Kozume Kenma


Para Kenma cualquier tipo de actividad física se volvía todo un fastidio cuando su cuerpo empezaba a cansarse, y sí que se cansaba con rapidez. Ese día en específico se encontraba de un humor bastante malo, desde el día anterior había estado batallando más de lo usual con un nivel de su nuevo videojuego y, al llegar tarde a la práctica por culpa había sido penalizado con vueltas a la cancha.

Suspiraba tan solo de pensar que nada podría salir peor. Pero no, se pondría peor.

―Chicos, a calentar. Seijoh llega en 15 minutos ―anunció el capitán mientras los demás descansaban.

― ¿Quiénes? ―Cuestiona el armador, casi queriendo haber escuchado mal el nombre del equipo― ¿Por qué se supone que vendrán aquí? ¿Por qué ellos?

― ¿Es acaso miedo lo que escucho? ―Se burló Kuroo a sabiendas del motivo de su desagrado hacia dicho equipo o, mejor dicho, hacia dicho jugador.

No obtuvo respuesta alguna de su amigo, sabía que no caería en sus provocaciones y se expondría a sí mismo frente a sus compañeros de equipo, pero era más que suficiente para él ver sus facciones tensas y su ceño fruncido.

El chico no era especialmente una persona rencorosa ni mucho menos, en realidad, él ni siquiera les prestaba gran atención a sus rivales pues no los veía como nada más que eso: rivales. Entonces, ¿a qué se debía aquel desagrado personal por dicho jugador?

― ¡Hola, chicos! ―Los jugadores detuvieron sus estiramientos para ver a la sonriente chica entrar al gimnasio.

Takahashi Kichi era un elemento de vital importancia para el equipo, si bien no era manager oficial si ayudaba en todo lo que podía con el equipo recibiendo el título de "mánager honoraria". Y esto no era porque la fémina no quisiera, sin embargo, ella ya formaba parte del club de jardinería y estaba prohibido pertenecer a dos clubes al mismo tiempo.

Pero su amor por el voleibol, y por cierto jugador, le hacían imposible no apoyarlos en todo lo que estuviera en sus manos.

―Traje Taiyakis para todos ―anunció, teniendo a la mitad del equipo junto a ella en unos segundos.

Sí, definitivamente las cosas se ponían cada vez peor para Kenma.

Llegó a pensar que el mundo se estaba metiendo con él, como si no fuera ya suficiente con el futuro enfrentamiento que tendría con aquel chico, ahora también estaría Kichi ahí con ellos. Una cosa más y él explotaría.

La castaña entonces notó el extraño comportamiento de su novio, a pesar de que cualquiera no le prestaría atención al ser Kozume un chico callado de por sí, ella se dio cuenta que desde que entró en el gimnasio él ni siquiera había girado para verla.

Había algo mal.

― ¿No quiere taiyakis? ―Pregunta a la vez que extendía un pescado hacia el chico que yacía sentado contra la pared.

―Oikawa viene hoy a un partido amistoso ―dijo sin más, tomando el dulce.

Siete palabras fueron suficientes para que la chica entendiera todo su comportamiento, optando por sentarse junto a él tratando con todas sus fuerzas de no soltar una risa leve que lo hiciera fastidiarse aún más.

Kichi y Oikawa habían tenido su historia hace algunos años. Ambos habían asistido a Kitagawa Daiichi juntos y, a pesar de tener un año de diferencia, ellos se habían acercado al ser ella mánager de su entonces club de voleibol.

Empezaron a salir en el último año del chico en dicha escuela y se dieron cuenta que su relación simplemente no soportaría la distancia meses luego de que la chica empezara a estudiar en Nekoma. No obstante, ellos no habían quedado en malos términos, al contario, ellos eran... buenos amigos.

El sonido de las puertas siendo abiertas de nuevo, los numerosos sonidos de pisadas y los murmullos fue el anuncio de llegada de los rivales.

―Bienvenidos ―fue el capitán quien rompió el silencio, viendo a los entrenadores acercándose para saludarse de manera más formal.

Por su parte, el otro capitán casi ignoró el saludo de Kuroo ya que tan solo le dio una rápida mirada a todo el gimnasio hasta que sus ojos dieron a parar con su objetivo.

―Taka-chan, hola~ ―canturreó al ver a la chica.

Con el simple saludo del mayor, Kenma ya gruñía por lo bajo, divirtiendo a Kichi quien llegó a compararlo con un gato maullando de molestia.

Ellos en serio no se llevaban mal, al contrario, las veces que se encontraban podían charlar y conversar tranquilamente como viejos amigos, al menos hasta que ella empezó a salir ahora con el armador de Nekoma.

Para Oikawa no hay nada más divertido que intimidar a sus rivales, al momento que se enteró de la nueva relación de uno de sus rivales fue la oportunidad perfecta para molestar al colocador del equipo contrario.

Soltó un bufido cuando vio al capitán acercarse a donde él y Kichi se encontraban, sabiendo lo que se avecinaba y sin mucho ánimo de soportarlo en ese momento.

―Deja tus tonterías y vamos a calentar. ―Gracias al cielo, Iwaizumi había tomado al chico del uniforme para jalarlo junto a su equipo.

