Kageyama Tobio - Especial Padres

El joven pelinegro estaba más que nervioso en los vestidores, realizaba los últimos estiramientos junto a sus compañeros, tambaleando mientras que a su lado Sakusa estaba completamente abierto de piernas con su torso apoyado en el suelo. ¿Acaso no tenía huesos?

Aquel sería su primer juego de nuevo con su equipo luego de su descanso indefinido con el nacimiento de su hijo, había seguido jugando con los Schweiden Adlers, sin embargo con el equipo nacional tendría que viajar mucho y no quería perderse los momentos más importantes de su pequeño.

Y por sobre todas las cosas, sería la primera vez que Yuta lo vería jugar en vivo.

—Te ves asustado, Kageyama —el pelinaranja apareció a su costado con un tono de burla.

Sin decir nada Tobio apretó el puño dejándolo caer sobre su cabeza para ahora escucharlo quejarse e insultarlo por lo bajo mientras se alejaba. A la vez, vieron cómo por la puerta aparecía Iwaizumi para anunciarles que el partido empezaría pronto por lo cual debían estar listos.

Soltó un suspiro viendo a Bokuto y Hoshiumi hablar y exclamar con entusiasmo cómo sería jugar contra la selección coreana ya que sería la primera vez que se enfrentarían en un partido, mientras que uno de los colocadores tan solo podía pensar en no fallar durante el partido.

«Tengo que hacerlo perfecto, no puedo defraudarlo»

Una palmada en su hombro lo hizo reaccionar notando a Atsumu asintiendo para él acompañándolo junto al equipo para salir a la cancha, escuchando los gritos del público.

Sentía una calidez muy familiar dentro de él cuando puso de nuevo un pie sobre la cancha, era como volver a casa luego de muchos años fuera, sentía que estaba de nuevo donde de verdad pertenecía.

Pero sin lugar a dudas la felicidad terminó de inundar su cuerpo en el momento cuando giró hacia el público en el balcón para encontrarse al pequeño pelinegro en primera fila gritando con entusiasmo ante la llegada del equipo con el uniforme rojo. No pudo evitar sonreír enternecido regresándole el saludo a su bebé, sonriéndole de igual manera a su querida esposa.

Solo que eso no era lo único.

Junto al pelinaranja admiró a todos sus ex compañeros en Karasuno animándolos desde el público, desde sus senpais hasta Yamaguchi y Yachi, ¡incluso Tsukishima estaba ahí! Hinata de inmediato empezó a saludar hacia los demás, sujetando su brazo para sacudirlo y obligarlo a saludar hacia ellos.

—Ganemos —dijo firme, alzando su palma abierta.

Por unos segundos miró fijamente su mano antes de estrellar su mano afirmando que así sería.

Y así fue el inicio del tan esperado partido.

[...]

Casi no podía escuchar lo que sucedía a su alrededor, podía ver perfectamente a sus compañeros gritando mientras corrían hacia cierto pelinaranja que había anotado el punto final que les dio la victoria del partido. Extrañaba tanto ese sentimiento, extrañaba verse acorralado en medio de su equipo, extrañaba la sensación burbujeante de victoria en su interior.

Fue entonces cuando se vio arrastrado hacia los vestidores nuevamente donde pudo ducharse de forma rápida luego de una pequeña celebración junto a los demás. Estaba ansioso de salir y poder...

— ¡Papá! —Un emocionado Yuta corrió hacia él chocando en un fuerte abrazo hacia su padre— ¡Ganaron!

— ¿Acaso que no te dije que tu padre era el mejor? —Dijo de regreso con una sonrisa de autosuficiencia, sacudiendo su cabello con diversión.

Los gritos y vítores de sus antiguos compañeros lo interrumpieron optando por simplemente dejar a su hijo en el suelo luego de que este le pidiera permiso para ir a pedirle autógrafos al resto de los jugadores.

De inmediato se vio siendo sujetado fuertemente por Tanaka desde el cuello, siendo felicitado por Daichi mientras Sugawara se colocaba frente a él sujetando una hoja de papel sonriendo con burla pidiendo que le diera un autógrafo.

Sin embargo la aparición de su esposa hizo que todos se apartaran para dejarlo acortar la distancia entre ellos dos para abrazarla con fuerza escondiendo su rostro en el cuello de la fémina llenándose el pecho de orgullo con todos sus halagos susurrados junto a su oído.

Un leve jalón en la tela de su chaqueta lo hizo separarse un poco de la mujer, aún sin soltarla del abrazo, para ver hacia abajo y encontrarse a su pequeño, este cargaba una hoja de papel en una de sus manos y en la otra cargaba un peluche de Vabo-chan. Con una pequeña seña con su mano pidió que bajara hacia su altura.

— ¿Obtuviste todos tus autógrafos? —Pregunta cuando este le enseñó su hoja, notando de inmediato la pequeña carita en el autógrafo de Hinata.

—Casi, me faltó Atsumu-sama —dijo con una leve mueca alzando la mirada para ver el rostro de su padre—. Él me dijo que me daría su autógrafo a cambio de que mamá le diera su autógrafo. ¿Acaso mamá también es famosa?

La mujer junto a ellos soltó una leve risita ante la inocente pregunta de su bebé con sus ojitos brillando mientras lo veía, un enorme contraste ante la sombría expresión del mayor de los Kageyama.

Alzó de nuevo a su pequeño cuando este alzó sus brazos hacia arriba, volteándose de nuevo hacia su esposa para rodear su cintura con uno de sus brazos.

—Mamá, Atsumu-sama quiere tu autógrafo, se nota que te admira mucho —comentó con una sonrisa brillante pensando que aquel jugador quería su autógrafo tanto como él quería el de los compañeros de su padre.

—Tranquilo, yo luego hablaré con Atsumu-san para darle el autógrafo de tu mamá —dijo de inmediato el pelinegro brindándole un intento de sonrisa a su pequeño.

A unos pocos metros de la pequeña familia, se encontraban los antiguos miembros del club de primer año todos admirando la situación y por sobre todas las cosas la "sonrisa" del colocador.

—Sigue siendo... aterrador —murmuro el pobre Yamaguchi haciendo que tanto Hinata como Yachi asintieran con la cabeza.

Puede que hayan pasado algunos años pero todo permanecía igual; su amistad, la hermandad entre todo el equipo, la tenebrosa sonrisa de Kageyama. Todo como si aún fueran un grupo de estudiantes.

Yuta雄太: De mucha ayuda

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