Capítulo 6

Los días se pasaron rápido y llegó el día que esperaban todos los alumnos, irnos de excursión a la escuela de hípica. Salí de mi habitación vestida con un chándal que me regaló Emile en mi anterior cumpleaños y que todavía no había estrenado. En el vestíbulo principal estaban todos los alumnos listos para irnos, saludé a algunos compañeros que tenía como vecinos y me encontré con mi grupo de amigos.

–Buenos días, Evelyn. –me saludó Nathan con una sonrisa, y me abrazó con cariño. –¿Has dormido bien?

–La verdad es que sí, no he tenido problemas. ¿Qué le pasa a Dylan? –pregunté al ver a mi otro mejor amigo con grandes ojeras y una evidente cara de sueño.

–Anoche se quedó despierto hasta las tres de la madrugada jugando a un videojuego, y eso que sabía que hoy íbamos a madrugar.

–Pero ha valido la pena. He conseguido pasarme el nivel 20. –sonrió y bostezó cansado.

–Solo espero que no se caiga del caballo. –dije con una sonrisa.

Brooke y Diana se acercaron a nosotros para saludarnos, a lo lejos pude ver como Adara miraba hacia nosotros con una mirada enigmática, pero dejé de mirarla cuando Brooke me abrazó mientras se quejaba del frío que hacía. Solo eran las ocho de la mañana y hacía un viento helado que dejó a todos congelados, a mi personalmente me gustaba el frío por lo que no tenía problema.

–Estás caliente, Evelyn. –comentó Diana abrazándome.

–¡Uy! –Dylan nos miró con una sonrisa pícara y me sonrojó.

–No me refiero a eso mal pensado. –dijo Diana. –Me refiero a que Evelyn parece una estufa, desprende calor.

–A ver. –comentó Brooke.

No sé como pasó esto, pero ahora tenía a mis cuatro amigos abrazándome. Era cierto que al no tener frio mi cuerpo mantenía el calor corporal, es por eso que desde pequeña me decían estufa andante, al parecer ahora me lo volverán a decir. También me abrazaban cuando era pequeña así que ya era algo a lo que estaba acostumbrada, hasta mi hermana lo hacía cuando estábamos en casa viendo una película.

–¿Estáis haciendo una orgía o qué? –preguntó Ramón, el profesor de gimnasia.

Se separaron de mí con unas sonrisas nerviosas en su rostro y el profesor suspiró cansado, nos comentó que era hora de subir al autobús. Todos salieron con calma del instituto y corrieron hasta el autobús para no coger frío, caminé con tranquilidad hasta que me monté.

Todos preferían estar delante pero a mi me gustaba ir al final, sentía que ahí estaba más tranquila sin tener al resto de mis compañeros gritando o jugando a algún juego estúpido como el veo veo. Me senté en la última fila donde habían cuatro asientos libres, mis amigos se sentaron en al lado mía con una sonrisa; a mi derecha tenía a Nathan mientras que a mi izquierda tenía a Brooke, al lado de ella estaba Diana y al lado de Nathan se sentó Dylan. Nos pusimos los cinturones de seguridad y el autobús comenzó su camino.

El profesor de gimnasia sería nuestro tutor en esta excursión, por lo que comenzó a hablar por un micrófono que tenía lo que íbamos a hacer cuando llegásemos. Al parecer haríamos grupos de tres personas e iríamos a dar un paseo con los caballos, antes tendríamos una clase de como montar para que no hubieran problemas.

Estuvimos una hora en el autobús para llegar a aquel sitio, en el camino hablamos un rato e incluso dormimos un poco ya que nos aburríamos. Cuando llegamos eran las nueve y media, el sol comenzaba a elevarse dando más luz y más calor, el frío de la madrugada se iba yendo.

El profesor Ramón nos explicó de nuevo lo que haríamos, todos fuimos a una pequeña caseta donde estaría la dueña del lugar y ella sería quien nos iba a dar la charla para luego montar en sus caballos. Me senté en primera fila junto con mis amigos aunque Diana se sentó en la fila de atrás ya que no quedaba ningún hueco con nosotros.

Cuando la dueña del lugar se puso en frente de nosotros, abrí la boca sorprendida al ver de quién se trataba. La señora comenzó a explicar todo lo que necesitábamos saber y cuando su mirada se posó en mí, no pudo evitar sonreír y acercarse.

–Querida, bienvenida. –me saludó con una sonrisa. –Me alegro de que estés aquí, veo que vas a usar mi ticket especial.

–Eso parece. –sonreí algo incómoda, no me gustaba que mis compañeros estuvieran mirándome.

