두번째

Namjoon no entendía nada de lo que estaba sucediendo a su alrededor. No tenía en cuenta que canción estaban tocando, las luces parecían sólo alumbrar entre él y un Jungkook que le sonreía entre divertido y sensual. Alejándose y acercándose, jugando con su cordura. Calentándolo y haciéndolo sentir demasiado curioso y necesitado de quien sabía qué, pero por dios que ese chico era un sueño.

Jungkook se había quejado de que él le llamaba "Jungkook-ie" o "niño" pero Namjoon no veía nada de ese niño de quince años, con grandes ojos curiosos y soñadores estilo Bambi, con este hombre todo jodidamente sensual y sexual que, probablemente se había follado a otros hombres con la misma frecuencia que él había follado con mujeres. ¿Y que tal si se le daba la intimidad con Jungkook, pero lo terminaba decepcionando? Oh dios, ese era otro tipo de presión en la que no había pensado.

— ¿Sucede algo? —Jungkook lo tomaba del rostro. Sus manos acunandolo allí y mirándolo fijamente. Cerca y hermoso, Jungkook era tan precioso como lo había expresado hora atrás en el apartamento de SeokJin.

—Eh... No, yo sólo estoy pensando mucho —admitía.

Jungkook fruncía su bonito ceño, estaban cerca, pero no tanto. El chico era más bajo, lo justo y necesario, Namjoon se sentía demasiado caliente y quería simplemente poseerlo. De hecho él iba a hacer su primer movimiento, pero un brazo aparecía en la cintura de Jungkook y un tipo que él no conocía, pero que había saludado en las presentaciones al inicio, besaba el cuello de Jungkook repentinamente y le decía algo que hacía reír al pelinegro. El agarre de Jungkook estaba aflojando en su rostro y Namjoon se sentía ansioso cuando veía como el otro chico se lo estaba llevando, así que no pensaba mucho cuando tiraba de Jungkook y se acercaba a él.

Lamentablemente el otro tipo no había soltado a Jungkook, pero poco se ofendia por el movimiento de Namjoon, él solo comenzaba a bailar. Jungkook se le había quedado viendo unos momentos fijamente hasta que empezaba a bailar y tomaba a Namjoon de la cintura para hacerlo bailar con ellos.

Jungkook sabía cómo se veía. Se veía como el bottom de un sándwich sensual. El chico tras él, era Kim MinGyu, un chico tan top como él. Ellos nunca habían follado porque a ninguno le gustaba tomar por culo, pero habían coqueteado lo suficiente como para tener un plan con respecto a sus ligues. MinGyu sabía que Jungkook quería a Namjoon, así que él estaba allí solo para ayudar.

— ¿Lo tienes o no? —preguntaba en la oreja de Jungkook, mordiendo su lóbulo.

El escalofrío recorría el cuerpo de Jungkook, lo miraba unos momentos y articulaba un "No lo sé", pero no se quejaba cuando atraía a Namjoon más cerca y este se dejaba hacer. Jungkook iba a morir de una erección, estaba seguro que Namjoon podía sentirlo en su pierna izquierda. Su rostro estaba sonrojado, pero ya estaba en esto. Él quería follar con Namjoon o al menos tener unos buenos besos y manoseos antes de que el tipo se panickeara, porque Jungkook estaba seguro que eso sucedería en algún momento de la noche.

—Hombre, aléjate —pedía Namjoon a MinGyu. Su mano sobre el hombro del grandote empujándolo lejos de Jungkook. Este no podía creer lo que veía y lo que sentía. Namjoon estaba sobre él, todo duro y musculoso, pidiendo amablemente, pero con seriedad a su amigo cómplice que se alejara de él.

Su polla estaba totalmente a bordo, de acuerdo, esto estaba pasando de verdad.

MinGyu sonreía y alzaba sus brazos apartandose y sonriendo para luego desaparecer entre la multitud. Namjoon lo había visto alejarse y luego miraba a Jungkook, este lo estaba observando con una sonrisa peculiar.

— ¿Qué fue eso? —cuestionaba torciendo su cabeza. Las manos de Jungkook estaban en sus hombros y Namjoon lo sostenía fuertemente de la cintura.

De acuerdo, él podía hacer esto. No era virgen, con un demonio. Y SeokJin había mencionado que podía acercarse a Kook si este le daba luz verde. Estaba seguro que la polla dura del chico y su mirada sexy y sonrisa cómplice eran una luz verde del tipo fluorescente.

La mano que faltaba se cernía sobre la cintura de Jungkook y pegaba más su cuerpo. Notaba los ojos de Jungkook algo pesados y la fuerza que había hecho por no gemir ante sus cuerpo pegados.

—Necesito clases de baile, no puedes enseñarme si te distraes con alguien más que no sea yo —susurraba Namjoon.

Jungkook pasaba saliva y se acordaba del maldito TaeHyung y como se burlaba de él porque, carajo mierda, si se volvía un maldito pasivo con Kim Namjoon. Así que suspiraba, pintaba una sonrisa ladina y enroscaba sus brazos en el cuello de Namjoon mientras se dirigía a su oreja y susurraba, apretando su cuerpo al ajeno:

—Bien, sígueme la corriente. No es tan difícil bailar de a dos —susurraba sobre la oreja ajena. Sus labios descaradamente pegados a la oreja de Namjoon.

