El Día De HachiShaku-Kun
Kim Taehyung, Kim Taehyung, Kim Taehyung, Kim Taehyung.
Esas eran las palabras que podía repetir el hijo de Hachishaku-sama al haberse fijado en aquel niño de casi su misma edad, pero había un pequeño detalle, cada vez que aquel espectro quería acercarse siempre había alguien que impedía aquel contacto.
Es una pena que su madre, la propia Hachishaku-sama no estuviera para orientar a su querido hijo, pero ¿Realmente Hachishaku-sama tuvo un hijo? Porque según las leyendas que se cuentan de ella, eso nunca ha pasado.
Hachishaku-sama era una entidad fantasmal y demoníaca de ocho pies de alto, es conocida por las leyendas urbanas japonesas.
Hachi hace referencia al número ocho, Shaku a una medida de longitud y Sama es el título que se le da por lo general a una dama o mujer en el país japonés.
Suele llevar un vestido blanco, su piel es completamente pálida y siempre emite una sonrisa de oreja a oreja con el característico sonido semejante a un “Po... Po... Po... Po”.
Hachishaku-sama siempre está a la espera o en busca de algún niño inocente y que sea de su agrado para poder raptarlo, según dicen algunas leyendas, si el niño logra escapar no puede volver a su tierra natal o al lugar donde fue emboscado por aquella mujer.
Otros dicen que Hachishaku-sama abusa de manera sexual de los niños a los que ha secuestrado antes de matarlos, era muy común que la mayoría de las madres japonesas perdieran a sus hijos e incluso algunas niñas.
Fue en Corea del Sur cuando Hachishaku-sama escapaba de un de algunos guardianes y sacerdotes que buscaban encerrarla o eliminarla por completo.
De manera para poco ortodoxa, conoció a un hombre de cabellos negros como los de ella. Por primera vez en su vida Hachishaku-sama no quería dañar a un hombre.
Los años pasaron, y Hachishaku-sama estaba en espera de su primer hijo, llenando de felicidad a la rara y peculiar pareja, la mujer era mal vista en la ciudad de su esposo por ser muy alta y pálida, por lo que el señor Jeon decidió irse con su esposa a un lugar lejano donde sólo serían ellos tres.
Con el pasar de los meses un pequeño azabache yacía en brazos de la mujer jugando con los cabellos de su madre.
—¿Qué te parece llamarlo Jeon Jungkook? —propuso Gyeon.
—Me gusta. —Hachishaku-sama acarició efímeramente las mejillas de su hijo, prefería evitar contacto con él y que después su hijo sea lo opuesto de ella.
En ese momento, ingresaron varios guardianes que encerraron al espectro de Hachishaku-sama en cuatro estatuas “Jizo”, en representación de Bodhisattva Jizo Bosatsu, guardián de los viajeros, de los niños y la maternidad.
El pequeño bebé rompió en llanto al ser alejado de su madre, también fue alejado de su propio padre. Los guardianes tenían la misión de que se cortara todo lazo con su “supuesta” familia, ellos pensaban que ese pequeño había sido secuestrado, aunque el padre aseguraba ser el padre biológico del niño, no dejaron que se quedara con él.
Cinco años después.
A diferencia de los niños promedios, el pequeño Jeon Jungkook se había desarrollado demasiado rápido que los niños del orfanato, motivo por el que era objeto de bullying físico y verbal.
Si bien estaba más desarrollado que los demás, había aprendido a hablar a la edad de un año, sus compañeros le tenían miedo porque en momentos en los que no podía controlarse soltaba varios “Po... Po... Po... Po”.
A la edad de cinco años, el pequeño azabache escapó del orfanato en el que había sido aceptado.
A la edad de quince años humanos, Jungkook había encontrado a su víctima, un infante de cabellos rubios. El azabache no podía controlar las inmensas ganas que tenía por tocar a aquel angelical niño.
