XXXIII - Todos (vol.1)
#CuandoLaTormentaLlegó
Y ahora que la tormenta está aquí, ¿Qué vas a hacer? ¿Vas a ahogarte? ¿Vas a pelear? ¿Estarás solo? ¿Descubrirás quién eres?
Este capítulo tiene narraciones desde el punto de vista de Nico, Frank y Percy. Los demás se encontrarán en próximos capítulos.
Nico
Ya era de noche cuando el juego terminó. La super estrella Jason Grace había llevado a nuestra escuela a la victoria y yo había fotografiado el espectáculo completo. Mientras todos dejaban el campo de buen humor y yo guardaba mi cámara, me preguntaba por qué mierda había accedido a esta prueba. Durante el partido, algunas personas se molestaban porque supuestamente les tapaba la vista y me gritaban que me corriera. Era noviembre y hacía muchísimo frío, tanto que los dedos de mis manos se habían entumecido completamente. Había corrido de un lado a otro como un idiota y había perdido el aliento. Sin embargo, y a mi gran pesar, me había divertido.
Estaba acostumbrado a tomar fotos de cosas inmóviles, como edificios o paisajes, pero conseguir las mejores tomas de jugadores de futbol americano en constante movimiento había sido todo un desafío y me había gustado. Había estado tan inmerso en mi tarea, en encontrar el mejor ángulo, en trabajar a favor de las luces fluorescentes que iluminaban el campo, en no perderme ninguna jugada importante y en recordar sacarle una foto a cada jugador y animadora, que los gritos y el estruendoso ruido no me habían afectado tanto. Nunca hubiera estado voluntariamente en las gradas, pero no la había pasado terriblemente mal.
Justo cuando terminaba de guardar mi cámara, alguien chocó contra mi hombro. No miré quién era, no me importaba y tampoco era la primera vez que pasaba.
- Lo siento tanto, no quise golpearte. Me estaban empujando, Dios, todos están como locos. - Me doy vuelta y lo veo. Ese niño raro de la otra vez, Will Solace.
Estaba cubierto en capas de ropa y aún así sus dientes castañeaban. En su cabeza usaba un gorro de lana rojo y su pelo rubio sobresalía por debajo cubriendo sus cejas.
- Esta bien - dije mirando sus zapatos.
- No sabía que te gustaba tomar fotos.
- Son para el periódico escolar - expliqué.
- ¡Oh, genial! No puedo esperar a verlas. - Justo en ese momento, otros chicos al final de las gradas comenzaron a llamarlo.
- Lo siento. Esos son mis amigos. Debo irme - vaciló por un segundo. - Adiós, Nico. Nos vemos luego.
Yo solo asentí sin decir nada mientras cerraba el estuche de mi cámara. Cuando se dio vuelta, lo seguí con la vista por unos segundos. En el medio de las escaleras, se volvió y me miró. Al ver que yo también lo estaba mirando, sonrió, yo giré mi cabeza enfocándome en los últimos jugadores dejando el campo.
Jason seguía allí. Su casco en la mano, su pelo desordenado y su cara roja y sudada. Hablaba con el entrenador Hedge, que lo veía como si fuera un caballero en brillante armadura que acababa de salvar la escuela. Suponía que en parte era así. Él me vio comenzar mi camino hacia la salida, se despidió rápidamente del entrenador y corrió hasta mi.
- ¡Nico, hey! ¿Sacaste buenas fotos? - Era tan alto que podría haber dado miedo si no sonriera como un golden retriver y si no tuviera la cara hecha un tomate.
- Voy a revisarlas esta noche - continué caminado y el siguió a mi lado.
- ¿No iras a la fiesta? - Por supuesto que había una fiesta luego del partido, eso siempre pasaba en las películas cliché.
- No es mi escena - respondí.
- Oh, está bien. Bueno, estoy seguro que las fotografías estarán bien. Luego se las envías a Reyna, ¿verdad? ¿Tienes su correo?
