Kozume Kenma
El chico se hizo paso entre las personas que se encontraban en el centro comercial, maldecía por lo bajo no haberle pedido a Kuroo que lo acompañara a comprar un nuevo juego, con su gran altura ya habría pasado por todo el gentío.
Bufó frente a la puerta del local, sacándose el incómodo gorro que su madre le había hecho usar debido al frío. Al entrar tan solo bajó la cabeza evitando el contacto visual con cualquier persona.
"Entra, consigue tu juego y te vas" —Se repetía mentalmente mientras recorría la tienda de videojuegos como si fuera su hogar.
—Que bueno verte, Kozume-kun —saludó el albino de pie detrás del mostrador, sonriendo con diversión ante el gruñido del menor. Era tan fácil fastidiarlo.
Dándole un repaso rápido al local se encontró con el lugar bastante más vacío de lo que solía estar, lo más probable es que fuera por el frío clima, aunque aquello no hacía más que aliviarlo. Menos gente con la que cruzarse.
No obstante, su curiosa mirada cayó sin quererlo en una persona en especial, una pequeña chica que parecía de su edad la cual se encontraba de pie en el área de los juegos de simulación, área donde se encontraba el juego que él había venido a comprar.
Contradiciéndose a sí mismo, agradeció que su alto amigo no estuviese con él ese momento o no habría dudado en soltar algún comentario de burla asegurando que se trataba de una obra del destino, él incluso lo habría obligado a hablarle y... ¿acaso tenía en sus manos el juego que quería? Con los nervios haciendo sudar sus manos no tuvo más opción que dirigirse hacia ella mientras sentía que en cualquier momento tendría que salir corriendo de ahí.
Él odiaba correr.
Con pasos lentos llegó casi a su lado mientras la fémina seguía inspeccionando el juego que tenía en sus manos, asegurándose finalmente que si se trataba del juego que buscaba y lo peor es que parecía ser el último.
—D-Disculpa, ¿vas a llevarlo? —Inquiere en voz baja al estar a su lado, viéndose por completo ignorado por la chica. ¿Lo ignoraba a propósito?— Oye, ¿comprarás ese juego?
De nuevo la chica ni se inmutó de lo que decía logrando que Kenma frunciera el ceño aún más cuando esta solo giró en dirección contraria a él para seguir viendo los juegos en las repisas, llevándose el Animal Crossing con ella.
Gruñe apretando los puños viendo a la chica alejándose de él, prácticamente ignorando las risillas del mayor apoyado en el mostrador. Quería ver cuánto tiempo tardaba en darse cuenta.
Con unas fuertes pisadas se acercó a la grosera chica, tomando su brazo para girarla y ver su expresión confundida—. Deja de ignorarme, te he preguntado algo.
Cuando su tímida mirada se posó sobre él, logró ablandar un poco las facciones del chico. Era muchísimo más linda que se de perfil... ¡Ella te está ignorando, no importa que sea hermosa! Resopló cruzándose de brazos, dispuesto a seguir reclamando cuando la vio alzar su mano, extendiendo el dedo índice para moverlo desde su oreja hasta su boca.
Fue en ese justo instante que se cortó su respiración mientras trataba de procesar la situación.
—Kenma-kun, ¿estás reclamándole a una chica que no puede oírte? —Alzó la voz el de cabellos blancos haciendo que el teñido girara hacia él—. Mei-chan es sorda, no te estaba ignorando.
Giró para verla de nuevo con la boca entre abierta, se sentía el tonto más tonto de todo el mundo, nunca en su vida había deseado desaparecer por completo y evitar aquella situación tan desafortunada.
¿Cómo se suponía que iba a hablarle ahora?
"Idiota, no puedes hablarle"
Con una pequeña seña de su mano le pidió al chico que la esperara, claro que Kenma tampoco tenía intención alguna de hacer nada más ya que se había quedado paralizado por completo sin saber bien qué debía hacer a continuación.
Apretando sus dedos, vio con detenimiento a la fémina mientras esta buscaba algo en su bolso para acto seguido sacar su celular y empezar a teclear algo.
Sonriendo leve, la llamada Mei giró el aparato hacia él mostrando la aplicación de notas en la pantalla.
