XVIII - Piper

#CuandoSoloQuisimosHuir

Los demonios parecían nunca tener suficiente...


148... 149... 150 abdominales.

Ese sábado por la mañana había estado haciendo rutinas de ejercicios desde que me levanté, sin nada en mi estomago.

Me levanté del suelo de mi habitación, mi espalda me dolía por las tantas veces que me había golpeado cuando bajaba de un abdominal. La música energizante salía del parlante que estaba conectado por bluetooth a mi teléfono, que descansaba en la orilla de mi cama a punto de caerse. Lo agarré y le puse pausa al reproductor, inundando el cuarto en un profundo silencio solitario.

Miré la hora, ya casi era la 1. Hoy era el primer partido de la temporada lo que significaba que debía estar en la escuela a las 3.30 para practicar una vez más la rutina de animación. Nada podía salir mal, un error y toda la culpa estaría en mis hombros por ser la capitana. Y por supuesto yo debía estar más que perfecta, esperaba que todos los ojos estuvieran en mi. A veces podía ser insoportable, pero igual la sonrisa tenía que mantenerse intacta. Nadie podía saber lo mucho que me afectaban sus miradas que parecían despedir rayos lasers.

- Tengo que tomar una ducha. - Dije a nadie en particular.

Entré al baño privado que tenía en mi habitación y comencé a quitarme la ropa deportiva y meterla en el cesto de ropa sucia, evadiendo totalmente el espejo. -"No te mires, no te mires, no te mires"- me repetí, si lo hacía no sabía que cosas iba a escuchar.

Me metí en la ducha rápidamente, el agua caliente impactando en mi cabeza y mis ojos centrados en mis pies. La idea del partido estaba carcomiendo mi cabeza. No había hecho una presentación en meses y no estaba segura de poder hacerlo de nuevo esa tarde. Tenía tanto miedo de arruinarla en frente de todos. Pero no podía no ir, no podía paralizarme, debía hacer esa rutina como si mi vida dependiera de ello porque, en parte, lo hacía.

Solté un sonoro suspiro. - "Tienes que hacer esto bien, Piper. No puedes cagarla" - Pensé.

Cerré el agua y salí de la ducha. El aire a mi alrededor era vapor que podía ver gracias a las luces del techo. Tomé la toalla y me envolví el cuerpo. - "No te mires, no te mires, no te mires". Pero había algo en mi que no podía evitarlo.

Voltee hacia el espejo, donde gotas de agua resbalaban imparables, y allí estaba yo volviéndome la mirada. Me acerque lentamente más hacía el reflejo, solo nos separaba la mesada, y me quité la toalla dejándola caer al piso.

Lo que vi fue espantoso y las voces en mi cabeza no tardaron ni un minuto en comentarlo.

- "Diablos, Piper. Mírate. Cada día te vuelves más fea." "Ayer ya estabas mal, ¿Quién diría que se podría poner peor" "¿Así es como planeas pararte en frente de toda la escuela? ¡Qué vergüenza!" "Mira tu estomago" "Tus brazos se ven muy grandes" "¿Acaso tus piernas están más gordas? Increíble" -

Esas voces siempre tenían cosas malas que decir sobre mi, parecían no poder detenerse y parecía que nunca lo harían. De alguna forma encontraban nuevas maneras y cosas para criticar. Y supongo que lo más doloroso, era que tenían razón.

Todo lo que decían era cierto, tan real. Yo era horrible, era un asco. ¿Cómo siquiera me atrevería a hacer una completa rutina en un estadio lleno de personas? ¿Cómo siquiera me atrevía a caminar fuera de mi casa? 

No se cuando, pero mientras repetía en mi cabeza una y otra vez aquellos dichos, sentí lagrimas corriendo por mis mejillas como agua de cataratas. Mi respiración no era normal, apenas podía tomar aire y ya soltaba un sollozo. Mi corazón latía tan fuerte que dolía y mi pecho se cerraba y contraía en si mismo. Mi mente se estaba destruyendo. Odiaba esa sensación de ahogo.

