Cuidando bebés/niños
Karasuno
Todos los chicos del equipo se encontraban frente a la casa de su entrenador, se miraban unos a los otros esperando... Ni ellos sabían que estaban esperando.
-Bueno, creo que debemos intentar adivinar para que el entrenador Ukai nos llamó a todos aquí.- habló el capitán del equipo.
-Si fuera una práctica nos hubiera citado al gimnasio.- mencionó Asahi.
-Creo que no hemos hecho nada malo últimamente.- dijo ahora Tanaka.- Creo...
En ese momento la puerta de entrada se abrió un poco dejando ver la silueta del entrenador.
-Pss, chicos. Entren, entren.- dijo misteriosamente y en susurro.
Los chicos se miraron mutuamente y entraron todos en fila. Toda la casa estaba a oscuras.
-Entrenador, ¿qué...
-Shhhh, lo despertarás.
-¿Despertar? ¿A quién?- preguntó curioso Hinata.
-No es importante, lo importante es...
En media frase el entrenador salió corriendo y cerró la puerta con seguro desde afuera. Por una de las ventanas señaló a la pequeña mesa. Kageyama, que era el que estaba más cerca, agarró un pequeño pedazo de papel y empezó a leer en voz alta.
-Chicos, nunca los había necesitado tanto como hoy. Una prima tiene un bebé y me pidió cuidarlo justo el día que tengo que salir con los muchachos. El niño está arriba durmiendo, y todo lo que necesitan también. Gracias por su ayuda.
-No...
-Puede..
-Ser.- dijeron Tanaka, Nishinoya y Hinata simultáneamente.
En ese momento todos los cuervos entraron en pánico, menos Tsukishima, Suga y Daichi
-¿Qué se supone que haremos con un bebé?- exclamó Asahi.
Suga se dispuso a ver como todo el equipo perdía la calma.
Kageyama estaba en el suelo sin hacer absolutamente nada, ni siquiera respirar. Hinata corría de un lado a otro. Tanaka y Nishinoya se encontraban rezando en el suelo. Yamaguchi estaba agarrado fuertemente a la pierna de Tsukishima mientras el rubio trataba de quitárselo de encima sin éxito. Ennoshita, Narita y Kenoshita estaban en un rincón llorando.
-Chicos, cálmense.- dijo Sawamura pero todos lo ignoraron.- Chicos, ¡Chicos!
-¡No!- gritaron todos al ver lo que había hecho.
Toda la casa se quedó en silencio y fue terminado por el llanto de un bebé.
-¿¡Qué hiciste!?- le gritó Asahi.
Todos siguieron con lo que estaban haciendo antes, pero ahora con mayor desespero pues el bebé estaba despierto.
-Esperen, esperen. Escuchen eso.- dijo Ennoshita.
-No se oye nada.- murmuró Hinata para que solo lo escuchara Noya, aunque todos lo oyeron.
-Exacto, el bebé dejó de llorar.
Todo el equipo subió corriendo las escaleras y, a entrar a la única habitación con la puerta abierta, vieron a Suga cargando al bebé dormido.
-Tenía sueño, sólo lo asustaron.
-Mamá Suga, al rescate.- bromeó Asahi.
Nekoma
El equipo completo se encontraba en el patio trasero de su capitán. Algunas veces se reunían así solo para pasar el tiempo, sobretodo en verano.
-¡El mundo se va a acabar hoy! exclamó Tora.
-¿Porqué lo dices?- preguntó Lev, el cual parecía dormido en el suelo.
-Es que Kenma no está jugando, está aquí en la realidad.
Todos rieron y Kuroo despeinó al chico que seguía con la misma expresión que antes. En ese momento la madre del peli negro salió con un bebé en brazos, unos niños detrás de ella y también la tía de Kuroo.
-Oh por Dios.- murmuró y se golpeó la frente.
-Cariño, necesito tu ayuda. Tu tía debe ir al hospital y yo la acompañaré, necesito que cuides a tus primos.- se acercó para darle al bebé.
-¡Yo no se cargar a un bebé!- exclamó aterrado.
-Yo si.- dijo Kenma y estiró los brazos para agarrar a la criatura.
-¿Cómo aprendiste? ¿Simulador de madre?- murmuró Tora haciendo que los chicos rieran leve.
-Chicos, necesito que ustedes ayuden. Si fuera por Kuroo, se queda sin primos.- dijo la madre del chico.