≪Perdona si me estabas hablando, no puedo oírte≫ —Leyó con rapidez en voz alta, haciéndolo soltar un quejido cuando confirmó lo estúpido que había sido.
Haciendo un repaso veloz en sus recuerdos de antes atrás cuando había tenido una charla de lenguaje de señas. ¿Cómo era "lo siento"?
No tuvo tiempo siquiera de hacer algo más ya que en ese momento un chico bastante más alto y con un alborotado cabello negro llegó junto a la chica mirándolo de arriba abajo, girándose hacia la fémina para realizar una serie de señas hacia ella dejando a Kenma aún más que confundido.
— ¿Necesitas algo? —Dice volteando para verlo con una expresión seria.
—Yo... Solo quería saber si ella compraría el juego, pero no importa —explicó con rapidez queriendo huir rápidamente del lugar, sin embargo eso sería imposible.
Luego de unas cuantas señas más por parte de ambos, Kenma se sorprendió cuando la vio extender el juego hacia él brindándole una brillante sonrisa que lo hizo querer aplastar sus mejillas de la ternura.
—Dice que era un regalo para alguien, pero puedes tenerlo ya que es el último —aclara el recién llegado una vez que sus facciones se relajaban.
La chica, jalando de su sueter, llamó su atención para hacer un movimiento con los dedos mientras señalaba de forma tímida al otro chico, haciendo que su amigo soltara una risilla logrando sonrojarla.
—Ella quiere saber tu nombre —habla con cierta diversión mientras la aludida no soltaba la tela de su prenda.
—Kozume Kenma —dijo sin más con rapidez para que no se notara el tartamudeo en su voz, llenándose de valor para hablar de nuevo mientras este parecía deletrearle su nombre a la chica—. ¿Su nombre es Mei?
Asintió sin más mientras parecía analizarlo nuevamente, parecía como si estuviese escaneándolo para al final soltar un suspiro soltando sus brazos—. Kamado Mei. Y si nos disculpas, debemos irnos ya.
Dejándolo confundido, paralizado y sin palabras, el peli negro sujetó el brazo de su amiga llevándola con él hacia el mostrador para pagar los juegos que la chica cargaba en su mano.
Toda la escena que recién ocurrió no parecía real para el chico, había pasado de sentirse como un completo estúpido por pensar que lo ignoraba para luego sentirse como un estúpido por dejar que se fuera así sin más.
"Si Kuroo hubiese estaba aquí, esto hubiese sido diferente. ¿Por qué no puedo socializar como cualquier persona normal?"
Exhaló por la boca, caminando hacia las repisas de nuevo tratando de aliviar el rápido latir de su corazón mientras veía video juegos, pero en ese momento un pequeño jalón en su chaqueta lo hizo girar para encontrarse nada menos que con la pequeña Mei.
La chica se hallaba de pie frente a él, extendiendo su celular que mostraba la pantalla para crear un nuevo contacto el cual ya se llamaba "Kozume Kenma", teniendo únicamente el espacio del número vacío.
No hubo necesidad de decir palabra alguna, él tomó el aparato con las manos temblorosas para empezar a anotar su número de teléfono, tratando de esconder su rostro dentro de la bufanda que tenía. Al entregárselo de nuevo sintió su corazón dar un brinco cuando vio una gran sonrisa en su rostro mientras ponía su mano en su barbilla para bajarla, seña que indicaba agradecimiento pero este no tenía ni idea.
Observándola irse del local detrás de su amigo, Kenma tan solo pudo quedarse en su lugar apretando el juego contra su pecho soltando un suspiro con el calor invadiendo sus mejillas.
—Kenma-kun~ —canturrea el chico, llegando a su lado haciendo que el menor solo se alejara de él mientras este reía.
[...]
El chico tan solo saludó a su madre mientras entraba a su casa para subir de inmediato a su habitación manteniendo el rollo bajo su brazo. Había pasado ya un mes desde que se había encontrado con aquella linda chica en el local de video juegos, desde aquel día que el Animal Crossing yacía sobre la mesa junto a su consola.
Exhaló dejando caer el celular sobre su cama al darse cuenta que Mei aún no respondía desde la noche anterior.