Cada año que pasaba, fue una tortura para el azabache. Aprendió por medio de la gente y por el internet que su madre secuestraba a niños entre la tierna edad de seis a quince años, pero no él no sabía cómo acercarse a un niño de cinco años sin hacer que lo corran o le impongan algún cargo.
Era difícil mantenerse y vivir por su cuenta, había sobrevivido en el bosque comiendo algunas frutas silvestres, cazando algunos animales salvajes, bebiendo agua de los manantiales y bañándose en los riachuelos.
Lo que ahora anhelaba y deseaba su cuerpo era poder tener a ese niño. Armándose de valor, decidió entablar contacto, quería llevárselo y cuando estuvo a punto de realizar su cometido, el niño rubio empezó a sonreír mientras aplaudía ante los regalos que le ofrecían algunos señores de mediana edad.
—Bien, aún queda un año más para planificarlo de nuevo. —se dijo a sí mismo el azabache, notando que al pequeño le gustaban mucho los juguetes que con cierta presión ejercida podía destruirlo en varios pedazos.
Jungkook sabía que ese rubiecito de cabello ondeado solo aparecía una vez al año en aquella cabaña. De una larga y ardua investigación supo que el rubio sólo venía en época de Navidad, exclusivamente para su cumpleaños, el treinta y uno de diciembre.
Pero parece que la suerte no estaba de su lado porque cuando el rubio cumplió sus seis años tampoco pudo acercarse.
—Aún hay tiempo. —se animó el azabache tirando el conejo que el mismo había casado y desviserado con sus manos para rellenarlo de flores conservadas en sal, así tendría un bonito ambientador.
Pero ¿Qué persona sana regala un animal muerto a un niño de seis años? Si el auto proclamado Hachishaku-Kun quería a ese niño tendría que hacer algo, pero ya.
Treinta y uno de octubre.
Los años habían pasado y aquel niño de cinco años ahora era un precioso joven de diecinueve.
En todos esos años, el azabache había ideado varios planes para poder acercarse al chico, pero ninguno había dado fruto y catorce años pasaron en un abrir y cerrar de ojos.
No obstante, no habían pasado en vano, porque había visto cómo ese pequeño niño rubio de cabello ondeando y esponjado ahora era un joven hermoso, sus cabellos rubios seguían presentes, pero ahora eran lacios y sedosos.
Había descubierto algo, y es que a su niño ya no le gustaban los juguetes, ahora llegaba casi mensualmente a dicho lugar, a veces llegaba con chicas y chicos, escuchaba algunos sonidos raros provenientes del cuarto donde se encontraba su niño, otras veces veía las figuras de dos personas haciendo algunas posiciones raras.
Lo único que quería Hachishaku-Kun era tener a un compañero y eso lo veía reflejado en aquel rubio al que cada día se le hacía imposible de acercarse.
—Oye, Taehyung. —habló una chica de cabellos morados.
—Dime. —habló el rubio de manera desinteresada después de haberse acostado con la chica.
—Hemos estado teniendo sexo en estos últimos meses, a veces hubo protección y otras no. —la de cabellos morados jugó con sus dedos.
—Dímelo sin rodeos, sabes que detesto a las personas que se van por las ramas para decir algo. —suspiró el pelirrubio con un notable ceño fruncido.
—He tenido retraso, y creo que tal vez...
—Tal vez nada, sabes que lo nuestro solo es simple; sexo. Nosotros follamos, sin relación de por medio y si crees que me harás responsable de un supuesto bebé en camino, no creas que soy estúpido para creérmelo porque sé que has estado con otros también. —contestó molesto el rubio mientras comenzaba a vestirse.
—No lo hice con nadie, siempre que he tenido sexo ha sido contigo. —insistió la de peli morada.
—Lárgate. —sentenció el rubio.
—Pero Tae. —intentó replicar la mujer.
—¡LÁRGATE, MALDITA SEA! —gritó Taehyung mientras se encerraba en su cuarto.
La mujer tomó sus prendas y se fue del lugar mientras sollozaba.