Ya no podía mirarme a mi misma. Mantenía mis ojos cerrados pero la imagen de mi cuerpo seguía quemada en mi retina. Todo se sentía como un peso insoportable, incluso la sangre en mis venas.

¿Es que esto no podía parar ya?


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Había puesto suficiente corrector de ojeras y base liquida para que no se note que he llorado, Mi cabello en una estirada coleta y había pintado mis labios de color rojo. Esta era la Piper que todos conocían y esperaban. Mi gran personaje estrella.

Puse el labial de lado, até los cordones de mis zapatillas blancas y me levanté de la silla para estirar mi uniforme. Lista.

Bajé las escaleras para agarrar las llaves del auto e irme a la escuela. Cuando escuché que alguien me llamaba de la escuela. Mi padre, ¿qué estaba haciendo allí?

- Hola, papá. - Lo saludé cuando entré en la cocina. - No sabía que estabas aquí. - Solo esperaba que no me hubiera oído más temprano.

- Hey, Pipes. - Él estaba sentado comiendo solo, no había rastros de mi madre. Al ver su plato lleno mi estomago se revolvió, tenía mucha hambre. Me dirigí hacia el refrigerador, saqué una botella de agua y comencé a beberla, tal vez así podía llenarme un poco. - ¿A donde vas con ese uniforme?

- Es el primer partido de la temporada. - Expliqué mientras cerraba la tapa. - Y ya debo irme. 

- Espera, Piper. Ya comiste ¿verdad?

- Si, claro. Más temprano. - Mentí, y por un segundo pensé que no se lo había tragado, pero luego...

- Bien, diviértete.

Mentir era pan comido para mi... bueno incluso más fácil, yo no comía pan.


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Mientras caminaba por el pasillo en camino al vestuario de chicas, podía oír a los jugadores gritando del otro lado de la pared. No entendía exactamente lo que decían pues las voces se superponían pero realmente me importaba poco.

La puerta de nuestro vestuario estaba abierta, por lo que al acercarme (y aún con el griterío de los chicos de fondo) pude escuchar lo que las otras animadoras hablaban.

- ¿A qué hora llega la estúpida de Piper? - Preguntó una de ellas. Drew, la que se hace llamar mi mejor amiga

- No lo sé, Drew. Ya debería estar aquí. - Respondió otra que sonaba como Lacy, una niña de primer año que recientemente había entrado al equipo.

- ¡Agh! Siempre llega tarde. - Se quejó Drew. - ¿Cómo es que ella es capitana? ¡Yo debería serlo!

- Escuché que tuvo problemas con Jason. Tal vez por eso no quiera venir. - Contó Kelli. Rodé mis ojos, ¿Cómo es que se enteraban de todo?

- ¡Ja! Sabía que no durarían. Alguien como Jason Grace nunca podría estar con la puta de Piper. Él merece alguien mucho mejor. A ver, es el capitán del equipo de fútbol, vicepresidente del consejo y está super bueno. Atlético, inteligente y sexy ¡El paquete completo! No puede estar con una cualquiera, y eso es lo que Piper es.

Podía sentir mi cara ardiendo y apostaba que estaba toda colorada. Apreté mis puños, clavando las uñas en la palma de mi mano. ¿Quién se creía que era?

Nadie dijo nada por unos segundos, después Kelli le preguntó:

- ¿Y quién debería salir con él según tu? 

- ¡Pues yo, claro! - Gritó como si fuera obvio. - Seriamos la pareja perfecta.

- ¿No crees que Piper se molestaría? Ella es tu amiga. - Preguntó Lacy con voz tímida.

- No. - Rió. - La muy zorra hasta me daría consejos para tirármelo si se lo pido inocentemente.

Una gran furia creció en mi interior. Nunca había creído en los códigos de amistad para citas, además no podía considerar a Drew una amiga ejemplar, acababa de desmostar lo falsa que era. Pero que quisiera a Jason me enervó por alguna razón. El chico no era mi novio de verdad y habíamos tenido esa discusión sin sentido hace algunos días, tampoco lo conocía tanto, pero me había ayudado y nunca pareció tener malas o dobles intenciones. Parecía un buen chico en medida.

