I - Annabeth


Es acerca de lo que no decimos...


Los anchos pasillos se extienden por todo el lugar. Paredes blancas, pisos con un matiz gris claro, iluminados con cegadores fluorescentes pegados al techo. Es un laberinto de pasillos, todos iguales. Es como una cárcel, a veces se siente como una, pero es solo la escuela.

Los niños y adolescentes pasan más tiempo en la escuela que en cualquier otro lugar, a veces incluso más que en sus casas, y es curioso como puede ser un buen sitio para algunos y la peor pesadilla para otros. Un refugio o una tortura. Un lugar para ocultarse o uno para resaltar. Todo depende de la persona.

La escuela se empieza a llenar de pasos, los míos ni siquiera puedo escucharlos por el retumbo de los del resto. La gente pasa a mi alrededor, risas llegan a mis oídos, gritos también. Chicos se encuentran con sus amigos, se pasan tareas y hablan de lo que sea que haya pasado el día anterior.

Todo transcurre con normalidad, todo es igual que ayer y el día anterior y la semana pasada. Siempre lo mismo, nada cambia y este día no podía ser diferente.

Pueden decir que estoy exagerando, no puede ser exactamente igual cada día, tal vez tengan un poco de razón, pero es que aquí en la Secundaria Goode las cosas no cambiaban muy a menudo, era extraño. Los populares se juntaban entre ellos y llamaban la atención de todos, los mismos chicos de siempre estarían en problemas con el director, las chicas babearían por los futbolistas en su entrenamiento de la tarde y las porristas coquetearan con todo el guapo que se les cruzara. Y se que suena como una película cliché antes de que la protagonista llegara y revolucionara a todos los grupos sociales, pero esa era la realidad, y ninguna chica nueva podía cambiar la vida de todos en la escuela.

Mi primera clase es historia, una de mis favoritas, y no solo por lo que aprendo - que es totalmente genial, en serio - sino también por el señor Brunner que es el mejor profesor que alguna vez he tenido. No pensarías que es tan bueno si lo vieras en la calle, y eso es porque tiene un pelo canoso que alguna vez fue castaño, ojos marrones que parecían haberlo visto todo, siempre llevaba la misma chaqueta por supuesto, no olvides la silla de ruedas.

El salón estaba vacío cuando entré y es que nadie llega tan temprano como yo. Al poco tiempo la campana sonó y el salón se fue llenando poco a poco. Ocuparon los asientos restantes sin prestarme atención y sacaron sus cosas.

El profesor entró en su silla de ruedas un poco después con su típica sonrisa amable, miró a todos en el salón y sus ojos se posaron en mí interrogativamente. Yo apreté los labios y asentí levemente indicando que estaba bien, hacía esto cada vez que me veía de esa forma en la que con los ojos me preguntaba cómo estaba, no creo que a nadie realmente le importe como me siento, incluso a él que siempre parecía honesto.

La clase pasó, todos salieron con prisa, yo no. Antes de salir, el señor Brunner me llamó.

- Annabeth, espera un segundo, querida. - Volteo a mirarlo y el se acerca con su silla de ruedas. - Quiero comentarte sobre un proyecto de que estoy armando. Creo que serias perfecta para el.

- ¿De que se trata?

- Se los diré luego. ve al salón 224 cuando las clase terminen todas las clases.

- Espere, ¿Los? ¿Habrá más gente? - pregunté.

- Ya lo veras. - No respondí, solo gire hacia la puerta para dirigirme a mi próxima clase, con varias preguntas en mi mente: ¿De qué es este proyecto? ¿Quienes estarán en el?

Bien, no tardaría mucho en enterarme.

Ahora pueden preguntarse, Annabeth ¿Por qué no nos has contado algo acerca de tus amigos? ¿Por qué casi parece que no te gustan las personas? Es simple yo no tengo amigos. Podría sonar triste pero no me importaba en realidad.

Déjame explicarlo: Creo que los amigos son una distracción, me harian perder el tiempo hablando sobre sus no tan interesantes y penosas vidas - o las no tan interesantes y penosas vidas de alguien más - , y realmente no puedo lidiar con eso. Estoy en el cuadro de honor, pertenezco a los clubes de química, matemática y ortografía y deletreo, tomo clases de violín y estudio arquitectura en los pocos tiempos libres que me quedan. Estoy bastante ocupada. Un amigo (o varios) no me permitiría hacer todas estas cosas y no podría cumplir con todas las metas y expectativas que tengo. Debo mantenerme enfocada y trabajar duro, no pudo dejar que nadie me distraiga.

