Capítulo 37: Dian
Rainbow
Llevaba aproximadamente veinte minutos apilando cajas con Violeta. Nuestro plan consistía en hacer una pila lo bastante alta para poder mirar por la ventana y analizar la caída, luego de ello improvisar con nuestras chaquetas para hacer una cuerda y bajar.
Puntos a favor, si funcionaba saldríamos ilesas de ese lugar, puntos en contra, las cajas pesaban un montón y teníamos menos de diez minutos antes de que los guardias llegaran.
Terminamos de apilar la última caja y subí a esta con rapidez. Al asomarme a la ventana observé la caída, no era tan peligrosa, tenía al menos un metro de distancia, no haría falta improvisar, solo debíamos estudiar un poco el perímetro para poder escapar con mayor seguridad.
Miré a todos lados y luego de asegurarme de que no hubiesen guardias a la vista le indiqué a Vi que subiera.
Una vez que estuvo arriba, pasó sus piernas por el marco y saltó con sigilo, como la espía genial que era, me indicó que no había peligro y me dispuse a saltar también, sin embargo ocurrió un pequeño percance.
Justo cuando mis pies estuvieron del otro lado, el guardia encargado de supervisar que no escapáramos entró en la habitación.
Al verme subida en el marco de la ventana no tuvo que hacer demasiados cálculos para notar que pretendíamos huir.
—¡Rainbow, apresúrate!— me susurró Violeta, quien ignoraba la presencia del sujeto
El hombre reaccionó con rapidez y comenzó a correr para abalanzarse sobre mí, pero tuvo la pésima suerte de que fui aún más veloz que él y cuando llegó hasta mí, giré las piernas en su dirección propinándole una fuerte patada en la mandíbula que lo mantendría ocupado por un rato. Acto seguido salté tras Violeta que me esperaba abajo con impaciencia.
Al salir comenzamos a correr por el extenso bosque que se alzaba ante nosotras, a pesar de que llevábamos ventaja no paramos ni un instante nuestra carrera, pues no teníamos ni la menor idea de dónde estábamos, a diferencia de los matones, que seguramente se conocían esta zona como las palmas de sus asquerosas manos.
Temíamos ser alcanzadas de un momento a otro, eso no debía suceder por nada del mundo o de lo contrario nuestros planes se irían a la mierda.
Efectivamente, no habían pasado cinco minutos cuando escuchamos los disparos que se aproximaban cada vez más, haciendo estremecer mi piel.
Maldije en voz baja cuando escuché el grito de uno de los hombres a mi espalda y me dije que estábamos jodidas.
Solo quedaban dos soluciones, o correr estúpidamente hasta cansarnos y ser atrapadas, o distraerlos mientras una de las dos escapaba.
Claramente elegí la segunda.
—¡Corre Vi! ¡Corre, vuelve y cuéntale todo a los chicos! ¡No te preocupes, estaré bien!— grité medio sofocada
—¡Ni lo sueñes Rainbow, no pienso dejarte sola aquí!— protestó
—¡Por favor Vi, es la única manera de salvarnos, a los tres!— mis ojos se humedecieron— ¡Estaré bien, créeme, soy resistente y lo sabes!
Me miró con indecisión en sus ojos verdes y supe que debía seguir presionando, Violeta era una persona muy leal, sabía que no se dejaría convencer tan fácilmente.
—¡Vi, piensa en el bebé, en Thomas, por favor, es obvio que esto es obra de Storm, no me hará nada, vamos, huye por favor!— le rogué
—Volveremos por ti amiga— dijo entre lágrimas
—Lo sé— asentí con una sonrisa triste— Ahora vete
Me giré hacia los tipos que nos perseguían dispuesta a convertirme en la distracción perfecta para que Vi pudiera escapar.
Uno de ellos intentó acorralarme, pero resultó ser su error, pues en cuanto me puso una mano encima, lo sostuve haciéndole una llave que lo mandó al suelo en instantes.
Su compañero vino hacia mí con las mismas intenciones, pero traía también un paralizador láser, le propiné una patada y logré arrebatarle el aparato, usándolo en su contra.
Me quedé con él en la mano para defenderme de los demás, que venían en manada, ya no sabía lo que hacía, solo pegaba por puro instinto de supervivencia y comencé a sentir que por cada matón que lograba derribar, aparecían tres.
