Capítulo 24
/Primera persona Hades/
De repente se encienden unas antorchas en cada esquina de la habitación, iluminando el lugar con su resplandor. Revelando una chica rubia bastante joven, en el fondo sentada en un trono mirándonos fijamente con sus ojos de color café. La misma está vistiendo un vestido de color gris bastante largo que cubre sus piernas. Ella me mira con cara de picardía, pero al contemplada Poseidón su semblante cambia frunciendo el ceño con algo de molestia.
—Poseidón–dice la chica mirando a mi hermano con algo de desprecio gruñendo un poco.
—¡Tamara! ¡¿Qué haces aquí?! —Interroga Poseidón algo confundido mientras le señala.
—Lo que no te importa—responde la chica muy ruda mente dedicándole una mirada fría.
Como siempre, Poseidón y sus chicas. A mí en lo personal me da igual lo de esta mujer, la voz que escuche no fue la de ella sino la de otra persona.
Tamara me mira mostrando un leve sonrojo en su rostro. Miro hacia otro lado ignorando la por completo soltando un pequeño suspiro analizando la habitación, está llena de criaturas. Todo esto fue una trampa lo más seguro es que alguien dijo algo.
—¡Oye yo soy la única belleza aquí, a mí tienes que verme! —me dice algo enojada golpeando varias veces su trono.
Yo escuché una voz muy diferente algo rasposa con un tono de molestia.
—Hermano, después te explico quién es esta tipa—me comenta Poseidón algo avergonzado chocando su mano contra su cabeza.
—No me importa—le contesto muy seriamente sin mirarlo.
—¡Como que no te importa! Soy la sacerdotisa más hermosa, vas a pagar muy caro Hades tu insolencia...—Tamara bastante enojada rechinando los dientes con un tono muy ñoño.
—¡Cállate! —Resuena una voz por toda la habitación bastante molesta. De repente una puerta que está al lado de la chica se abre entrando un sujeto encapuchado. La mujer al escuchar aquella voz se coloca de rodillas temblando un poco de miedo, con la mirada en el suelo, sin querer verlo a la cara.
—Disculpe Señor—menciona Tamara en voz baja con un tono de miedo.
—Hades, quería verte con mis propios ojos a ver si era verdad—menciona el ser encapuchado ignorando las palabras de Tamara acercándose a mí a pasos lentos se detiene en seco a unos cuantos pasos de mí.
—Sé quién eres tú, ya revela tu rostro—le digo seriamente mirándolo fijamente.
Se quita la capucha revelando su rostro un chico joven con el pelo de color dorado largo que le llega hasta los hombros y sus ojos rojos, con una mirada algo molesta frunciendo el ceño. Lleva unos cuernos morados en su frente que apuntan hacia arriba.
— Hades—menciona algo enojado refunfuñando un poco. Unas alas demoniacas salen de su espalda de color negras como la noche levantando una nube de polvo.
—Radamantis—menciono su nombre sin dejar de mirarlo. Él es uno de los 3 jueces del inframundo, aquellos demonios fueron los que me encerraron en aquel agujero por muchos años. Por fin uno de ellos me da la cara, esa banda de cobardes me las va a pagar.
—No podía creerlo, así que decidí venir yo mismo para poder verlo con mis propios ojos, he venido a terminar lo que empezamos—dice Radamantis colocándose al frente de mi mirándome de arriba abajo.
—Por fin uno de ustedes dio la cara, traidores—digo con un tono enojado dedicándole una mirada penetrante.
—¿Me llamas traidor a mí? Tu traición hasta al inframundo por querer crear paz, no queríamos un dios de paz, sino uno guerrero— Radamantis me señala con desprecio.
—Radamantis, tú no conoces la guerra tanto como la conozco yo—le menciono señalándole bastante serio.
—Tú eres débil y patético, lo has demostrado al enamorarte de esa mujer y a desear la paz...— Radamantis con un tono de asco.
—Ustedes no tienen derecho a hablar sobre ella—lo interrumpo bastante enojado.
Radamantis se queda como si nada mirándome fijamente, sólo mostrando un semblante serio frunciendo el ceño.
—Sacerdotisa, lárgate ahora mismo y llevarte la llave—le ordena Radamantis a la chica sin dejar de mirarme.
—Está bien, mi Señor ¡Adiós Poseidón espero que mueras aquí! —Exclama la mujer largando se del lugar por la misma puerta dónde salió Radamantis.
—¡Oye espera vuelve aquí No te vas a ir de la fiesta! —Poseidón bastante molesto lanza una bola de agua hacia ella. Radamantis detiene el ataque destruyéndolo en el acto.
