XIV - Nico

#CuandoNoSonreimos

¿Tenemos el control de nuestras emociones? ¿O estas nos controlan a nosotros?


Había algo sobre el techo de esta condenada escuela que me atraía siempre hacia él. Puede que sea el que nadie pasara su tiempo allí, por lo que siempre estaba completamente vacio, o el hecho de que desde allí podía ver varias calles de la cuidad, aquellas que estaban cerca, pero nadie podía verme. Ahí arriba era un espectador escondido al ojo de cualquiera, uno que podía seguir la vida de todos sin ser visto, como un angel guardian que en verdad no trataba de cuidar a nadie. Pero tambien era un blanco facil para los molestos rayos del sol. Suerte que hoy estaba nublado.

Otro de los grandes beneficios que traía estar en el tejado era la variedad de cosas a las que podía tomarles fotografías. Cada vez que subía encontraba algo nuevo, o un enfoque diferente de algo que ya había visto. Han habido días en los que me obsesionaba y no podía quitar el ojo del visor de mi camara y al darme cuenta, las horas habían pasado y me había perdido algunas clases. No me importaba realmente.

A veces pensaba que el único motivo por el que seguía yendo a la escuela era por ese lugar. Era el sitio perfecto para escapar. Quería estar allí siempre, huir del resto del mundo, del resto de las personas, y simplemente mirar la vida desde arriba. Ser un observador que registrara todo con y desde su cámara. Y así fue como los vi.

Estaba allí arriba cuando el pequeño drama del pasillo había sucedido, pero por supuesto los relatos de la gente que si estaba no se dejaron esperar, por lo que al final del día ya tenía una idea clara de lo que había pasado.

Desde donde estaba, vi a Piper salir de la escuela arrastrando a Jason con ella. Se detuvieron en la sima de las escaleras donde comenzaron a hablar. No podía escuchar lo que decían, ni tampoco podía leer sus labios pero sinceramente me importaba más la arena de los desiertos.

Unos minutos más tarde, tal vez dos, la campana que indica el comienzo de la siguiente clase sonó haciendo que su conversación terminara y que aquel rubio se moviera como torpedo hasta dentro de la institución. Piper no se movió por un segundo, lo vio a entrar y sacudió su cabeza en forma frustrada para luego seguirlo y aquí es cuando lo extraño sucedió, algo que olvidaría y más tarde recordaría en un muy mal momento. 

Ella puso en pie en dirección a las puertas, y como si una fuerza invisible la manejara, lentamente empezó a caer hacia su costado izquierdo, se inclinó tanto que por ese mili-segundo pensé que iba a caer pero rápidamente se estabilizó como si nada hubiera sucedido. Miró su tacones, probablemente pensando que ellos habían sido quienes casi la llevan contra el piso pero yo, que había visto atentamente como un halcón mira a su presa desde la distancia, sabía la verdad. Creo que ella muy en el fondo también lo hacía, creo que ambos nos dimos cuenta que los zapatos no tenían nada que ver. 


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Decidí que yo también debía ir a clases. Bien, en verdad no lo decidí, sino que no tenía más opción pues si faltaba otra vez más a biología me suspenderían. Había sido advertido por el mismísimo desagradable y asqueroso director. Ese tipo necesitaba lavarse los dientes con ácido. Tambien un baño.

Junté mis cosas del suelo y bajé las escaleras para llegar al pasillo que estaba demasiado iluminado para cubrir las faltas de ventanas. No estaba muy repleto, todos se dirigían con paso apurado hacia sus clases. Yo arrastre los pies hasta el laboratorio. 

Al llegar me senté en una de las mesadas del fondo, me sente en el pequeño banco en el que apenas podía entrar mi trasero y lance un suspiro cansado. Pasé mis manos por mi cara tratando de despertarme y no caer en el sueño que me había golpeado cuando entre al salón. Era como si la pizarra estuviera absorbiendo lentamente mi energía. 

No era que odiaba biología, por el contrario me parecía casi tan interesante como la fotografía, el problema era la profesora. Se pasaba las clases entera desmintiendo a los médicos del mundo, diciendo y explicando porque estos se equivocaban y que es lo que hacían mal y un montón de criticas nada amables y muy pesadas. Tenía la certeza de que en su juventud había querido ser medica pero no había logrado entrar a la escuela de medicina y aun seguía resentida por eso. Alguien tenía que recordarle que no le darían ningun Premio Nobel por sus sueños y esperanzas frustradas y que yo no tenía el humor para aguantarla. Estaba a segundos de tirarle el estúpido libro de 800 paginas a la cabeza cuando alguien a mi lado habló:

- Hey, hola.

Cuando me di la vuelta para confirmar que me estaban hablando a mi, me encontré al chico rubio con el que había chocado el jueves pasado. Él estaba sentado en la misma mesada que yo con sus libros desparramados enfrente de él y un montón de bolígrafos y resaltadores de diferentes colores. Yo no le respondí el saludo.

- ¿Como estas? - continuó. - ¿Te acuerdas de mi? Nos topamos la semana anterior en el pasillo del segundo piso, o del primer piso, eso depende de si consideras la planta baja o no. ¿La llamas primer piso o planta baja? Eso cambiaría el orden de los pisos del edificio y la manera de hablar de ellos. Por ejemplo, este piso podría ser el segundo o el tercero. Realmente no entiendo por que las personas no se ponen de acuerdo en como llamarlos. No es una difícil decisión ¿Verdad? Son solo pisos. Como sea, soy Will, por si no lo recuerdas.