Con la cinta adhesiva ya enrollada en pequeños trozos, estiró el poster empezando a pegarlo en el espacio libre de su pared, dando varios pasos hacia atrás para tener una mejor visión de la imagen: una demostración de cada una de las letras del abecedario junto a su respectiva imagen en lenguaje de señas.
El sonidillo de las notificaciones de su celular hizo que el rubio se lanzara a su cama para encender con rapidez el aparato, sin poder evitar sonreír al ver el nombre sobre su mensaje. Esperen... ¿por qué se emocionaba a tal punto por un simple "hola"?
Luego de leer varias veces el mensaje, en menos de dos segundos ya se encontraba de pie caminando de nuevo escaleras abajo, despidiéndose otra vez de sus padres quienes, en lugar de preocuparse de que saliera tanto estaban encantados de ver que había algo que le importaba lo suficiente como para salir una y otra vez.
— ¡No te olvides de tu gorro! —Exclama su padre desde la sala haciendo gruñir a su hijo quien obedeció sin más antes de salir a la calle una vez estuvo bien abrigado.
El mensaje de la fémina, citándolo en una cafetería dentro del centro comercial donde se habían conocido le había traído una inmensa felicidad que no sabía describir. Nunca le había interesado nada a tal punto, es decir, él incluso había perdido el interés por los juegos desde que empezó a escribir de forma frecuente con Mei.
Caminaba con rapidez, más que todo por el frío aunque solo trataba de excusarse para no confesar que se encontraba de lo más entusiasmado por poder verla por fin en persona nuevamente.
En el momento que llegó al lugar acordado se quedó de pie frente al gran cristal del local por donde vio a la chica sentada mientras esperaba pacientemente por él. Casi parecía una ilusión, no entendía como podía verse tan etérea nada más sentada junto a la ventana y... ¡ella está saludando!
De forma torpe le regresó el saludo sintiendo como se derretía al ver su sonrisa.
Entró al local quitándose la chaqueta y el gorro al escuchar las campanitas cuando abrió la puerta, caminando con los nervios a flor de piel a sabiendas que la mirada de la chica estaba sobre él.
—Hola —dice en voz baja mientras saludaba con la mano. La chica le había escrito con anterioridad que estaba tratando de aprender a leer labios por lo que le pidió seguir hablando con ella.
Sentándose frente a ella la vio escribir con emoción en su celular para luego mirarlo mientras sonreía luego de tocar la pantalla.
—Hola, Kenma-kun —escuchó la voz casi robótica proveniente del aparato, ensanchando su sonrisa.
El chico, con las manos temblorosas, tomó un hondo respiro mirándola a los ojos.
"Vamos, Kenma, tu puedes con esta misión"
Alzó su dedo índice para señalarse a sí mismo, para posarlo sobre su barbilla y acto seguido señalarla a ella, sonrojándose al extremo con la alegría inundando su corazón cuando vio un brillo aparecer en sus ojos con el entusiasmo en su rostro.
≪Te extrañé≫
Con emoción la chica sacó sus dedos pulgar y meñique para mover su mano de adelante atrás para expresar que ella también.
En ese momento, la camarera llegó con ellos para tomar su orden y despedirse luego de que Mei señalara en el menú lo que quería y Kenma queriendo lo mismo que ella pidiese, los nervios del momento lo empujaron a decir "yo igual" sin siquiera haber leído aquel menú.
—Mi competencia será este fin de semana, quiero que vayas, por favor —el altavoz de su celular habló por la chica con la curiosa mirada de esta sobre él.
En una de sus tantas conversaciones, el tema se había volcado hacia sus actividades extracurriculares, el chico hablando de forma vaga acerca del club de voleibol mientras ella le comentaba que se encontraba en el equipo de atletismo, explicando las distintas especificaciones que hacían para ella como señalar la salida con un "semáforo" y no resignarse a sentir la vibración por el disparo del profesor.
Kenma, sin pensarlo siquiera asintió con la cabeza para gran emoción de su acompañante, llevándola a tomar una de sus manos mientras con la otra hacia una señal de agradecimiento que hizo aparecer las mariposas en el estómago del chico.
Aún sujetando la mano de Mei, este sacó su celular para escribir con rapidez en este y mostrárselo a ella.
