Iwaizumi Hajime
Pedido de: Esposa_de_Iwaizumi
La chica abrió con lentitud los ojos al momento de despertar, estirando sus extremidades sintiendo el vacío creándose de nuevo al tocar el otro lado de la cama y encontrarlo desocupado. Otra vez.
Suspiró sentándose en su lugar dispuesta a empezar un nuevo día sin la compañía de su novio a su lado.
Hikari se paseó por el pasillo en dirección a la cocina sin preocuparse siquiera por abrir las cortinas conforme pasaba a su lado, se había acostumbrado ya a vivir en el apartamento en completa oscuridad.
Ella y Hajime hacía varios meses que se habían mudado a un departamento, este quedaba cerca tanto de la universidad del chico como de la academia de la fémina. Se encontraba en la ubicación perfecta, con una increíble vista de la ciudad. Era simplemente perfecto, solo que ahora lo que faltaba era la calidez dentro de la pareja.
≪Salí con Tontokawa, Makki y Mattsun. Pensé que podríamos ir a comprar en la tarde≫
Dobló la notita sobre la mesada y la tiró al tarro de lo reciclable, para acto seguido encaminarse a la nevera en búsqueda de algo restante para comer.
Estando ahí, sentada sobre el frío mármol mientras comía las sobras de la cena, la nostalgia le atacó de nuevo obligándola a tragarse el llanto a base de macarrones con queso. No era capaz de lidiar con sus horribles inseguridades tan temprano.
Pero lo extrañaba, joder que sí lo hacía.
Sin importar que vivieran entre las mismas paredes, que comieran en la misma mesa y que durmieran en la misma cama, ella extrañaba a su Iwaizumi.
Podía hacer el esfuerzo y recordar, se le haría muy sencillo saber el momento exacto en que las cosas empezaron a enfriarse, al menos de su parte por lo que tenía conciencia. Ellos siempre habían sido una pareja bastante tranquila desde su época de preparatoria y por alguna u otra razón se había imaginado que al mudarse juntos, quizás por el ambiente más íntimo, la distancia física y sentimental entre ambos disminuiría bastante.
Cosa que no fue así.
Desde que ambos eran estudiantes de preparatoria, cada uno les daba bastante tiempo e importancia a sus respectivos clubes razón por la cual no pasaban juntos todo el tiempo que les gustaría, reduciendo en gran medida la frecuencia de sus encuentros y citas.
No obstante nunca dejaron que aquella "distancia" interfiriera entre su relación, a pesar de juntarse y salir juntos en muy pocas ocasiones, ellos tan solo parecían cada vez más enamorados uno del otro. Cada persona que los conocía sabía a simple vista que ellos estaban hechos el uno para el otro.
De esa forma habían resultado en la situación actual, viviendo juntos, viéndose cada día pero parecía que sentimentalmente se encontraban más lejos que nunca; cuando ella se quería tener un lindo momento con él, Hajime debía estudiar para algún examen, y cuando el joven proponía una pequeña cita, Hikari se encontraba encerrada en su "estudio" con una de sus obras.
Una vez más, sus horarios parecían querer separarlos.
Viéndose vencida por las traicioneras lágrimas, dejó los lentes a un costado de la mesada mientras cubría sus manos con las mangas para llevarlas a sus ojos en un vago intento de parar su llanto. Sollozaba de forma silenciosa conforme sus pensamientos se hacían cada vez peores, el nudo en su estómago amenazaba con hacerla sucumbir ante sus inseguridades.
Pero de repente la puerta de entrada abriéndose cortó su llanto de inmediato.
―Estoy en casa ―llamó en voz alta haciendo que empezara a limpiar su rostro con rapidez, a sabiendas que aquello era completamente inútil ya que visualizó entonces a su novio entrando por la puerta de la cocina―. ¿Qué ha sucedido? ¿Por qué lloras?
En un instante ya se encontraba frente a ella, colocado entre sus piernas mientras sujetaba sutilmente su rostro entre sus manos a la vez que la inspeccionaba en busca de alguna herida.
―Estaba viendo una película y el personaje murió, solo estoy un poco sensible ―miente con la voz temblorosa por la cercanía.
Iwaizumi, mordiéndose el labio moviendo su mano hacia su nuca para atraerla a él, dejando descansar su rostro entre su cuello permitiéndose llorar nuevamente ahora con las caricias del chico en su espalda.
Tantos años y ella aún no había aprendido a mentir, aquel pensamiento lo atormentaba recordando que el televisor de la sala se encontraba por completo apagado.
[...]
Al llegar al departamento no tuvo siquiera fuerza de anunciar su llegada, también hubiese sido inútil ya que, por el silencio, las cortinas todas cerradas y la ausencia de sus zapatos en la entrada, supuso que su novia aún no había llegado.
Estirándose se adentró al lugar despojándose de sus pertenencias al andar para dejarse caer al sillón soltando un suspiro de cansancio.