- Si.
- Perfecto. Nos vemos el lunes, Nico - me palmeó el hombro y salió corriendo en dirección a los vestuarios.
Todavía tenía que caminar un poco hasta la salida más lejana, que también era la salida que menos concurrida estaba. Pasé por detrás del banco de las animadoras, donde Piper estaba sentada con su cabeza entre sus manos y sus brazos apoyados en sus rodillas. Drew Tanaka estaba parada a su lado y la escuché replicándole que su rutina había sido pésima.
- Solo no me podía concentrar bien. Me duele la cabeza - se excusó Piper.
Drew le pasó una botella diciéndole que eso le ayudaría. Tenía la sensación de que no era agua. Ella tomó y después se volvieron a los vestidores.
Al fin llegué al estacionamiento delante del estadio. Ya estaba bastante vacío pero había algunos grupos hablando en frente de sus autos. Ninguno de ellos me prestó mucha atención, así que seguí caminando tranquilo hasta estar fuera de las instalaciones de la escuela. Justo cuando estaba saliendo, me cruzo con Hazel. Ella también estaba en el grupo de Brunner pero nunca habíamos hablado directamente. Bueno, nunca había hablado mucho con ninguno, solo Jason y eso fue porque él se me acercaba.
- Hola, Nico - saludó con una sonrisa tímida. - ¿Vas a la fiesta?
- Hola. No - respondí brevemente. Sin embargo, por cortesía, le pregunté de vuelta. - ¿Tu iras?
- No - sacudió la cabeza. - No creo que sea mi escena. - En ese exacto momento, como para probar su punto, un auto lleno de estudiantes gritando pasó ilegalmente rápido por la calle con la música a todo volumen y con las ventanas bajas. - Esa escena - dijo señalando el auto que desaparecía a toda velocidad.
- Si, se a lo que te refieres. - Hubo un momento de silencio incomodo donde ninguno de nosotros sabía que decir a continuación. Al final, Hazel me dio otra de sus sonrisas timidas e incomodas y se despidió, comenzado a caminar hacia el lado contrario al que fue el auto.
- ¡Espera! - Dije un poco más alto de lo que estaba acostumbrado a hablar. Ella se dio vuelta y me miró sorprendida, como si no pudiera creer que le estaba hablando de vuelta.
- Te acompaño a tu casa - me ofrecí.
- Oh, no - se cruzo los brazos sobre su pecho mientras el aire se hacía cada vez más fuerte. - No tienes que hacer eso.
- Quiero hacerlo - me acerqué un poco a ella. - Está oscuro y es peligroso que camines sola - aclaré.
Ella igualmente no se veía muy segura.
- Esta bien.
Empezamos a caminar en silencio, dejando atrás el estacionamiento del estadio que ya estaba casi vacío. No parecía ser sábado en la noche por lo desiertas que estaban las calle, suponía que la inminente tormenta helada convencía a todos de quedarse en sus casas y no arriesgar una posible hipotermia. Entonces, ¿por qué yo mismo no corrí a mi casa? ¿Por qué enfrentaba ese frío para acompañar a una chica que no era exactamente mi amiga. La verdad era que Hazel me recordaba a mi hermana. No se parecían en nada a simple vista, y Bianca era mucho más extrovertida que ambos combinados, pero aún así, había algo allí.
También estaba esa mínima idea, de que Hazel me recordaba a mi.
- ¿Tienes algún hermano? - le pregunté iniciando la primera conversación desde que empezamos a caminar.
- No - su voz tímida apenas se escuchaba por el viento que amenazaba con atravesarnos. - ¿tu?
- Um... una hermana - me aclaré la garganta. - Tenía una hermana. Murió un tiempo atrás.
- Lo siento - me dio una pequeña sonrisa de simpatía.
- Esta bien - le resté importancia. - Fue hace como diez años.