Tome aire y puse mi mejor sonrisa, sujeté mi bolso fuertemente y en un impulso entré al vestuario saludando a todo miembro del equipo que estaba allí. Todas estaban petrificadas tratando de averiguar si había escuchado algo de la conversación que había tenido lugar momentos atras. 

- ¿Qué pasa chicas? - Me hice la tonta - ¿Están nerviosas por el juego? Vamos ya verán que saldrá bien.

Drew, ironicamente, fue la primera en responder.

- Si. Diablos, nos conoces tan bien, Piper. - Se acercó a mi. - Estamos que nos comemos las uñas. Pero tienes razón, saldrá espectacular y más contigo como nuestra capitana. - Terminó dándome un abrazo.

"Cobarde lameculos" - Pensé - "Quieres mi corona pero nunca jamas te la daré, no importa si la odio, es mía y así permanecerá."

- Iré hablar con la entrenadora. A ver cuando nos quiere en el campo para practicar.

Al salir de allí fue cuando me encontré de frente con Jason. Cuando el hablaba de terminar nuestro pacto lo que dijo Drew se reproducía una y otra vez en mi cabeza. Quería advertirle, quería decirle que ahora era una presa de esa engreída cazadora, pero lo único que me salió fue un "buena suerte".

 - Nos vemos después del partido. Ya sabes, la cena con Brunner. - Se despedió.

Pestañeé varias veces, lo había olvidado completamente

- Si, claro. La cena. - Me dí vuelta y me encaminé hacia la salida rápidamente, dejándolo atrás, la ansiedad invadiendo cada célula de mi cuerpo. ¿Cómo mierda iba a salirme de esa?

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Mierda, mierda, mierda.

Repetía una y otra vez en mi mente mientras Brunner y su silla de ruedas nos lideraba a los nueve hacia el restaurante de comida chatarra que estaba en frente de la escuela.

Nadie se veía particularmente feliz de estar ahí, aun que probablemente era más por la compañía. 

Yo iba al final del grupo, no lo sé, tal vez sentía que así atrasaría más las cosas. No había entrado a Burger 'N Fries en tres años, puede que más.

- Em... Profesor Brunner. - Todo el mundo volteó a verme. - Soy vegetariana, no como hamburguesas. - Era un tiro a ciegas pero capaz podía escapar y largarme. 

- No te preocupes, querida. Hay hamburguesas vegetarianas.

Genial. Pues bien, aquí otro intento.

- Cierto, pero verá, había olvidado que teníamos esta... salida hoy por lo que no traje dinero. - Sonreí con pena-

- Oh, ¿No les dije? Yo pagaré por todo.

Mis esperanzas murieron. Tenía algunas escusas más bajo la manga: estaba cansada, me sentía enferma, mis padres me querían en casa, pero por la determinación en los ojos de Brunner pude deducir que no me saldría con la mía. Plus, levantaría sospechas que no necesitaba.

- ¡No lo piense más, profesor! Venga vamos. - Leo agarró las manijas de la silla y empezó a empujarlo hacia la entrada.

Mierda.

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El olor a frito del restaurante estaba matándome lentamente. Sentía que iba a vomitar arriba de toda la mesa, me daba asco. Ver a una decena de personas devorando hamburguesas y haciendo tanto ruido en el proceso no hacía nada más placentero. Iba a enloquecer.

Al mismo tiempo trataba de mantener una cara neutral para que nadie se diera cuenta de mi estado actual. A mi lado, Percy leía el menú en voz alta y discutía con Leo sobre que ordenar, yo ni siquiera podía darle un vistazo a todos esos nombres de comida. Miraba un punto fijo de la blanca mesa e intentaba respirar normalmente. Al frente mío, Brunner me daba miradas de reojo. "Ojalá ya parara"

"De ninguna forma puedes comer algo de este inmundo lugar" "Todo lo que tiene esta comida es grasa y más grasa" 

Dios, las malditas voces volvieron.

