XXV - Piper
#CuandoElCaosEraHermoso
Realmente me gusta lo que somos cuando estamos juntos.
howtobegood.com era una pagina web donde personas con mis mismos intereses, compartían tips, experiencia y variada información. Era como una comunidad, todos tratábamos con los mismos tipos de problemas y teníamos las mismas dudas, y allí era donde encontrábamos el perfecto refugio. Allí eramos todos iguales, nos entendíamos cuando el resto del mundo no.
La página tenía una sección donde podías hablar en privado con otros usuarios , y eso es lo que estaba haciendo ese sábado por la mañana.
SkinnyStar: ¿Cómo ha estado tu semana?
BeautyQueen10: Bueno... el fin de semana pasado tuve que comer un pedazo de pastel. ¡Fue horrible! Pero lo peor es que ahora no puedo de dejar de pensar en el.
SkinnyStar: Si, lo se. Los cumpleaños son de lo peor. Debes evitarlos. Y ya sabes lo que tienes que hacer, imagina que comes el pastel mientras en verdad comes una zanahoria o algo así.
BeautyQueen10: Si. Lo haré. ¿Qué tal tu semana?
Esperé su respuesta mientras veía los tres puntitos de "escribiendo" se movían indicándome que estaba escribiendo. SkinnyStar y yo habíamos estado hablando desde que había encontrado el sitio dos años atrás, era la persona con la que más tiempo había interactuado, la más leal. Había otras con las que también chateaba pero tenía algo diferente con ella que no tenía con los demás usuarios. En realidad, no sabíamos mucho de la vida de la otra, ni siquiera sabía su nombre o su edad, pero aún así estábamos conectadas . Las dos buscábamos lo mismo: la perfección, y nos ayudábamos la una a la otra(también asumía que era una chica por la información en su perfil aunque sabía que podría ser mentira).
No se si podría considerarla una amiga, pero totalmente la consideraba una aliada.
SkinnyStar: Bueno, la balanza bajó dos números, así que eso estuvo bien. Pero hoy mis amigos quieren ir a McDonald's a almorzar y ya me estoy quedando sin escusas para evadirlos. ¿Algún consejo?
BeautyQueen10: Diles que estas intentado ser vegetariana. Te salvará de la hamburguesa.
SkinnyStar: ¡Si! Gracias. No sé como no se me había ocurrido. ¡Eres un total genio!
En ese momento, un mensaje de texto, hizo vibrar el teléfono en mi mano distrayéndome de la otra conversación.
Jason Grace: ¡Hey! ¿Iras al recital de Annabeth esta noche?
Jason y yo habíamos estado hablando mucho por mensaje la pasada semana, y no sé por qué, pero me gustaba hablar con él, incluso aunque fuera de las cosas más banales como por ejemplo el estúpido programa de comedia de las nueve, o cuál era la canción que no dejabas de cantar de pequeño. El tema no era lo más importante.
Lo que sí, Jason Grace despertaba mi curiosidad. Él no era como pensé ¿sabes? Porque realmente lo imaginaba como el resto de sus compañeros de equipo a los que solo les importaba el juego, las cervezas, las chicas con gran trasero y quien sea que fuera el rapero de moda de la semana. Que no les importaba ser demasiado ruidosos o asquerosos en el comedor de la escuela, que pensaban que eran lo mejor que le había sucedido a la escuela y que todos debían besarles los pies. No, Jason era diferente.
Yo: ¿Acaso no hay partido?
Jason Grace: No. Lo cancelaron por la lluvia. El campo está inundado. ¿No te llegó el e-mail?
Miré hacia la ventana. Ni me había dado cuenta que estaba lloviendo a cantaros.
Yo: Probablemente. No he revisado el correo hoy. En cuanto a lo del recital, supongo que iré. No tengo nada mejor que hacer.
Tal vez si podría haber armado otros planes, pero no tenía ganas de ir a otra fiesta. También, parte de mi, por alguna razón, quería hablar más con Jason, esta vez en persona.
Jason Grace: ¿Necesitas que alguien te lleve?
Yo: No, tengo un auto. Además, no creo que a Thalia le fascine la idea.
Jason Grace: Si, puede que tengas razón. Supongo que te veré allí. A las 5.
Yo: Si. Nos vemos.
Jason Grace: Adiós.