Esto parecía irreal, era una locura, pero estaba sucediendo y Namjoon olía tan bien y lo sostenía tan fuerte. El mayor también estaba demasiado caliente, hacía mucho no le pasaba aquello de sentirse al borde. Él deseaba a Jungkook, demasiado. Más de lo que pensaba, al parecer y la cosa se ponía jodida cuando Jungkook guiaba y movía sus caderas, dando órdenes e indicaciones en la oreja de Namjoon. Este sentía como luego de unos momentos de este vaivén tortuoso dónde no había espacio entre ambos , la cosa se ponía peor. Ellos estaban descaradamente ardiendo por el otro y fregandose descaradamente. No sabía en qué momento ese baile se había vuelto en: él sosteniendo al chico que hacía todo tipo de movimientos sugerentes, meneando sus caderas y pegando su polla dura a la suya.

Ellos estaban follando con ropa en vez de bailar. Jungkook dejaba caer su cabeza hacia atrás mientras seguía moviéndose con gracia. Namjoon lo sostenía de la cintura para que sus partes bajas no se despegarán del otro. La camisa negra con esos botones abiertos dejaba ver el pecho de Jungkook sudado y espectacular, hacían que Namjoon quisiera pasar su lengua por ahí. El rostro que Jungkook tenía al bailar era sexy como el infierno. Y la canción que sonaba de Shawn Mendes en ese momento daba todo un mensaje claro al mayor.

Jungkook cantaba descaradamente "Teach Me How To love" Enséñame como amar... Y la cabeza de Namjoon estaba dando vueltas como las caderas del niño al que solía enseñarle matemáticas mientras no cazaba una. Y si había algo que a Namjoon no le gustaba y Jungkook no sabía, era perder su tiempo en tonterías si la cosa era un SÍ, AQUÍ ES en mayúsculas. Pero admitía que coquetear con Jungkook era vertiginoso y extrañamente candente. No lo aburría y realmente se sentía seducido y al borde. Por eso esperaba pacientemente cuando Jungkook volvía a tomar su rostro entre sus grandes manos y lo miraba fijamente con una sonrisa ladina.

— ¿Tengo chance de salir contigo de aquí? —susurraba Jungkook.

Namjoon sentía la respiración del chico golpear su rostro y lo único que lograba hacer era asentir. Jungkook sonreía tomaba su mano y tiraba de Namjoon para salir de allí. Suficiente de tiempo perdido, se hubiera llevado a Jungkook a su apartamento o hubiera caído en el suyo desde un inicio. Pero había esperado que el chico quizás lo besara o intentará hacerlo, pero contrario a eso, Jungkook no había hecho nada para intentar robarle un beso. Parecía cauteloso. Cuando llegaban a su auto y lo desbloqueaba, Jungkook subía al asiento del pasajero y Namjoon aspiraba tenso para subir luego de él.

Cuando estaba dentro y estaban solos en un espacio cerrado, la presión sanguínea de Namjoon se elevaba y se acumulaba, tanto en su polla como en su cabeza a punto de explotar.

—Pon la llave. Vamos a mi apartamento, tomemos algunas cervezas y luego decides si te quedas o te vas —decía Jungkook sin mirarlo.

Namjoon lo observaba y el chico parecía tranquilo, para nada la mitad de perturbado que estaba él. De acuerdo, él podría hacer esto, era un hombre que jamás se había negado a si mismo lo que deseaba. Y lo que deseaba ahora, era a Jungkook.

—Ok —susurraba.

Jungkook suspiraba y ponía su mano en el muslo de Namjoon otra vez, el peliceniza notaba que aún tenía una carpa en sus pantalones y miraba ligeramente a Jungkook, el chico también estaba duro como una roca, pero aún así no se abalanzó sobre él.

— Relájate, Hyung —decía con esa sonrisa peculiar—. No tiene que pasar más de unas cervezas, tranquilo.

Cuando volvía a su asiento y quitaba su mano de allí, el lugar seguía quemando para Namjoon, de acuerdo. Sí, él podría tener unas cervezas con Jungkook y luego ver si seguiría interesado en algo más. Él podría totalmente, una cosa era haberlo tocado toda la noche "inocentemente" y otra muy diferente saber que las puertas estaban abiertas a más.

—De acuerdo, ponte cómodo —decía Jungkook, abriendo la puerta de su apartamento y corriendo a la cocina en busca de las cervezas y el soju.

Namjoon había estado mirando su bonito y firme culo en todo el trayecto escaleras arriba. Quería poner sus manos ahí. Quería una sesión de besos calientes cuando miraba la boca de Jungkook y quería inspeccionar un poco más esa fina cintura y su pecho, pero no quería encender el fuego para no poder apagarlo luego, si es que llegaba a acobardarse.

