Secreto - SakuAtsu!

I want you - Mitski
0:54 ───ㅇ───── 3:03
↻ ◁ II ▷ ↺

- ¿Y Shōyō? - Kiyoomi no soltó la rúcula que escurría con sus manos ni volteó a observar a Atsumu ingresar. - ¿No venía contigo?

Sakusa Kiyoomi procuraba ser el mejor compañero de piso posible, o al menos así buscaba demostrarse ya que creía que era un intercambio digno ante sus extravagantes pedidos para conllevar los síntomas de su T.O.C sin morir en soledad ahogado con la grasa de una feta de jamón, o en su propio vómito cuando llegaba ebrio.

Al menos así se había pautado el día que luego de dos meses jugando en los Black Jackals, invitó a Miya Atsumu a abandonar su departamento innecesariamente lejos del gimnasio para ocupar el cuarto libre que poseía, integrándose de lleno no solo en su vida deportiva, sino personal, y abriéndole al otro las puertas de la propia.

Si sus cuentas no fallaban, ya estaban por finalizar su segundo año juntos y su relación, que era de conocidos que se agradaban en secundaria, pasando por amigos distantes en sus épocas de universidad y primeros años en la liga a mejores amigos los últimos veinte meses, era tan estrecha que sabían cada profundo secreto del otro.

Había tenido un crush de niñato con Hinata Shōyō, y para su suerte, cuando esté apareció bronceado y hablando portugués le dio una chance que hasta el día de hoy mantenían como "amigos con derechos", odiaba cualquier mayonesa que no fuese la casera de su hermano en los onigiris, se olvidaba la televisión prendida y tenía un total de doce boxers, los cuales solo dos eran presentables y habían sido su último regalo de navidad de parte de su madre, a quien llamaba todas las mañanas desde el balcón.

O al menos Kiyoomi de Atsumu, ya que había un punto muy importante del azabache que el rubio desconocía.

No era su ritual de dos horas desde las cinco de la mañana a siete para higienizarse y ordenar su cuarto antes de los entrenamientos, ni el costoso rosario que escondía en el bolsillo interno de su bolso deportivo aunque fuese ateo, tampoco así que su padre lo había abandonado de niño por otra familia al norte del país y muchísimo menos que era fluido en tres idiomas aunque lo ocultaba del mundo.

- Se irá. - Sentenció con un hilo de voz que fue el que alarmó su atención. - ¿Lo sabías? - Sintió aún sin verlo que su rostro se encontraba surcado por un mar de lágrimas.

Sakusa Kiyoomi se había enamorado profundamente de Atsumu en esos veinte meses, al punto de que su pecho dolía cada vez que el rubio sufría.

- ¿Qué? ¿Hablas en serio? - Dijo volteandose y dando zancadas hacía el joven que se desarmaba mientras se abrazaba a sí mismo. - Sabía que tenía el mismo contrato que yo de dos años, pero mañana firmaremos y-

Lo comprendió, Hinata no firmaría la continuidad del mismo, y aún con ya tres semanas que a ambos los habían citado desde la gerencia del equipo, no había sido capaz de mirar al hombre que comúnmente completaba su cama para decírselo.

- Volverá a Brasil. - Su voz se ahogaba en el espacio del cuello de Kiyoomi dónde aterrizó su rostro apenas el menor lo estrechó en sus brazos. - Liga profesional, Oikawa Tooru le consiguió el contrato hace tres semanas... Bokuto lo sabía y... ¿Tú lo sabías? ¿Sabías que su vuelo es mañana?

Sintió como las manos se aferraban a su espalda con desespero, y rápidamente la humedad atravesó la sudadera de algodón grueso que lo protegía del frío del llegadero invierno.

El dolor galopante en su pecho se ampliaba cuando su mente comenzaba a deshilachar la situación que estaba atravesando.

Conocía ese dolor al pie de la letra, no dolía porque quien amaba sufría solamente, dolía como si un fuego carcomiera su interior porque lloraba por un amor que no era él.

Como pudo, llevó a Atsumu hasta el sofá, haciendo que ambos se sentarán y en un sigiloso movimiento lo recostó sin romper el abrazo que los unía.

Ya lo había visto llorar en reiteradas veces, la primera cuando su perro de la infancia murió, la segunda cuando Shōyō lo rechazó para algo más que compañeros de cama y una que otra vez ante derrotas que implicaban errores en sus colocaciones, y en todas ellas aprendió algo.