-Te estoy escuchando.
Las mujeres se fueron. Los mellizos se miraron entre si y después al equipo.
-Queremos helado.- dijeron al mismo tiempo.
-¿Porqué no mejor van y duermen una siesta?- propuso Yaku.
-¿Qué edad creen que tenemos?- preguntó la chica.
-Mmmm, 4.- dijo Inuoka.
-Tenemos 8.- dijo ahora el chico.- Y todavía queremos helado.
-Está bien, está bien.- se levantó Kuroo.- Ustedes, grupo de vagos. Levántense, compraremos helado.
Los gatos se levantaron perezosamente y Kai ayudó a Kenma pues aún tenia al bebé.
-Wow, tú eres...
-Gigante.- dijeron ambos hermanos cuando Lev se levantó.
El chico rió y se puso enfrente de ambos niños agachándose para quedar a su altura.
-Y es por eso que deben comer todos sus vegetales y algún día serán tan grandes como yo.- se señaló con una sonrisa orgullosa.
-¡Genial!
-O, con un poco de suerte, lleguen a ser como Hinata.- dijo Kuroo.
-Las habilidades de Shoyo superan por mucho las de Lev.- mencionó Kenma mientras caminaba hacia la calle.
-¡Kenma! - se quejó Lev.
Los niños caminaban detrás del gigante, saltando para intentar llegar a su altura. Obviamente sin éxito.
-¡Kuroo! ¿Puedes llevarme en tus hombros? Así alcanzaré a Lev.- preguntó la niña con una sonrisa angelical.
-¡No! Yo quiero alcanzarlo.
-Bueno, no peleen. Kai, tú lo llevas a él.- ordenó y alzó a su prima en sus hombros, mientras Kei hacía lo mismo.
Cuando llegaron al parque donde comprarían los dichosos helados, caminaron hasta llegar a un parque donde dejarían a los pequeños.
-Nosotros iremos a comprar los helados y...
-¡Yo quiero de chocolate con chispas!- gritó Inuoka mientras saltaba.
-Ajá, lo que digas. Kenma, tú te quedas con el bebé.- el chico asintió y se sentó en una banca.- Y tú Lev, te quedas con los mellizos. No los pierdas de vista.
-Entendido.- dicho esto salió persiguiendo a los niños mientras estos reían.
El resto del equipo se fue caminado, e Inuoka saltando.
-¿Vieron a esas bellezas de allá?- dijo Tora haciendo que los demás giraran.- Están sonriendo mientras miran a los niños. Debemos volver rápido para que nos vean con tus primos.
-Eres un caso, Tora.- dijo Kuroo.
Cuando volvieron, el chico del mohicano tenía una sonrisa "seductora" que se borró inmediatamente cuando vio a todas las chicas al rededor de Kenma.
-¿Es tu hermanito?
-Se ven tan tiernos juntos.
-¡Es tan tierno!
-Kenma te ganó, Tora.- murmuró el capitán.
Fukurodani
"Su capitán les exige y ordena (por favor) que estén lo más pronto posible en mi casa.
Atte: El mejor del mundo"
Todos los miembros del equipo de los búhos recibieron el mismo mensaje de Bokuto a las 6am y decir todos es ¡Todos! Hasta las manager Kaori y Yukie recibieron dicho mensaje.
-¿Qué querrá este tonto ahora?- murmuró Akaashi saliendo de su casa poniéndose su abrigo.
En una plaza cercana a la casa del capitán se encontraron Yukie, Akaashi y Komi. Los tres caminaron la distancia restante y llegaron pronto a su destino. Justo cuando la chica estaba a punto de tocar la puerta, Bokuto abrió la puerta y los sujetó a los tres los abrigos, metiendolos a la casa.
El peli blanco empezó a cerrar la puerta con muchos seguros.
-Ya no pueden salir de aquí.- dijo misterioso y empezó a lloriquear.- Necesito su ayuda.
-¿Qué sucedió, Bokuto?- preguntó Yukie mientras ponía su mano sobre la espalda de él.
-Es que mi prima esta de visita e hizo una... Una...
-¿Una?- preguntó para que continuara Akaashi.
-¡Bokuto!- los tres escucharon el grito que parecía de un grupo de niñas.