"Su última clase ya tuvo que haber terminado, ella seguramente salió con sus amigas"
Viéndose solo optó por levantarse y preparar algo lindo para ella, sorprenderla con una deliciosa cena sería un lindo detalle. Con este plan en mente se encaminó hacia su habitación para tomar una ducha rápida y ponerse manos a la obra, caminando con pereza por el pasillo hasta que notó una puerta semi abierta.
Se trataba del estudio de su querida Hikari.
La curiosidad le hizo dirigirse hasta este lugar teniendo algo de tiempo que no entraba en dicha habitación, sonrió con nostalgia al recordar el día de la mudanza cuando ambos habían cargado con cajas repletas de su indumentaria artística.
Al entrar, el ambiente cambió de forma drástica, jadeó sorprendido por lo ahogante del lugar cuando lo que recordaba era un estudio artístico lleno de luz y vida, no esta cueva oscura con pinturas tiradas por todo el suelo mientras la ventana estaba cubierta con una gran manta.
― ¿Cuándo fue la última vez que limpió este lugar? ―Inquiere para sí mismo, pisando con cuidado de no estropear alguno de los cuadros que estaban en el suelo, hasta que uno de estos llamó su atención.
Se inclinó mientras tomaba una de estas pinturas para analizarla más de cerca. Este era un cuadro bastante oscuro, no solamente por la paleta de negros y grises que había usado, sino por la imagen en sí: una fémina en el centro de este con una expresión de terror en su rostro mientras desde la mitad de su cabeza salía lo que parecía ser un gran remolino negro de niebla.
Dicha imagen le recordó al arte de Junji Itou, no a su bella Hikari quien siempre se había dedicado a un estilo más inclinado hacia el movimiento del romanticismo. ¿Cuándo había cambiado tanto su musa artística? ¿Había estado tan ausente que no había notado como su "espacio" había pasado de la luz a la completa oscuridad?
― ¿Qué haces? ―La voz de Hikari logró sorprenderlo, casi perdiendo el equilibrio sin querer tirar la pintura que tenía en sus manos.
Al girar pudo visualizar a la pequeña chica de pie en la puerta mientras observaba toda la situación, razón por la cual se sintió como un niño al cual atraparon en medio de una travesura cuando no estaba haciendo absolutamente nada malo.
Se puso de pie luego de poner el cuadro con mucho cuidado en el lugar que estaba antes. Recordaba que esta siempre le decía "en el caos siempre hay orden", mientras se excusaba por no recoger su desastre.
―Pasé por aquí y quise entrar a echar un vistazo, lo lamento. ―¿Qué lamentaba? Tan solo le llamó la atención. Ante su respuesta la fémina no dijo nada dejando un completo silencio entre ambos, haciendo que su pareja bajara la mirada hacia dicha pintura para señalarla― Es algo... algo nuevo.
Algo apresurada, Hikari se adentró pasando a su costado para empezar a tomar varios de sus cuadros que yacían en el suelo para ponerlas contra la pared como si tratara de esconderlas.
Sentía la intensa mirada del chico sobre ella, logrando que por sus nervios incluso dejara caer una de estas grandes pinturas soltando un chillido de sorpresa ante el estruendo, inclinándose de inmediato para asegurarse que no se hubiese roto o algo por el estilo.
―No digo que sea malo, Hika, tan solo diferente. No tienes por qué actuar así ―asegura, inclinándose junto a ella para quitar el objeto de sus manos y reemplazarlo con las suyas, moviendo la cabeza para buscar su mirada evasiva hacia él.
Se asustó un poco al sentir sus manos temblando de manera leve, bajando la cabeza para que su corto cabello castaño cubriera su rostro como unas cortinas.
¿Había hecho algo mal para que ella tratara de ignorarlo?
Optó por sentarse en el suelo sin soltar sus manos para que esta no se alejara de él―. ¿Hay algo mal, bebé? Sabes que puedes decirme si algo te atormenta.
Al visualizar su labio inferior temblando fue su señal, sujetando el marco rojo de sus lentes y poniéndolos en un lugar seguro junto a ambos, haciendo fuerza en el agarre de sus manos y jalándola hacia él, haciendo que cayera sobre su pecho a la vez que rompía en llanto contra su camiseta, apretando con fuerza dicha tela mientras Iwaizumi mantenía una mano acariciando su espalda y la otra sujetando su nuca.
Respirando con tranquilidad hacia subir y bajar su pecho para dejarla oír el latido de su corazón, logrando poco a poco que esta empezara a calmarse ante este ritmo. Sabía que para calmarla, primero tenía que estar en completa tranquilidad él.
―Siempre habías dicho que te inspirabas en Francesco Hayez porque te habías enamorado de su expresión del arte del romanticismo. ¿Qué te inspira ahora? ―Susurró en el momento que la escuchó en completo silencio― ¿Empezaste a tener una fuente de inspiración más interna?
Llevó sus manos hacia sus mejillas, echando levemente su rostro hacia atrás para poder verla de frente, soportando la necesidad que tenía de apretarla de nuevo entre sus brazos y no hacerla llorar nunca más. Pero debía mantenerse fuerte y resolver aquello.
Con sus pulgares empezó a secar sus mejillas, impulsándose hacia adelante para poner sus labios sobre los suyos durante un instante en un simple roce entre ambos.