- ¿Ya saben que pedir? - Casi me da un paro cardíaco del susto que me pegué. La que habló fue una camarera que tenía una pequeña libreta y un bolígrafo en sus manos. Mientras todos le dictaban sus pedidos yo solo podía concentrarme en todos los anillos que la chica tenía en sus dedos y barniz de uñas negro que no pasaba desapercibido, me recordaba a Thalia.

En un momento noté que todos a mi alrededor se habían quedado en silencio y  mirándome, fue ahí cuando noté que estaban esperando a que yo pidiera lo que quería.

"Ni se te ocurra pedir una de esas cosas fritas, Piper."

- Un agua grande. - Le dije. 

- ¿Y para comer? - Me preguntó.

Quería decirle que nada. Que estaba bien así.

- Emm... - ¿Ahora qué? - ¿Tienen ensalada? - Bien, eso era mejor que otra cosa.

- Solo hamburguesas y papas fritas.

Mierda.

- Burgers 'N Fries (hamburguesas y papas fritas en ingles) - Me recordó Percy.

- Si, claro. Tiene sentido. - Solté una risa nerviosa. - Bien, una hamburguesa vegetariana.

Ella lo anotó y se fue a entregar el pedido a la cocina. Yo quería ahogarme.

Pero la peor parte llegó cuando toda esa comida fue puesta en nuestra mesa compartida.

Todos empezaron a comer apenas el plato fue servido en frente de ellos, parecían animales super hambrientos. Yo solo tomé el vaso de cartón lleno de agua y le introduje le bombilla para luego tomar mientras miraba a la hamburguesa como si fuera a comerme a mi.

"Si comes eso todo se irá a tu abdomen" "Parecerás una bola más de lo que ya lo pareces" 

Traté de pelear, traté de decirles que solo serían un par de bocados y lo dejaría pero las voces no cedían. Ellas no podían perder una sola batalla.

Empecé a entrar en pánico, en cualquier momento el resto se daría cuenta que ni había tocado mi comida y recibiría las miradas interrogantes. Mis manos temblaban, sentía mi corazón corriendo a mil por segundo. Mi garganta estaba cerrada y me dolía, solo quería enterrar mi cabeza entre mis rodillas y llorar. Sentía la presión en mi espalda, la ansiedad corriendo por mis venas, la punzada en mi estomago que solo me hacía querer gritar. Estaba absolutamente abrumada.

Me paré de repente, llamando la atención de mis acompañantes y de un par de personas más. No me importó mucho, no en ese momento. De alguna forma había dejado el vaso en algún lado, tal vez lo dejé caer no sé, porque cuando llegue al baño ya no lo tenía.

Me encerré en uno de los baños golpeando la puerta fuertemente y me senté en el inodoro. Para ese entonces ya estaba llorando a mares.

"Eres una idiota, Piper. Nunca tendrías que haber venido." "Ahora todos pensaran que algo te pasa, se supone que lo nuestro es un secreto" "Ellos nunca lo entenderían"

Seguí llorando un rato más sola en el baño en silencio, no quería que me oyeran, porque las voces tenían razón, ellos nunca lo entenderían y no podían saber nuestro secreto.

Al salir me lavé la cara toda manchada de maquillaje. Tenía las mejillas negras por la mascara de pestañas corrido. Me miré en el espejo, solo podía esperar que nadie se diera cuenta de mis ojos hinchados.

Tomé una gran bocanada de aire y salí del baño. Justo afuera, choqué con alguien familiar. Dakota, el imbécil amigo de Jason.

- ¡Piper McLean! Justo la chica que quería ver.

- ¿Qué pasa, Dakota? - Lo único que me faltaba.

- Hay fiesta en mi casa, para celebrar el triunfo de nuestro primer partido, tu sabes. Tienes que venir. - Me dijo.

- Si... claro, ya veré. - No quería ver a nadie.