- Igual. Tal vez con el tiempo se haga más fácil pero eso no quiere decir que sea fácil. - No sabía que decir luego de eso. Era cierto, ya no dolía como al principio, sin embargo aún podía sentirlo. - ¿Era cercanos? - Preguntó ella.
- Si. Era mayor que yo. Siempre me cuidaba cuando nuestro padre estaba trabajando.
- ¿Cómo era? - La miré medio sorprendido. La mayoría de las personas no incitarían a otra a hablar de su familiar muerto, cambiarían de tema para no incomodar, yo lo haría. - Digo, no tienes que hablar de ella si no quieres, pero si quieres, me encantaría escuchar.
No había hablado de mi hermana en años, no había tenido con quien. Mi padre ni podía escuchar su nombre, prefería pretender que nada había sucedido, lo bloqueaba completamente incluso cuando eso no parecía ayudarlo a decir verdad, cada vez parecía más miserable. Amargamente, me di cuenta que estaba empezando a parecerme a él hasta el punto de a veces preguntarme si Bianca había sido real. Pensé que hablar de ella podía ser bueno, alguien más la conocería aunque sea a través mío.
- Ella, - titubé pensando en que contar. - Ella solía hacerme quesadillas para la cena. No sabía cocinar muchas cosas, pero las quesadillas eran su especialidad. Las comíamos casi todas las noches mientras veíamos televisión. Ella siempre elegía que ver, pero no me importaba, tenía buen gusto en caricaturas. - Sonreí nostálgico por los recuerdos. - Cuando enfermó traté de hacerlas para ella y casi quemo la cocina. Le prometí que practicaría. - Entonces me di cuenta. - No he comido quesadillas desde que...
- Tal vez algún día, si quieres, podríamos ir a comer quesadillas. - Hazel ofreció, otra vez con su sonrisa tímida.
- Si - dije devolviéndole una pequeña sonrisa, mis ojos escondidos detrás de mi pelo. - Eso me gustaría.
Y mientras la luna subía y el viento parecía hacerse más frio, supe que lo había dicho en serio. Si me gustaba la idea.
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Frank
Era la primera fiesta de mi vida y en ese momento, quería que sea la última.
La casa de Drew estaba llena de gente, tanto que no podía caminar sin chocar con alguien. La música estaba tan fuerte que no escuchaba ni mis pensamientos y el olor a alcohol inundaba mis fosas nasales.
- Lo siento. Permiso - repetí unas cien veces mientras trataba de moverme desde la sala hasta el patio trasero, pero la operación se demoraba al tratar de esquivar a todos los estudiantes bailando con bebidas en las manos.
Cada par de segundos, alguien que no conocía me palmaba el hombro y me decía "buen juego", supuse que era el efecto de llevar el jersey del equipo. Yo sonreía amablemente y murmuraba un gracias que no escucharían mientras pretendía que sus felicitaciones si me llegaban. La realidad es que no las merecía, Jason había sido la verdadera estrella del juego, el que había salvado el espíritu de la escuela. Yo no había hecho casi nada, aunque según Jason, había sido "trabajo en equipo". No creía que había mucha verdad en eso.
Al fin llegué al patio y empecé a localizar a alguien conocido. Había venido a la fiesta porque Jason me había invitado personalmente, para sociabilizar con mis compañeros. Sabía también que algunos de los del grupo del jueves estarían y podría hablar con ellos, pero para ese entonces no había visto a ninguno.
Cerca de la piscina, Jason estaba siendo felicitado por otros miembros del equipo y estudiantes. Una de las animadoras, Drew, estaba parada muy cerca de él acariciando su brazo. No parecía estar muy cómodo aunque sonreía como si lo estuviera. Sus ojos se desviaron hacia mi y me hizo un gesto para que me acercara.
- Hey, Frank - saludó mientras intentaba que la gente se moviera para que pudiera entrar en el semicírculo. - Estuviste genial en el partido.
