Prólogo

Uno de los festivales más hermosos creados en Fiore estaba a punto de dar comienzo. Una joven enfundada en un kimono algo tradicional y fabricado por ella misma paseaba por la habitación. 

Se paró frente a uno de los espejos, examinó su cabello azul, quería que todo fuera perfecto y estuviera listo. Aquel iba a ser un gran día. Afuera, con el cielo oscurecido por la noche asomaba la luna. Mientras tanto, en la tierra aún siendo de noche, todo estaba iluminado con mil carpas repletas de juegos, comidas y souvenirs. Los niños correteaban alegres y jugaban entre ellos.

—Bueno, ya falta poco—se dijo a sí misma mirándose al espejo.

Comenzó a tararear por la habitación mientras esperaba el momento. Miraba las fotografías que había sobre una de sus mesitas, llenas de recuerdos maravillosos. Ella seguía sin creer que todo aquello fuera real, creía que era un sueño. Su vida había cambiado tanto en tan poco tiempo que se sentía sobre una nube.

Afuera comenzaron los primeros fuegos artificiales, era la señal para que la gente se moviera para poder ver el espectáculo mucho mejor. Apagó la luz de aquellas cuatro paredes para dejar que la luz de fuera entrase por la ventana. No podía evitar sonreír.

—Que frío—susurró acomodándose el kimono—espero que no tarde demasiado en llegar.

Desde su posición veía todas las casetas y como la gran cantidad de gente se movía para ir al lugar y ver los fuegos. Sentía cierta envidia de los niños, ella apenas tuvo una infancia feliz, o ni siquiera tuvo infancia. Fue muy dura su vida, pero ahora todo eso quedaba en el pasado, en un recuerdo, un simple suspiro en su mente.

Llamaron a la puerta.

—Debe ser él—dijo con una sonrisa.

Se miró por última vez en el espejo a pesar de estar a oscuras y se paró frente a la puerta. Luego, tiró del  pomo y está se abrió dejando ver una figura delante suya. Alguien conocido.

6 Meses atrás...

Juvia estaba parada frente al gremio de Fairy Tail, tiempo atrás fue aceptada por ellos y ahora eran su familia. No había encontrado a nadie que hiciera que su corazón latiera con fuerza.

(Nota: aquí no se encuentra enamorada de Gray)

Escuchaba mucho ruido dentro, más de lo normal. Pensando que se trataba de otra pelea, entró a tratar de parar los pies cuando vio que todo el mundo estaba de celebración.

—¿Qué ocurre?—preguntó mirando a todos.

—Ha regresado—respondió Natsu.

—¿El qué?

—El festival, tras mucho tiempo de desastres lo han retomado—Natsu daba grandes saltos y casi lloraba.

Erza se acercó.

—Están felices por poder comer mucho, a mi me encanta la comida de las casetas—explicó la pelirroja—personalmente...¡NATSU DEJA DE DAR SALTOS POR LA MESA!—gritó enojada—¿ACASO NO TENÉIS EDUCACIÓN?—lanzó una silla que le dio de pleno al joven y eso ocasionó peleas.

—Y ahí van—Juvia no podía evitar reír ante aquella situación.

Se sentó con su bebida en una esquina, le divirtió mucho ver al maestro reñir a todos por el escándalo montado. Entonces Levy se sentó a su lado y le dejó un libro que había visto en la biblioteca pero que no pudo sacar ya que estaban todos reservados.

—Menos mal que tengo una copia, creo que te gustará aunque es un poco infantil—dijo ella—pero la historia es muy bonita.

Ella tomó el libro y leyó la portada para sí misma.

—La hada más brillante del reino.

Nunca pensó que aquella bella historia le iba a cambiar la vida, sobretodo en la forma de ver las cosas. Tenía una gran hada en la portada, volaba por un cielo oscuro y bajo la luna, dejando tras de sí un polvo brillante, casi tanto como ella y tan bello como sus transparentes alas.


Bueno, el inicio de una nueva historia. Espero que les guste e iré actualizando cuando pueda.

Un saludo.


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