SkinnyStar no volvió a decir nada nuevo, parecía que se había desconectado al ver que no le respondía así que no tenía mucho para hacer. Me recosté en mi cama y escuché la lluvia golpear contra el techo. Un aroma delicioso venía desde la cocina y sabía que mi padre estaba cocinado en grande, pues siempre dijo que los días de lluvia eran para comer. Yo estaba absolutamente hambrienta, mi estomago no paraba de rogarme con rugidos de que fuera a buscar algo pero no podía, debía ignorarlo aunque me estuviera matando lentamente.
- Piper. - Oí que alguien me llamó fuera de mi cuarto, un segundo más tarde mi madre entró. Llevaba un vestido blanco hasta la rodilla ajustado que se pegaba a su perfecto e envidiable cuerpo. Sus piernas parecían brillar y su cabello permanecía intacto. - Tu padre está haciendo uno de sus masivos desayunos de días lluviosos. Espero que no vayas a comer nada de lo que está preparando, tu sabes que está lleno de grasa y lo mal que te haría.
- Si, mamá. - Respondí con la cabeza gacha.
- Bien. Toma una de las barras energéticas si te da hambre. Y toma agua. - Aconsejó. - Tengo una reunión y no se bien cuanto durará así que más vale que te controles. - Se acercó a mi y puso una mano bajo mi barbilla levantándola. - Sabes que hago esto por ti ¿verdad, cariño? Me lo agradecerás cuando crezcas.
- Lo entiendo, mamá. - Le dije. - En serio.
- Me alegro. - Asintió y se fue de la habitación cerrando la puerta tras si.
Me quedé ahí. Todavía tenía hambre pero debía aguantar. No podía caer en la mala tentación.
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El tiempo del recital se estaba acercando por lo que estaba eligiendo que iba a usar cuando mi padre irrumpió en mi habitación.
- ¡Piper! ¡Tienes que probar los waffles que preparé! - Me dijo con entusiasmo mientras sostenía un plato con waffles en su mano.
- Lo siento, papá. Ya comí algunas de las barras de mamá y ya no tengo hambre. - No podía mirarlo a los ojos, solo podía mantener mis ojos en los zapatos ubicados en mi armario.
- Bien, si tu dices. Te los dejaré en la cocina por si luego quieres probarlo. - Estaba desanimado y mi estomago realmente comenzaba a doler.
- Esta bien.
En verdad no. La tentación me estaba carcomiendo.
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Me observé en el espejo de techo a piso que tenía en mi cuarto. Llevaba un vestido rojo, un poco arriba de la rodilla y no era muy escotado ni apretado al cuerpo. Era bastante suelto, y los zapatos, del mismo color que el vestido, no eran altos sino bajos y muy cómodos. Mi cabello estaba sujeto en una cola de caballo alta (la humedad de la lluvia que apenas había terminado no ayudaba) y un collar plateado y no muy llamativo adornaba mi cuello y combinaba con las pulseras en mi muñeca y los aretes en mis lóbulos.
El maquillaje se veía perfecto. Había utilizado un labial del mismo tono rojo que el vestido y le daba el toque final que necesitaba. Me gustaba como lucía por una vez
Casi eran las cinco y debía salir si no quería llegar tarde. Por fortuna, la lluvia se había detenido porque odiaba manejar cuando llovía.
Mientras bajaba las escaleras hacia la puerta de entrada, mi madre llegó a casa.
- ¿A donde te diriges vestida así? - Preguntó apenas me vio con una cara asqueada.
- Tengo un recital en el auditorio. - Respondí tragando saliva. Podía sentir mi corazón en mi estomago.
- Deberías reconsiderar ese vestido. ¿No? - No me gustara que hiciera eso, que me diera una indirecta bien directa y que luego me preguntara si estaba de acuerdo.
- No tengo tiempo para cambiarme, mamá. - Agaché la cabeza inconscientemente. Ahora no estaba segura de que lo que llevara se veía bien en mi.
- Bien. - Refunfuñó molesta. - Es tu decisión. Luego te darás cuenta de lo que la gente pensará cuando te vean.
Salí rápido de la casa y comencé a trotar hacia mi auto apenas había cerrado la puerta, tratando de no resbalar por el suelo mojado. Le había prometido a Jason estar en la puerta del auditorio a las 5 y debía cumplir.
Una vez en el auto me sentí un poco más segura. Me miré en el espejo retrovisor y vi como parecía que estaba a punto de llorar. Respiré profundo tratando de liberar mi cabeza. Odiaba que su opinión me importara tanto, odiaba que sus palabras afectaran tanto en mi.