Era hombre, sabía lo que significaba quedar con la polla dura y estresado como el infierno. A todo esto, también se preguntaba si Jungkook era de los que iban arriba o abajo, porque si él seguía adelante y Jungkook no era de los que tomaba, esto iba a ser... Extraño e incómodo.

—Por favor, deja de pensar tanto —la voz de Jungkook lo traía a la realidad.

El chico volvía con dos cervezas y una botella de soju en sus manos. Su camisa estaba desabotonada por completo esta vez y Namjoon sentía que estaba babeando. Dios, no había un solo vello en el torso del chico. Estaba más que seguro que Jungkook era lampiño o se cuidaba demasiado. No era nada nuevo, pero era divertido tener eso cuenta ahora.

—No es como si fuera la primera vez que me rechazas —decía el menor en broma, una sonrisa ladina y confiada que Namjoon comenzaba a adorar.

Pero Jungkook no estaba para nada tan confiado como se veía.

—Eras un niño —respondía nervioso mientras abría su cerveza y evitaba mirar el torso de Jungkook.

—Tenía quince —respondía el menor—. No era un niño.

—Y yo tenía veintitrés —aclaraba con cejas levantadas—. Era una diferencia y yo era completamente heterosexual.

Jungkook bebía su cerveza y evitaba con todas sus fuerzas no escupirla ante las palabras de Namjoon. Él iba a simular que tenía esto bajo control. Él lo tenía, bueno, realmente no. Nunca se había sentido nervioso en una cita, aunque esto no era una cita, Jungkook no tenía citas. Jungkook traía a sus víctimas al matorral de su apartamento y los desvirgaba, bueno, no eran exactamente vírgenes, pero el punto era tener sexo y luego dejarlos libres. Pero este era Kim Namjoon en su sofá, bebiendo su cerveza y evitando ver su torso al desnudo que había dejado a la vista para presumirlo.

Agradecía que a pesar de sentirse como el mayor virgen que, no era, igual se las arreglaba para notar algunas señales que serían consuelo luego si Namjoon se arrepentía de tocarle un pelo. La atracción y curiosidad estaba ahí, pero ¿Era suficiente?

— ¿Cuando eras hetero, eh? ¿y que eres ahora? —exclamaba mientras se miraban, bebiendo su cerveza.

Namjoon reía y lo miraba, la garganta del chico se movía mientras el líquido pasaba por su grueso cuello. No era largo y jodidamente pornográfico como el de su hermano mayor, pero seguía siendo atractivo. Y su mentón se marcaba de forma tan sensual. Namjoon recordaba como ese detalle había cambiado en el chico. Pese a que Jungkook aún tenía sus bonitas mejillas regordetas de su adolescencia, ese mentón filoso no había estado ahí a sus quince años.

— ¿Hetero flexible? —decía dudando.

Jungkook alzaba sus cejas y comenzaba a reír con Namjoon mientras negaba y aprovechaba a encender su tv para dejar un programa de música de fondo.

—"Hetero flexible" se titula a quienes ya han estado con otros hombres y se niegan a reconocerse a sí mismos como Bi o todas las otras etiquetas que existen. Hay muchas opciones y etiquetarme o no es tu decisión a fin de cuentas, pero por el momento eres "hetero curioso" ¿O me equivoco? —decía relajado.

Esto de hablar con Namjoon era exitante e interesante. Él nunca había hablado demasiado con sus ligues. Ellos querían follar, él también ¿Para que tanta cháchara? ¿Pero Namjoon? Dios, él podía escucharlo hablar toda la noche y correrse por lo intelectual que sonaba.

—Tienes razón, no tengo ningún hombre en mi lista... —decía Namjoon sonriendo tímido y mostrando sus hoyuelos, Jungkook deliraba con una boda y una familia con este hombre—. Aún... —añadía.

Jungkook se le quedaba viendo como imbécil. Dios, él tenía que pensar rápido antes de quedar como el idiota adolescente enamorado que miraba a Namjoon sin motivo y sonreía como imbécil mientras le explicaba algo sobre binomios, desigualdades, ecuaciones y función cuadrática.

Él jugaría como jugaba con el resto, aunque sus pantalones estuviera—figurativamente—cagados encima. Namjoon lo miraba encogiéndose de hombros, una sonrisa tímida de hoyuelos, eso en un hombre grandote era sexy. Dios, Jungkook lo haría, así que se bebía su cerveza de un trago que dejaba a Namjoon sediento y con ansias. Cuando el menor dejaba la botella con un estruendo sobre su mesa ratona, trinaba su cuello y acomodaba su camisa, para mirar a Namjoon.

—Voy a chuparte la polla. Porque fantaseo con eso desde que tengo quince, así que decide si lo quieres o no —exclamaba repentinamente, sentándose más de frente a Namjoon y levantando una de sus piernas sobre el sofá.

Toda su camisa dejaba ver un bonito abdomen de seis o probablemente, eight packs. Dios, ese cuerpo era una locura. No sabía si envidiarlo o-... Jungkook cortaba su carril de pensamientos cuando se ponía de pie, o lo intentaba, porque Namjoon se sorprendía de que su mano se posaba en el hombro del chico y lo empujaba de nuevo en su lugar. Los ojos de Jungkook estaban tan negros como sorprendidos.

