poner, si son como yo) las luces led rojas en la habitación.

—Algo muy importante es que, a menos de que me pidan algo en específico, las y los protagonistas de los one shots tendrán nombres distintos cada vez, incluso les explicaré la razón y el significado de dicho nombre por si alguien por ahí le da curiosidad. Digo esto desde a varias personas comentaron una vez que dejara a la prota sin nombre pero personalmente no me gusta usar (T/N) ni mucho menos la raya, por lo que estaré usando los nombres que ustedes pidan o los que yo utilice si no me piden nada en específico.

—Habrán spoilers del manga, trataré de avisar siempre que esto sucede aunque no lo leí completo puedo decir que serían cosas muy pequeñas que creo que casi todos sabemos. Vamos, como este mismo capítulo, creo que todos ya saben que estos cuatro chicos juegan juntos en MSBY.

Por el momento creo que sería todo, de igual forma si tienen alguna pregunta no duden en escribirla en los comentarios que yo me encargaré de responder con gusto. Además de que esperaré ansiosa sus pedidos.

Y una última pregunta, no importa si no quieren contestarla o no les interesa pero, luego de leer algo del libro ¿sienten que mi forma de escribir ha cambiado o mejorado desde que escribí el libro hasta ahora? ¿Qué opinan?

Otra cosa, ¡LLEGAMOS AL MILLÓN DE LECTURAS! Amores míos, jamás en la vida me hubiera imaginado llegar a esta cantidad, nunca. Justo anoche cuando lo vi no pude evitar ponerme a llorar como una boba debido a lo feliz que me hacen día a día. Si solo son lectores en la plataforma les diré que cosas como estas hacen en extremo felices a cada escritor que leen, hasta el más mínimo comentario nos hace sumamente feliz, incluso un pequeño mensaje en nuestra bandeja hace mejor todo nuestro día.

Nunca me alcanzarán las palabras para agradecerles todo lo que han hecho.

Ahora sí, me despido ¡hasta la próxima, mis bellezas!

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