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Estaba revisando mi labial en la ventana de mi auto cuando escuché a alguien llamarme por detrás.
- ¡Hey, McLean!
Me di vuelta y me encontré con Jackson caminando hacia mi.
- Diablos, Jackson, ¿a quien intentas impresionar? - Él en serio se veía bien. Había dejado su chaqueta de cuero y su sudadera y llevaba puesto un traje que parecía algo barato pero igual se veía bien en él. Rió ante mi comentario y me percaté de que su ojo estaba un poco mejor, aunque aún había rastros del golpe.
- ¿Podría preguntar lo mismo? - Sonrió divertido.
- Oh, vamos. Siempre impresiono a todos.
- Por supuesto que si, querida McLean. - Leo Valdez apareció por detrás de mi auto, pero no venía solo, sino que Jason lo acompañaba.
Creo que dejé de respirar por un instante.
Ese chico se veía demasiado bien en traje para mi salud. O la salud de cualquiera.
Al contrario del de Percy, sabía que su traje era caro y a la medida (padres ricos y eso), pero mas allá de eso, él parecía brillar como un modelo en una cartelera gigante.
Sus manos estaban dentro de los bolsillos de su pantalón y caminaba de forma casual. Cuando me vio sonrió y yo me encontré sonriendole de vuelta. Sus ojos me recorrieron de abajo para arriba, llenándose de mi, y luego dijo mirándome a los ojos.
- Te ves hermosa.
Sus mejillas comenzaron a teñirse de rosa de a poco cuando se dio cuenta de lo que había dicho. Percy y Leo rieron a su lado, pero no me importaba. Era un lindo cambio escuchar a alguien decir que me veía hermosa cuando siempre era criticada. Puede que mis mejillas también se sonrojaran.
- Gracias. - No podía quitar mis ojos de los suyos, estaba deslumbrada. - Me gusta como te ves. El traje realmente te queda.
- Gracias. - Se miró la punta de sus zapatos avergonzado. - No estaba muy seguro. - Confesó.
- Bueno, yo lo apruebo. - Dije.
- ¿Qué pasa conmigo muñeca? - Leo se dio un giro en su lugar enseñando su look.
- Nada mal, Valdez. - Respondí. - Ahora, caballeros, sino les molesta ¿podemos ir adentro? Se hace tarde.
- ¿Qué? ¿No me digas que te mueres por ver a Annabeth tocar? - Percy preguntó divertido.
- Yo hubiera apostado que ese eres tu. - Le contesté con una sonrisa burlesca mientras nos dirijamos todos dentro del auditorio.
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Nos encontramos con Fran y Hazel dentro. Se veían bien pero parecían algo incómodos por el lujoso lugar y todas esas personas juzgadoras vestidas de etiqueta.
Tuvimos que esperar en nuestros asientos como 15 minutos antes de que la función empezara.
Percy movía sus manos ansioso, de repente se dio vuelta hacia el grupo y preguntó por Nico, ninguno tenía idea sobre su paradero. Eso me hizo recordar algo.
Me volví a Jason, que estaba sentado a mi lado y puse mi boca cerca de su oído para no tener que hablar fuerte y que todos me escucharan por la acústica del lugar como le había pasado a Percy un momento atrás.
- ¿Y donde está Thalia?
Él giró hacia mi y quedamos muy cerca.
- Ella decidió que era muy buena para esto. - Hizo una mueca contrariado.
- Debería haberlo imaginado. - Sonreí.
Parecía que iba a decir algo más pero justo en ese momento las luces se apagaron y la música se empezó a oír, dejándolo con las palabras atragantadas.
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- Estuvo bien, supongo. Nunca he ido a una de estas cosas antes. - Dijo Percy. - ¿Qué crees, Hazel?
Estábamos esperando por Annabeth en el hall. Por los gigantescos ventanales de cristal podíamos ver como la lluvia (que había querido volver) caía ferozmente e inundaba las calles gota a gota.
Todos parecían nerviosos, porque eso es lo que provoca la lluvia donde no llueve seguido. Todos se asustan, como si algo toxico estuviera cayendo del cielo, y quieren encerrarse en sus casas hasta que pare. En ese momento no parecía que fuera a suceder pronto.
- Estuvo lindo. Annabeth tocó precioso. - Hazel comentó. Percy asintió de acuerdo.
- ¿Has visto el grupo del equipo, Frank? El entrenador está furioso por la lluvia. Dice que va a destruir el campo. - Jason contó mientras miraba su teléfono.
