Kuroo & Kenma - Especial Padres


La mujer reía por lo bajo estando en el asiento del copiloto mientras escuchaba a Tetsurou y Katsu cantando a todo pulmón, llevaban varias horas de viaje y en más de la mitad lo único que se oía eran las voces de los Kuroo. Por mientras veía con diversión a Kenma quien sentado en el centro del asiento trasero con una expresión de fastidio, había perdido en piedra, papel o tijeras y acabó sentado entre los dos niños.

— ¿Falta mucho? —Kaori giró por su derecha para observar al otro pelinegro.

—En seguida llegamos, cariño —aseguró estirando su mano hacia atrás para sentir el agarre de su manita.

Entendía al pobre Kenshin ya que el pequeño no era el mayor fanático de los viajes largos en auto, sin embargo Kuroo había insistido en viajar en la camioneta en lugar del tren debido a que quería pasar más tiempo de calidad todos juntos. Era divertida la clara diferencia entre los cuatro, mientras que el más alto y Katsu habían disfrutado por completo el recorrido, entretenidos con un sinfín de juegos y canciones, Kenma y Kenshin no veían la hora de por fin bajarse del vehículo ya que Kaori había escondido todos sus juegos ya que aseguraba que ver mucho a una pantalla mientras estaban en movimientos los terminaría mareando.

«Mitos urbanos» habría murmurado Kenma mientras se cruzaba de brazos al igual que su hijo.

Los tres adultos se encontraban en muchas ocasiones bastante ocupados, se centraban bastante en sus trabajos sin embargo algo sagrado para ellos eran sus hijos, sabían que al igual que tener una buena base económica era de suma importancia brindarles mucho amor y cariño a los pequeños.

Por esta razón habían movido sus horarios para despejar una semana y tener tiempo libre para salir juntos. Siendo Kuroo el responsable de planear el viaje, había alquilado una cabaña en Hakodate donde pasarían toda la semana.

La misma cabaña donde ya hubiesen llegado luego de un viaje de casi 1 hora y media en avión, o incluso un viaje en tren de cuatro horas. Pero no, Kuroo Tetsurou quería pasar 17 horas encerrado en el auto disfrutando de tiempo de calidad con su familia.

—Ya no siento las piernas —anunció Kenma notando que empezaba a anochecer—. De nuevo.

—Según el GPS faltan cinco minutos para llegar a destino —dice el conducto quien aún mantenía una expresión de calma, quizás porque seguía sujetando la mano de su esposa.

—Estuviera durmiendo justo ahora si me hubiesen dejado venir en avión —gruñe recibiendo una risita del pelinegro.

—No seas amargado, Kyanma —dice con diversión echándole una mirada por el espejo—. ¿Cada cuánto tenemos la oportunidad de estar todos juntos por tanto tiempo?

—Literalmente se me aplastó el trasero de estar tanto tiempo sentado —se quejó tratando de hablar en voz baja para no despertar a los niños.

Mientras Kuroo reía, la mujer se giró en el asiento volteando para verlo de frente—. ¿De qué trasero hablas?

Antes de que Kenma pudiera hablarle de regreso e insultarla de ser posible, la voz del GPS anunciando la llegada al destino los interrumpió aliviando un poco al pelinegro teñido.

Viendo por la ventana se encontró con un gran terreno que estaba alrededor de una pequeña casa rodeada de algunos árboles, suspirando por el cansancio una vez que la camioneta se estacionó frente a la propiedad.

—Hogar, dulce hoga...

—Cállate y quítate —protestó Kenma pasándose al asiento delantero mientras empujaba a Kuroo en el proceso, queriendo salir del auto sin despertar a los niños a sus costados.

Los otros dos habían ido cada uno por un costado de la camioneta para sacar a sus hijos mientras Kenma se estiraba una vez que estuvo en el suelo.

Sin muchos percances en menos de media hora ya habían bajado todo del vehículo y los pequeños se encontraban durmiendo en una habitación en el segundo piso mientras que las maletas habían acabado en una pila en medio de la sala de estar. Ya tendrían tiempo de desempacar lo más importante luego.