Miya necesitaba afecto físico para sobrellevar la tristeza, y Sakusa no era quien para negarselo.

- Claramente no lo sabía, te lo hubiese dicho antes de que fuese inminente. - Murmuró mientras su mano surcaba su cabello. - ¿Quieres que llame a Osamu? Se que ha venido Suna por el fin de semana pero creo que podrían venir dada la situación.

- No. - Sentenció casi ansioso, y Kiyoomi solamente lo dejó pasar porque sabía bien que no era momento de demostrar cuánto conocía sus actitudes defensivas. - Quiero comer y ver alguna película, no sufrir un interrogatorio de policía bueno y malo de mis decisiones románticas.

- ¿Término de saltear las verduras y le agrego ramen instantáneo?

Atsumu asintió ya que sabía que no estaba en las cualidades de Kiyoomi la cocina, aunque se defendía con los pequeños trucos de condimentos y mezclas de verduras que había copiado de Osamu sin que nadie lo notase más que él.

- ¿Te molesta si vemos Scarface? - Soltó Miya mientras viajaba por el catálogo de la plataforma de streaming. - Huele genial.

- Claro, pon algo de música mientras tanto, así la tomamos desde el principio juntos. - Dijo mientras seguía pasando de condimento en condimento. - ¿Quieres hablar de ello?

No quería ser invasivo, ni mucho menos romper sus límites, pero sabía bien que Atsumu excepto que fuese invitado a abrirse, no hacía más que permitir que su mente se maltratara con cada minúscula palabra que se le había dicho sin exteriorizarlo, haciendo su mente un pantano de dolor interminable.

Escuchó la mesada a sus espaldas removerse y el sonido de un cuerpo ensimismarse en esta, y como la costumbre dictaba, el rubio dejaba sus piernas colgar de la mesada mientras sus manos se afianzaban al borde.

- ¿Te parece bien está música? - Cuestionó mientras dejaba su teléfono bloqueado a su lado y los parlantes del hogar comenzaban a reproducir lo que parecía una melancólica balada. - Acompañará mejor el relato, créeme que no te lo verás venir.

Dejó que los segundos avanzarán y una armoniosa voz femenina comenzó a acompañar lo que comenzaba a construirse más similar a un rock alternativo suave en inglés, y una tonta sonrisa salió de sus labios.

Miya era el perfecto estereotipo de persona que gozaba de la música de moda, siempre sorprendiendo con artistas de los mejores niveles y siempre afines a su estado de ánimo.

Claramente no pondría Madonna, la cual comúnmente era para sus momentos de gloria.

- Está a tono. - Dijo mientras rompía el paquete que contenía los fideos.

Podía verlo en sus ojos, detrás de la sangre que teñía lo blanco del mismo, las ojeras hinchadas que poseía y las lágrimas que no paraban de caer, percibía que Shōyō no solo le había tirado la bomba de su partida, dado un beso de despedida y agitado la mano desde la entrada de su departamento.

- En la mañana habíamos hablado de pasar por Onigiris Miya y luego venir aquí a cenar, me había preguntado si luego podríamos visitar un bar al sur de la ciudad, que tenía una noticia que compartir.

Lo recordaba, mientras el conducía al entrenamiento Atsumu reía ante su teléfono con una sonrisa, sus ojos brillaban de emoción y sus dedos tecleaban a la velocidad de una quinceañera, y eso solo significaba que Hinata lo había invitado a algo que prendía la ilusión en su corazón.

- Pero cuando te fuiste y subimos a su auto el clima cambió, ya no sonreía por la cantidad de buenas jugadas había tenido hoy en el entrenamiento, y ni siquiera sonrió cuando le comencé a hablar de todos mis análisis de los Adler que estoy armando para nuestro primer partido.

A veces envidiaba ello... Bueno, tal vez todo el tiempo moría de envidia al notar con el cariño que Miya analizaba a Shōyō, como sonreía a des manera cuando hacía un remate, o como sus ojos brillaban cuando el menor del equipo le prestaba atención o lo felicitaba por jugadas tal vez no tan destacables.

- No paraba de centrar su vista en el camino, y aún cuando frenamos en un semáforo no se volteaba a verme... Comencé a cuestionarme si había hecho algo mal, y no fue la primera vez que me lo cuestionaba. - Dijo mientras se paraba y comenzaba a caminar alrededor de la isla de la cocina. - ¿No es estupido? No somos pareja, ¿Por qué debería sentirme culpable?

