8-Pasado
Hace mucho tiempo, en un castillo lleno de vida y magia, vivió una princesa enamorada de un apuesto príncipe. Los padres estaban contentos de su hija ya que el elegido era no solo un buen partido para ella pues tenía riquezas y tierras, sino que mostraba un carácter afable, sincero y con un buen corazón.
Los dos compartían muchos momentos juntos, paseos y comidas, todo era felicidad en sus casas. Los padres del chico, convencidos de que era lo mejor, organizaban banquetes y bailes por todo lo alto.
Pero la mejor felicidad del mundo suele ser efímera. El príncipe ocultaba un secreto, no estaba interesado en ella, simplemente quería su dinero y tierras. Cuando por fin obtuvo el poder y sobretodo la información del castillo, robó el mayor tesoro de la familia de ella. Una gran joya roja que a la luz del sol se decía que podía cubrir el cielo y teñirlo de rojo.
—¡Ladrón!—gritaban los padres por el castillo al saber los hechos.
La familia montó en cólera, enfadados y disgustados, mandaron ejecutar al príncipe en cuanto se le diera caza. Por su parte, los padres de él no podían hacer nada pues estaba claro que su hijo desaparecido estaba fugado con la joya.
Ella, llorando y totalmente destrozada, pasaba largo tiempo en sus aposentos, sin ganas de vivir, sin ganas de nada y queriendo morir. Se sentía fracasada y solamente salía a dar un paseo diario, pero lo hacia con una mirada sin vida.
Tras dos largos meses, encontraron al príncipe en lo profundo de un bosque, con unas flechas clavadas en su pecho, sin rastro de la joya ni el motivo. Como ladrón, fue tirado a una fosa común donde sus padres simplemente arrojaron unas flores, avergonzados de su hijo y sabiendo que había muerto como un vulgar ladrón.
Lo peor ocurrió un intenso día de invierno. El castillo fue en gran parte arrasado en su interior, todos los cuerpos de los reyes, princesa y sirvientes aparecieron en el suelo sin vida, sin signos de violencia. Tampoco había veneno, ni un testigo. Simplemente su vida se expiró al momento.
Los cuerpos fueron enterrados y los sirvientes recibieron la sepultura de sus familiares, pero el caso fue dado por cerrado pues los rumores de fantasmas, espíritus y seres de otro mundo vagaban por el castillo.
Pero lo más raro, es que a raíz de esas muertes...el bosque se convirtió en un lugar tenebroso, horrible y nadie tenía el valor de entrar salvo para vivir una aventura de terror o en el caso de la gran mayoría, se dice que los tesoros aún descansan en el castillo pues el Consejo Mágico dijo que sobre el pesaba una terrible maldición.
Por las noches se escuchan susurros del bosque, una dulce voz, como un lamento de un alma en pena. Otros dicen haber visto a la princesa y otros simplemente se vuelven locos y acaban en un manicomio con problemas mentales. Es por ello que el consejo puso un cartel de peligro y que solamente aquellos insensatos que deseen una muerte horrible o acabar muerto en vida, serían los que se atreverían a entrar.
Junto a este texto estaba la foto de una joven, la de la princesa. Eso fue lo que vieron el grupo de magas de Fairy Tail. Y ahora estaban en aquel lugar, en busca de Natsu para sacarlo de allí.
Mirajane estaba preocupada, pero no podía desatender las cosas del gremio, además el grupo de magas que había ido era de lo mejor y más fuerte. Confiaba en ellas, sus compañeras para rescatar a Natsu.
—¿Ocurre algo Mira?—preguntó una voz.
—Verás...es...—al contarlo, el hombre mostró una seriedad en su cara.
—Esto me huele peor de lo que parece, será mejor que vaya.
—¿De verdad es necesario que vayas tú?—preguntó ella asustada, si él decía eso e iba, es que era algo gordo.
—Por supuesto, es mejor ser precavidos...
—Gracias...Gildarts.
¿Qué ocurrió con la joya?
¿Qué trama la princesa?
¿Realmente es un lugar tan siniestro como parece?
Todo esto y mucho más en el próximo capítulo...
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