- Uh... gracias - murmuré. Todos los ojos se habían posicionado en mi, podía sentir mi cara enrojecer y no por el viento helado. - Tu también.
Inmediatamente la atención volvió hacia él y yo pude respirar un poco mejor. Jason asentía respetuosamente y se reía en los momentos indicados cuando cada jugador rememoraba alguna de sus jugadas o que tan patéticos los jugadores del otro equipo habían sido. Todos parecían de buen humor, suponía que eso hacía una victoria.
- Si hay alguien que puede llevarnos a la final, es Grace. - Dijo Dakota.
- ¿Qué vamos a hacer el próximo año? - Se lamentó uno de tercero. Claro, Jason se graduaría esta primavera.
- ¿Ya tienes ofertas de alguna universidad? - Preguntó una de las animadoras que estaban allí.
- ¡Por supuesto que las tiene! - Chilló Drew escandalizada hacia su compañera, como si acabara de escuchar la pregunta más tonta del mundo. - Serían unos estúpidos de no considerarlo. - Volvió su cabeza hacia Jason sonriéndole encantadoramente.
-Estoy considerando las opciones. - Respondió él gentilmente hacia la primer chica.
- Estoy segura de que cualquier cosa que elijas estará bien. - Afirmó Drew abrazándole el brazo.
- Gracias. - Forzó una sonrisa.
Un poco a mi derecha, un par de animadoras empezaron a hablar en susurros entre ellas, aunque lo suficientemente fuerte como para poder escucharlas.
- Parece una maníaca. Como si estuviera a punto de matar a alguien.
- Probablemente a Drew. No para de apretarse contra Jason. - Dijo la otra entre risitas.
Giré mi cabeza hacia la dirección en que estaban mirando y supe inmediatamente de quién hablaban. Piper se dirigía hacia nuestro grupo con una expresión seria. Seguía usando su uniforme de animadora, unos tenis Converse, un par de esas medias que son solo para las piernas y una sudadera con cierre que se veía grande en ella, como si fuera de un chico. En su mano izquierda, sostenía un vaso de plástico rojo. Mientras se acercaba, más personas del grupo parecían notarla, incluido Jason y por consecuencia Drew. El primero llevaba la preocupación en sus ojos, la segunda una sonrisa de superioridad.
Se paró al lado mío, sus ojos brillantes fijos en el rubio.
- Buen juego. - Dijo con una pequeña sonrisa aparentemente inocente para luego tomar un sorbo del vaso.
- Gracias. - La estudiaba, como si quisiera descubrir cada uno de sus pensamientos.
- Tu también, Frank. Buen bloqueo.
No estaba esperando que me mirara y mi palabra de agradecimiento salió con balbuceo. Ella simplemente asintió con la cabeza.
- No podemos decir lo mismo de ti, ¿cierto, chicas? - Drew buscó la alianza de sus compañeras. - Tu rutina fue descuidada, parecía como si fueras a desmayarte o vomitar, o los dos a la vez. - Algunas chicas asintieron de acuerdo. - Tal vez no deberías beber antes de un juego.
- Tú me diste que beber.
- Siempre puedes decir que no. - Rebatió Drew. - Todas ellas lo hicieron.
Piper se giró y miró a las otras animadoras con la expresión de alguien que ha sido traicionada, ninguna de ellas la miraba de vuelta. Entonces lo supe, Drew estaba mintiendo y nadie se lo echaba en cara.
- ¿Por qué siquiera tenías alcohol? Podrían suspenderte. - Jason le preguntó a Drew.
- Estaba haciendo una prueba y mi punto fue probado. - Respondió como si hubiera creado un plan maestro.
- ¿Qué punto?
- Piper no es lo suficientemente responsable para ser nuestra capitana. Ni siquiera debería estar en el equipo. - Le explicó a Jason para luego volver a enfocarse en Piper. Digo, ¿tomar en un evento escolar? ¿En serio? Se supone que representas a toda la escuela y últimamente estas siendo una vergüenza. Incluso la entrenadora lo nota. Los otros días le preguntó a Lacy qué te pasaba, ¿verdad, Lace?