Relamiendo sus labios el más joven asentía—. De acuerdo, eso es un no.

La mano de Namjoon le quemaba, como le había quemado todo su cuerpo y toque cuando habían bailado juntos. Pero al parecer llegar a la intimidad era demasiado, bueno, podría proponer fregar su polla a su pierna como un perro alzado, pero se quedaba atónito cuando el mayor apretaba su hombro, terminaba de beber de un trago su cerveza sin dejar de verlo y luego la colocaba en la mesa como él lo había hecho minutos atrás.

—De acuerdo ¿qué sigue? —preguntaba Jungkook con voz ronca. Namjoon aún lo mantenía sentado en el sofá con su gran mano sobre su hombro.

— Recuestate —decía la voz grave del mayor.

Dios, Jungkook estaba listo para ponerse desnudo si así se lo ordenaba con esa voz grave y masculina. Pero por ahora sería recostarse, con la ayuda de la mano de Namjoon que lo guiaba cuesta abajo para quedar sobre su sofa—enorme y cómodo sofá que había obtenido el último mes—gracias al cielo y ahí estaba, expectante. Namjoon se acercaba más.

—Pasa una pierna por detrás de mí y la otra aquí —decía poniendo una pierna de Jungkook sobre sus muslos.

De acuerdo, Jungkook jugaría, tener a Namjoon entre sus piernas era una realidad fascinante. Y ahí estaba, la cadera del mayor tocando su entrepierna y su polla creando un carpa nada disimulada en sus jeans negros ajustados. Él no se avergonzaría de lo duro que Namjoon lo ponía, aunque lo estaba un poco igual. Usualmente manejaba mejor la situación. Pero echado sobre su espalda en su sofá, las grandes manos acarameladas de Namjoon se posaban en sus muslos y se dirigían cuesta arriba con suaves caricias repetitivas que ponían a Jungkook más nervioso y más duro.

Namjoon miraba su cuerpo olvidandose por completo de su rostro, parecía fascinado con la anatomía del chico. Y así lo era. La bonita piel blanca de Jungkook y su abdomen marcado reluciendo su pequeña cintura cuando sus manos abrían más la camisa negra que llevaba tapando todo eso que sus ojos querían ver, dioses.

—Eres jodidamente bonito —susurraba.

— ¿Bonito? —replicaba Jungkook con una risa ahogada que se convertía en gemido cuando Namjoon pasaba sus pulgares sobre la protuberancia de su polla—. Ah, mierda.

Namjoon alzaba la vista y veía a Jungkook sonrojado, sus labios entre abiertos, brillantes por relamerlos y morderlos. Era muy hermoso.

—Lo eres —susurraba Namjoon con voz ronca, para que ahora sus manos continuarán su recorrido por ese abdomen y cintura. Él presionaba allí, casi sosteniendolo y Jungkook no podía respirar. Parecía demasiado fascinado y Jungkook apenas podía respirar bien. Estaba agitado y no había hecho nada más que soportar los toques y caricias de Namjoon que recién comenzaban.

El mayor relamía sus labios y sus manos estaban acariciándole el torso blanquecino de Jungkook, hasta que sus largos dedos llegaban a los pectorales del pelinegro y rozaban sus pezones.

—Ah~... Ok, soy sensible ahí —se les escapaba. Nunca lo habían tocado ahí, nunca le había interesado que lo tocaran ahí. Él mismo se encargaba de manosearse solo y propiciarse caricias en su pecho en el momento que se corría.

Jungkook no necesitaba otras manos y por ende jamás había acariciado de más a sus acompañantes. Eso era una completa perdida de tiempo, pero ahora... Ahora Namjoon estaba apretando y retorciendo sus pezones mientras él se deshacía en gemidos y se movía sutilmente intentando sostenerse del sofá debajo de él. No quería cerrar sus ojos, pero le era difícil considerando que Namjoon tenía una mirada demasiado intensa.

Él quería verlo, quería ver cómo su hetero crush estaba todo curioso y deseoso de tocarlo, pero el placer allí y esas manos, ese hombre, tenían a Jungkook al borde. Y carajo mierda que lo maldigan si se corría como un colegial virgen por esto. Así que iba a decirle a Namjoon que se detuviera, pero un movimiento entre sus piernas lo sorprendía y lo siguiente que veía y sentía era la lengua de Namjoon sobre su ombligo.

— ¡Joder! —su cintura se había encorvado cuál gato, necesitando más de esa lengua húmeda y esos besos mojados que Namjoon estaba comenzando a dejar—. Oh, ah... Eso es nuevo.

Namjoon mordía luego de un beso su abdomen y lo miraba, sus ojos negros llenos de un brillo lujurioso.

— ¿Cómo que es nuevo? ¿nunca te han besado aquí? —cuestionaba mientras sus manos amasaban sus pectorales y torturaban sus pezones sensibles.

Jungkook tragaba duro. «Genial, si, puedo mantener una charla mientras me manoseas». —No así, lo han hecho mientras chupan mi polla, pero no se quedan tanto tiempo.