—¡Me las vas a pagar Kim Taehyung! —gritó la peli morada.
El rubio se encontraba en su cuarto, si sus padres estuvieran vivos se sentirían decepcionados de él, comenzando a darse leves golpes de cabeza en la cama pudo escuchar perfectamente como alguien arañaba el vidrio, eso hizo que Taehyung prestará atención al lugar de donde provenía aquel ruido incómodo.
Sus ojos enfocaron bien la ventana dándose cuenta de una sombra y un audible “Po... Po... Po... Po”.
—¿Pero qué carajos? —murmuró el rubio al ver cómo unos ojos completamente negros hacían acto de presencia.
“Po... Po... Po... Po... Po... Po”.
Taehyung sintió un escalofrío recorrer por toda su espalda, el ruido del “Po... Po... Po... Po... Po... Po... Po” era cada vez más intermitente, haciendo que la piel del rubio se erizara hasta llegar a los finos vellos de su nuca.
—Esto parece a esas malditas películas de terror. —comentó el rubio al intentar levantarse de su cama.
—Solo que está no es como esas tontas películas de terror. —respondió una voz.
Taehyung pegó un leve respingo en su lugar, pero fue aprisionado por unos brazos.
—Oye Ji-Soo de verdad no quiero hablar de esas cosas tengo mucho en que pensar y asimilar, no quiero ser padre a mis diecinueve años. —confesó el rubio.
—Si no quieres algo que te ate a esa tal Ji-Soo vuélvete mío. —confesó la persona que mantenía su abrazo en el cuerpo contrario susurrándole un “Po... Po... Po... Po”.
Aquel “Po... Po...”, hizo que nuevamente el corazón del rubio se detuviera.
—¿Q-Quién eres y qué quieres? —preguntó el pelirrubio sin intensión de girar a dónde provenía aquella voz.
—Si no tienes nada que perder ven conmigo, no tienes alguien que se preocupe por ti, ¿qué dices si te vuelves mío? —preguntó el chico azabache mientras giraba el cuerpo del rubio.
Taehyung tenía miedo y más al escuchar el molestos “Po... Po... Po...”. Al girar y ver al chico causante de aquel sonido no pensó que sería tan apuesto, prácticamente irreal.
Piel blanca, casi pálida, cabellos negros como la misma noche, ojos negros con algunas leves ojeras unos escasos centímetros más alto que él, pero era alguien que jamás había visto.
—¿Quién eres? —preguntó nuevamente el pelirrubio.
—Me llamo Hachishaku-Kun. —respondió el azabache de manera tranquila.
—No pregunté por algún sobre nombre o un nombre de pila, pregunté por tu nombre real. —insistió el contrario.
Hachishaku-Kun frunció su ceño, después de una ardua investigación y a la edad de cinco años cuando él se fue del orfanato descubrió que su verdadera madre era la misma Hachishaku-sama, según algunos jóvenes que les gustaba contar historias de terror, describían a su madre tal como él la recuerda, con la diferencia de que nunca la vio llevarse algún niño o hacer otra cosa.
—Te dije que soy Hachishaku-Kun, mi madre era la misma Hachishaku-sama. —él azabache llevó sus manos a los hombros del rubio apretando su agarre en aquella zona.
—Duele, duele, está bien te creo. —exclamó el rubio al sentir la fuerza ejercida.
El azabache lo soltó sonriendo de lado mientras contemplaba de cerca el rostro del chico con el que por años había fantaseado.
—No has perdido tus rasgos de niño, aunque extraño tus rulos rubios, cuando despertabas tenías todo el cabello enmarañado, en cierta gracia era adorable. —se sinceró el azabache.
Taehyung permaneció quieto ante tal confesión, escuchó el “tik tak” del reloj colgado en la pared vieja, sus ojos se desviaron para ver la hora, indicando que eran las once de la noche.
—Es demasiado temprano para andar delirando y no recuerdo haber hecho algún ritual extraño. —musitó el rubio.
