9-Fantasmas del pasado
Natsu estaba perplejo, contemplaba aquella sala mucho más oscura que el resto de los lugares que había visto del castillo. Los candelabros iluminaban el sitio un poco, pero tampoco demasiado pues no alcanzaba a ver los rincones.
En el centro de la sala, unas extrañas runas grabadas en el suelo. Era algo similar a lo que se utilizaba en los rituales de los gremios oscuros, pero podía sentir una presencia extraña junto a ellos, algo que no era de ese mundo.
—No puedo perder más tiempo, no pensé que me encontrarían—dijo ella con una voz distinta—debo acelerar el proceso.
En un lateral había una larga mesa llena de objetos raros, a juzgar por el aspecto tenía que tener muchos años. Ella tomó un jarrón, se acercó al dibujo del centro de la sala y derramó el líquido verdoso de su interior.
La chica comenzó a toser un poco por el olor pero alargó la mano y recitó en una lengua rara una especie de conjuro. El líquido brilló y fue tomando forma humana, pero sin cara ni nada, simplemente la figura.
—¿Qué es eso?—preguntó Natsu temeroso pues nunca había visto algo así.
—Mi amor...mi príncipe...mi vida—los ojos de la chica comenzaron a llorar.
—¿Qué?—Natsu miraba detenidamente—¿es una persona?.
Ella esbozó una sonrisa.
—Son los restos de mi amado...su alma que ha estado dormida durante muchos años.
Miró a Natsu con una sonrisa macabra.
—Con tu muerte, su alma ocupará tu cuerpo y estaremos juntos para toda la eternidad—de las manos de la chica salió un líquido similar—he permanecido durante mucho tiempo en este castillo...encerrada...sin nadie...hasta que esa joven entró—dijo en referencia a su aspecto.
Luego se acercó hasta la mesa, donde agarró un cuchillo y en la otra mano, una joya oscura, sin brillo alguno.
—Esta joya fue robada por mi amado, pensando que era un ladrón, un demonio del pasado me la entregó cuando habitaba por el castillo como fantasma. Gracias a ella puedo tener una segunda oportunidad de vivir—su sonrisa asustaba, daba miedo, ya no había nada de dulce.
Natsu detectó que la energía maligna procedía de ese objeto. Tenía que destruirlo pero no podía en su estado pues los grilletes impedían que pudiera hacer magia o tener fuerzas.
Juvia se paró en seco, no había nada, era como un lugar sin salida. Pero había seguido a la joven y al resto que la acompañaban por el mismo camino, no los había perdido de vista en ningún momento salvo al girar en ese sitio.
—Tiene que haber un lugar secreto—palpó las paredes en busca de un mecanismo.
Por más que buscase, no encontraba ningún ladrillo que pudiera meterse hacia dentro. Pero entonces se fijo que tal vez una de los candelabros si. Y en efecto, uno de ellos se activo cuando tiró de este hacia abajo.
Una pared se abrió a ella, Juvia esbozó una sonrisa pues estaba orgullosa de sus dotes de detective para descubrir el truco.
—Aguanta Natsu-sama, Juvia va a rescatarte.
Sin más, se adentró escaleras abajo con cuidado de no hacer ruido para pillar a la joven por sorpresa. Pero se la llevó ella pues unos guardias custodiaban una puerta que era la sala donde estaba Natsu.
Ella adoptó una postura de combate mientras el agua comenzaba a fluir por todo su cuerpo.
—Juvia viene a por su amado, dejadme pasar o lo lamentaréis—exigió ella.
Los guardias, lejos de acobardarse, sacaron espadas y lanzas creadas por magia.
—Habéis elegido morir—la mirada seria de Juvia solo se había dado pocas veces.
Un grito del interior de la sala se escuchó. Era Natsu que estaba sufriendo. Eso hizo aparecer llamas alrededor de la maga de agua.
—¡NO TOQUÉIS A NATSU-SAMA!—gritó a más no poder y saliendo cara a los soldados.
Mientras tanto, Lucy y Erza comenzaban a estar agotadas, eran tantos y tantos los soldados que iban derrotando pero que se volvían a levantar, que parecía que nunca se iba a terminar.
—Aguanta Lucy—dijo la pelirroja cambiando de armadura.
—No aguantaré mucho más, mis fuerzas comienzan a flaquear—Lucy apenas podía sostener el látigo pues su poder mágico ya había sido usado antes con sus llaves.
Los soldados formaron un círculo alrededor de ellas.
—¿Nos dejarían tranquilas?—preguntó Lucy intentando seducir a los soldados.
Una lanza pasó cerca de su pelo haciendo que diera un grito.
—Tu técnica de seducción es pésima Lucy—comentó Erza con una gota en la frente.
—¡No quiero escuchar eso de ti!—reprochó ella llorando.
Un temblor sacudió el castillo, oyeron gritos afuera y Erza esbozó una sonrisa. Los soldados miraron a una pared cercana que era de donde venía el temblor.
Pronto estalló en fragmentos y generó una nube de polvo.
—Has venido—dijo casi llorando Erza.
—Lamento la tardanza, pero me han dicho que Natsu estaba en problemas—la figura de Gildarts apareció.
Lucy sonrió aliviada.
Detrás de este, todos los monstruos y árboles destruidos. Pero era normal, era un mago de Fairy Tail.
—Noto una presencia maligna—dijo este mirando el lugar.
Uno de los soldados atacó al pelirrojo pero este lo destruyó en cuestión de segundos.
—Venga, no hay tiempo que perder—alzando su mano, acabó con todos los soldados.
Pero poco después se regeneraron.
—Id con Natsu, si las cosas se ponen feas os ayudaré—dijo sonriente—yo me ocupo de estos bastardos—su sonrisa tranquilizó a las chicas que salieron en dirección por donde había ido Juvia.
—!Gracias Gildarts!—agradecieron ellas.
Él solo alzo el dedo índice y pulgar.
Y así las dos chicas fueron en busca de Juvia y Natsu.
Continuará...
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