- Estoy bien. - Dijo Piper, pero su voz no tenía fuerza.
- Claramente no. Estas siendo un desastre en cada juego y entrenamiento. Incluso ahora. ¿Para qué viniste aquí? No puedes dejar a Jason en paz, todavía lo quieres y no puedes aceptar que él te superó asi que vienes a hacer una escena.
Me daba cuenta de lo que hacía: atacarla; y había puesto a todo el equipo contra ella. ¿Por qué?
Quería decir algo, pero no sabía exactamente qué. No sabía bien el conflicto, tal vez Piper les había hecho algo. Sin embargo, la capitana mostraba su vulnerabilidad sin reparos con una expresión que solo había visto una vez. En un pestañeo, su expresión fue remplazada por aburrimiento.
- No necesito su atención y no tengo que actuar desesperada para conseguirla. - Esa última parte era cierta, Jason tendía a mirar a Piper cada vez que ella entraba en su perímetro. Ella se da vuelta y mira a Dakota. - Me llegó tu mensaje. Podemos bailar después de buscar más. - Apuntó a su vaso y le dio un trago a lo último que le quedaba.
Dakota sonrió como si este fuera el verdadero premio por haber ganado el partido. La agarró por la cintura y ambos se dirigieron hacia adentro sin mirar atrás. Jason se les quedó viendo hasta que entraron. Con un suspiro tembloroso, despegó su brazo de los de Drew y murmuró algo como que iba a hablar con Reyna.
- Esa perra arruina todo. - Dijo Drew frustrada viendo a Jason alejarse.
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Una hora y media después, estaba considerando irme a casa. Había visto a Percy y Leo conversar con los del club de arte. Jason había estado en la cocina (el lugar menos lleno de gente) con Reyna hasta que Thalia apareció y él la siguió hacia las habitaciones de arriba. No había rastro de Annabeth, Nico o Hazel y Piper, bueno, era la persona que más se estaba divirtiendo.
La había visto servirse al menos tres vaso de vodka con Red-Bull, dos de whisky, unos cuantos sorbos del champagne que alguien había abierto y luego había hecho un shot de ron. Debía tener más alcohol que sangre en las venas.
Estaba bailando en el medio de la sala, Dylan, del equipo de natación, muy pegado a su espalda le hablaba al oído. En algún momento se había desecho de Dakota quien tomaba vino de una botella mientras hablaba con una pelirroja.
Mientras Dylan le hablaba, Piper negaba con la cabeza mirando a todas partes menos a su rostro, había algo de miedo en sus ojos. La chica que un minuto atrás parecía llena de vida, de repente se había esfumado. Trató de dar un paso hacia adelante, poniendo un poco de espacio entre ellos, pero Dylan la sujetó del brazo deteniéndola en su lugar. Percy, que al parecer también había estado atento a lo que sucedía, se levantó del sofá en el que estaba sentado y empujó a Dylan en el pecho, esto ayudó a que Piper pudiera liberarse aunque además atrajo la atención de todos en la sala.
Piper caminó con poco equilibrio hasta la puerta de entrada. Yo estaba cerca, y cuando pasó a mi lado me sonrió algo triste y rápidamente y murmuró algo como "debo salir de aquí". Percy comenzó a seguirla y Dylan no se le quedó atrás, diciéndole que le estaba cortando el rollo. Percy trataba de ignorarlo pero llegando a la puerta le dijo:
- Solo acepta el rechazo y apártate. - Eso no hizo más que enojar a Dylan, que lo siguió furioso y continuó instigándolo e insultando a Piper.
Nadie quería perderse el nuevo drama, así que todos siguieron al trio hacia el patio de entrada, incluso los mellizos Grace que habían desaparecido por un largo rato, aparecieron por la escalera. Jason parecía como si fuera a enfermarse.
