Estar con Luciel no era nada fácil, pero se habían acoplado.
Jumin seguía muy extrañado por las sensaciones que de repente tenía al estar a su lado, sin embargo aquel día no pensaba en otra cosa que no fuera lo enojado que estaba con su padre por su nueva novia.
Por milésima vez llamaba la atención de la prensa y deshonraba el nombre de su familia, pero lo que más le molestaba era que todos pensaran que él era igual que su padre.
Entró al penthouse azotando la puerta y se sentó en la sala.
— ¿Está todo bien?– preguntó Luciel, Jumin sorprendido de haber pasado por alto su presencia solo asintió algo apenado.
— ¿Seguro? Estaba probando las cámaras de la compañía, no pude evitar ver la pelea... – continuó
— No te preocupes, es normal. No es la primera vez que hace eso ni será la última... Solo estoy cansado de todo lo que conlleva – contestó Jumin
Seven se paró y fue hasta donde se encontraba Jumin
— No comprendo realmente lo que pasa, no sé muy bien lo que es tener un padre... Él mío nos abandonó y mi madre no era muy cariñosa con nosostros.... – comenzó a explicar —Pero algo que comprendí es que hay cosas que ayudan, como una paleta de hielo o un abrazo –
Terminó de hablar y abrazó a Jumin con fuerza. Jumin no dijo nada, solo se dejó abrazar mientras un par de lágrimas escapaban de sus ojos.