Capítulo 5
/Primera persona Apolo/
No puedo ni creerlo que perdí, tampoco que haya tenido que pasar mis últimos días de vacaciones en un hospital. Algún día te voy a encontrar y la revancha será mía.
Me pregunto ¿Quién será? Tenía un gran poder como si fuera un dios... Sus palabras suenan en mi cabeza como un eco en una cueva. Provocando mi algo de molestia hacia aquel ser.
Me encuentro en mi casa en Grecia en mi habitación. Pensando un poco todo lo que ha pasado. Miro hacia el techo perdido en mis pensamientos.
Las chicas me dijeron que no encontraron nada, aquella persona desapareció... Como si fuera un fantasma. Dejé de buscar y volví a mi casa para relajarme un poco. No tengo ninguna pista sobre él, buscarlos sería una pérdida de tiempo andando en círculos. El titán del sol ha caído y ya no habrá más molestias. En cuanto al tipo misterioso está en otro país ahora mismo.
Justo pensaba que iba a morir, pero una persona, me dijo que no... Recuerdo su bella voz hablándome.
De pronto se abre la puerta, entrando Poseidón a la habitación, al verme muestra una pequeña sonrisa abriendo los ojos como platos.
—¡Estas vivo! — Exclama Poseidón muy asombrado.
—Por supuesto que sí ¿Qué pensabas? —Le pregunto riéndome un poco.
—Pensaba que el lobo te había atrapado—dice Poseidón riéndose un poco—. Me dijeron que te dieron una paliza—
—¿Quién te lo dijo? —Pregunto algo molesto frunciendo el ceño de enojo.
—Artemisa, no te preocupes voy a guardar el secreto de tu gran vergüenza—me dice Poseidón con un tono burlón
—Mucho cuidado con decir lo que pasó, tampoco no hagas una canción sobre el tema— le pido seriamente.
—Tranquilo, mis labios están sellados y aquí tu eres el músico —dice Poseidón tranquilamente a recostado de la pared.
—Más te vale, igualmente eso ya no importa, perdimos al titán del sol junto con su información importante, él sabía algo sobre los dioses y otras cosas más—
—Tienes alguna pista sobre ¿Quién fue el responsable del ataque? —Me pregunta Poseidón algo intrigado.
—No se—respondo—. Aunque me dijo que no puede ser que yo sea un candidato al trono del Olimpo, no quiero ser el dios del Olimpo prefiero seguir siendo del sol y seguir una vida tranquila junto a mis amigos-menciono alegremente observando la ventana. Me sienta la cama observando Poseidón.
También junto aquella chica... Espero que te encuentre bien...
—Que extraño, lo importante es que estas vivo, Apolo habrá tiempo de sobra para poder vengarnos por ahora celebremos un poco—me dice Poseidón con un tono alegre.
—Tienes mucha razón...—menciono mirando al suelo con algo tranquilo—. Por favor, puedes pasarme mi lira que está en la esquina—le pido gentilmente mientras le señaló donde se encuentra.
Poseidón me extiende mi instrumento. Lo agarro entre mis manos colocándolo encima de mi pierna derecha. Suelto un suspiro cierro los ojos, empiezo a tocar las cuerdas produciendo una melodía triste y algo melancólica empezando contar una historia.
Hace mucho tiempo, había una isla en el mar mediterráneo. Hay en aquel lugar, nacieron dos gemelos, sus llantos resonaban al unísono como el coro de dos angelitos. De pronto se calmaron al ver el rostro de su madre.
Leto mostro una pequeña sonrisa al contemplar sus hermosos estrella entre mis brazos, mientras unas lágrimas de felicidad recorren sus mejillas cómo cascadas.
Así nacieron para ella el sol y la luna que iluminaba su cielo de día y de noche. Apolo y Artemisa habían nacido.
Concluye la melodía con las tonadas de alegría. Mientras empiezo a recordar.
Hace mucho tiempo cuando era un niño. Me encuentro junto mi Madre, observando cómo ella toca su liga de plata. Su cabello es dorado como el oro y sus ojos son azules como el cielo lleva puesto una túnica blanca.
Muestro una pequeña sonrisa al escuchar aquellas hermosas melodías que resuenan por todo el bosque trayendo los pajaritos y las ninfas de los bosques que se asoman para escuchar aquel suave sonido.
Dejo de tocar el instrumento de teniendo mis recuerdos volviendo al presente.
Al tocar este hermoso instrumento me transporta aquellos momentos que solía estar con ella.
Después de un rato.
Poseidón y yo los quedamos contando historias, mientras comemos un poco de pizza y helado. Siempre me gusta hacer esto es muy divertido escucho sus aventuras.
—Y justo apareció una ballena con un cuerno de unicornio fue increíble—menciona Poseidón riéndose un poco. —Recuerdo esos tiempos cuando vivía en el mar y los titanes dominaban la tierra—
—Yo solía vivir junto a mi madre y mi hermana en una pequeña casa éramos muy felices—menciono con un tono nostálgico. —Poseidón has tenido muchas aventuras—
—Así es, recuerdo algunos viajes a las tierras nórdicas, el Caribe, el océano pacífico y muchos lugares más—menciona Poseidón muy contento.