Una casi pelea, una broma de Thalia y un comentario misógino de Dylan después, la gente volvió adentro, mencionando como Percy parecía muy cercano a Piper. Por la ventana vi a ambos irse caminando y yo también decidí que había tenido suficiente.
Y así fue mi primera fiesta, como la de una película.
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Percy
Gracias a todos lo cielos que la casa de Piper no estaba lejos. No porque fuera físicamente pesada, en realidad todo lo contrario, ella tenía casi todo su cuerpo encima mío mientras caminábamos y aún así apenas la notaba, sino porque realmente se veía mal.
Habíamos recorrido 5 cuadras y ya había vomitado una vez. Todavía teníamos 3 hasta llegar.
- Todos estaban mirando - lloriqueaba en mis brazos, - y todos se reían de mi.
Lagrimas negras bajaban por sus mejillas y se limpiaba los mocos con la manga de su sudadera. Su pelo parecía enredado e incluso cuando hacía más frio que en el polo norte, su frente tenía signos de sudor. No parecía la misma chica en consideración para reina del baile de graduación.
En la sexta cuadra, se detuvo en medio de la acera, deteniéndome a mi también, y luego se giró hacia unos arboles y vomitó como un litro de alcohol.
- Dios santo, Piper ¿Cuánto bebiste?
- No lo conté. - Mala señal, pensé mientras veía como usaba la misma manga de los mocos para limpiarse la orilla de la boca. Que desastre.
- Al menos dime que comiste algo antes de beber. - Cuando comprobé que ya no parecía querer vomitar más, la agarré de los hombros y volvimos a caminar.
Ella resopló una risita, como si hubiera dicho algo ridículo.
Cuando ya estábamos en la cuadra de su casa, o mansión mas bien dicho, le pregunté:
- ¿Tus padres están en casa?
- No.
- ¿Dónde están?
- No se. Londres, tal vez. O Tokyo, o en la puta luna, - vagamente apuntó hacia el cielo nublado.
- Bueno.
No había un alma en la calle. Todos los vecinos de Piper probablemente estaban en su quinto sueño cubriéndose del frio. Los arboles se movían de forma espeluznante y no sé por qué tenía una mala sensación.
Una vez que llegamos a su entrada, ella simplemente abrió la puerta. Si sus padres de verdad no estaban, eso quería decir que Piper había dejado sin llave la puerta. O no pensó en hacerlo cuando salió hace unas horas o no le importó.
Su casa era gigante. Había estado una vez allí en el verano para alguna fiesta que organizó. Mientras todos habían estado en la piscina, ella había estado bebiendo de la misma manera que esa noche. En ese momento, casi a principios del invierno, con todas la luces apagadas y completamente vacía, el lugar era frio y vacío, como un museo que nadie visitaba.
La ayudé a subir las escaleras y me señaló su habitación. No sé como me imaginaba que sería la habitación de Piper McLean, pero probablemente nunca se hubiera parecido a la realidad.
Se despegó de mi y tambaleándose cayó arriba de su cama, el cansancio finalmente tomando control de ella.
- Gracias, Perce. Eres mucho más amable que Dylan, - balbuceó. - Aunque no deberías haber sido tu.
- ¿A qué te refieres?
- ¿Qué? - Dios, ni sabía lo que acababa de decir. - Hay brownies en la cocina, si quieres.
- ¿Tu los hiciste? - cuestioné.
- Si. Soy buena con la pastelería. - Comenzó a acurrucarse y ponerse cómoda en su cama. Sus brazos abrazaron sus rodillas. Todavía tenía puestas las zapatillas. Agarré una manta que estaba sobre un sillón y la tapé con ella.
- Así que te gustan las cosas dulces, - dije mientras le quitaba las zapatillas.
- Si, - bostezó. - Pero no puedo comerlas. Son malas, malas.
No tuve la oportunidad de preguntarle que significaba eso, que no "podía", porque el sueño le había ganado.