≪¿Estarás bien corriendo con este frío?≫
La chica asintió de inmediato, empezando a acariciar su mano solo para recordarle que no la había soltado, entrando en pánico ya que no podría soltarla ahora, aunque tampoco es como siquiera pero sin tan solo pudiera verla a los ojos sin sonrojarse todo sería mejor.
En ese momento fueron interrumpidos por la misma camarera de antes que ahora traía dos brownies y dos cafés, inclinando la cabeza ante el agradecimiento de Kenma y sonriendo cuando vio a la fémina poner la punta de sus dedos en su barbilla para bajar la palma de su mano, señal para agradecer, acto seguido que la camarera hiciera un torpe movimiento con los dedos que cumplió con su objetivo.
≪Todo bien≫
Sin embargo ese pequeño gesto logró calar bastante profundo en Mei quien agradeció de nuevo con un brillo en sus ojos mientras la chica se alejaba de ellos. No todos los días se encontraba con personas que supieran al menos lo mínimo de lenguaje de señas, haciendo que girara de nuevo hacia el chico, temblándole el labio tan solo viéndole comer bocado a bocado el brownie. Ante la mirada fija, Kenma alzó su rostro para verla.
La señaló para luego sacar los dedos pulgar y medio ≪¿Estás bien?≫
Asintiendo, Mei ahora agradece de nuevo, señalándolo a él para luego entrelazar sus dedos índices en una seña que el chico no comprendió. Resultando en que ella sacara su celular de nuevo para escribir y girar a verlo con una gran sonrisa.
—Gracias por ser mi amigo, Kenma-kun —dijo la voz del aparato causando que el chico se atragantara de repente, haciéndola reír leve.
"Ojalá ella pudiera escuchar su propia risa"
[...]
Se estremeció ante los gritos que escuchó cuando llegó al estadio donde se llevaría a cabo la carrera de su... ¿amiga? ¿Mejor amiga? Había sido acompañando de la gran mayoría de su equipo quienes se auto invitaron luego de saber a dónde iría, nunca perderían la oportunidad de poder conocer por fin a la persona que tenía al cerebro de Nekoma en las nubes todo el tiempo.
Empezó a caminar detrás de Kuroo junto a los demás mientras se dirigían a un espacio vacío que se encontraba cerca de la que sería la línea de salida y línea final también. Poniendo sus manos sobre la baranda empezó a buscar con la mirada a Mei hasta encontrarla cerca de su equipo en el centro del estadio quien, como si tuviera un sexto sentido, giró de inmediato para verlo mientras sacudía su mano con emoción hacia él quien lo regresó algo más tímido.
—Aww, ¿ella es tu tan querida Mei? —Inquiere su mejor amigo inclinándose a su costado, recibiendo tan solo un asentimiento que lo dejó más que sorprendido a Kuroo.
"¿Ni un reclamo? ¿Nada? Wow, vaya que estaba enamorado"
Pero se sonrojó ahora al extremo cuando la vio señalarse, para luego posar su índice en la barbilla y señalarlo con una gran sonrisa mientras expresaba que lo había extrañado, avergonzándolo mientras Lev y Tora empezaban a preguntarle qué significaba aquello.
Antes de que pudiera hacer algo, notó que todas las chicas caminaban hacia sus respectivos puestos en la pista con los vítores y aplausos del público, pero cuando giró ante unos toques en su hombro vio a Inuoka detrás de él.
—Kenma-san, ¿cómo se hacen los aplausos en lenguaje de señas? —Pregunta ganándose la atención de todos para luego mirar al aludido.
De regreso a la pista, los chicos volcaron su atención de nuevo en cierta chica que se estiraba en su lugar entre varias otras chicas.
Por un lado Kenma no podía con el vacío en su estómago al verla y pensar lo que estaba a punto de hacer, claro que no la tomaba como una persona débil ni mucho menos pero no se podía imaginar lo fuerte que tuvo que haber sido para ella llegar al lugar donde se encontraba. Recordó los mensajes donde le contaba anécdotas de carreras en las cuales salía segundos después debido a que no sentía el disparo de inicio, reaccionando tan solo al ver a las demás empezar a correr.
Aún así ella se encontraba en el torneo final.
