Kōtarō Bokuto

5 años.

—¡Por favor, Lizzie! —rogó el niño a su mejor amiga enfrente de la casa de esta.

—Ya te dije que no quiero —dijo la pequeña cruzándose de brazos.

—¿Por qué? Sabes que no hay nadie más con quien pueda jugar —dijo el niño haciendo un puchero. 

—Es que yo no sé jugar —respondió Lizie mirando al suelo avergonzada.

—¡Yo tampoco! —Bokuto rió sacándole una sonrisa a su amiga.— Pero quiero aprender y ser un gran jugador cuando sea grande. También podría enseñarte —dijo orgulloso.

Ella se quedó pensando durante unos segundos y después asintió.

—Está bien, vamos —dijo sonriendo y entrando a la casa para buscar su chaqueta.

—¡Si! —exclamó el niño emocionado de que hubiera aceptado.


10 años.

—Has mejorado mucho, Liz-chan   —la elogió Bokuto, haciendo que ella sonriera.   

—Es que tengo al mejor profesor del mundo —bromeo Lizzie soltando una pequeña risa.

—Aunque tus remates son un desastre —dijo en un susurro, pero ella alcanzó a oírlo.

—¡Hey, no es cierto! Estoy mejorando —gruño y se cruzó de brazos—. Ademas, tus recepciones son un asco.

—No mientas, mala persona. —Se llevó una mano al corazón "ofendido"  

—Yo nunca miento, Baka-chan —dijo riendo pero luego besó la mejilla de su amigo, el cual tenía un rostro de enojo que no duró mucho. 


14 años.

Él se encontraba en la puerta de la casa de su amiga, hasta que la madre de esta abrió con una sonrisa.

—Bokuto, que bueno verte aquí —dijo después de abrazar al chico.

—Lo mismo digo. Es que estuve llamando a Lizzie y no me contesta el celular, así que me preocupé—murmuró rascando su nuca.

—Bueno... Ella está en su habitación, puedes subir si quieres.

Bokuto agradeció a la mujer y subió rápidamente, al llegar a la habitación de su mejor amiga abrió la puerta sin tocar. Al entrar se encontró con Lizzie recostada en su cama hablando por teléfono.

—Si, claro... —dejó de hablar cuando vio a Bokuto en la puerta.— Yui, hablamos mañana. Adiós —murmuró mirando al chico—. Hey, Bokuto.

—Hola, Liz-chan —dijo él lanzándose a la cama de ella.  

—¿Qué haces aquí? —preguntó ella guardando algunas prendas que estaban tiradas por el suelo. 

 —¿Ahora no puedo visitar a mi mejor amiga sin ningún motivo? —respondió con otra pregunta en tono de broma pero Lizzie se quedó callada.— Bueno, bueno. Venía a ver si mañana querrías ir a jugar voleibol al parque.

—Mañana no puedo, Bokuto. Saldré con alguien.

—¿Un chico? —preguntó moviendo sus cejas, a lo que ella rodó los ojos—. ¿Qué tal el otro fin e semana?

—Tengo una fiesta —respondió y vio que iba a seguir hablando—. Y el otro fin de semana tengo una pijamada.

Él, sumamente molesto, se levantó y se dirigió a la puerta.

—Por si te interesa, iré a Fukurodani. Ya lo decidí... —dijo y se fue.

     

  15 años.

...


16 años.

Los dos amigos, los cuales todos (hasta ellos mismos), consideraban inseparables, no hablaban en lo más mínimo. No se saludaban al cruzarse por los pasillos. Bokuto había entrado al equipo de voleibol tal y como siempre había querido y Lizzie había sido elegida la presidenta de la clase.  

Lo único que les faltaba era la compañía del otro.


17 años.

Cierto día alguien se cansó de tan absurda situación. Ambos se necesitaban mutuamente, se observaban por mucho tiempo pero se negaban a hablar por el estúpido de ambos.

¿Quien fue esa persona? Pues, nadie más que el novio de la chica.

Él, a pesar de estar completamente enamorado de ella, solo quería lo mejor para ella. Y ese no era él, sino Bokuto.

Se dirigió al árbol donde siempre se encontraba con la chica, al llegar ahí la vio sentada jugando con su celular.

—Lizzie, debemos hablar —dijo rápidamente pues estaba contrarreloj. Hace cinco minutos había dejado una nota que decía "Ve a la azotea" en un cuaderno del capitán de voleibol.

—¿Sucede algo? —preguntó ladeando la cabeza.

—Tú amas a Bokuto-san y él te ama a ti —soltó todo de una vez.

—¿Qué...? 

—No hay tiempo de explicar. Lo entiendo y no me molesta, solo quiero lo mejor para ti —susurró eso último.

—No digas eso, yo... —empezó a decir ella pero se quedó sin palabras.

¿Estaba enamorada de Bokuto?

—No lo niegues y por favor ve a la azotea antes de que me arrepienta —dijo él cerrando los ojos. 

Ella no supo que hacer, su mente estaba trabajando a mil por hora y aún no terminaba de procesar todo. Se levantó del suelo y se puso frente a su novio... O eso era.

—Estoy terminando contigo por tu bien, Lizzie   —susurró con la voz rota—. Bokuto-san está en la azotea, ve por él.

Lizzie asintió y salió corriendo a donde la esperaba Bokuto. Cada latido retumbaba en su cabeza y cada paso se hacía más pesado. Cuando llegó ahí, apoyó las manos en sus rodillas para respirar.

—¿Liz? —Alzó la mirada y se encontró con el chico de pelo blanco y negro. Su primer amigo. 

—Bokuto —susurró con algunas lagrimas en sus ojos, pues no se dirigían la palabra desde los 14. Sin pensarlo, corrió y abrazó sollozando a Bokuto—. Te amo, te amo, te amo. Perdón por no haberme dado cuenta antes, soy una tonta.  

Ella se separó mientras limpiaba sus lagrimas. Bokuto no pudo evitar sonreír al ver tan tierna imagen y, jalándola por las muñecas, hizo lo que había esperado por 12 años. 

Él la besó. 

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Lo hice un poco diferente, pero espero que te guste.

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