XV - Frank
#CuandoNoNosGustabamos
Y cuando no te gusta quien eres, ¿Qué es lo que queda?
Toda mi vida me he sentido como si no encajara, ni si quiera en mi propio cuerpo. No se, es difícil de explicar si no habías pasado alguna vez lo mismo, pero a veces creía que era como si me hubieran dado el cuerpo y la vida de otra persona, y que quizás alguien más en alguna parte del mundo tenía lo que me correspondía y tuviera la misma incomodidad que yo. Pienso que el que alguien compartiera esa sensación me hacia sentir menos solo, pero aún así parte de la soledad persistía.
Cuando era pequeño solía llorar mucho sobre mi apariencia física. Los niños se burlaban de mi peso, me ponían apodos referido a ello y me excluían de cada juego. "Solo están siendo niños", muchos adultos dicen, pero la verdad es que los niños podían ser realmente crueles, y aunque parece muy temprano, todas esas viles palabras dejan una marca permanente en uno.
Mi madre cada vez que explicaba lo que me sucedía me decía lo mismo: "No les prestes atención, Frank. Sus opiniones no son relevantes, la única opinión que importa es la tuya, la que tienes sobre ti mismo. Tienes que querer a la persona que eres, aceptarte en cada sentido. Así podrás ser feliz sin importar lo que otros digan". Ella tenía razón, debía quererme, pero decirlo era una cosa y hacerlo una completamente más difícil. Era tan complicado, que incluso a mis 18 años no había podido alcanzar. Quién sabe cuanto más tardaría. Esperaba que no tanto.
Supongo que para algunas personas si es fácil, o al menos pretenden que tienen el arte de quererse dominado. Caminaban por allí con esa auto confianza que yo tanto envidiaba y no entendía cómo lo hacían, cómo les era tan natural. Yo solo andaba pegado a la pared arrastrando mis pies con la cabeza baja tratando de pasar desapercibido. Vivía incomodo en todos lados. Este momento no era la excepción:
- ¡Vamos, niñitas! ¿A eso llaman flexiones? ¡Es una vergüenza! - El entrenador Hedge llevaba gritando unos veinte minutos (desde que comenzó el entrenamiento), nunca se le secaba la garganta.
No llevábamos ni la mitad de la practica pero yo ya estaba totalmente sudado, la fresca brisa del otoño no estaba ayudando, tampoco las nubes que cubrían el sol, aunque estoy seguro de que sería peor si no estuvieran.
- ¡Ahí lo tienen! Todos miren a Grace ¡Él si le pone entusiasmo a todo! - No tenía algo en contra de Jason, pero yo pensaba que lo estaba haciendo igual que el resto, creo. Él sonrió de lado sin mostrar los dientes como cada vez que lo ponían de ejemplo, osea cada día.
- ¡Por supuesto! No quiere que su chica se aburra. - Aulló Dakota. El resto del usual grupo de Jason se rió, a él no le pareció gracioso por la expresión en su rostro.
Sus amigos parecían estar tomándolo de victima. A ninguno les había simpatizado que Piper se haya burlado de ellos, ahora lanzaban su venganza hacia Jason, quien no la había detenido en su momento. Probablemente lo veían como un tipo de traición. No entendía bien como funcionaban las amistades.
- ¡Bien, bailarinas! Dejen sus charlas para hora del té. - El entrenador sonó su silbato. - ¡Vayan a correr!
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En la cuarta vuelta el cansancio empezó a sentirse. La respiración se volvió más irregular y me costaba respirar por la nariz por lo que tomaba las grandes bocanadas de aire por la boca. Mi costado derecho me dolía y mis rodillas gritaban que me detuviera pero no podía, ellos nunca lo olvidarían.
No podía mostrarme débil frente a ellos, era como poner carne fresca en la cara de un león, un mínimo descuido, un pequeño error, y era devorado. Pero aún cuando lo intentaras con todas tus fuerzas, caías de igual forma. Tal vez hay una lección en cada caída, aún cuando no la veamos.
Mis pies se enredaron el uno con el otro y en un segundo que pareció infinito, me vi cayendo. Coloqué mis manos en frente como acto reflejo, no sirvió de mucho pues mi nariz aterrizó en la pista. No veía mas que el anaranjado color del polvo de ladrillo del que la pista de correr estaba hecha, no escuchaba más que las risas burlescas de mis compañeros de equipo mientras seguían corriendo. Por un instante no sentía nada, luego una oleada de dolor se expandió en mi nariz. La sangre comenzó a deslizarse, acariciando mis labios y cayendo al suelo como gotas de lluvia.
