Capítulo 3

Itachi lanzó sus kunais para evitar todas esas armas que activó con un gatillo, brincaba en el aire con una excelente puntería derrumbando cada kunai y arma que llegaban a él, hoy era su día de descanso, sus misiones habían terminado, su padre comenzaba a insistir con que su deber con el clan lo obligaba a entrar a anbu, aún no entendía su intención. Al caer con elegancia al suelo, un dolor de cabeza comenzó a azorarlo, colocó una rodilla en el suelo, sostuvo su cabeza, millones de imágenes comenzaban a llegar con velocidad, abrió sus ojos con terror, esas horribles imágenes, la muerte de su mejor amigo y primo, un golpe de estado por parte de su clan, su trabajo en anbu, la masacre Uchiha, su trabajo como espía en Akatsuki, el odio de su hermano, lágrimas y más lágrimas salían de sus ojos, pudo ver su muerte y su enfermedad, la promesa con el chico rubio, pudo ver la guerra atraves de esa bruma ya muerto y el anciano "no es su tiempo aún, vuelvan y hagan que todo funcione como debería ser" respiraba agitado, su corazón acelerado no se tranquilizaba, era una estupidez, una estupidez, se levantó aún con el dolor de cabeza, con difícultad comenzó a caminar, debía descansar, eso debía ser, una alucionación por exigirse tanto, él no sería capaz de hacer esa estupidez, paró en seco al ver la lluvia fuera del edificio de entrenamiento, levantó el rostro observando las gotas caer a gran velocidad, su mirada perdida en esas imágenes, no sería capaz, ¿no es así?

…..

El pequeño rubio había pescado tres peces de buen tamaño, ahora mismo los empalaba y colocaba con cuidado, trataba de usar dos piedras para encender el fuego, pero toda la madera estaba mojada, talló su rostro con frustración, se levantó buscando dentro de los huecos de los árboles algo de madera seca, consiguiendo algunas ramas que podían funcionar y algo de musgo seco en algunos recovecos, la colocó bajo los peces y con las piedritas comenzó nuevamente, rascó su frente con fastidio, tomó un puñito de musgo, lo colocó sobre una piedra, una varilla entre sus manos sobre el musgo, comenzó a mover con velocidad el palito entre sus manos, sus manitas dolían, estaban rojas y con yagas, humo comenzó a salir, sopló un poco, creó fuego, de inmediato lo colocó en la madera, de algo le sirvió estar en el orfanato. Una fogata de buen tamaño creció, puso a secar la única ropa que tenía quedando en ropa interior, tenía semanas viviendo de esa manera desde que fue echado del orfanato, todo se vino abajo con esa lluvia, ahora debía buscar un nuevo refugio y una manta, no ocupaba más, colocó unos hongos en una varita, también los puso a asar.

Mientras su comida estaba, recordó esa alucinación tan extraña, él siendo un shinobi, negó con fastidio, tal vez se había comido un hongo alucinógeno, sonrió divertido, debía fijarse mejor al escoger su comida o acabaría muerto, comenzó a comer con cuidado recordando al sujeto gigante que lo cuidaba, se veía tan extravagante como esos héroes en los pósters de las películas, sonrió con burla, mordió sus labios al ver que era poderoso -imagínate, yo siendo un shinobi, salvando a princesas, siendo entrenado por un reconocido shinobi, salvando a la aldea, al mundo entero, ese maldito hongo pudo haberme matado definitivamente -se burló de él mismo -ese otro yo en verdad era un estúpido, mira que perdonar a todos esos malditos aldeanos y al sujeto que decía era su amigo, si le atravesó el maldito pecho y lo quiso matar en más de una ocasión -puras malditas fantasías, suena a un héroe de esas revistas de dibujos que tenían los idiotas del orfanato- respiró con fastidio, había terminado de comer, se colocó la ropa seca y apagó la fogata.