Namjoon fruncía su ceño—. Pero tienes un bonito abdomen y una piel preciosa predispuesta a ser marcada —decía con voz ronca.

Jungkook se sentía de quince otra vez—. Sí. Haz lo que quieras, está bien por mí —lanzaba como idiota.

Namjoon se ponía peor de lo que estaba. Un hombre lo iba a dejar hacer lo que quisiera con él. Un hombre, dioses, Jungkook no era un niño y no podía relacionarlo al chiquillo que apenas entendía de números. No quería relacionarlo tampoco, este Jungkook era una cosa tremendamente caliente, así que volvía a besarlo. Volvía a pasar su lengua sobre ese abdomen, yendo cuesta arriba con nada más que el incentivo de los gemidos dulces de Jungkook.

Hasta en eso era perfecto, la forma en que gemía y su voz se escuchaba rota y sexy. Él quería oírlo más, necesitaba más de eso, así que llegaba al primer pezón y el mordía con descaro y desespero.

— ¡Namjoon, ah...! —Jungkook finalmente ponía sus manos en su cabeza y apretaba allí.

Su nombre sonaba espectacular con esa voz melodiosa, rota y masculinamente dulce. Su lengua pasaba como bálsamo para calmar el ardor, pero era un ardor que habia disparado un rayo de placer a través de la vértebras de Jungkook. El chico comenzaba a molerse contra su abdomen. Había visto lo duro que estaba y lo sentía ahora. Le gustaba, Jungkook estaba desesperado por él. Así que su tortura en los pezones del joven había continuado otro poco más.

La cabeza de Jungkook daba vueltas, su polla estaba derramando parte de su semen haciéndole saber que sus pantalones iban a comenzar a humedecerse junto con su boxer. Dios, era demasiada estimulación.

—Ya, por favor... Por favor —pedía, con sus manos pasando desesperadamente por el cabello de Namjoon.

El mayor comenzaba ahora a subir con sus besos por la clavícula y cuello de Jungkook, él estaba totalmente en trance y comenzaba a embestir a Jungkook hasta que quedaban a un mismo nivel. Sus caderas se mecían otra vez contra las del menor y le gustaba poder despojarse de su consideración respecto a su peso y simplemente aplastar al chico debajo de él que, estaba seguro, él lo soportaría. De hecho lo hacía, Jungkook lo abrazaba y tiraba de su cuerpo para estar más juntos, sus piernas se envolvían en las caderas de Namjoon y este tenía su boca recorriendo su mandíbula. Mordiendo su mentón, sus dientes raspaban allí y luego Jungkook corría su rostro y sus narices se chocaban apenas.

Ambos quedaban agitados mirando la boca ajena, dioses, Jungkook era pésimo con el autocontrol, pero no quería asustar a Namjoon, pero quería besarlo. Él deseaba conocer esos labios gruesos y como besaban. Hasta que Namjoon asaltaba su boca y mordía su labio carnoso inferior brillante y rojo que lo había tentando toda la noche, el gemido de Jungkook resonaba en todo el apartamento y le daba un tirón a las bolas de Namjoon.

—Carajo, no tenías que ser tan rudo —decía Jungkook con voz ronca.

Namjoon parpadeaba aturdido y luego Jungkook decidía que era hora de dejar de jugar y tomaba el rostro de Namjoon para acortar la distancia y a la mierda todo. Si él iba a rechazarlo otra vez, que lo hiciera de una jodida vez, él no quería tener autocontrol, él quería follar como un animal y evitar que su corazón estúpido tuviera esperanzas adolescentes sobre algo que era cosa del momento, pero el disfrutaría cada segundo si se le daba con este hombre.

Namjoon no podía creer que un hombre fuera tan dulce. El sabor de Jungkook con alcohol, vodka de la fiesta de cumpleaños y algo más suyo, propio, le daba vueltas la cabeza y su lengua salía disparaba y sin su consentimiento real. Allí dentro de sus cavidades sus lenguas luchaban por el control. Jungkook no era suave, ni delicado. Era seguro y caliente como el infierno volviendo un buen beso en algo totalmente eufórico.

Besar a ese hombre se sentía como todo lo que Namjoon no sabía que necesitaba para dejar de pensar y para relajarse al mismo tiempo. La boca de Jungkook era cálida, atrevida y arrogante. La suya era decidida, dominante y curiosa. Ellos estaban haciendo un muy buen Match. Posiblemente de los mejores que Namjoon había tenido y su presión sanguínea se elevaba al punto de sentir su cuello rojo a punto de explotar cuando los dedos hábiles de jungkook se entrometían entre sus cuerpos deseosos y tanteaba la entrada de su pantalón. Botón, cierre y oh... Esa era una gran mano urgando dentro de sus pantalones y sobando su bulto duro y atormentado.

—Ok, llegaste a mis pantalones —decía Namjoon cortando los besos salvajes y mirando entre sus cuerpos.

—Si quieres que me detenga, dilo ahora antes de que sea más complicado parar, hombre —exclamaba el menor, aún sobando sobre la tela de boxers la gran polla que Kim Namjoon guardaba allí dentro.

