6-Encerrado

El dragon slayer poco a poco fue abriendo los ojos. Le pesaba el cuerpo, sentía que estaba adormecido y la cabeza le daba algunas vueltas. Transcurrió un buen rato hasta que por fin pudo mantener la vista fija. Estaba en una sala vacía, sin nada más que él atado a una silla y la luz entrando por una ventana.

—¿Dónde estoy?—se preguntó aturdido.

Recordó que algo le había dado en el cuello. Y luego estaba en el suelo. Poco a poco fue recordando todo lo sucedido con la chica esa y fue atando cabos. Sin duda había sido ella quien le había atacado. ¿Juvia y el resto sabrían de él?. ¿Cómo iba a poder escapar de allí?.

Trató de moverse pero enseguida se percató que era inútil pues tenía unos grilletes que anulaban por completo la magia del usuario. La puerta de enfrente se abrió y una mujer entró. Era ella, vestida de manera elegante y con una sonrisa de felicidad.

—Mi dulce chico—dijo sentándose sobre él.

—¿Qué haces?, ¡suéltame!—exigió este.

—No creo que eso entre dentro de mis planes—respondió acariciando su rostro y dando a este unos besos en las mejillas.

Natsu sufrió una lluvia de besos por parte de la chica. Al mirar sus ojos vio que ella estaba completamente embobada viéndole.

—Por favor...deja que me vaya...—ella negó con la cabeza.

—No puedo...te quiero para mí sola.

Juvia estaba en su casa tumbada, disfrutando del silencio y la tranquilidad cuando llamaron a la puerta. Era Erza y Lucy quien le dijeron que Natsu no había aparecido, que le estaban buscando pues anoche no llegó a casa y Happy ha dado la voz preocupado.

—No es propio de Natsu—dijo la pelirroja.

—Puede...que le haya pasado algo...—comentó Lucy aterrada por la idea.

—¡La chica de ayer!—intervino Juvia—ella seguro que hizo algo, me daba mala espina.

Ella era la única pista que tenían.

Mientras tanto, Natsu fue sacado y llevado por una correa por todo el recinto del enorme castillo que tenía la chica. Ella caminaba feliz por los pasillos, con ventanales, jarrones, puertas y más puertas. Natsu no sabía donde estaba, ni como saldría de allí, lo único que podía hacer era seguirla pues apenas contaba con fuerzas para resistirse. Y además de eso tenía hambre.

Ella le iba explicando todo lo que veía, como si fuera un niño pequeño. Pero él apenas prestaba atención, pensaba en una solución para escapar de allí. Si tuviera una posibilidad de dar la voz y escapar pero viendo el poder económico de la chica sabía que era inútil.

Se sentó en una mesa y pronto los cocineros, que todos tenían el mismo gesto de profesionalidad fueron trayendo comida. Plato tras plato, tenía una pinta deliciosa y por un momento que estaba preso y fue comiendo.

—Necesito escapar de aquí como sea...pero primero debo comer para tener fuerzas y no morir de hambre.

Lo que parecía un momento de paz entre tanto tormento, se vio destruido por ella pues se colocó delante y comenzó a darle de comer como a un niño pero siempre sonriendo y diciendo palabras dulces de amor.

—Abre la boca cariño—Natsu no tuvo otra que seguir el rollo a la joven. Además del olor, la comida era sabrosa y se moría por seguir comiendo. Aunque era muy humillante.

Juvia sintió un escalofrío como si fuese un animal.

—¿Qué ocurre Juvia?—preguntó Erza al verle la cara.

—Juvia cree que algo romántico está sucediendo con Natsu-sama—al decir eso, Lucy y Erza se miraron.

—Todavía no sabemos si está secuestrado o algo—dijo titania.

Las tres magas echaron a correr al gremio para pedirle a Mirajane ayuda pues ella sabía mucho y también conocía a mucha más gente al permanecer como camarera del gremio. Y también siempre ayudaba al maestro con la burocracia por lo que sabría de primera mano los diferentes grupos de personas influyentes en el reino mágico.

Al llegar, la vieron tranquila limpiando unos vasos mientras tatareaba una canción.

—¡Mira, necesitamos tu ayuda!.

Al comentar la situación, la joven se quedó pensativa. 

—Esa chica creo haberla visto antes en una revista o algo...seguidme.

Su hermana Lisanna se quedó en la barra para atender mientras las cuatro iban a un cuarto cerrado con llave. Allí la albina estuvo buscando en un montón de estanterías y papeles hasta que finalmente encontró lo que buscaba en un montón que estaba repleto de polvo.

—¡Aquí!—señaló con el dedo la albina.

Las magas restantes miraron la foto, era ella acompañada de un texto. Cuando leyeron todo un escalofrío les recorrió el cuerpo. Mirajane abrió los ojos asustada y dijo que aquello no podía ser verdad. Tal vez se estaban confundiendo, pero no cabía duda que era la chica de la foto.

—¿Es una broma?—incluso Erza estaba asustada.

—Natsu...—dijeron todas.

Continuará...

¿Qué ha sido lo que tanto ha asustado a las chicas?.

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