—Vaya es muy rápido—menciona Poseidón asombrado.
—Hace mucho tiempo los jueces del inframundo castigaron a Hades encerrando lo en un agujero por muchos años, no voy a cometer el mismo error que mis hermanos—Radamantis un tono muy confiado hace aparecer un aura de color morado que en vuelve su cuerpo.
—Van a pagar muy caro por lo que han hecho—digo preparándome para pelear—. Poseidón cubre mi espalda de estas cosas—le pido muy seriamente.
—De acuerdo, hermano—me dice Poseidón con un tono feliz.
—¡Ya basta de hablar! Comencemos—Radamantis saca sus garras y se dispara hacia mí, como un águila atacando una presa.
Invoco mis espadas y las disparo al mismo tiempo como proyectiles hacia él, el logro esquivar alguna, pero otras logran darle, eso no lo detiene, logra llegar hasta mí dándome 3 zarpazos en el pecho. Rompiendo mi camisa y provocando me una herida que empieza en mi hombro y termina en mi cintura. Me mantengo de pie mordiendo mi labio.
Agarro su mano apretando la fuertemente, dedicándole una mirada penetrante. Puedo ver que no tiene ninguna pizca de miedo en sus ojos rojos, me miran con algo de desprecio.
Radamantis se nota que está dispuesto matarme aquí, pero yo no puedo morir porque tengo una razón para seguir viviendo. Valquiria...
Le doy un rodillazo justo en el estómago haciendo que se eche para atrás y acto seguido le propino una patada en el pecho que lo hace retroceder, chocando con la pared de la habitación. Radamantis refunfuña y nuevamente se lanza atacarme mostrando sus colmillos. Invoco una espada disparándome hacia él a gran velocidad.
/Primera persona Valquiria/
Estoy escuchando unas voces detrás de esa puerta se escucha muy bajito. Pego mi cara a la puerta intentando escuchar mucho mejor aquella charla. La madera siente algo fría.
Debo romper esa puerta para ayudar a Hades estoy muy preocupado por él. Doy unos pasos para atrás. Preparo mi puño para darle una trompada a la puerta.
—Rata roja—Susurra una voz detrás de mí bastante molesta.
Reconozco esa voz desagradable que me hace enojar muchísimo. Rápidamente me doy la vuelta y una mano atrapa mi cuello apretando lo con fuerza, veo que es Andrés que muestra una pequeña sonrisa de locura con sus ojos de color rojos que arden brillantemente.
Un sentimiento de rabia recorre mi cuerpo al contemplar aquélla mirada que me arrebató mi familia.
Intento zafarme de su agarre, pero el mismo es de hierro, no me deja escapar. Me está apretando con más fuerza.
—¡Tu! —Le digo impresionada bastante molesta mirándolo fijamente a los ojos, con un semblante enojado. Sin tener ni una pizca de miedo.
—¡Eres mía! —Dice con un tono alegre y me arroja caigo al piso. Me propina una patada como sí fuero una pelota de fútbol, impacto contra una pared derrumbándola al listo ante cayendo en otra habitación, escuchó los pasos de Andrés como se está acercando mí.
—¿Qué haces aquí? —Le digo muy impresionada intentando levantarme.
—Esto es una trampa, por si no te diste cuenta rata roja—menciona Andrés con un tono de burla.
—No me he dado cuenta—le digo sarcásticamente bastante molesta, doy un golpe en el suelo y el piso se derrumba y caemos en el siguiente piso de abajo. Caigo al suelo, ruedo y me pongo de pie rápidamente con la espalda hacia el muro. Andrés me observa mostrando una pequeña sonrisa llegando al suelo como si nada. Estamos en una habitación vacía iluminada por una lámpara.
—¡Voy a acabar contigo de una buena vez! —le digo dedicándole una mirada fría bastante molesta.
—Han caído como ratas tú y ese ángel perdedor—Andrés con un tono de burla.
—Cállate. Tu eres una basura, traicionera, no eres más que un simple perdedor y un gran cobarde—le grito insultando bastante molesta.
—Ellos me traicionaron—me señala bastante molesto —.! ¡Tú te la llevaste cuando llegaste este mundo! El día que naciste... Se fue y me dejó solo—Andrés empieza transformarse convirtiéndose en una criatura con cabeza de dragón con unos cuernos en su frente y cuerpo humanoide incrementando un poco la musculatura y sacando unas alas de demonio.
Andrés se lanza hacia mí y agarra mi cuello chocándome con la pared, bastante fuerte.