- Tienes que venir, lindura. - ¿Qué es lo que acaba de llamarme? - Tu nunca te pierdes una fiesta. - Cada palabra se acercaba más a mí, luego colocó una mano en mi cintura haciéndome estremecer. - Te puedo mostrar mi cuarto si te apetece. - Me sonrió de esa forma sugerente que no era la primera vez que veía.

- Claro, puede que me pase. - Sonreí de manera nerviosa.

- Si te preocupa Jason, que no te moleste. No irá, no lo invité. Te quiero a ti ahí y no podemos tener a un ex celoso ¿cierto? 

- Por supuesto. - Me separé rápidamente de él y me alejé. - Nos vemos luego. 

Pegue media vuelta y me fui directo hacia la puerta de salida del restaurante. Iba a llegar a mi auto y huir de ese lugar.

Vi a Brunner dirigirse a mi (probablemente iba a buscarme al baño) con la mirada de los demás siguiéndolo.  Todos me vieron al mismo tiempo por lo que apuré el paso y me fui sin decir adios ni mirar atrás.

Había sido un día horrible.

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El lunes siguiente, tengo la desafortunada suerte de llegar a la mesa justo al mismo tiempo que Jason. Él con su bandeja llena de comida y yo con mis manos vacías. Me siento primera y lo miro parado en frente de mi con una sonrisa expectante. ¿Que vas a hacer? Todo el mundo ya sabía sobre nuestra "ruptura"

Él inclina la cabeza y abre los ojos de repente.
- ¡Oh! Em... acabo de recordar que tengo una reunión con el consejo. - Le dice a sus amigos - Nos vemos luego.

Así se dirige hacia la mesa donde la mayor parte del consejo estudiantil está comiendo. Annabeth está con la cabeza enterrada en unos libros probablemente haciendo la tarea de la semana próxima ignorando todo lo que pase a su alrededor.

Jason se coloca al lado de Reyna, quien al notarlo frunce en ceño y dirige sus ojos directamente hacia mi, luego sujeta su mano y la aprieta en forma de apoyo. Así que así es, se repite la historia: Piper McLean destruye a otro corderito. Yo era la villana. No estaba sorprendida, pero estaba cansada.

Quito la mirada de ellos y me giro hacia sus compañeros de equipo, todos me ven de forma acusatoria, incluso Dakota. Volteo hacia mis "amigas" y ellas no dicen una palabra, algunas me lanzan una sonrisa que más bien significa "te odiamos pero no queremos tenerte en contra".

Me levanté de la silla con la pera en alto (no iba a demostrar debilidad) y decidí irme de allí, tenía que salir. 

Sabía que Jason, junto con toda la cafetería me seguían el rastro. 600 pares de ojos quemándome la nuca.

Thalia estaba recostada en la pared al lado de la puerta, era inevitable que me la cruzara. Sus ojos azules estaban mostraban furia, un odio que podía matarme, supongo que no le gustaba que dejaran a su hermano. Apuré el paso y empujé la puerta con la mayor cantidad de fuerza que puede contraer.

Una vez en el pasillo, empecé a caminar rápidamente hasta que encontré el primer baño a la vista y me metí dentro huyendo de los susurros de las personas detrás. La ansiedad del fin de semana estaba regresando.

Puse mis manos en el lavamanos, hombros hacia adelante y me vi en el espejo. Allí estaba mi figura toda encorvada, ojos cristalizados y mi pelo se había arruinado en esa casi carrera. "¿Es que no lo ves? A nadie le gustas, eres repudiable. Todos te desprecian." Y justo cuando iba a largarme a llorar, escuché unos sollozos dentro de uno de los cubículos. 

¿Quien...?


¡Gracias por los 29K!

Díganme que les pareció el capitulo. Pobre Piper, nosotros te queremos.

Recuerden que son hermosos tal y cual son, sin importar lo que que cualquiera diga, incluso sin importar lo que esas voces malas en sus cabezas tengan que opinar. Y también sepan que está bien pedir ayuda si la necesitan.

¡Les mando cariño!

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