—¿No crees que Hachishaku-sama haya tenido un hijo y que ese hijo te haya estado observando desde que tenías cinco años? —preguntó el azabache mientras volvía a soltar los extraños y perturbadores sonidos de “Po... Po... Po... Po...” con mayor regularidad, al mismo tiempo que sentía el vidrio de las ventanas ser arañados.
Taehyung sintió nuevamente el escalofrío recorrerle desde la cabeza hasta la punta de los pies, sentía como el sudor frío se hacía presente al igual que el erizamiento de su piel.
—Está bien, está bien te creo, ya deja de hacer esas cosas. —pidió el rubio mientras cubría sus oídos y cerraba sus ojos.
—Soy incapaz de hacerte daño pequeño. —el azabache dejó de emitir todo clase de sonido. —Solo ven conmigo, aunque si no lo haces planeo llevarte de todas maneras.
—¿Por qué yo y no otra persona? —preguntó el rubio.
Es cierto que no tenía nada que perder, no tenía familiares interesados en él y aunque supuestamente tenía un bebé en camino, no quería algo que lo atara.
—Bien. —aceptó el rubio, demostrando que se rendía ante aquel chico.
—Eres un buen niño. —el azabache acarició con sus manos las mejillas del rubio.
Taehyung no sentía miedo, sentía una gran paz y calma al sentir como alguien acariciaba sus mejillas, pero aquel contacto tranquilo fue subiendo de tono, más al sentir como el dedo de ese chico comenzaba a acariciar sus labios, comenzando y delineando el superior.
—¿Qué crees que estás haciendo? —preguntó el rubio al sentir como aquel dedo abandonaba su labio superior para adentrarse en su boca simulando algunas embestidas.
El azabache estaba tan absorto en como la boca de su chico rubio hacía ruidos parecidos a los que él escuchaba cuando quería acercarse.
Los dedos de Hachishaku-Kun aprisionaron la lengua del rubio a la par que su otra mano bajaba con delicadeza por la espalda del rubio hasta tomar entre sus manos aquel esponjoso y firme glúteo, el cual masajeó, amasó y estrujó a su antojo.
Taehyung quiso negarse, pero los ojos negros del chico que no conocía lo hacían sentir tan bien que no se dio cuenta cuando comenzó a corresponder aquellas simulaciones en su boca, su lengua ensalivaba y se movía al compás como si estuviera envolviendo algo. La mirada hipnotizada del azabache hacía que un sonrojo se apoderara de sus mejillas.
El rubio sintió como los dedos de ese chico desconocido salían de su boca junto a un hilo de saliva que unía su boca a las falanges del azabache, la respiración del rubios era irregular, el efímero tacto lo había puesto sensible, pero lo que logró debilitar lo más fue como el Hachishaku-Kun llevaba sus dedos ensalivados a su boca, saboreando y degustando de aquel fluido transparente.
—Delicioso. —musitó al retirar de su boca sus dedos y limpiar la comisura del rubio.
—¿Qué caraj...?
La pregunta no pudo ser terminada porque el azabache reclamó con posesión y vehemencia los labios ajenos. El cuerpo del rubio no podía seguir el ritmo, era lo mismo que hacía con algunas parejas sexuales que tenía, pero por algún extraño motivo sentía que las fuerzas le faltaban.
El fogoso beso iba aumentando y Taehyung no quería parar, no lo haría porque se sentía tan malditamente bien, la lengua del azabache simulaba embestidas en su boca, la manera en la que succionaba el peli negro fue la mejor experiencia para el rubio.
La lujuria y el placer comenzaban a hacerse presente en ambos cuerpos, no pasó mucho tiempo cuando el azabache comenzó a desvestir al rubio hasta deslizar sus dedos por los suaves glúteos del rubio.
Al sentir las intenciones ajenas, Taehyung lo apartó de manera brusca, él había sido el activo en muchos de tantos encuentros casuales y no le daría a ese sexy y caliente chico su entrada.