–¿Se conocen? –preguntó el profesor acercándose a nosotras.

–Su alumna recuperó mi bolso cuando un ladrón me lo robó, lo dejó cao de un solo golpe. –escuché jadeos de sorpresa por parte de mis compañeros. –Así que le ofrecí tres noches y dos clases gratis.

–Mira por donde, el tiempo que nos vamos a quedar.

–Que suerte, Evelyn. A ti este viaje te saldrá gratis. –me susurró Dylan.

Katherine, la dueña del lugar, nos explicó lo que haríamos durante los tres días que estaríamos allí. Nos dividirían en grupos de tres personas y compartiríamos una cabaña, después nos asignarían un instructor para que nos puntuara y al terminar los días nos dirían si habíamos pasado la prueba.

–En la cabaña 69 irán: Adara, Brooke y Evelyn. –anunció el profesor leyendo su libreta. –En la cabaña 66 irán: Dylan, Nathan y Diana. Diana, si te hacen algo esos orangutanes me avisas.

–¡Hey! –gritaron mis amigos enfadados por el comentario de nuestro profesor.

–No se preocupe, no pasará nada. Vamos, chicos. –sonrió Diana.

Dylan y Nathan cogieron las mochilas de la chica y se marcharon detrás de ella. Sonreí viendo a mis amigos siendo sirvientes de ella, hasta que sentí que alguien me abrazaba y me giré para ver a Brooke sonreírme con diversión.

–Parece que nos toca juntas.

–Eso parece.

–No puedo esperar para contar historias de miedo por la noche, a Adara no le gustan. –eso último lo susurró en mi oído para evitar que la nombrada lo escuchara.

–¿Nos vamos? –Adara parecía molesta, nos miró durante unos minutos y caminó hacia la cabaña sin decirnos nada.

–¿Qué le pasa? –pregunté confundida.

–Ni idea, es la primera vez que la veo así.

La cabaña era de un tamaño mediano; nada más entrar tenía una mesa con tres sillas, un sofá de dos plazas y a su lado un sofá individual, una pequeña televisión, una pequeña cocina, un baño pequeño, y luego estaba la habitación donde había una cama individual y una litera.

–¿Quién se pide la litera? –pregunté a las dos chicas.

–Yo me pido la cama de arriba de la litera. –comentó Brooke yendo hacia la cama. –Soy más flaca que vosotras dos, y por ende peso menos.

–Yo prefiero la cama individual. –Adara caminó con indiferencia a su cama escogida.

–Bien.

Dejé mi mochila encima de mi cama y comencé a sacar mi pijama para guardarlo debajo de mi almohada. Cuando nos instalamos salimos de la cabaña para explorar el lugar, Brooke se guardó la llave y ambas caminamos mientras hablábamos, Adara parecía estar distante desde que Brooke me abrazó y no entendía el porqué.

–Hola chicas. –saludó un chico mulato y de pelo negro. Tenía unas pequeñas pecas en sus mejillas y sus ojos eran verdes. –Me llamo David, y seré vuestro instructor durante estos tres días.

–Encantadas. –saludé con una sonrisa. –Soy Evelyn, y ellas son Brooke y Adara.

–Necesito que me entreguéis el dinero por el alojamiento y las clases. Excepto tú, Evelyn, Katherine ya me ha contado que estás haciendo uso de su ticket. –dijo con una sonrisa mientras recibía el dinero de mis amigas. –Gracias, nos vemos mañana a las ocho.

Estuvimos dando una vuelta por todo el recinto, era bastante grande y habían muchos trabajadores cuidando de los caballos y otros animales que tenían en otra zona. Adara se despidió de nosotras para ir ella sola a dar una vuelta, y nosotras dos continuamos con nuestra pequeña expedición.

–¡Chicas! –gritó Nathan saludándonos con una sonrisa, y su mano derecha alzada mientras la agitaba con euforia.

–¿Qué tal es vuestra cabaña? –preguntó Brooke una vez nos acercamos a ellos.

–No nos podemos quejar, dentro de lo que cabe está bien. –dijo Diana con una sonrisa.

El resto del día lo pasamos viendo el lugar, mirando los caballos que tenían y escuchando algunas anécdotas que los trabajadores nos contaban. Después de la cena cada uno se marchó a su cabaña menos mis amigos y yo, nosotros nos quedamos en la hoguera que habían encendido los cuidadores y mientras ellos recogían algunas cosas de la zona, nosotros empezamos a hablar.

–Este es el momento perfecto para que el club SEPI entre en acción. –sonrió Dylan.

–¿A qué te refieres con eso? –pregunté bostezando un poco. No me gustaba nada madrugar y mañana lo haríamos, cosa que no me apetecía mucho.