- ¡Vamos, Zhang! - El entrenador gritó mientras se acercaba a donde estaba. - Concéntrate de una vez, niño. Pareces una maldita muñeca de trapo.
Al ver mi cara cubierta de rojo, frunció el ceño molesto.
- Ve a la enfermería a que te arreglen ese desastre. - Cuando se dio vuelta para ver al resto se encontró a Jason a unos cinco metro mirando hacia donde estaba, después giraba la cabeza hacia el equipo como si estuviera indeciso al tomar una decisión. Yo ni me había dado cuenta que estaba allí antes.
- ¡Grace! - Bramó Hedge. - ¿Qué haces? Ve a correr.
Jason me miró y me preguntó si estaba bien, yo solo asentí un poco, mi mano sujetaba el tabique tratando de que no saliera más sangre. El entrenador volvió a gritarle a Jason que hiciera lo suyo y esta vez le hizo caso. Yo hice mi camino hacia la enfermera.
Al dejar la pista pude oír a mis compañeros decir cosas como: "Sigue así de patético" o "A este paso nunca te sacaran de la banca". Como si no tuviera suficiente con las palabras negativas que rondaban en mi mente. Estaba totalmente avergonzando.
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Los fluorescentes del techo de la enfermería eran demasiado brillantes, tanto que me cegaban un poco. La enfermera, una mujer que parecía como de sesenta años, me estaba terminando de poner algodones en las fosas nasales (al parecer no me había roto nada) cuando la campana que indicaba el cambio de clase sonó de repente, sacándome así del pozo de pensamientos en el que me había metido.
Me dijeron que ya podía ir a clase y allí fue cuando me di cuenta que iba a andar con esas cosas enterradas en el centro de mi cara el resto de la mañana. No iba a ser bueno.
Pensé en saltarme la clase pero no, no era correcto. No podía ni debía hacer eso. Tenía que enfrentarme a lo que sea que ocurriera, solo eran un par de horas.
Tome un largo respiro, llenando mis pulmones de valentía, era tiempo de volver a la aterradora realidad.
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Obtuve muchas miradas, algunas curiosas que seguramente querían saber que me había ocurrido, alguna que otra risa que hacía el rubor subir desde mi cuello hasta mi rostro, probablemente me veía ridículo. ¿Qué podía hacer al respecto?
Era jueves, eso significaba otra reunión con el señor Brunner. Así que allí estaba, esta vez sin los algodones pues me los había sacado antes de entrar para evitar cualquier comentario que Valdez pudiera decir.
Todos se encontraban allí, con la usual cara de molestia/aburrimiento que tenían cuando estas clases (¿podía incluso llamar esto una clase?) extras ocurrían.
Jason y Piper no estaban sentados juntos, hasta parecían estar molesto el uno con el otro, era extraño, ¿verdad? No lo se.
Annabeth y Percy estaban uno al lado del otro con un libro y lapices en frente de ellos, creo que habían sido los primeros en llegar. Esto también era raro, ellos parecían siempre estar peleando.
- ¿Cómo están chicos? - Preguntó Brunner en frente de la clase con su clásica sonrisa.
Nadie le respondió pero tal vez el silencio era una respuesta por si sola.
- Ya veo - Continuó. Comenzó a mirarnos como si nos estuviera analizando. - Como saben, el sábado es el primer partido de la temporada. Para algunos de ustedes es obligatorio estar ahí por sus especificas actividades. - Movía de un lado al otro la silla de ruedas mientras hablaba. - Jason y Frank estarán jugando, Piper con las animadoras y Nico - Puso sus ojos en él. - me enteré que estarás tomando fotografías para el periódico escolar, felicitaciones. - Nico hizo una mueca de desagrado. - Quiero que el resto también vengan a ver el partido.
- Yo lo siento, señor, pero ese día tengo clases de música y... - Annabeth empezó a decir pero Thalia Grace la interrumpió:
- Y a nadie le importan los detalles, princesa. No vendrás, y yo tampoco. No me gustan estos...eventos.
Jason puso su mirad en la mesa hundió sus hombros al escuchar eso.
- Tal vez me exprese mal, deben venir. - Thalia iba a discutir. - Sin excepciones, señorita Grace. Venga a apoyar a su hermano y el resto de la escuela. - Ella solo bufó. - Oh, al finalizar los diez iremos a comer, todos juntos. - A todos nos sorprendió, ¿Quién sabe que puede pasar? Nunca habíamos comido juntos, solo Jason y Piper, y casi ni hablábamos entre nosotros. - Puede que sea divertido.
No creo que nadie pensara eso además de él, pero una cosa era segura, sería muy interesante.
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Este capítulo me costó tanto, es el primero del año, díganme que les pareció.
¡En fin, tengan un lindo día, gente bella!
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