-Pijamada.- dijo y se escondió detrás de Yukie.- Llegaron anoche y se van en la tarde pero mamá tuvo que irse y no puedo solo.- todo lo dijo muy rápido.
-¿Por eso nos llamaste?- frunció el ceño Komi.
En cuanto dijo eso un grupo de más o menos 8 niñas salieron corriendo desde un pasillo. Todas empezaron a gritar, reír, correr y saltar. Los jóvenes se dividieron y corrieron detrás de las niñas hasta que Yukie gritó.
-¡Deténganse! - absolutamente todos se quedaron quietos, tanto las pequeñas como los chicos.- Les propondré algo, pueden hacer lo que quieran con ellos pero con la condición de que deben quedarse tranquilas.
-¿¡Qué!?- gritaron los jugadores.
-¿Lo que queramos?
-Lo que quieran.
Las niñas se miraron con sonrisas cómplices y salieron corriendo por el mismo pasillo de antes.
-¡Cambio de estilo!
2 horas después.
La escena a simple vista era la más graciosa del mundo. Bokuto, Akaashi y Komi tenían pequeños lazos en el cabello haciendo pequeñas colitas. Estaban "decentemente" maquillados, pues eso lo hizo Yukie. Y justo ahora, las niñas estaban pintando sus uñas de rosa, morado y rojo.
-Sabes que nos vengaremos de esto, ¿verdad, Yukie?- dijo más serio de lo normal Akaashi.
-Valió a pena.
Aoba Johsai.
El equipo de Seijoh se encontraba calentando pero el entrenador Mizoguchi aun no llegaba.
-¿Creen que le haya pasado algo?- preguntó Watari.
-No, tal vez sólo se le hizo tarde.- Oikawa hizo un gesto para restarle importancia.
-Ojala no venga, sería bueno entrenar sin oír sus gritos.- murmuró Kunimi
-Si no fueras tan perezoso, tal vez no te esté gritando todo el tiempo.- replicó Shigeru.
-Ya, terminen su conversación por hoy.- los cortó Iwaizumi.
En ese momento la puerta del gimnasio se abrió dejando ver al entrenador Mizoguchi con tres porta-bebés. Los cargaba con muchísima dificultad. Rápidamente, Watari y Hanamaki se levantaron corriendo y tomaron uno cada uno.
-Gracias chicos.- agradeció y respiro hondo.- De verdad lamento tener que traer a los bebé pero mi hermana tenía que salir y nadie podía cuidarlos. Además, no quería faltar a una práctica.
Los demás chicos se habían levantado y habían hecho un círculo alrededor de él y los bebés. Los tres se encontraban tranquilamente dormidos.
-Mira, Iwa-chan. ¡Trillizos!- exclamó Oikawa en voz baja.
-Como si nunca hubieras visto unos trillizos.
-No se preocupe, Mizoguchi. Lo entiendo perfectamente.- dijo el entrenador Irihata.- Pero justo ahora necesito hablar con usted.
El rubio miro al bebé y luego a los chicos.
-Oh, yo lo sostengo. Yo quiero, yo quiero.- dijo sonriente Oikawa. El entrenador le pasó el bebé al capitán y se fue detrás del hombre.- ¡Son tan tiernos!
-Vas a despertarlos, bruto- le reclamó Kindaichi.
Dicho y hecho. Aunque Oikawa se había callado, uno de los hermanos empezó a llorar. Watari, que lo estaba cargando, entró en pánico y lo sacó del aparato para mecerlo.
-Ya, ya, ya, ya. No se calla.- dijo asustado.
El llanto de su hermano despertó a los otros dos. Los otros dos chicos imitaron a Watari y cargaron a los bebes. Los jóvenes entrando en un pánico silencioso daban vueltas a la cancha y los otros buscaban una manera de hacer que dejaran de llorar.
-¿Donde está Oikawa? ¡Aquí está!- decía el setter pero solo conseguía que llorara más.
-Lo asustas, idiota.- Iwaizumi golpeó a capitán y por milagro eso causó la risa del pequeño.
-Eso es. Iwaizumi-san, sigue golpeando a Oikawa.- dijo Kindaichi.
Cuando los entrenadores llegaron, encontraron a Watari, Hanamaki y Kunimi cargando a los bebés que estaban riendo tranquilamente, mientras Oikawa estaba en el suelo lloriqueando mientras repetía.
-Iwa-chan es malo. Iwa-chan es malo.
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