–A que es momento de explorar la zona. Tal vez haya algo paranormal por aquí. –dijo con voz tenebrosa.

–Aquí lo único paranormal que hay es el sueño que tengo. –contesté haciendo que los demás soltaran una carcajada. –Buenas noches.

–Buenas noches, Evelyn.

Brooke fue la única que me acompañó, a lo lejos vimos otra hoguera encendida y vimos como Adara hablaba con su grupo de amigos. Entonces pensé que desde que Brooke y Diana sabían lo que ocurría con ella, ahora estaban todo el rato conmigo y eso me extrañaba.

–¿Por qué pasas tanto tiempo con nosotros? –le pregunté cuando estuvimos solas en la cabaña. –No me quejo, pero me da curiosidad.

–Me habéis caído bien, además estar con ellos cansa, la verdad. Siempre están haciendo sentir a los demás inferiores y haciéndoles creer que no valen nada. –dijo aburrida mientras se subía a la litera. –Contigo nos lo pasamos mejor.

–Me alegra que te lo pases bien. Buenas noches.

–Buenas noches, Eve.

Sonreí por el apodo que me había dado antes de caer completamente dormida. A la mañana siguiente comencé a despertar por el ruido del despertador que Brooke había puesto, al enderezarme pude ver como Brooke comenzó a prepararse la ropa pero Adara no se encontraba en la habitación, eso me extrañó pero lo ignoré por el momento.

Entré al baño para cambiarme de ropa y peinarme, al terminar salí de la cabaña junto con Brooke para reunirme con Nathan, Dylan y Diana en la cabaña principal, dónde todos estaban desayunando. Mientras me servía en una bandeja el desayuno pude observar a Adara con el grupo con el que estaba por la noche, eso hizo que me entristeciera.

–No te preocupes, Eve. Adara se dará cuenta de que nosotros somos lo mejor para ella. –me susurró Diana con una sonrisa simpática. –Se conocen desde pequeños, es normal que le cueste abrirse a otras personas.

–Eso espero. Aunque debo mantenerme alerta, no sé quién podría causarle daño a Adara. –ella asintió y fuimos a la mesa que mis amigos habían escogido.

Estuve hablando con mis amigos sobre como habíamos pasado la noche, y Diana nos contó como Nathan y ella tuvieron dificultades para dormir debido a los ronquidos de Dylan, algo que él negó cada vez que salía el tema. Al terminar de desayunar regresamos rápidamente a nuestras cabañas para asearnos e ir directamente a un recinto al aire libre dónde vimos a Jason sacar a varios caballos con ayuda de otros empleados del lugar.

–Bien. Cada uno montaréis en los caballos, daréis una vuelta en el ruedo para practicar y si lo hacéis bien podéis hacer la ruta de 20 minutos que hay aquí al lado. –explico David con una sonrisa mientras nos veía a todos. –Si tenéis cualquier duda o pregunta no dudéis en decírmelo a mí o a alguno de mis compañeros.

Me acerqué lentamente a un caballo de color marrón oscuro con una mancha blanca en su frente, le acaricié el cuello y el animal parecía feliz del cariño que le daba. Me sujeté de la silla de montar, puse un pie en el estribo y con algo de impulso me subí encima, sujetando las riendas con firmeza. Observé a mis amigos comenzar la clase con algo de nervios mientras eran atendidos por los compañeros de David.

–Vaya, me has impresionado. Te vez muy relajada encima de Kein. –dijo David acercándose a mí.

–Bueno, no es la primera vez que monto en caballo y no tengo porqué estar nerviosa. –respondí acariciando el lomo de Kein, este relincho y jugó con su casco en la tierra haciendo un pequeño agujero.

–Tus amigos parecen mejorar, si quieres puedes llevarlos a dar la ruta. O si prefieres que vaya con ustedes...

David no pudo terminar de hablar debido a que varios gritos nos alertaron. Pude ver como el caballo de Adara perdía el control y salió corriendo despavorido junto con la chica encima, ella se agarraba con todas sus fuerzas para no caer mientras el caballo corría hacia el interior del bosque que había al lado del lugar.

–¡Adara! –exclamaron algunos alumnos y profesores.

Sin pensarlo le indiqué a mi caballo que comenzara a correr y Kein hizo justo lo que dije, comenzó a cabalgar detrás del caballo de Adara para evitar una tragedia. Sólo esperaba poder llegar a tiempo y que no le pasara nada, debía estar más pendiente de ella aunque no sabía si esto había sido un ataque contra ella o sólo ha sido que el caballo se ha inquietado de algo.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top