—Dime tu nombre. —pidió el rubio mientras intentaba recuperar el aire robado por aquel exigente beso.
—Ya te dije que soy Hachishaku-Kun. —habló de manera desinteresada el azabache.
—Yo me llamo Kim Taehyung. —se presentó el rubio tratando de recuperar la compostura.
—Creo que me dicen Jungkook o algo así, pero mi madre era Hachishaku-sama. —reafirmó el azabache de manera orgullosa.
Taehyung miró al azabache, es verdad que cuando le dijo eso, pensaba que estaba pasado de copas o que tal vez había fumado algo, pero ahora que lo examinaba había ciertos rasgos y similitudes que compartía con aquella mujer.
El azabache tenía el mismo cabello negro como la llamada Hachishaku-sama, ojos que daban escalofríos, piel pálida y aunque en altura no era tanto como Hachishaku-sama, reconocía que era algunos centímetros más alto que él, pero eso no cambiaba el hecho de que él podía ser el activo.
—Bueno mi querido, Jungkookie. —habló Taehyung.
—Hachishaku-Kun. —corrigió el azabache.
—Me iré contigo si me dejas probar algunas cosas. —contestó muy tranquilo el rubio.
—¿Quieres que haga alguna comida? Puedo traerte serpiente, sabe a pollo. —respondió confundido el azabache mientras ladeaba su cabeza.
Taehyung llevó la palma de su mano golpeando su frente.
—Eres tonto ¿Verdad? —inquirió el rubio. —Aunque eso es mejor. —Taehyung acarició la mejilla del azabache para deslizar sus dedos hasta llegar y masajear el mentón del azabache. —Te verás perfecto.
Jungkook trataba de entender las palabras dichas por aquel humano, pero todo fue tan rápido que ahora tenía el cuerpo del rubio encima de suyo, besándolo y tocándolo en lugares donde se suponía que él tocaría al rubio.
—Espera, espera, esto está mal, debe ser al revés. —el azabache intentó detener al rubio.
—¿Sabes que está mal? —preguntó el rubio, quien, sin esperar alguna respuesta, contestó. —Que creas que yo soy el pasivo, cuando tú, pequeño conejito, tienes ese rol.
El azabache sintió como la mano del rubio se infiltraba dentro de su bóxer y como su oreja era mordida al mismo tiempo que era lamida y succionada, Jungkook soltó un gemido al sentir como sus pezones eran estirados y pellizcados por esos malditos y sensuales falanges de su chico rubio.
—Joder~. —gimió el peli negro.
—Se que te va a gustar y vas a pedir por más. —sonrió divertido el rubio mientras comenzaba a desvestir al azabache, una vez listo procedió con su cometido, devorarse a ese auto proclamado “HachiHaku-Kun”.
El azabache gimió al sentir como su cuerpo empezaba a llenarse de calor, los labios el rubio lo reclamaban como suyo, que decir de esas manos y dedos largos del chico al que siempre deseó.
—Espera Tae~. —el azabache intentó alejar el cuerpo contrario, estaba casi desnudo, pero aún faltaba que su pantalón sea retirado.
Y en ese preciso momento sintió los dedos del rubio acariciar su glande, sacándole gemidos roncos provocando que su vientre bajó se contrajera, logrando que sus piernas se debilitaran.
—Eso es, buen chico. —susurró el rubio cerca del oído del azabache para luego lamerlo, tomando entre sus dedos aquel grande falo.
Jungkook cerró sus ojos, batallando con aquellas nuevas sensaciones. Taehyung sonrió al notar el notable cambio del azabache por lo que decidió acelerar sus bombeos en el falo, escuchando el obsceno sonido de su mano haciendo fricción mezclada con el presemen.
El azabache sentía que su cuerpo no resistiría más, lo que comenzaba a formarse en su vientre bajo hacía que estuviera a punto de perder la cabeza.
—D-Déjame. —pidió el azabache tratando de alejar la mano del rubio.
—Claro que no, sé que vas a querer liberar esa tensión. —Taehyung aceleró sus movimientos mientras ambos caían al colchón.