―He estado sintiéndome un poco mal últimamente ―confiesa forzando una sonrisa convertida en mueca, recibiendo ahora un pequeño beso en la punta de su nariz.
Iwaizumi tan solo se mantuvo en completo silencio, teniéndola sobre sus piernas ―las cuales empezaban a hormiguearle por la posición― secando sus lágrimas mientras esperaba que siguiera hablando.
No quería presionarla mucho, y genuinamente estaba tan inquieto que quizás acabaría alterándola de más.
―Es que parece como si te estuvieses aburriendo de mí ―soltó con un sollozo, escondiendo su rostro entre sus manos ante la intensa mirada de su novio sobre ella―. Ni siquiera hablamos mucho estos últimos días y siento que solo soy un estorbo para ti.
―Wow, wow, wow, escalamos mucho y muy rápido, pero debo detenerte ahí un momento ―Hajime, sin poder evitarlo, tuvo que interrumpir a su confesión angustiándose cada vez más por sus sollozos―. Primero que todo, tú no eres un objeto de entretenimiento para mí ni mucho menos, no es tu responsabilidad divertirme o aburrirme, dejemos eso en claro.
»Segundo, tampoco me gusta que no tengamos tanto tiempo libre para estar juntos, pero solo estamos pasando por tiempos difíciles para ambos con nuestros estudios. No será así para siempre ―asegura algo intranquilo tratando de escoger las palabras adecuadas―. Y por último, ¿que eres un estorbo para mí? Estoy viviendo en un sueño cada mañana que despierto y lo primero que veo es a ti, ni siquiera podría imaginar qué te hace pensar que tu presencia podría llegar a molestarme.
La abrazó de nuevo dejando su rostro contra su cuello sin importarle ni un poco la humedad de sus lágrimas, apretando la mandíbula al sentirla temblando contra su cuerpo mientras seguía sollozando.
¿Hacía cuánto tiempo estaba guardándose tantas cosas?
¿Hacía cuánto tiempo necesitaba desahogarse?
¿Cuántas veces había llorado por aquello sin él saberlo?
Sintiendo también sus ojos arder, no lo pensó dos veces antes de apretar también sus brazos alrededor de su cuerpo acercándola a él lo más posible, quedando con su cabeza contra su oído.
―Te amo con locura, Hikari, trataré de recordártelo más seguido ―dice en voz baja para evitar que escuchara como esta se rompía.
Consiguió que la fémina, un poco más calmada, asintió levemente con la cabeza sin soltarse aún de su abrazo. Había extrañado demasiado el calor de sus brazos.
Sorbiendo su nariz y aclarando la garganta, habló por fin en una voz algo débil―. Yo igual te amo.
Luego de unas leves caricias en sus brazos, Iwaizumi la tomó por los hombros para crear por un momento una distancia entre ambos para poder verla al rostro, brindándole una minúscula sonrisa mientras esta se disculpaba al secarse las mejillas.
―Estamos juntos en esto, cariño, así que tenemos que trabajar en equipo si queremos superar una mala racha, ¿entendido? ―Esta tan solo movió con rapidez su cabeza en un asentimiento― Empezaremos hoy mismo, te prepararé una linda cena.
Palmeando su muslo indicó a la chica que se levantara para ponerse de pie luego de ella, no esperando dos segundos antes de pasar sus brazos por su cintura para abrazarla nuevamente, alzándola un poco para que esta lo entendiera y enrollara las piernas en su cadera.
―Vayamos a darnos una ducha primero ―susurró contra su cuello luego de dejar un pequeño beso sobre dicha zona sensible.
Hikari, con los brazos alrededor del cuello de su novio, no pudo evitar mostrar una sonrisa dejando caer su cabeza contra su hombro mientras veía como el pasillo se iluminaba y el ambiente se aligeraba conforme Hajime caminaba en dirección al baño con ella en brazos.
Hikariひかり: Luz
Bebés, he vuelto, ¿a qué me han extrañado un montón?
Les contaré los infortunios que he tenido que sobrellevar estos días, les cuento.
Primero que todo, he empezado clases nuevamente, más o menos, ya que decidí inscribir un curso en verano para adelantar varias materias porque si el cielo así lo quiere, para el año siguiente me graduaré de la universidad. ¡Wuu!
Segundo, no sé si se los había contado pero mi computadora lamentablemente ha fallecido hace algunas semanas y hasta hace dos días logré comprar una nueva, no obstante tiene unos problemillas los cuales veré si la llevo a arreglar mañana. Si todo sale bien, trataré de adelantar algunos pedidos.
Y no, no se preocupen. Tienen una escritora precavida que tiene una copia de sus documentos por lo que no perdí la lista de pedidos y he estado bastante al pendiente de sus nuevos pedidos. No obstante a veces se me hace complicado recopilarlos ya que se terminan perdiendo entre los comentarios, por esto se los agradecería si me escribieran por mensajes privados.
Les prometo que no muerdo.
Ahora sí, no los molesto por más tiempo. ¡Hasta la próxima, mis bellezas!
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