Todo esto es importante para mi.

No contaré que sucedió el resto de la jornada escolar, no pasó nada importante, más bien lo interesante ocurrió luego de clases en el salón 224.

Por supuesto fui la primera en llegar. Tomé asiento frente al escritorio del profesor y me dispuse a esperar a que alguien viniera, no tardó mucho.

Jason Grace entró dos minutos después que yo. Una cosa sobre él: es lindo, como muy lindo. Y demasiado perfecto, son dos cosas. Jason Grace es uno de los chicos más populares de Goode, es uno de las estrellas del equipo de fútbol americano, además de tener buenísimas notas en cada asignación, la mayoría de las chicas matarían por una cita con él, si, no olvides que es lindo. No es que Jason Grace me gustara, pero podía decir cuando un chico se veía bien y el lo hacía - creo que eso ya quedó claro -. Tenía un cabello rubio dorado y ojos que se asemejaban a una tormenta y esa pequeña cicatriz en el labio superior que nadie sabe como se hizo (una vez escuche a niñas de un grado inferior al mio discutiendo sobre como se la hizo, raro).

Al entrar, solo me dio una pequeña sonrisa de lado como saludo y se sentó unos asientos atrás en la fila de al lado. Ahora una nueva pregunta surgió: ¿Quienes le seguiría?

Un chico con gran cuerpo fue. Frank Zhang, creo que es su nombre. Entró un poco torpe y cuando nos vio a Jason y a mi frunció el ceño levemente. Al parecer nadie tenía idea de quienes estaría allí. Una niña afroamericana le siguió, se veía menor que los tres (que por cierto estamos en último año) y se sentó al lado de la puerta, rehuyendo a nuestra mirada, sin querer vernos directamente. Esto solo se volvía más extraño.

Y luego mi pesadilla se hizo realidad.

Percy Jackson entró al salón 224. Sus ojos verdes mar relajados llenos de problemas, inspeccionaron la habitación y cuando me vio, una sonrisa burlona se extendió en toda su cara.

Percy era el capitán del equipo de natación, otro chico por el cual chicas sin cerebros matarían por salir con él y el idiota que se mete en problemas hasta por respirar. Y a él le encantaba molestarme.

- ¡Listilla! No esperaba verte aquí. Aun que, por qué me sorprendo si tu amas la escuela y estarías super dispuesta a quedarte después de hora.

- Cállate, Jackson. - Gruñí. Él en serio podía sacarme de quicio.

Percy rió y luego volteo a ver a Jason.

- ¿Grace aquí también? Esto no es detención como pensaba.

- ¿Que pasa? ¿Extrañas tus horas extras en la escuela? - Otra voz habló desde la puerta captando su atención.

- No, como dije antes, solo a Chase aquí le puede gustar aquí más tiempo del necesario. - le respondió a lo que ella rió.

Piper McLean, conocida por sus títulos de: Capitana de porristas, la chica más linda de la escuela y por supuesto, la chica más popular, caminó dentro del salón de clases para luego chocar los cinco con Percy.

Genial, porque no podía ponerse peor.

- ¡¿Pero qué tenemos aquí?! - Otra persona gritó desde la puerta. Leo Valdez alias el bromista de la escuela. Siempre tenía que decir o hacer algo inapropiado, lo castigaban seguramente todos los días pero él aun así se reía y decía que no era para tanto (aunque probablemente lo fuera). - ¡McLean, te ves bien hoy, muñeca!

- ¿Y cuando no, Valdez? - Preguntó con una sonrisa de insuficiencia. Ella no me agrada.

- Entonces ¿Alguna idea de por qué estamos aquí? ¿Cualquiera de ustedes? - Percy nos miró a todos pero negamos con la cabeza. - Genial, y Brunner ni siquiera está aquí.

- Viene por ese pasillo ahora mismo así que yo que tu me callaría. - Percy, al igual que Jason, Leo y Piper, se sobresaltó al oír una voz desde el final del salón. Nico Di Angelo estaba sentado en la parte más oscura. Ninguno lo escuchó o lo vio llegar, era conocido por eso.

- Casi se me para el corazón. - Dijo Leo mirándolo. Nico lo ignoró

Brunner entró con su silla de ruedas unos segundos después, todos lo observamos pero él solo sonreía.

- Señor Jackson, puede sentarse si gusta.

Percy se sentó detrás mio y Brunner no volvió a hablar por un tiempo dejando en salón 224 en total silencio y misterio.


¡Primer capítulo! ¡Gracias por todos esos comentarios en el prologo, significan mucho!

#Annabeth



Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top