Hablaba en voz baja, probablemente para que no lo escuchara la profesora que estaba en la parte delantera de la clase escribiendo en la pizarra, aún así hablaba lo suficientemente alto como para que lo escuchara y muy rápido y con un entusiasmo que no pegaba con el lugar en el que estábamos.

Quería decirle que no había ninguna decisión que tomar con respecto a los pisos, que la planta baja si se consideraba y que las personas eran solo estúpidas al ignorarla. Pero no podía hacerlo porque probablemente sonaría muy brutal y la sonrisa gigante de su rostro se desplomaría y el brillo de sus ojos celestes desaparecería y no quería eso porque me gustaba su sonrisa y sus ojos así. Eso tampoco se lo diría.

Lo que hice fue ignorarlo y mirar la clase con aburrimiento, eso no lo detuvo de seguir armando una conversación que yo no quería tener.

- Tu nombre es Nico ¿no es así? Estoy seguro que sí. Te he visto en algunas de mis clases y allí escuché tu nombre. No es que te estoy mirando como un acosador, eso solo que me llamas la atención ¿sabes? Me parece muy curioso que nunca te halla visto sonreír.

- ¿Por qué lo haría? - Lo enfrenté.

- No lo se. - Su cara se alegró aún más al ver que le había respondido. - ¿Por que no?

Lo miré mal.

- Oh, vamos. Apuesto a que tienes una linda sonrisa. - Se sonrojó al escuchar lo que había dicho. - Al menos una falsa sonrisa, te hará un poco más feliz, ya veras.

- Una falsa sonrisa no hace la verdadera felicidad. - Dije. - Además las sonrisas son una consecuencia de la felicidad, no una causa.

Por supuesto que cuando al fin decía algo tenía que ser deprimente. Bien, Nico. Y luego te preguntas por qué no puedes hablar con las personas. Es porque siempre la cagas. - Me apremié a mi mismo.

No me habló en el resto de la clase. Y yo no sonreí.


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Iba caminando por el pasillo de la planta baja (si, en serio) cuando otro rubio se dignó a hablarme. Jason Grace.

- Hey, Nico. ¡Espera! - Se acercó corriendo hacia mi deteniendo mi camino hacia a las puertas de salida.

Él era como una cabeza más alta que yo, tal vez más. Llevaba su chaqueta especial del equipo de fútbol de la escuela la que hacía que sus hombros se vieran aún más anchos. Al llegar a mi me dio una sonrisa amigable, aunque nada comparada con la de Will. 

¿Por qué tenía que comparar sus sonrisas y fijarme en sus hombros? El nerviosismo se estaba lentamente apoderándose de mi y solo quería irme. Maldito Grace.

- Hola - Dijo cuando me alcanzó. - Mira tengo una propuesta que creo que puede interesarte. - Yo lo solo esperé a que continuara, no tenía ganas de hablar. - Bien, sabes que estoy en el consejo ¿verdad? - Yo asentí. - Veras, el periódico escolar nos ha informado que necesita un nuevo fotógrafo pues el anterior se acaba de graduar y bueno, yo pensé en ti. - Levanté una ceja. - Es que me gustaron tus fotografías cuando las vi la otra vez así que me preguntaba si estas interesado. Prometo que no es malo, digo te dará puntos para la universidad y estarás haciendo lo que te gusta. ¿Qué dices?

No se por qué lo hice, quizás solo no quería que me insistiera o puede ser que haya sido el destino (si es que existe tal cosa) pero la cuestión es que dije que si.

- ¡Genial! Ven, te presentare a la encargada. Es mi mejor amiga, Reyna Ramirez. ¿La conoces? - Asentí.

Quería irme pero terminé siendo arrastrado por los hombros hacia uno de los salones.


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Jason tocó la puerta y entró de inmediato.

- Hey, Rey.

Reyna se dio vuelta bruscamente al escuchar su voz.

- ¡Jason! Bobby me frenó en el pasillo. Está furioso contigo porque no lo defendiste esta mañana de McLean.

Pensé que a alguien no le gustaba la palabra novia, o Piper. Supuse que sus amigos no era grandes fans de su nueva relación. O al menos la chica que tenía enfrente.

- Hablaré con ellos nuevos. Ahora, Reyna este es Nico tu nuevo fotógrafo.

Ella me examinó como si fuera su presa y ella la cazadora.

- Mira, Nico, me tomo el periódico muy en serio así que si vas a ser un vago o sacar fotos con tu teléfono es mejor que te vayas.

- No, Reyna. Créeme es muy bueno. ¿No tendrás algunas de tus fotos aquí?

Negué con la cabeza, aunque era mentira. Tenía la cámara y algunas fotografías en mi mochila pero no quería pasar ni un minuto más allí. La sala se estaba volviendo cada vez más pequeña.

- No importa, confío en Jason. Tu prueba será el sábado en el partido y allí veré si estas dentro. ¿Te parece bien?

Yo asentí y al fin pude irme.


El próximo capítulo será el año que viene. ¿Entienden? Porque esto se publicó el 31 de diciembre de 2017 por lo que mañana es el año que viene. Je, no es gracioso ya se.

De todas formas gracias por acompañarme este año con esta historia y espero que sigamos en este 2018 (y que yo publique más seguido).

¡Gracias por 16K! ¡Que este año sea mejor que el anterior para todos, lleno de inolvidables momentos y grandes enseñanzas! Terminamos el año con algo de solangelo que nunca viene mal. ¡Que todos tengan un hermoso 2018!

Todo el amor para ustedes.



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