Con las luces cambiando de color por fin a verde todas las chicas empezaron con la carrera con una explosión de gritos de parte del público, incluso el resto de Nekoma gritaba y aplaudía en señal de apoyo, mientras Kenma se encontraba en completo silencio.
Ella no necesitaba que gritara para apoyarla, no tenía sentido, pero de igual forma quería animarla con todas sus fuerzas. Quería ser oído por ella, quería hablarle, quería que ella escuchara todo lo que tenía para decirle, quería oírla.
Alzó la mirada llena de lágrimas para ver a sus compañeros con las manos alzadas mientras las movían en la seña de aplausos, girando para ver a Mei con los brazos alzados hacia ellos. Aplaudían para ella, aplaudían por su victoria.
—Mei —susurró viéndola correr en su dirección, reaccionando tan solo para abrir los brazos y recibir la fuerza con que lo abrazó—... tú me gustas mucho.
Murmurando contra su cuello, a pesar de que la única persona que había escuchado sus palabras había sido él mismo, sintió un gran peso dejar sus hombros haciéndolo apretar aún más fuerte su abrazo, queriendo lograr de alguna manera que esta dejara de temblar entre sus brazos.
Por un pequeño momento ignoró el intenso frío que los rodeaba, cualquier ruido había sido desplazado por una calma completa cuando la chica se separó de su cuerpo con una brillante sonrisa mientras sujetaba con fuerza sus temblorosas manos.
—Kenma. —El rubio se quedó completamente paralizado al escuchar una débil y suave voz proviniendo nada menos que de la chica frente a él.
Su aliento lo abandonó pero al contrario su corazón empezó a latir con mucha rapidez, aún sin poder creer lo que estaba presenciando frente a sus ojos.
¿Ella...? ¿Acaso ella?
—Mei, tú...
—Me gustas —dijo de nuevo con lentitud, deteniéndose en cada sílaba para pronunciarlo bien.
El chico no lo sabía, pero junto a sus compañeras de equipo, había estado practicando en todo momento cómo decir aquello, repitiéndolo una y otra vez para acostumbrar a sus cuerdas vocales cómo emitir dichas palabras que había almacenado en su corazón desde hace muchos días.
Clínicamente Mei era más que capaz de hablar ya que sus cuerdas vocales se encontraban en perfecto estado y, por la condición de su oído interno, también sería posible que con la ayuda de unos audífonos de amplificación ella pudiera escuchar con normalidad. No obstante años atrás sus padres habían tratado esta opción y debido a la sobreestimulación, Mei solo no lo soportó y nunca quiso tratarlos de nuevo.
Pero luego de conocer a Kenma... luego de conocerlo algo había cambiado. Ella lo veía y quería oírlo, ella en serio deseaba escuchar su voz llamando a su nombre, quería escuchar sus quejidos cuando perdía en algún juego y no solo ver su expresión de fastidio.
Quería hablarle y quería que él le hablara.
—Me gustas, me gustas, me gustas —empieza a susurrar una y otra vez al verse de nuevo entre los brazos del chico. No podía escuchar sus propias palabras pero en lugar de su boca, era su corazón quien hablaba.
—Yo igual, Mei, también me gustas —dice de regreso con la voz temblorosa, escondiendo su rostro en su cuello al sentir las lágrimas inundar sus ojos.
Quería gritarlo, recordaba la frase de "gritarle al mundo que te amo", pero para él solo había una persona que importaba que lo supiera y esa era Kamado Mei, quien a pesar de no escuchar sus murmullos estaba recibiendo un abrazo cargado de una cascada de sentimientos los cuales no necesitaban de ninguna palabra para ser expresados.
Si sus corazones hablaban, no había necesidad de que sus bocas dijeran algo.
Mei鳴: Timbre o Eco
Amores míos, ¿qué les pareció este one shot? De verdad, de verdad espero que les haya gustado tanto como a mí.
Nuevamente este relato me daría para una segunda parte pero es que en serio siento que cuando hago segundas partes de one shots que les gustaron tanto como a mí, termino cagándola de alguna u otra manera.
Estaré al pendiente de todos sus mensajes con pedidos y también leeré todos sus comentarios que me hacen el día entero.
¡Hasta la próxima, mis bellezas!
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