Justo cuando me di vuelta para irme, comenzó a llover. Piper ni se dio cuenta, se veía pequeña en un costado de su cama de dos plazas, con su cabello pegado a su cara, y la impresión de que el respaldo se la tragaría. Decidí que me quedaría un rato más, esperaría a ver si la lluvia pasaba y me aseguraría de que Piper seguía respirando. Supuse que la mejor forma de pasar el tiempo sería estudiando la habitación.
Era grande, como un garaje para dos autos. La cama era el centro de todo, había una televisión que seguramente podía verse desde cada rincón y dos sillones purpura. La puerta del baño privado estaba abierta, el piso había una toalla blanca y la encimera estaba llena de cremas y otros productos que no conocía. Las puertas de su armario también estaban abiertas, igual que algunos cajones. Había ropa esparcida por toda la habitación. En el piso, en los sillones, en los pies de la cama.
Contra una pared, un escritorio con un espejo grande estaba cubierto de maquillaje. Lo más shockeante, sin embargo, era que la pared estaba cubierta de fotos. No fotos personales, sino de modelos, algunas en pasarela, otras en traje de baño y otras que parecían sacadas de sus instagrams. Todas increíble e intimidantemente bellas. Era como si tuviera un santuario de modelos. Me pregunté si Piper quería ser modelo, si estas mujeres eran su inspiración o algo así.
En el espejo, estaban pegados unos papelitos, de esos que sabía que Annabeth utilizaba al estudiar, y en ellos una serie de números estaban anotados. Estaba muy confundido para saber que significaban. En uno, el número 35 estaba rodeado varias veces, como si fuera importante.
Al ver que la tormenta disminuía un poco, bajé hasta la cocina. Allí, en la mesada de la isla, un plato con brownies me esperaban. Estaban un poco secos por haber sido dejados si cubrir, pero Piper si era buena pastelera como decía.
Eran las tres de la mañana, según el reloj del microondas, y honestamente me pregunté como es qué había terminado sentado allí, en el comedor de la mansión de Piper McLean comiendo sus brownies, luego de haberla visto vomitar dos veces. Me había despertado esa mañana decidido a hablar con Annabeth, y ella me había ignorado todo el partido (excepto por la pregunta que me hizo que obviamente no sabía la respuesta), no había ido a la fiesta y encima casi terminé peleando por una chica que no era ella para después irme a casa con esa chica. Y que nadie me malinterprete, Piper siempre me cayó bien, pensaba que podía ser bastante divertida, pero el hecho de que me hayan visto defenderla (no me arrepiento, Dylan es una rata) y marcharme con ella no iba a traer nada bueno. Los rumores e inventos ya debían estar siendo fabricados y esparcidos.
Quería mostrarle a Annabeth que me importaba y ahora todos hablarían de que había estado celoso de otro chico hablando con Piper, de lo que significaba que termináramos la noche juntos. No podía esperar para volver a la escuela el lunes (siéntase el sarcasmo).
Bueno, pensé mientras masticaba otro brownie, que puto desastre.
AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH HAN PASADO 100 AÑOS.
No voy a ponerme a dar escusas de por qué no he actualizado, solo puedo pedir perdón :(((.
Quise hacer un capítulo más largo que el resto para agradecer su paciencia. He visto todos sus comentarios y no puedo más que agradecer a todos los que siguen apoyando la historia después de tanto tiempo y a todos los que se han ido sumando. ❤❤❤
Habrán tres capítulos con el punto de vista de varios personajes, este es claramente el primero. En los próximos dos veremos las repercusiones de la fiesta y como habrán leído, los personajes se están empezando a acercar a los problemas de Piper. Escribir la escena de Nico y Hazel fue bonito.
Bueno, espero que les haya gustado!!!! Díganme que tal les pareció.
Saludoss!!! :)
PD: Gracias por 115k lecturas. wtf?
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