El mayor relamía sus labios y miraba a Jungkook de nuevo mientras tiraba sus caderas contra esa mano. Esto era nuevo, era extraño y era caliente. Estaba a bordo, no sabía hasta cuándo, pero esperaba no dar marcha atrás.

Jungkook reía conforme y ladino con sus labios hinchados y rojos por su culpa, luego quitaba su mano y empujaba a Namjoon fuera de él—. Quítate la parte de arriba, siéntate y abre las piernas —ordenaba poniéndose de pie y quitándose su camisa.

Toda la bonita piel y el cuerpo trabajo de Jungkook era simplemente arte. Namjoon era un matemático muy fanático del arte y podía reconocerla a la perfección cuando la veía en la anatomía ajena. Ese chico era todo lo que parecía gustarle en un hombre y suerte para él no era un obsesionado con las etiquetas pese a haber sido hetero la mayor parte de su vida, pero desear a Jungkook como lo deseaba, estaba lejos de ser hetero, así que le hacía caso y se quitaba la prenda superior al ponerse de pie para más comodidad.

Cuando lo hacía todo ese torso acaramelado quedaba a la vista de Jungkook y dioses, él quería caer de rodillas. No era el plan porque, Jungkook no chupaba polla, muy de vez en mes, pero carajo... Él quería chuparle la polla a Namjoon. Diablos que lo quería y no pensaba cuando se quedaban viendo el uno al otro de pie, frente a frente y lo primero que Jungkook hacía era literalmente saltar sobre Namjoon y este lo agarraba con justo precisión. Dios, él era una bestia para sostener a un Jungkook que se acomodaba a horcajadas encima de él, sus brazos alrededor del mayor y su sensible y muy bien besado pecho se restregarban al desnudo pecho de Namjoon.

Que nadie le dijera al maldito de TaeHyung que estaba colgado cual Koala de su crush, el mismo que luego de recibir sus besos y sostenerlo allí con sus brazos bien enroscados en su cintura, soltaba su boca con una mordida y exclamaba:

—Quiero follarte.

Jungkook se paralizaba. Namjoon lo miraba ávidamente. Sus labios carnosos más hinchados por los besos que había compartido con Jungkook, el menor sentía la polla dura golpeando contra la suya en esa posición, casi yéndose en dirección a su trasero y lo primero que hacía era saltar lejos de Namjoon.

El mayor quedaba con los brazos abiertos, un poco desorientado y en pausa.

— Umm... ¿Dije algo malo? —preguntaba confundido.

Jungkook todavía estaba sonrojado, bien besado y duro—. No, bueno sí...

— ¿Sí? —Namjoon llevaba su mano a su cabello y la pasaba en dirección hacia atrás, luego fregaba su rostro y Jungkook comenzaba a dudar por primera vez.

—Es que yo no-... —sus dientes se apretaban. Namjoon alzaba sus cejas—. Lo siento, hyung... No tomo por culo —aclaraba con su rostro rojo furioso.

Namjoon alzaba sus cejas y se sentía incómodo, especialmente porque Jungkook parecía sentirse fatal al respecto. Él se temía esto. Los minutos pasaban y Jungkook sentía que su corazón saldria de su pecho, pero la cosa se ponía peor cuando recordaba la palabras de su último amante TaeYong: Eres horrible en la cama, Kook. Estoy fuera.

Así se lo había mencionado mientras Jungkook descargaba las últimas gotas de su polla sobre su abdomen. El chico se había levantando, se había limpiado con su sudadera favorito y se había ido como si nada hubiera sucedido. El ego de Jungkook estaba por el suelo.

—De acuerdo, entonces... Creo que podríamos continuar con más besos —decía el mayor.

Jungkook alzaba sus cejas creyendo que tendría a Namjoon fuera de su apartamento en menos de veinte minutos, pero al parecer todavía podía equivocarse.

—Un par de besos y toqueteos y podríamos venirnos juntos —exclamaba el mayor—. Y tú dijiste que querías chuparme la polla, lo estoy deseando tan mal como deseaba lo primero y eso no lo puedo tener, pero lo otro...

Jungkook se avergonzaría luego por lo rápido que se había movido, mucho mucho después de caer en sus rodillas cerca de Kim Namjoon y con dedos temblorosos comenzar a desabotonar su pantalón para luego mirar una última vez al mayor y ver si algo en él quería retractarse.

«Por favor no te retractes, por favor no lo hagas» pensaba el menor.

— ¿Podemos hacer esto diferente? —pedía Namjoon.

Bueno, no era un no, así que Jungkook asentía con ojos grande y expectantes. Había todavía una inocencia extraña que era parte de su mirada—porque de inocente no había nada—y a Namjoon le gustaba ese brillo de inocencia inexistente.

—Me gustaría explorarte al mismo tiempo que tú... Venirnos en la boca del otro.

Oh, mierda.