Pronto me vi rodeada y acorralada, aún así no cedí, para nadie era un secreto que Rainbow Andrea Wilson nunca se rendía ante nadie.
Seguí luchando, pateando, arañando, mordiendo, golpeando y haciendo todo lo que estuviese en mi mano para escapar, estaba rodeada y era obvio que no iba a lograrlo, pero no pensaba morir sin luchar, pues si perdía, no iba a ser por no dar pelea.
Por supuesto que al ser tantos, no tardé en quedar inconsciente nuevamente y ser llevada por ellos.
Mi único consuelo era que Vi llegaría a casa sana y salva junto al bebé y estaba cien por ciento segura de que ellos vendrían por mí, la verdad no tenía demasiado miedo.
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Por segunda vez aquel día desperté confundida. La cabeza me palpitaba con fuerza y me dolían muchos lugares del cuerpo de la golpiza que había recibido al enfrentarme a los matones antes.
—¿Cansada de pelear gatita?— indagó una voz grave a mi lado
Me moví suavemente en dirección al sonido y la vista me dejó anonadada. Era un chico bastante guapo, muy alto, su cabello castaño claro se veía genial junto a esos ojos color miel. Su pose relajada y la manera en que arrastraba las palabras al hablar lo hacían lucir despreocupado y confiado.
—¿Eres otro perro de Storm verdad?— cuestioné bruscamente
—Vaya, tienes agallas, ahora entiendo por qué el viejo está obsesionado contigo— dijo pensativo
Yo lo había visto antes, estaba segura de eso, solo que no recordaba donde, pero por mi vida que iba a averiguarlo.
—¿Te conozco?— pregunté
—No, al menos no personalmente, pero seguro has escuchado hablar mucho de mí— comentó
Al parecer mi ignorancia lo entretenía y eso no me gustaba nada.
—Déjate de rodeos y dime quién eres y qué quieres de mí— espeté con molestia
—De ti, nada, ahora, de tu novio quizás sí quiero algo— genial, parecía que Hades tenía algo que ver con este chico
—Lamento decirte que si tu intención es que delate a mis amigos y a mi novio estás muy jodido, porque no soy ninguna perra traidora— me crucé de brazos
—No te preocupes, no pensaba hacer eso, es más, hasta me caes bien, estoy pensando incluso en ayudarte a salir de aquí— sonrió de lado y sacó una pequeña navaja de su bolsillo
Intenté no mostrar miedo ante el arma con la que jugaba distraídamente entre sus dedos.
—Sí claro, como si fuera a creerte, ni siquiera sé tu nombre— bufé
—No necesitas saberlo, todo lo que quiero de ti es que le digas al maldito de Hades que nos veremos las caras y uno de los dos no vivirá para contarlo— por primera vez en toda la conversación parecía verdaderamente serio
—¿Qué quieres de Hades?— indagué
—Son asuntos nuestros niñita, después de todo solo necesitas que te saque de aquí en una pieza y no tengo nada contra ti, así que voy a hacerlo
Sin decir una palabra más sostuvo con fuerza mi brazo, ni siquiera hice el intento de gritar o protestar, pues de alguna retorcida manera estaba segura de que no me haría daño, o al menos no ahora.
Salimos con cuidado y mientras yo observaba cada esquina como paranoica él actuaba con mucha confianza, como si estuviese en casa. A mitad del camino se nos atravesaron dos de los matones de Storm y al vernos intentaron preguntar, mas bastó una sola mirada de ese chico para que nos ignoraran. Esto solo me conducía a dos teorías: la primera: todo esto era un plan de Storm. La segunda: de verdad quería ayudarme y era alguien con mucho poder aquí.
Llegamos a una gran puerta de hierro y la abrió para mí al tiempo que salíamos.
—Ya estás aquí, a unos treinta metros de aquí dejé una motocicleta oculta para ti, sigue todo el camino recto y huye sin mirar atrás, supongo que estamos lejos de donde sea que se escondan pero supongo que encontrarás el camino sola, Rainbow Dark— comentó
—¿Por qué me ayudaste?
—No te ayudé, simplemente no creo justo que pagues por algo de lo que no eres responsable, ahora vete antes de que deje de sentirme caritativo
—Gracias...
—Dian, dile a Hades que Dian le envía saludos
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