Había pasado mucho rato preparándose para ello, su pelo estaba alisado, ordenado y perfecto, justo como ella lo quería. Había pedido ayuda a Lucy y su magia para poder hacerlo. Enfundada en un precioso vestido, se miró por última vez en el espejo antes de salir a abrir la puerta.

—Hola—saludó la figura allí presente.

Natsu iba con una túnica que usaban los hombres de Fairy Tail. En la parte de atrás, el logo del gremio parecía brillar, era una forma de distinguirse del resto de gremios. El joven le extendió la mano y ella la agarró con una gran sonrisa.

La noche era perfecta, el buen tiempo acompañaba, ambos, tomados de las manos caminaban rodeados de multitud de gente. Le recordó mucho al libro que había leído, se sentía la protagonista de ello. Disfrutaba mientras se sentía muy protegida por el chico quien iba viendo la cantidad de comida de los puestos como un niño pequeño.

—Hay mucha gente—comentó ella.

—No me extraña, todo el mundo quiere disfrutar del festival—él le sonría y ella miraba embobada su sonrisa.

Acudieron a unos cuantos puestos de comida, Juvia se llenó pronto mientras que Natsu pensaba en lo siguiente que se iba a comer. También en uno donde el objetivo era capturar algún pez sin que se rompiera la pequeña y fina red. Juvia viendo la cara de decepción de su pareja que no podía coger ninguno, aprovechó el despiste para usar su magia y mover el agua para que uno de los peces cayera adentro de la red.

—¡Bien, lo conseguí, mira Juvia!—estaba radiante.

Salieron del puesto con un par de peces mientras Juvia disfrutaba de ver a su novio muy feliz.

—Quiero ver los fuegos artificiales, pero hasta dentro de un rato no empiezan—dijo ella deseando que llegase el momento.

Por el camino se encontraron otras parejas y miembros de Fairy Tail. Kana era la que parecía disfrutar más con la bebida, acompañado de un joven apuesto aunque especialmente, vigilados por Gildarts que veía todo desde un rincón, mirando con ojos asesinos al joven.

Aunque salvo los miembros del gremio podían verla, Mavis disfrutaba yendo de un lado a otro, alegre por el buen ambiente.

—¿Qué hacemos ahora?—preguntó este con la panza llena.

—Esperemos a los fuegos—respondió ella.

Se asentaron en un sitio desde donde verían todo perfectamente, apenas había gente debido a la hora y eso les gustó, un tiempo para estar a solas.

Juvia apoyó la cabeza en el hombro de este mientras tomaba su mano, sintiendo su calidez, su fuerza y su protección, como si el hacer aquello crease una barrera fuerte, que aislase todo el dolor que intentasen hacerles.

—A Happy le habría encantado—dijo pensando en su amigo.

—Sí...lo sé.

En aquel preciso instante fue como si todo se quedase en silencio, los dos se besaron, se sonrieron y cerraron los ojos por unos segundos mientras sentían la compañía del otro, era una sensación que no se podía describir, solo vivir.

El tiempo pasó volando, y pronto la gente acudió allí, a la zona, aunque ellos se subieron a un tronco a verlo. El calor de Natsu alejó a los bichos que hubieran, así disfrutarían tranquilamente del espectáculo.

—Ya empieza—dijo muy emocionada ella.

Natsu viendo los ojos de ella, le pareció una niña pequeña.

Los fuegos dieron inicio y pronto empezaron a incrementarse, eran de todos los colores y formaban toda clase de figuras geniales. Los niños estaban fascinados, otros lloraban de la alegría, algunos adultos aprovechaban para dar besos a sus parejas y Juvia gritaba emocionada mientras Natsu solamente se quedaba en silencio, viendo la escena.

Y fue en ese momento, cuando los cohetes lanzados formaron una cara, era la de Happy con un pez en la boca.

—Sorpresa...Natsu—dijo ella queriendo emocionar a este.

Natsu lloró, pero de alegría, sabiendo que Happy seguía en el corazón de muchos.

Allí abrazados, disfrutaron de toda la noche. Para el dragon slayer, ella fue la Hada Brillante de su corazón, la más bonita y maravillosa.

Después del espectáculo, solamente pudieron aplaudir. Regresaron a casa andando, disfrutando de la noche mientras el resto de gente se quedaba a cenar algo o terminar jugando en algún casal. Lo único malo, es que Juvia no había ganado el premio al hada más brillante, la ganadora fue Mirajane que haciendo algo de ''trampas'' usaba un bikini bastante revelador mientras ponía cara inocente y tierna.

—Ara ara...parece que fui la ganadora—dijo al día siguiente en el gremio y con una gran bolsa llena de dinero y objetos valiosos.

—Para mí eres la mejor Juvia—susurró este.

Elfman estaba llorando ya que la escena de su hermana en bikini aunque quedando ganadora, hizo que muchos hombres se acercasen y piropeasen a la maga. Algo que provocó que todos ellos acabasen en el hospital tras recibir una tremenda paliza por parte de este.

Erza bebía con Kana, habían quedado 2 y 3 mientras que Lucy 4. Juvia estaba por el puesto 8 pero no le importaba. Solo tenía ojos para él, y si este le decía que ella era la ganadora, era más que suficiente, aunque por lo menos se quedó con un juego para cocinar, algo que necesitaba para hacer sus recetas y que igualmente era caro de conseguir.

Los dos decidieron salir a pasear juntos, a tener una cita y poder tener algo de intimidad pues el gremio volvió a estar alegre, comenzando las peleas.

—Te quiero Natsu—dijo ella.

—Y yo a ti Juvia, mi más preciada hada brillante.

Aquella noche, mientras regresaban a casa de ella tras una buena cena, un hada voló sobre ellos haciendo que sonrieran. Y Juvia, recordando el libro, le tomó de la mano a su príncipe y caminaron dando saltos.

Todo ello mientras un pequeño polvillo de hada caía sobre ellos, se decía que traería felicidad a las parejas que podían verla ya que eran de corazón puro.

Y así, Juvia vivió su propia historia de amor junto a Natsu. Escribió un libro gracias a Levy y Lucy titulado; El hada más feliz del reino. Un libro que años más tarde leería a sus hijos; Sam y Juel, quienes se parecían a su madre por el pelo pero tenían los ojos de él.

De esta manera, la historia de Hada Brillante llega a su fin.

Espero que les haya gustado y entretenido esta pequeña historia ^^