—Ahhh, aún sigues con lo mismo... Tu eres mucho peor por tu culpa murió mi padre y mi Hermano...—le menciono con la voz entrecortada.
— Yo no maté a padre, sino otro ser. ¡Como un dios puede amarte una chica tonta y fea como tú! —Me grita fuerte en la cara y pequeñas gotas de saliva caen encima de mi rostro, mientras aprieta mi cuello más, sintiendo mis pulmones quemándose, mi respiración algo entrecortada.
Sé que por mi culpa ella murió, esa carga me va a acompañar por el resto de mi vida... Me siento muy mal y muy triste con sólo recordar eso.
Siento claramente que requiero más poder, si tan sólo no hubiera dejado la espada este hombre ya estuviera acabado. Pero no puedo rendirme, Hades de seguro está luchando por ahí. Tengo que proteger las personas que ¡me queda quiero hacerlo!
— Hades— susurro su nombre mientras una pequeña lágrima se desliza por mi mejilla. Sintiéndome muy triste y patética al saber que no puedo contra este tipo. ¡Pero no puedo rendirme ahora voy a seguir luchando!
— Eres débil y patética, él no te ama — Andrés me arroja hacia otro lado.
Caigo al suelo respirando algo agitada. Estoy sintiendo que dentro de mí está incrementando una flama y está creciendo una flor ardiente.
Haré que se trague sus palabras, nadie se mete con mi ángel...
—¡El me ama, porque la mira mi alma y no piensa en el físico! — Me pongo de pie rápidamente respirando algo cansada, de pronto un aura rojiza recorre todo mi cuerpo y mi cabello brilla con intensidad—. Tú eres más que una simple basura no hables de él, es un gran hombre tu sólo eres una simple desgracia para la familia traidor — exclamo lanzando una ráfaga de energía hacia él.
Logra impactar contra su rostro haciendo que chille de dolor chocando con la pared. Lleva su mano su rostro tocando un poco su nariz y al contemplar su sangre sus ojos se tornan rojos mirándome con furia.
Andrés se dispara hacia mí lleno de rabia por aquella herida. Rápidamente le doy un puñetazo justo en el rostro que lo detiene, pero una de sus manos logra rozar mi hombro haciéndome una cortada bastante dolorosa. Me quedo como si nada y saco mi mano demoniaca propinándole segundo golpe en el rostro y le doy un rodillazo en el estómago. Se echa un poco para atrás. Vuelve atacarme haciendo una embestida, lanzo otro puñetazo espada, cortándole un cuerno al instante. Rápidamente se aleja de mí, dando algunos pasos para atrás.
Coloco mi mano en mi herida reposando en la pared. El en cambio me observa como si fuera una víbora lista para comerme.
Voy a acabar contigo por mi padre, mi hermano y por Hades. Me estoy sintiendo más poderosa... Siento que algo ha despertado en mí y cada vez más está creciendo.
Andrés se quedó impresionado y rápidamente gusta las manos lanzando poderoso el corte, que consigue impactar contra mi estómago. Suelto un gran grito de dolor que resuena por toda la habitación.
Me disparo hacia él, empiezo darle muchos puñetazos. Acto seguido le propino una patada espartana que lo envía a hacia la pared chocando en contra de esta.
—¡Puño gran espada! — Exclamo con mucha rabia mientras por mi mente cruza los recuerdos de mi padre y mi hermano. Andrés recibe el ataque soltando un grito de dolor agonizante, mientras le va cayendo muchos escombros, Andrés suelte un grito aterrador mientras el suelo debajo de bonanza.
Salgo corriendo lo más rápido que puedo de la habitación, llegando al pasillo nuevamente, caigo en el suelo, sintiéndome cansada respirando algo agitada.
Tengo que encontrarla mi ángel, tengo muchas heridas, me están doliendo muchísimo. Estoy sintiendo un gran ardor por todo mi cuerpo y mi corazón está latiendo con mucha más fuerza.
Te he derrotado basura...
De repente escucho unos pasos de unos tacones acercarse. Veo que de las sombras sale una mujer encapuchada, se detiene al frente de mí colocándose de rodillas, acerca su mano a mi cuello y siento como unos dientes se clavan en mi piel.
Siento los párpados muy pesados, y un enorme cansancio en mi cuerpo.
— Hades no merece recibir amor de nadie— susurra aquella mujer con un tono de alegría.
Me duermo en un gran sueño profundo. Sintiendo como aquélla flamas está apagando poco a poco.
Continuará...!!!
Muchísimas gracias por leer, recuerda votar y comentar ❤️un gran abrazo y un gran beso.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top