Jumin se encontraba muy desanimado. Dejó de ir a trabajar y en vez de eso todo el día se sentaba en el sillón abrazando a Elizabeth y pensando en cómo estaría Seven.
Todos seguían extrañados por lo que pasaba así que su celular no dejaba de sonar, incluso Zen, quien no era muy afectuoso con Jumin marcaba para saber si estaba bien y si sabía algo de Seven.
Jumin recordó las varias cámaras que había, sabía que Seven seguiría viendo o eso esperaba.
Se acercó a una de ellas diciendo
— Regresa, por favor -
Después regresó al sillón y se quedó dormido con Elizabeth en su regazo.
Lo despertó las pequeñas patitas de Elizabeth dando pequeños golpecitos en su cara, como si quisiera que despertara.
Abrió los ojos y vió a Seven en el sillón que se encontraba frente al suyo.
— No me fui porque no te quisiera o estuviera enojado contigo. Hace una semana V me llamó explicando todo, sé que fuiste tú quien le dijo que llamara. Pero necesitaba un tiempo solo. No necesitas ser un dramático, Jumin. - dijo con una sonrisa
Jumin no dijo nada por un tiempo, solo se levantó, caminó hacia él y lo abrazó.
Lo besó con mucha pasión y después sonrió.
— Disculpa, es que me hacías falta - confesó Jumin
Seven se sonrojó bastante pero sonrió.
— Debo decirles a los demás que estoy bien, mi celular no deja de sonar y... Tú mañana tienes que ir a la empresa, ya no tienes excusa para faltar -