—Dios, estoy exhausto —exclama Kuroo dejándose caer a lo largo del sofá haciendo que sus pies colgaran al extremo.

—"No iremos en avión, tenemos que pasar 17 horas en la carretera como tiempo de calidad con los niños" —habla el otro imitando su voz mientras pasaba de largo hacia la cocina, haciendo no solo que Kaori sino que incluso Kuroo se echaran a reír.

La mujer se acercó al sofá para acto seguido recostarse sobre la espalda del pelinegro, escuchando una risita ahogada debido a que tenía el rostro pegado al cojín. Se acercó para dejar un beso sobre su nuca sintiendo sus vellos erizándose.

Soltando un suspiro cruzó sus brazos en su espalda para recostar su cabeza pudiendo por fin relajarse mientras descansaba los ojos sintiendo la paz al sentir la respiración calmada de su esposo bajo ella.

Sabía que Kuroo se encontraba exhausto y no era de menos, a penas si le había permitido conducir un tercio del viaje pero había estado muchas horas al volante, si ella misma tuviera energía lo haría levantarse para ir a dormir a la cama de una vez.

—Mañana en la mañana tienen que ir a comprar —dice Kenma llegando hacia ellos, imitando a Kaori recostándose ahora sobre ella.

El pobre pelinegro soltó un quejido al sentir el peso extra sobre su espalda, temiendo entonces que perdieran equilibrio y alguno de los dos terminara en el suelo, aunque de igual forma sonrió con su rostro escondido recordando las veces que habían estado en esa posición pero la mayoría de las veces dejando a Kenma en la base para molestarlo.

—Esto es bastante lindo pero ya no puedo respirar —anuncia moviendo su mano hasta que dio unos golpecitos en la pierna de la mujer.

—Te ayudara pero también estoy atrapada —expresó Kaori ya que el teñido había escurrido sus brazos entre el abdomen de la mujer y la espalda de Kuroo, aprisionándola en un abrazo.

—Van a quedar viudos —dijo de nuevo tratando de removerse.

—En teoría todavía tendré a Kaori, seguiremos casados —ante la frase de Kenma escuchó a la mujer echarse a reír mientras el otro se quejaba—. Lo más engorroso sería cambiarle el apellido a Katsu, tendría que llamarse Kozume Katsu cuando lo adopte como hijo mío.

Cortando su monólogo, Kuroo se sacudió haciendo un esfuerzo de más acabando por tumbar a ambos al suelo, sentándose para llenar nuevamente sus pulmones de aire ignorando las quejas de Kenma, mientras que Kaori seguía muerta de la risa en el suelo.

Sin dejarlos reaccionar el más alto se acercó tomando a la mujer y lanzándola sobre su hombro para acto seguido cargar al otro que seguía quejándose para sujetarlo por el torso y hacer lo mismo que con Kaori.

—Aquí nadie va a morir, solo iremos a dormir —afirma subiendo las escaleras con bastante facilidad a decir verdad una vez que ambos dejaron de quejarse y patalear.

[...]

La temperatura fuera de la cabaña había caído desproporcionalmente durante la noche, sin embargo dentro de la casa era un cálido ambiente debido a la calefacción que había en todas las habitaciones además del piso. Eso no le había impedido al matrimonio dormir todos juntos en la misma cama a pesar de que había una cama matrimonial y una individual.

No era ni de cerca lo cómodo de su cama size King que tenían en casa, pero dormir abrazados nunca venía mal.

— ¡Despierten, ahora, despierten! —Los gritos agudos del pequeño Katsu perturbaron la paz de la habitación. Sujetando la mano de su hermano se encontraba brincando en la cama entre los cuerpos de sus padres—. ¡Mamá, papás!

La primera en despertar fue la madre de las criaturas que no dejaron de saltar hasta que vieron al pelinegro sentándose en la cama algo alertado debido a los gritos.