Jungkook se aferró al cuerpo del rubio cuando sintió su liberación, el cuerpo del azabache se llenó de espasmos, a pesar de que siempre la temperatura en su cuerpo era fría, Jeon podía sentir como cada parte de su cuerpo se calentaba bajo el tacto del rubio.
—Recién comenzamos, mi querido Hachishaku-Kun. —una risa traviesa se formó en los labios del rubio.
Jungkook ladeó su cabeza al sentir que el rubio se había posicionado entre sus piernas.
—¿Qué estás...?
El azabache fue silenciado al sentir la cálida y húmeda boca del rubio bajar por todo su falo, haciendo que cierre sus piernas en un acto fallido por controlar esa nueva sensación que se hacía presente.
—¿N-Nog crefes gue efs mefor? —preguntó el rubio con el falo dentro de su boca.
Si bien el azabache disfrutaba de esas cosas, las vibraciones que producía la boca del rubio hicieron que se corriera por segunda vez.
—Nada mal, ¿no crees pequeño? —preguntó el rubio con cierto tono burlón en sus labios mientras tragaba el semen del azabache.
—N-No es justo. —habló entre jadeos el pelinegro.
—¿No es justo? —preguntó Taehyung mientras acariciaba los muslos del azabache, abriendo poco a poco hasta exponer lo que sus ojos querían ver.
Taehyung había tenido mucho sexo con mujeres, muy pocas veces lo había hecho con un hombre y las veces que lo hizo los chicos ya se encontraban demasiado extasiados, él solo hizo lo que tenía que hacer, pero no pudo llegar a su preciado orgasmo.
Y, por alguna extraña razón hoy estaba ansioso, había perdido el control de sus manos que se encontraban recorriendo el cuerpo del pelinegro que se encontraba a su merced.
—Yo quería hacerle esto a Tae. —dijo el de cabellos negros mientras sus manos apresaban las sábanas.
—Es lindo de tu parte. —se sinceró el rubio mientras se reincorpora para besar aquellos finos labios.
Jungkook sabía que su cuerpo era un completo desastre y al rubio parecía deleitarle las reacciones de aquel azabache.
—Veo, veo que algo aquí abajo pide atención. —el rubio acarició aquella rosada y contrayente entrada.
—N-No hables cerca. —el azabache arqueó su espalda al sentir la tibia respiración del rubio cerca de su entrada.
Taehyung se acercó dando la primera lamida a aquel anillo, sus manos ejercieron presión en los muslos del azabache quien llevó sus manos a su boca intentando callar los sonidos que producía. La lengua del rubio se insertó haciendo delirar al azabache que ya no podía dejar de gemir.
—No tienes por qué callar, nadie nos va a escuchar. —confesó el rubio mientras insertaba su dedo en aquella entrada.
Aquello provocó que Jungkook apresara con sus piernas el rostro del rubio.
—Lo siento, pero sácalo. —pidió el azabache mientras sentía como esos dedos largos se movían dentro de él.
—Uhmmm. —Taehyung introdujo todo el primer dedo tocando la próstata del azabache. —¿Dime porque debería? Acá se está aflojando de maravilla y faltan unos dos o tres dedos más. —comentó el rubio mientras añadía otro dedo a aquella preciosa entrada.
Jungkook se retorcía de placer, quien diría que ese niño podía haberle hecho tales cosas y él lo disfrutaría, veía las leves marcas en sus muslos que aquellos dedos habían dejado, ¿Podría sentir algo por aquel rubio?
—Has sido un buen chico. —confesó el rubio al ver cómo cuatro de sus dedos se introducían sin compasión, deleitándose del bonito desastre que era ese chico de cabellos negros, era el mejor de todos. —Llegó la hora de recompensarte.
Siendo sincero Taehyung ya no podía aguantar su dolorosa erección, quería adentrarse dentro del chico, dejarse fundir y ser uno, sentir que algo lo una a ese extraño chico. El rubio abrió con suma delicadeza las piernas del azabache, deleitándose con aquellas vistas, lo brilloso y pegajoso que estaba abajo debido a él.