- No estoy en el grupo. - Frank respondió avergonzado.
- ¿Qué? ¿Por qué no? ¿y cómo te enteras de lo que sucede?
- El entrenador me lo cuenta por mensaje privado. - Se encogió de hombros como si no le importara, pero yo sabía que si. No está bueno ser excluido, te hace preguntarte qué está mal contigo.Por qué no le caes bien a las personas, y tiendes a echarte la culpa cuando muchas veces, el problema son los demás.
- Eso está mal. Te añadiré ahora. - Jason afirmó. - Espera, dictame tu número.
- ¡Eso es! - Exclamó Percy. - Debemos hacer un grupo para mensajes.
- De verdad estás obsesionado con nosotros, Jackson. - Le dije. Y era verdad.
- ¡No!
- ¿Qué hacen ustedes seis aquí? - Nos dimo vuelta y Annabeth estaba parada allí, con el estuche de su violín colgando de su mano izquierda. Su cara era pura confusión.
- Te dijimos que vendríamos. - Percy tomó la palabra.
- Pensé que era una broma.
- Por supuesto que no. - Ella se quedó ahí y por primera vez parecía que no tenía nada que decir. - ¿Donde están tus padres?
- Ellos no vinieron. Estaban ocupados. - Ella se veía decepcionada, pero lo disimulaba bastante bien, yo solo entendía la sensación muy bien.
-Bueno, ellos se lo pierden porque lo hiciste realmente bien.
- Nunca pensé que la música clásica fuera un gusto de Percy Jackson.
- No lo es. - Él se rascó la nuca. - O no lo era hasta ahora.
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Por razones de seguridad no podíamos dejar el edificio y conducir a nuestras casas por lo que estábamos atrapados allí hasta que la lluvia cesara. Los siete, junto con la mitad del público presente, decidimos ir a la pequeña cafetería del auditorio y aguardar ahí. De alguna forma había terminado sentada en una mesa de a dos con Jason y ahora me pregunto si era el destino el que lo había provocado. En ese momento culpaba la falta de espacio.
- No creí que vinieras. Estaba sorprendido de verte en el estacionamiento más temprano. - Me confesó.
- ¿Por qué?
- Solo no imaginé que no querrías pasar tu tiempo en algo así y menos con nosotros.
- Si bueno. Tal vez no sean tan malos. - Él sonrió ante eso. Dios, de verdad me estaba gustando su sonrisa.
Un trueno sonó afuera e hizo que saltara de mi asiento.
- ¿Te dan miedo las tormentas?
- Solo recuerdo que así fue como se produjo el apocalipsis. - Mi respuesta lo hizo reír.
- A mi me fascinan ¿sabes?
Puse mi mano bajo mi barbilla y apoyé el codo en la mesa y lo miré con curiosidad.
- Dime por qué.
- Es solo que me hacen pensar, es como si todo el caos del mundo se liberara y creara esta perfecta obra de la naturaleza. Y pueden ser muy destructivas, si, pero también son las que riegan los arboles del mundo y llenan los ríos. Hay mucha belleza en ellas. - Sus ojos se iluminaban de una forma especial, era como si pudiera hablar de esto toda la noche sin cansarse. Probablemente podría.
- Si, creo que lo entiendo. Cosas buenas pueden venir de las cosas malas.
- Si. Exacto. - Él sonrió - Puede haber belleza en el caos. - Creo que eso último se lo dijo más para si mismo, pero me gustó, y me gustó su sonrisa cuando lo dijo (había sido como si acabara de tener una revelación) así que también sonreí.
La temperatura realmente era baja, y mi vestido no tenía mangas largas por lo que ya me estaba dando frió. Jason lo notó y me dio su saco.
- No tienes que hacerlo. - Le dije mientras me lo pasaba.
- Pero quiero. Me lo puedes devolver luego.
- No en la escuela. - Advertí.
- Donde tu quieras. - Dijo.
Sus ojos eran casi del mismo tono que el cielo azul tormentoso de afuera, y había mucha belleza en ellos. Lo veía claramente ahora.
Esto tardó más de lo que esperaba, lo siento :(
Pero igualmente ¡feliz navidad a todos los que lo celebran!
¡Díganme que les pareció el capítulo! ¿Les gustó?
¡Nos vemos en el próximo capítulo! ¡Tengan lindo día/tarde/noche!
All the love...
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