— ¡Está nevando! —Exclamó el mayor, corriendo hacia la ventana para levantar la cortina.

— ¿Podemos jugar en la nieve? —pregunta Kenshin arrodillándose junto a su madre recostándose sobre a ella al notar que cerraba de nuevo los ojos— Por favor.

Kuroo fue el primero que salió de la cama, extendiendo los brazos hacia el niño quien se enganchó a su cuello, para acto seguido acercarse al otro a quien le dio la espalda para que se colgara de igual forma que su hermano pero en su espalda.

—Pero deben abrigarse primero —dice saliendo de la habitación en dirección a la de los pequeños.

Kaori soltó una risita escuchando a Katsu gritar con emoción mientras se alejaban, girando para abrazar a Kenma quien seguía actuando como si estuviera dormido, acercando su boca a su hombro para pegar un mordisco sobre su suéter.

Reía mientras escuchaba los lloriqueos del teñido mientras trataba de soltarse de su agarre sin éxito.

—Vamos a jugar en la nieve —pidió dando un pequeño beso sobre su cuello antes de levantarse para dirigirse al baño

— ¿Y si buscamos un juego de los juegos de invierno en la consola y jugamos todos juntos?

Notando que era ignorado optó por girar para ver la puerta abierta mientras veía a su esposa de pie frente al lavabo cepillando sus dientes. Soltó un suspiro antes de ponerse de pie y acercarse a ella para abrazarla por la espalda para dejar varios besos sobre su cuello.

— ¡Nieve, nieve, nieve!

Ambos rieron al escuchar a los tres niños bajando por las escaleras, apresurándose en abrigarse lo suficiente antes de salir detrás de ellos.

Al momento de abrir la puerta se encontraron con una de las mejores escenas que podían esperar; todo el patio de la propiedad estaba repleto de nieve incluso sobre el vehículo de la familia, nieve donde se encontraban los tres pelinegros jugando mientras hacían ángeles de nieve.

— ¡Mamá! —Exclamaron los niños corriendo hacia ella para abrazarse cada uno a una pierna de su madre.

— ¡Papá! —Dijo de la misma forma Kenma con una expresión algo dolida, haciendo reír a Kuroo que seguía en el suelo.

Aprovechando que todos estaban distraídos, Tetsurou se apresuró en hacer una bola de nieve para lanzarla esperando que diera en el blanco, sonriendo al ver que esta impactaba sobre la nuca de Kenma, soltando una risita al verlo girarse de forma dramática.

El pelinegro no hizo más que girar hacia un costado actuando "disimulado" como si él no hubiese hecho nada, sin embargo cuando giró para ver su reacción no tuvo ni un segundo ya que de igual forma una bola de nieve dio de lleno en su cara.

Los pequeños sin dudarlo se echaron a reír viendo el inicio de aquella pelea, fue entonces el principio de la...

— ¡Guerra de bolas de nieve! —Gritó Katsu corriendo junto a su hermano para esconderse junto a Kuroo detrás de un montón de nieve.

A la vez Kaori era arrastrada por Kenma al otro costado para empezar a hacer un montón de bolas de nieve con rapidez.

La mañana estuvo llena de gritos, risas y mucha nieve, pero sobretodo de un sinfín de diversión para la particular familia. Hacía algo de tiempo que no se divertían de esa forma todos juntos, a pesar de que los adultos hacían malabares para pasar tiempo en familia, era muy común que diariamente los niños salieran al menos con uno de sus padres, máximo dos, pero eran contadas las ocasiones en las que estaban los cinco juntos.

Pasaron varias horas jugando en la nieve hasta que sus estómagos hambrientos les hizo volver adentro para tomar un buen desayuno para tener la fuerza suficiente de salir a explorar el pueblo.

Ese tan solo sería el inicio de una semana llena de diversión para los cinco, disfrutarían cada segundo juntos como la gran y unida familia que eran. 

Katsu勝: Victoria

Kenshin剣心: Modesto

Kaori香り: Fragancia

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