Juvia fue aquel día al gremio dando saltos de felicidad mientras Natsu iba a ayudar a Lucy a cargar con unas cosas. La maga de agua tomó algo mientras esperaba a su novio, sonriente y pensando todavía en lo que había ocurrido en la noche anterior, estaba en su mundo.

La puerta del gremio se abrió y tras ello apareció Natsu dando un grito como siempre, había cosas que no cambiaban nunca. Todos lo saludaron y este fue devolviendo el saludo antes de sentarse en la misma mesa que su chica.

—Hola—dijo mientras le daba un beso.

—Hola, ¿ya has ayudado a Lucy?

—Si, tenía un montón de maletas y ropa—se quejaba este recordando la cantidad de cosas que había tenido que llevar de un lado a otro.

—Bueno, ya has terminado.

Natsu pidió comida, Mirajane no tardó demasiado en traerla. Juvia solamente se quedó mirando al joven comer, todo mientras ella bebía un poco de zumo.

Happy estaba sentado junto a Wendy y su exceed, tratando de ligar con la gata que otra vez le daba calabazas. Y justo en ese instante se abrió la puerta del gremio. Una chica alta, pelo largo y castaño, vestida a la última preguntó por el mago de fuego.

Enseguida se activó la alerta en Juvia.

La joven se acercó a este mientras seguía devorando su comida.

—Hola Natsu

—¿Quién eres?

—Soy yo, Athena, ¿me recuerdas?.

El joven se quedó mirándola fijamente, todo mientras aún comía.

—No.

Ella soltó una pequeña carcajada y se sentó enfrente.

—Me salvaste hace años de un gorila y unos monstruos, de no haber sido por ti...habría muerto—contestó tocándose el pelo.

—No recuerdo muy bien, me he enfrentado a muchos enemigos.

—Bueno, no importa...la cosa es...que como agradecimiento...quiero que seas mi pareja—dijo tocándose la cara roja.

Todo el mundo soltó un grito de asombro.

Juvia se quedó de piedra, todo el agua de su cuerpo se secó en un instante.

—¿Eh?, ¡espera, Natsu está conmigo!—dijo ella al recobrar la cordura.

Athena la miró de arriba a abajo.

—Yo puedo darle a Natsu todo lo que quiera—dijo en referencia a su posición—¿entonces vendrás Natsu?.

—Lo siento, estoy con Juvia.

—¿Y si te dijera que puedes comer todo lo que quieras siempre que quieras?.

Natsu abrió los ojos, pero tras unos segundos rechazó de nuevo la oferta. Fue agarrado por Juvia quien tiró de él hacia ella.

—¡Será mejor que te vayas!—dijo a la defensiva.

—Me quedaría más tiempo pero he de irme, tengo unos asuntos...volveré Natsu—le dijo con una sonrisa. Piensa en lo que te he dicho.

Ella salió seguida por la vista de todos. Juvia tenía un mal presentimiento, algo tramaba y seguramente nada bueno.

Al marcharse, Juvia se relajó un poco, soltando el brazo de este.

—Tranquila—le susurró tratando de calmarla.

—Lo siento...es que no me da buena espina esa chica.

—Todo irá bien.

Aquella noche, Juvia se encontraba en su cama, escuchando la lluvia de fuera y echando de menos al joven, deseando que entrase a su habitación para estar con ella. Había terminado de leer el libro hace poco y había estado llorando, estaba sensible.

—Ojalá estuvieras aquí Natsu-san—dijo abrazando un muñeco.

Natsu por su parte regresaba a casa, se había quedado luchando contra Gajeel para mejorar sus técnicas de combate y ahora estaba empapado. Solo le quedaban unos minutos para llegar hasta la puerta.

—Como llueve—apenas podía ver con tanta oscuridad y lluvia.

Un sonido, como un silbido resonó en el ambiente. Natsu vio todo a cámara lenta, su cuerpo no respondía y algo le había impactado en el cuello. Cayó al suelo, sintiendo únicamente las gotas de agua en su cuerpo antes de perder por completo el sentido. Lo último que vieron sus ojos fueron unos ojos, unos ojos que ya habían visto antes en el gremio.

Continuará...

Aviso Autor: Fin de la primera parte de la historia. Ahora es cuando todo se relacionará con el cuento de Juvia.

¿Qué secretos guarda el libro?

¿Por qué Natsu se parece al protagonista?

¿Qué relación tiene todo?

Todo esto empezará a desvelarse en el siguiente capítulo.