—Siempre estaban el templo disfrutando de tocar mi lira y hacer hermosas canciones—le digo con algo de nostalgia observando mi instrumento mostrándole una pequeña sonrisa. —Muchas gracias por alegrar mi día—
—Es un placer amigo mío, cuando quieras hablar aquí estoy para ti, es muy divertido contar historias contigo ¿Tienes algún plan? ¿Como ir a la playa? –le pregunta Poseidón curiosamente.
—Por ahora nada, sólo descansar—le digo con un tono tranquilo a recostado en el sofá observando hacia el techo algo pensativo.
—Yo voy a hacer un viaje muy importante—Comenta Poseidón tranquilamente. —Tuviste la oportunidad de acabar con el dios del sol, no te dejaste llevar por la venganza— menciona con un tono interesado.
—Le hice caso Hades y la verdad tenía mucha razón-menciono con un tono tranquilo sintiéndome orgulloso de lo mismo por no cometer ese error.
—Mi hermano es un dios muy sabe, y tiene mucha razón qué suerte que no lo hiciste hubieras terminado mucho peor que el titán del sol—
—Recuerdo cuando estaba buscando en la gran guerra de los dioses lo encontré, pero se escabulló como todo un cobarde que es—
—Sólo te felicito por no caer en la oscuridad—me dice Poseidón muy contento.
—Gracias, amiga— le digo mostrándole una pequeña sonrisa.
Después de un rato. Poseidón se fue a casa para estar con su familia.
Me encuentro en la cocina preparando la cena. Mientras de fondo suena una música tranquila de violín. Miro por la ventana contemplando que ha empezado llover bastante fuerte. Empieza hacer algo de frío.
Me siento triste, ella no pudo venir conmigo debido que tenía que terminar unas cosas. La echo mucho de menos, nuestra cita fue arruinando me hubiera gustado hacer algo mejor para ella.
Recuerdo cuando estaba en el hospital. Despertado encontrarme con su rostro, era como ver el hermoso amanecer de un nuevo día. Recuerdo abrir los ojos, encontrarme en una habitación de hospital y a ella agarrando mi mano fuertemente y contemplar su bella sonrisa mirándome con sus ojos verdes.
De pronto escucho el timbre de la casa que resuena por todo el lugar. Me pregunto ¿Quién será hasta hora?
Voy corriendo hacia la puerta la abro con mucho cuidado. Contemplo con asombro que es ella, Amanda llevando una sombrilla de color azul, mirándome fijamente con sus bellos ojos verdes. Siento un fuego en mi corazón. Mostrando una pequeña sonrisa. Lleva puesto una camisa blanca con una falda de color negra.
—Lo siento por llegar un poco tarde hubo algunas complicaciones—me dice Amanda con un tono adorable. —¿Puedo pasar? —Me pregunta ella con un tono curioso.
—Supuesto que sí, mi casa siempre será tu hogar—le digo mostrándole una pequeña sonrisa.
—Muchas gracias, Apolo eres todo un rayo de luz—me dice ella muy contenta. Amanda da un paso al frente cerrando su paraguas. Agarro mi abrigo que estaba en un perchero y se lo pongo encima en su hombro cubriéndola del frío. Amanda muestra un leve sonrojo entrando a la casa y se quita sus botas de cuero quedándose con sus medias blancas están algo mojadas.
Ella sube su mirada mostrándome una pequeña sonrisa. Veo que su camisa esta algo mojada. Muestro un leve sonrojo al verla.
—Ahí un olor muy rico, ¿Qué estas cocinando? —Me pregunta Amanda algo curiosa.
—Espaguetis—le digo con un tono gentil. — Como a ti te gusta — comento mostrando una sonrisa picarona.
—Siempre eres tan adorable—me comenta Amanda mostrando una pequeña sonrisa.
—Te invito a cenar sólo tú y yo princesita— le invito con un tono alegre acercándome un poco más a ella. Veo que Amanda tiembla un poco de frío.
—Por supuesto que sí cariño—me responde mostrándome una pequeña sonrisa. Me acerco a ella y le doy un fuerte abrazo con mucho cariño y amor ella corresponde enrollando sus manos en mi cintura. Los separamos sin dejar de vernos fijamente los ojos.
—Un poco de calor para este frío—Le digo con una sonrisa picarona. Mi camisa esta algo mojada pero no importa.
—Muchas gracias—Me agradece dándome un beso en la mejilla con mucho cariño. Muestro un leve sonrojo sin dejar de verla a los ojos.
Agarro su mano con mucho cuidado y los vamos caminando juntos hacia la cocina.
/Tercera persona/
Mientras tanto en una pequeña menciono.
Un ser encapuchado se encuentra caminando por un pasillo, sosteniendo una antorcha en su mano derecha iluminando su camino, entra una habitación encontrando un hombre sentado en un trono, lleva puesto una capucha de color negro que cubre su rostro sólo dejando visible sus labios con un poco de barba. Al ver su sirviente muestra un semblante serio con algo de molestia esperando sus palabras.
—Mi señor, casi estamos listos—menciona aquel ser encapuchado, mientras se coloca de rodillas.
Aquel sujeto muestro una pequeña sonrisa de alegría al escuchar aquella noticia.
—Ha llegado la hora de que empecemos— comenta a su amo colocándose de pie mostrando una pequeña sonrisa.
Continuará...
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