No pudo hacer más que observar, él mismo sentía tales sentimientos ante el hombre frente a él y realmente no había más alejado a ser pareja el punto donde se encontraban.

Lo vió caminar sin cesar mientras él seguía intentando concentrarse en la comida. Las pausas entre oración y oración se hacían cada vez más interminables ya que los labios del rubio se comenzaban a centrar en cantar partes mal pronunciadas de la canción, haciendo que su cuerpo entero se perdiese en ello y olvidará lo importante allí.

- Frenamos en su casa unos minutos, - Sabía bien que Miya había llegado tres horas después de que finalizó el entrenamiento. - y allí comenzó la charla.

Atsumu estaba ocultando algo, y no era que claramente no habían llegado y comenzado a hablar, si no su cabello no estaría húmedo cuando llegara ya que nunca hubiese tomado una ducha luego de tal charla, había algo mucho más importante que intentaba no mencionar.

- Lo dijo sin pensarlo dos veces, tan distante, ni siquiera tomó mis manos o movió su rostro. - Dijo ahogando un sollozo. - "Mañana tengo un vuelo a primera hora a San Pablo, jugaré para el ASAS."

Las manos de su amigo se colaron entre sus brazos escondiéndose en su pecho, y pudo sentir como el silencio comenzaba a ser necesario.

Sus manos volvieron a hacer lo que tan culposamente gozaba, y acarició su espalda esperando que el llanto cesara.

- Comenzó a explicármelo todo, obviando mis preguntas y mis lágrimas.

Las palabras salieron en susurros mientras separaba un poco su cuerpo del de Kiyoomi.

- Como Tooru le había conseguido la entrevista, le darían un departamento y para la primavera ya jugaría de titular.

Sintió como Miya comenzaba a mecerse al compás de la música, haciendo con los ligeros movimientos de su cuerpo que las manos que yacían en sus hombros comenzarán a deslizarse por sus brazos hasta sus caderas, y Sakusa no fue capaz de soltarlo.

- ¿Te acuerdas Halloween de nuestro primer año aquí, Omi? - Preguntó con una triste sonrisa y el azabache solo pudo asentir. - Al parecer Shō también.

Su espalda se erizó cuando por el cuello y capucha de su sudadera, las manos de Atsumu se aferraban a su cuerpo, obligándolo a moverse junto a él con la canción, haciéndolo nuevamente obviar las palabras tan importantes que salían de sus labios.

- Me dijo que dejase de llorar, que me estaba haciendo un favor al irse. - Murmuró dejando su frente caer en el hombro de Kiyoomi. - Y en ese instante dijo lo que menos esperaba oír cuando creía que me estaban rompiendo el corazón.

Y aunque su mente comenzaba a fundirse con la letra que hablaba de un amor añejo, volvió a la realidad, el secreto que había visto desde el comienzo estaba a punto de ser confesado.

- "La primera vez que lo supe fue en Halloween", realmente no entendí sus palabras al comienzo, me sentí tan fuera de lugar, como si todo fuese una cámara oculta de mal gusto. - Dijo y sus ojos se clavaron en los de Sakusa.

Halloween no había sido nada más que todo el equipo ebrio como marinero recién cobrado bailando la noche entera en la casa que Kōtarō poseía, tanto suplentes como titulares se pasaron la noche entera bebiendo y limpiando el suelo con sus traseros.

- Quise preguntar qué, pero ahí noté sus ojos lagrimear y lo entendí. - Dijo y Kiyoomi se frenó un instante. - ¿Tú lo entiendes, Omi?

Y realmente no lo hacía, los recuerdos de esa noche habían sido borrados con todo el tequila posible luego de encontrar al rubio y colorado besuqueándose en el baño de arriba mientras buscaba un lugar donde lavarse las manos luego de tocar el sudor de Meian.

Pero realmente tampoco podía esforzarse en pensar en profundidad en ello, no le parecía lo necesariamente relevante para no usar todo su poder de memoria en trazar en su mente a la perfección el recuerdo de cómo se sentía las manos de Atsumu jugando con los rizos de su nuca, o la cercanía de sus pechos que al respirar chocaban o mejor aún, que apenas presionaba un poco sus dedos podía sentir entre tanto músculo los huesos de la cadera de quién tal vez podría llamarse su primer amor.