Antes de poderse fundir escucharon un golpe en la puerta, rompiendo momentáneamente aquel ambiente lujurioso.
—Taehyung. —llamó Ji-Soo. —Cielo, de verdad no quiero que estemos así, no quiero estar peleada contigo.
El azabache estaba asustado, nunca pensó que podía ser descubierto en tales circunstancias, pero él lo quería, Taehyung era suyo, le pertenecía, él lo vio desde que el rubio tenía cinco años y estuvo casi a su lado desde esa época, cuidándolo cuando se adentraba en el bosque, cuando dormía al aire libre, cuando jugaba con los animales, nadie podía quitárselo, estaba preocupado porque Taehyung estaba quieto, no se había movido ni dicho nada.
—Quiero que seamos una pareja oficial, mis padres no se van a molestar si tomas las riendas del asunto, ¿qué dices? —insistió Ji-Soo, sintiendo que la ansiedad la consumía, había estado esperando a Taehyung, pero nunca salió por lo que pensó que aún estaría ahí.
—Tae~. —llamó Jungkook. —Creo que...
Pareciera que el mundo conspiraba en contra del azabache, porque siempre que quería formular una oración era interrumpido y está vez gimió al sentir algo completamente duro dentro de él.
—¡Mmmgh~!
Ji-Soo se quedó quieta al escuchar una leve voz o algo parecido, no había visto entrar a otra persona, solo estaban ellos dos.
—¿Taehyung? —preguntó Ji-Soo.
—Me iré contigo, no tengo nada que perder, quiero ser libre. —habló Taehyung mientras embestía el cuerpo del azabache.
Jungkook solo pudo aferrarse al cuerpo de Taehyung mientras su cuerpo sentía la llenura de su amante entrar y salir sin respeto.
—Taehyung, voy a entrar. —advirtió Ji-Soo.
Jungkook se desesperó al escuchar aquello, Taehyung parecía no querer detenerse. Al momento en que la perilla de la puerta comenzó a girar, Taehyung tomó el cuerpo del azabache y sin intensiones de salir giró el cuerpo de Jungkook, apegando la espalda ajena a su pecho.
Cuando Ji-Soo entró vio a un chico al que no conocía completamente desnudo.
—Maldición. —maldijo Ji-Soo mientras intentaba cubrirse sus ojos.
—¿Te gusta lo que ves? —preguntó Taehyung empujando a Jungkook a la cama, retomando sus embestidas.
Ji-Soo se sorprendió al ver a Taehyung detrás de aquel chico, su mente se perdió por algunos minutos, fue consciente cuando el ruido lejano se hizo presente y más audible, el chico de cabello negro gemía sin control alguno y Taehyung no detenía sus movimientos.
—Déjame decirte que si tú no eres fiel yo tampoco tengo que serlo y que sepas que él lo hace mejor que tú. —Taehyung levantó el cuerpo de Jungkook mientras su mano tomaba nuevamente el falo del azabache, emparejando el ritmo de sus embestidas con los bombeos.
Ji-Soo miró como Taehyung lamía el cuerpo de ese pelinegro y como el sonido producido por esos cuerpos era más audible.
—Y-Yo. —Ji-Soo se encontraba perpleja ante tal escena, había visto a un Taehyung que nunca conoció.
—¿Planeas ver como eyaculo dentro de él? —Taehyung preguntó burlesco al dar con la próstata del mayor y apresar entre sus dedos el pezón del azabache.
Ji-Soo salió a tropezones de aquella casa, justo en ese momento Taehyung se corrió dentro del chico azabache, siguió moviéndose de manera lenta dentro del azabache, besando el hombro de aquel chico.
—¿Estás bien? —preguntó el rubio cuando salió del interior de Jungkook.
—D-Deberías detenerte cuando se te pide. —habló con voz ronca el azabache.