Jungkook se levantaba más rápido de lo que había caido de rodillas y tiraba de Namjoon en dirección a su habitación, escaleras arriba. No decía mucho hasta entrar, pero Namjoon había sonreído el camino cuesta arriba, cuando entraban y la puerta se cerraba tras él, Jungkook estaba sobre su boca, manos en su propia  cintura y bajaba su propio pantalón mientras besaba desprolijamente al mayor.

Le gustaba a Namjoon lo decidido y ansioso que el menor se veía, así que cuando Jungkook mordía su belfo inferior y se alejaba para continuar su tarea de desvestirse, Namjoon lo seguía. Se sorprendía de lo decidido que estaba a estar desnudo y encima de este chico, y repentinamente caía en consciencia de un Jungkook muy desnudo y excitado frente a él. Todo piel blanca, cuerpo firme y sutilmente marcado. Él creía fielmente que las mujeres eran un obra de arte andante, todos y cada uno de los cuerpos. Namjoon no tenía un tipo, pero Jungkook era diferente. Empezando por el hecho de que no habían pechos y una polla tamaño promedio y muy bonita colgaba de su pelvis. Y estaba erecta sobre el abdomen del menor, con un glande rojo y brillante.

Su boca salivaba, eso era toda una impresión positiva. Su polla no se había bajado, su cuerpo seguía tenso y sus manos picaban.

— ¿Sigues en esto? —decía Jungkook confiado, dándole una salida.

Le encantaba la seguridad del chico.

Pero no podía estar más equivocado, Jungkook nunca había estado tan nervioso en un encuentro sexual. Maldición, ni siquiera de virgen había actuado tan ansioso e impulsivo.

—Dije que quería follarte, no mentía. Sé que no sucederá, pero estoy muy intrigado de saber lo ruidos que haces cuando te la chupan y como sabes.

Jungkook sentía sus oreja rojas y su cuello caliente coloreando su rostro. Mierda, por supuesto Namjoon tenía que ser un jodido dominante de lo mejor. Le sorprendía, porque él era quien volteaba a sus acompañantes, quien dominaba. Quien tomaba lo que queria, no se sentía así en este momento, pero gracias al cielo que Namjoon seguía en esto. Si se entregaba a Namjoon como había querido toda su juventud, estaría perdido.

—Bien — «¿Bien? Dejaste de usar tu cerebro, Jeon» se reprendía.

Pero no tenía mucho tiempo de autoreprenderse, porque Namjoon se acercaba acunando su rostro y lo besaba otra vez. Mierda, Jungkook no besaba. Al menos no tanto, casi nada. No era necesario, pero cuando los labios de Namjoon tocaban los suyos con definición y autoridad, con su lengua enredándose fácilmente a la suya, Jungkook olvidaba que hacía y que no en la intimidad, él solo se derretía y caminaba hacia atrás en dirección a la cama, apretando el cuerpo grande de Namjoon y volviendolo loco con la cantidad de piel restregandose a la otra.

No sabía en qué momento de la odisea de besos, Namjoon lo había dejado en la cama y había comenzaba a besar su cuerpo otra vez. Todo torso cuesta abajo mientras él hacía ruiditos y gemidos desesperados. Retorciéndose y deseando más.

—Hyung... Nam, acomodate —gemía.

Una risa grave contra su abdomen resonaba y dioses, que lo castigarán si negaba lo mucho que le había encantado esa risa ronca, pero obtenía lo que quería cuando Namjoon se erguia, él se iba más hacia el centro de la cama y antes de acomodar toda la parte inferior de su cuerpo encima del suyo, tomaba su mentón y besaba a Jungkook de nuevo. Sus labios pedían un descanso, aunque realmente no lo quisiera y fuera un jodido adolescente respondiendo hambriento a los besos. Luego de eso, cantaba aleluya cuando tenía a Namjoon sobre él, sus manos en sus caderas y la gloriosa y gruesa polla colgaba lista para él.

Namjoon por su lado, estaba frente a su primera y "bonita" polla y él no avisaba ni nada cuando comenzaba a pasar su lengua por el tronco y Jungkook sentía un shock eléctrico que lo hacía temblar visiblemente. El menos esperaba que Namjoon se tomará más tiempo, pero comenzaba a lamerlo como paleta, sosteniendolo sutilmente de la base, logrando que todo el cuerpo de Jungkook cantará con sonidos de placer saliendo de su boca y la misma se estirará para alcanzar la polla de sus sueños.

— ¡Mierda! —Namjoon se desconcentraba cuando Jungkook se lo comía sin restricciones y sin jugar ni probar como él. El chico había comenzaba por la punta con una fuerte succión que había hecho temblar al grandote—. Oh, Kook~... —Namjoon apretaba sus ojos, sus puños se cerraban, le costaba sostener su propio cuerpo y los dedos de sus pies se enroscaban.

"Mm~" el agarre del menor acariciando su polla era firme, pero justo. No era apretado, el agarre, no llegaba a la punta porque su boca la cubría. Calor, humedad, dios, Namjoon comenzaba a dar embestidas automáticas y Jungkook se dejaba perforar su garganta. Él necesitaba follar a este chico de alguna forma porque venía desesperado pasando de fantasía en fantasía, pero esta realidad no estaba mal.