- No pude consolarlo porque cuando abrió los labios, supe exactamente que diría, remarcando lo idiota que fui de no notarlo hasta ese mismísimo instante. - Podía observar el dolor en su rostro, lo cual solo lo hacía sentir más culpable de disfrutar como se encontraban. - La segunda vez que lo supo fue para año nuevo, cuando luego de quedarse dormido aquí, me encontró a la mañana siguiente durmiendo en el suelo de tu cuarto.

Un recuerdo amargo y teñido de vergüenza atacó su mente.

- Tuve un ataque de ansiedad cuando todos se fueron...

- Y te encontré sollozando en tu cuarto, me prohibiste sentarme a tu lado, por lo que me senté en el suelo y dejé mí mano sobre tu cama...

- ¿Lo hiciste?

Lo único que recordaba era la angustia interminable que su cuerpo sintió al verlos besarse cuando el reloj dió las doce, como también lo patético que se sintió cuando sabía bien que en el cuarto de enfrente, aunque agradecido de sus auriculares, era feliz con alguien que no era él, el patético Kiyoomi que se obligaba a observar el amor escaparse entre sus dedos.

- Cuando me desperté tu la sostenias, y Shōyō observaba desde la puerta aún adormilado.

- Cuando desperté ninguno de los dos estaba en la casa.

Vacía, como la mayoría de las veces que Hinata dormía allí a la mañana siguiente, Kiyoomi sólo limpió todo el lugar mientras se reprochaba por enésima vez que debía superar a Atsumu.

- La tercera fue en tu cumpleaños, "Nunca te había visto esforzarte tanto en un regalo, Atsumu", te juro que sentí como sus palabras se clavaban con todo el peso de un reproche en mí pecho, y créeme que me mencionó muchas más veces dónde lo vió.

En su mente se iluminó el momento que al despertar el veinte de marzo, una caja se encontraba a los pies de su cama, y al abrirlo una recopilación de notas, fotografías y recortes de diferentes revistas deportivas formaban un collage que seguía el trazo de todos sus logros con una nota al fondo de todos sus dulces favoritos que rellenaban el paquete.

"No podría tener mejor estrella para recibir mis remates."

Aunque en el momento su corazón palpitaba a mil y un kilómetros por hora, al instante rompió su ilusión recordando cada chiste subido de tono o pseudo romántico que Atsumu usaba como lenguaje normal hacía todos sus amigos.

- No pudo continuar hablando, y allí supe muy bien qué debía decir, pero te juro que no salía de mis labios.

- Atsumu. - No quería que continuará.

Quería que la música sonará más y más fuerte hasta que lo único que pudiesen hacer fuese bailar.

- No podía decirle a él lo que debía decirle a otra persona.

Aferró sus manos a su cintura y aún cuando quiso hundir su rostro en su hombro las manos que sostenían su nuca lo impidieron.

- "Realmente disfrute cada día a tu lado, pero tu no me amas de esa manera." - Dijo pero sentía en su tono que no eran sus propias palabras.

Cerró sus ojos con fuerza mientras luchaba contra todo impulso de ilusionarse como también la ansiedad que comenzaba a nublar su juicio e intensificaba la comprensión de la letra en su mente.

- No podía amarme sabiendo que te amo como a nadie, Kiyoomi, no podía siquiera pensar en permanecer a mí lado cuando cada vez que ocurría notaba con los ojos que te veía.

Sus ojos se abrieron con un jadeo seco y la canción frenó de golpe, casi como si realmente toda esa charla hubiese entrado en exactamente lo que duraba la misma.

- No podía amarme sabiendo que yo era tan idiota de, además de no ser capaz de reconocer mis sentimientos, tampoco notaba como tu me observabas.

Sus cuerpos seguían balanceándose ante un ritmo inexistente, y el agarre que los unía cada vez acortaba más la distancia.

- ¿Me perdonas por ser tan idiota? - Dijo dejando solo escasos centímetros entre sus rostros. - ¿Podríamos comenzar de cero? 


VIVA EL AMOR CARAJO ª

En fin, lo prometido es deuda y que agradable y buenas sonrisas me sacó leer tus comentarios uwu espero y la disfrutes delicious_95


Estoy como arriba xq para hacer este os revise todo mí drive de WATTPAD y encontré un montón tristisimos sin terminar que ahora terminarán acá...

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top