Las piernas de Hachishaku-Kun temblaban, cuando Taehyung vio el cuerpo del azabache guardó silencio al ver las piernas mojadas del chico.
—Sabes, verte así hace que me den más ganas de volverte a hacer mío. —confesó el rubio mientras acariciaba la mejilla del azabache.
—Entonces ¿Vendrás conmigo? —preguntó el azabache mientras se dejaba caer en la cama.
—Eso debería preguntarte yo. —dijo el rubio subiéndose encima del azabache. —Eres mío, tu cuerpo tiene mis marcas y mi esencia por lo que la pregunta sería; ¿quieres escaparte conmigo?
No hacía falta una respuesta a aquella pregunta, aunque las cosas no salieron como HachiHaku-Kun lo había planeado, estaba conforme con el resultado, ser de su niño rubio o que su niño fuera de él no cambia el hecho de que ahora se pertenecían y vivirían juntos lejos de cualquier persona.
Jungkook, o el auto proclamado HachiHaku-Kun esperaba que su madre y su padre estén orgullosos de él, aunque no hiciera las cosas que hacía su madre, él deseo de todo hijo es que sus padres estén orgullosos y aunque no estén más, es seguro que lo estarían.
Aquella noche para Hachishaku-Kun fue su primer halloween y donde tuvo su primera vez.
—Oye ¿Y de dónde sacaste Hachishaku-Kun? —preguntó el rubio.
—¿Sabes lo que significa Hachishaku-sama? —preguntó el azabache.
—¿No es el nombre de tu madre? —respondió el rubio.
—Es verdad, pero Hachishaku-sama se divide en tres partes, Hachi hace referencia al número ocho, Shaku a una medida de altura y Sama es el término para mujer o dama. —explicó el azabache.
—¿Y Kun? —preguntó el rubio.
—Kun es el término que se da para hombres, yo solito lo inventé. —dijo de manera orgullosa.
—Ya veo. —Taehyung atrajo el cuerpo del azabache. —Pero me gusta más tu nombre; Jeon Jungkook. —Taehyung depositó un beso en la frente del azabache.
Aquel treinta y uno de octubre, un chico de cabello rubio desapareció, las ventanas de aquella cabaña quedaron marcadas.
Cualquier persona que quería poner un pie en aquel lugar podía ver una figura alta en la ventana, aunque quitaras las cortinas, podías ver aquel par de ojos negros mirándote fijamente, y en toda la casa podía escucharse el típico; “Po... Po... Po... Po... Po... Po...”
Dos días después, los padres de Ji-Soo fueron a la cabaña que describía el diario de su hija, la habían buscado en todos los lugares que frecuentaba y no encontraron ningún rastro de ella.
A simple vista parecía una cabaña abandonada, pero cuando entraron pudieron ver que las ropas de su hija estaban regadas por el piso.
La madre comenzó a hiperventilar cuando por el piso vio varias manchas de sangre seca, cada paso que daban, rechinaba en toda la casa, haciendo que se les erizaran los cabellos.
Por temor, no subieron al segundo piso y felizmente no lo hicieron, ya que su hija se encontraba colgada en la pared con los brazos extendidos, toda la parte del medio estaba abierta con sus órganos expuestos, la sangre que escurría de ella había dejado de gotear.
Un escenario que ningún padre está preparado para ver.
Si se preguntan quién fue el responsable de aquel crimen; es obra de Hachishaku-kun, pero no sólo de él, si no también de su preciado rubio.
Nadie está seguro porque Hachishaku-kun puede matarte o secuestrarte, pero de quien depende si vives o mueres, depende de Kim Taehyung.
Si un día vez a un rubio deambular por en medio del bosque, da la vuelta, no hables y aléjate, a menos que quieras ser la siguiente víctima de Hachishaku-kun.
Y si un día vas a la cabaña, prepárate para un experiencia que no olvidarás y que probablemente te deje aturdido, abrumado y con psicosis.
Shira-Min26.
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