Su mano aún trabajaba sobre la polla de Jungkook y finalmente sus gruesos labios cubrían la polla del chico y chupaban con ganas haciéndole al menor perderse un paso de acto caliente. Jungkook sabía bien, le gustaba. Pero no se veía haciendo esto con otro hombre y por eso no había sucumbido. Jungkook parecía ser el correcto para ser besado, para tocarlo, masturbarlo y chupar su polla.

Era el correcto para mucho más que esto, pero no iba a presionar, aunque necesitaba cambiar los papeles, Jungkook estaba succionando su cerebro y se sentía lento y estúpido. También desesperado y anhelante. Palmeando los muslos carnosos del menor, pedía un cambio.

— Déjame ir abajo —Jungkook lo había escuchado, pero estaba un poquito ido comiéndose su polla.

Jungkook no se consideraba un chupa pollas y por eso no atendía de tal forma a sus amantes, pero con Namjoon. Aish, él sería una puta total por este hombre, así que cuando razonaba en el pedido, ellos cambiaban y él volvía a comerse la polla de Namjoon, jugando con sus bolas, su agarre justo como le gustaba a él mismo y al parecer también a Namjoon. Casi perdía otro paso cuando el mayor volvía a chupar su polla. Le encantaba y pese a que le gustaba dicha atención, él estaba encantado de ser quien se encargará de comerse la polla ajena esta noche. Los ruidos y gemidos eran en conjunto, sus caderas cayendo sutilmente sobre la boca de Namjoon y este chupando ávidamente, también jugando con sus bolas, pero de repente la lengua de Namjoon no estaba sobre sus bolas, o su polla.

El cuerpo de Jungkook había recibido un shock eléctrico cuando la lengua de Namjoon había trazado un línea cuesta arriba entre sus glúteos. Él no se había dado cuenta porque estaba demasiado ocupado saboreando la polla de sus sueños y en su descuido Namjoon había amasado su bonito culo y repentinamente dado una lamida que prometía cosas de las que Jungkook no tenía idea.

— ¿Lo siento? —se escuchaba la voz ronca de Namjoon.

Jungkook estaba en shock—. Jodidamente no lo sientes —su pierna cruzaba por encima de Namjoon y se sentaba en la cama mirándolo con ojos inmensos.

Namjoon se sentaba y se sentía como la mierda—. No lo pensé mucho, solo quería... Lo siento.

Jungkook relamía sus labios, su rostro rojo y su mirada en otra dirección.

— ¿Vas a lastimarme? —preguntaba de repente.

Namjoon alzaba sus cejas—. ¿Lastimarte?

— Que si va a doler —soltaba intentando no sonar tan vulnerable como se sentía.

Dios, el chico era jodidamente temperamental y vulnerable. A Namjoon le encantaba por algún motivo extraño. SeokJin decía en ocasiones que era un dolor de cabeza, pero Namjoon quería morderle la boca.

—No he estado con un hombre, pero he tenido sexo anal y jamás se quejaron al respecto. No voy a hacerte daño y no quiero obligarte. ¿Puedes dejarme darte un beso negro?

— ¿Por qué quieres hacer hacer eso? —Jungkook fruncía todo su ceño.

Namjoon estaba confundido—. ¿Tú no lo has hecho con alguien más?

Jungkook se tornaba rojo—. Algunas veces, no es mi tarea favorita —su mirada se desviaba.

Namjoon suspiraba—. ¿No le has dado un beso negro a ninguno de tus amantes? —Jungkook negaba.

—Poco, no llego a completar una mano con cinco dedos. Dos quizás... Dicen que soy un cretino egoísta en la cama —admitía finalmente suspirando derrotado.

Namjoon relamía sus labios, no tenía que dar indicios de que sabía al respecto o SeokJin lo mataría. Y lo haría.

—Quizas estando en el extremo receptor puedas entender mejor a tus amantes —mencionaba Namjoon, su mano acariciando el tobillo de Jungkook.

—Me gusta que mi polla esté bien apretada —exclamaba reacio a la idea.

—Lo entiendo, me pasa lo mismo

— ¿Somos pésimos compañeros de cama, entonces? —suspiraba el menor.

Namjoon reía gravemente y tiraba de Jungkook repentinamente para acercarlo. El menor se había sorprendido de la fuerza ajena ejercida para moverlo más cerca y luego se cernía sobre él aplastándolo con su cuerpo desnudo. Jungkook se aferraba a su cintura y sus piernas se abrían para recibirlo.

Si, se avergonazaris luego de ser tan receptivo para alguien más. Para este hombre.

—Podemos hacerlo funcionar con o sin penetración —su boca besaba el lunar de Jungkook justo debajo de sus labios. Luego arrastraba dientes y lengua por ahí, el cuerpo de Jungkook cantaba de placer por las ondas que recibía a través de simples besos y el peso del cuerpo ajeno.

—De acuerdo, si... Sí, sí. Lo que tú digas —exclamaba cuando la boca carnosa ajena se posaba en su cuello dejando fuertes besos y sus pollas se empujaban y restregaban una a la otra.

Sin importar qué, ambos harían que contara.

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