Ahora la chica se giró hacia Kenma, tragándose una risa al ver su ceño fruncido, teniendo que quitarle la pobre botella de agua o de lo contrario acabaría totalmente aplastada. Se arrodilló a su lado, tomando los lados de su rostro para inclinarse y besar sonoramente su frente.

―Tan solo no le prestes atención y gánale ―dijo, sentándose de nuevo a su lado a sabiendas que al chico no le gustaban mucho que digamos las muestras de afecto cuando sus compañeros se encontraban cerca.

[...]

Para Kenma nunca eran necesarios discursos inspiradores para ser impulsado a jugar con el deseo de ganar, ¿para qué jugar si no importaba perder? No obstante, por primera vez él quería ganar por algo más que simplemente obtener la victoria.

No le había tomado la palabra a su novia en lo más mínimo, al menos la primera parte de lo que le había pedido, porque con el tema de ganar estaba más que seguro que lo haría sin importar nada más. Pero, ¿no prestarle atención?

Desde que habían entrado en la cancha, el mayor no había perdido ni la más mínima oportunidad para soltar algún comentario con la intención de desconcentrarlo y por supuesto que el cerebro de Nekoma no se dejaría intimidar fácilmente, en especial no frente a Oikawa.

―Veo que Kichi-chan tiene un gusto especial por los setter ―habría expresado al aire, dándole la espalda al lado de los gatos, pero sonriendo al saber que de nuevo sus posiciones coincidían y Kenma estaba justo detrás de él―. Es curioso.

Silenciando una posible respuesta del más bajo, respuesta que no vendría, el silbato indicó al saque de Yamamoto.

Estaban a nada de terminar aquel partido que se había extendido más de lo esperado, hacía varios puntos se encontraban en el match point pero hasta el momento ninguno de los dos equipos parecía dispuesto a ceder.

Aquello ya no parecía un partido amistoso sino más bien la final del torneo.

―Wah~, el cerebro de Nekoma de verdad se está esforzando para impresionar a su novia ―tarareó luego del punto a favor de los gatos, hacía todo lo posible por romperlo y no se detendría hasta el final.

El chico sentía que ya habría desgastado sus dientes de lo fuerte que los había estado apretando durante todo el partido, también había perdido la cuenta de las veces que había escuchado la frase "no le prestes atención" de parte de sus compañeros y vaya que ni siquiera había querido girar hacia donde la chica se encontraba ya que sabía a la perfección lo que se encontraría.

Sabía lo que debía hacer, lo sabía perfectamente. Estaba a tan solo un punto de conseguir su objetivo.

La calma se rompió de nuevo cuando un nuevo saque dio inicio a la recta final del partido, el balón volaba de aquí para allá con tanta rapidez que para un ojo inexperto podría desaparecer por algunos momentos. Remates y salvadas, la tensión estaba al máximo y fue entonces cuando Kenma supo que era ese momento.

El balón viajaba hacia él con rapidez, pero vio todo en cámara lenta; vio a sus compañeros correr hacia la malla, tres de ellos eran suficientes para confundir la defensa de Seijoh durante el tiempo suficiente para que él planeara su jugada. De reojo vio a Oikawa pasar su veloz mirada entre los rematadores que corrían hacia ellos, esperando el momento justo para obtener de nuevo la ventaja.

Estaban tan concentrados que le dieron a Kenma la oportunidad perfecta para ganar el punto final con una simple finta.

Todos los jugadores se paralizaron al escuchar el silbido que indicaba el desenlace del partido, algunos sumamente extrañados de lo que había pasado ya que solo habían visto el balón de su lado de la cancha, incluso Lev había caído al suelo confundido al no haber visto el balón siendo golpeado por ninguno de ellos.

― ¡Eso fue genial! ―El grito deTaketora fue un segundo antes de echarse a correr hacia su amigo, casi tacleándolo en un fuerte abrazo que recibió un grito de reclamo de su parte.

Antes de poder hacer algo al respecto, el chico se encontraba en medio de su equipo celebrando la victoria que habían conseguido.

Pero solo había una reacción que él quería ver, necesitaba guardar en su mente la cara de Oikawa habiendo sido derrotado por él. Deseaba tanto poder reírse luego de tantas intimidaciones de su parte y de todos sus intentos por desequilibrarlo.

―Bien hecho, Kyanma ―la voz de Kichi le alegró tanto que casi ignoró el apodo, girando para encontrarse con la chica sonriendo divertida hacia él.

Por un momento se olvidó de la situación en la cual se encontraban y él simplemente se acercó a ella para fundirse en un vago abrazo, manteniendo sus manos a sus costados sin tener siquiera fuerza para estrecharla entre sus brazos.

Se volvió una masita al sentirla abrazándolo con emoción, aprovechando aquella muestra de cariño que no sucedía todos los días, besando su mejilla cuando este dejó caer su cabeza sobre su hombro.

― ¿Crees que jugué bien? ―Cuestionó en voz baja mientras disfrutaba las leves caricias en su cuero cabelludo.

―Jugaste de maravilla, amor ―asegura risueña.

―Bien ―dijo sin más, acomodándose de nuevo en su cuello y disfrutando de su abrazo mientras tan solo ignoraba al resto del mundo, mientras ignoraba completamente a Oikawa.

Kichi吉: "Afortunada". 

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