Mientras caminaba a la aldea su mente lo atormentaba con esos estúpidos pensamientos, caminó con cuidado, esos malditos aldeanos lo cazaban como liebre, revisaba desde las esquinas alguna casa descuidada, robaría una manta, sonrió como un zorro al encontrar su objetivo, en un tendedero una manta se movía con gracia con el aire, con velocidad jaló de ella y de una playera, los hizo bolas y corrió hacia el bosque nuevamente acomodando su botín, caminaba buscando un lugar adecuado, que no se mojara tan fácilmente, afiló su mirada, una cueva en una pequeña elevación, al entrar se dio cuenta que afortunadamente estaba vacía, metió la manta y la playera, salió por madera y musgo seco, repitió la acción de esa mañana, ahora dormiría junto a la fogata cálidamente, debía pensar ¿qué haría en adelante?, tenía cinco miserables años, no tenía conocimiento alguno shinobi, no tenía amigos, ni adultos que lo cuidaran, al parecer esa era su nueva vida.

….

Itachi no pudo dormir por estar pensando en todas esas imágenes "recuerdos" era toda una vida, no podía ser una alucinación, era tan claro, con más calma había analizado algunos hechos y el recuerdo de su padre de entrar a anbu estaba dentro del paquete de imágenes, en esa película llena de terror y tristeza, le daba miedo pensar que pudieran ser premoniciones, en ese momento el techo de su cuarto parecía ser demasiado importante -Itachi ¿te encuentras bien?, es extraño que a esta hora sigas en cama, tu padre dijo que después del desayuno quería hablar contigo -

El azabache asintió sin dar explicaciones, se levantó y con tranquilidad entró a la ducha ¿cómo podía saber si esas imágenes eran premoniciones o advertencias o sólo alucinaciones?, no recuerda haber leído un libro sobre eso, salió de la ducha, cuando estuvo listo bajó a desayunar, se sentó metido en sus pensamientos como siempre, comió con cuidado. Al final siguió a su padre al salón de reuniones dentro de la casa.

Entró con cuidado recordando esa misma escena en esa película, su cuerpo temblaba un poco al comparar, se sentó sobre sus piernas en un cojín, su padre entró e hizo lo mismo -necesitamos hablar, iré al grano, durante el ataque de kyubi, en los ojos de zorro pudo verse el sharingan, eres inteligente, sabes que el clan está perdiendo poder y prestigio en la aldea, el motivo por el que te solicité entrar a anbu es sencillo, quiero que te ganes un lugar y nombre en la organización, para que el Hokage y sus asesores te observen y puedas ganar su confianza con tus acciones, quiero que comiences acciones de espionaje para el clan, necesitamos nombres, rangos, poderes, horarios de vigilancia, rutas, todo, ¿entiendes? comenzaremos a planear un golpe de estado -Itachi no mostró sentimiento alguno, pero por dentro su corazón latía con fuerza, con miedo, tenía pánico, era un maldito deja vu con la película de terror que ayer recibió, ¿entonces eran premoniciones? asintió, se retiró del lugar a su habitación, se sentó en la cama tratando de calmarse, su mano tocó su frente con preocupación.

Después de unos minutos se levantó, salió de su casa desesperado buscando a la única persona que no lo trataría como un maldito loco, corrió por los bosques tratando de localizar a su primo, ya era casi noche y no había tenido éxito, hasta que algo llamó su atención, un pequeño rubio cocinando un pescado para desayunar fuera de una cueva con una manta a su alrededor, tenía frío, ocultó su presencia, el pequeño le recordaba a alguien, abrió sus ojos con sorpresa al ver al Hokage llegar y sentarse a su lado, sonrió al verlo olfatear su pescado. El pequeño se sorprendió, vio con cuidado al anciano, no se veía una mala intención en él, eso creía, pero aún así, tomó una piedra con discreción en su otra mano -¿quién eres dattebayo? -el anciano sonrió con cariño -nadie, sólo un viejo que paseaba por aquí -su estómago sonó con fuerza, el rubio mordió su labio sabiendo lo que era pasar hambre, estiró el pescado en su mano -¿quieres uno? -

El anciano sonrió -¿no es mucha molestia? -al sentir respeto y amabilidad en su voz, Naruto soltó la piedra -no la es, come -mientras comían comenzaba a oscurecer -cada una de esas estrellas son como nuestro sol, el mundo es increíblemente grande -el pequeño lo vio con sorpresa -usted es muy inteligente señor -sus estómagos sonaron, ambos comenzaron a reír.

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