Capítulo 20
Pasaron algunos días desde que estaba en el hospital, parecía ir mejorando ya que ahora sí podía salir de la cama y andar por la habitación, pero tenía que sentarme ya que el dolor todavía era algo insoportable.
Una fisio vino para darme sesiones en una habitación totalmente adaptada para que comenzara a realizar algunos ejercicios para poder andar con normalidad, así como agacharme y hacer movimientos cotidianos.
Después de cada sesión, me duchaba para relajarme y Lizbeth o Jason me acompañaban al pequeño jardín que tenía el hospital. Donde varias personas salían para respirar un poco de aire puro, o realizar ejercicios.
–¿Cómo vas? –me preguntó Jason sentándose al lado mía.
–Mejor la verdad, los ejercicios que Rosa me imparte están dando sus frutos. Ya casi puedo moverme como antes. –respondí mientras veía a un grupo de ancianos hacer una sesión de yoga en el jardín.
–Genial. Tengo novedades. –rápidamente le miré interesada, y él se rio al ver mi reacción. –He estado investigando, y creo saber dónde opera Rois.
–Eso es genial. –sonreí sin ganas, sabiendo que quería estar allí también. Jason pareció notarlo y siguió hablando.
–Sé que quieres ayudar, pero ahora sólo serías un lastre.
–Gracias por los ánimos, Jason. –le sonreí divertida, esa tontería había hecho que mi estado de ánimo mejorase.
–Soy realista. Prefiero, o bueno, preferimos que te recuperes del todo. Todos queremos que estés en el caso.
–Ya sabes cuerpo, hora de recuperarse. –miré mi cuerpo y ambos nos reímos por la tontería.
Llegó la hora de que las visitas se marcharan, y Jason se despidió de mí, le acompañé hasta la salida justo cuando vimos en la puerta del hospital a Brooke, quién al vernos nos sonrió y se acercó. Primero abrazó a Jason manteniendo su sonrisa, y luego me miró con cariño y me abrazó también.
–No pensé que vendrías. –comenté con sinceridad y vi como hizo una mueca.
–Quería venir. Sé que lo hiciste por ella, por lo que me contaste. –de reojo vi como Jason se sorprendió, y me miró.
–Le conté que alguien quería matar a Adara. –le respondí cruzándome de brazos.
–Dylan también lo sabe. Pero creo que lo de Nathan le ha afectado más de lo que pensé. –siguió hablando Brooke. –He intentado hablar con Adara pero no quiere hablar con nadie, ni si quiera conmigo o con Diana.
Los tres nos quedamos en silencio sin saber muy bien qué decir. Podía ver como Brooke parecía muy preocupada con la situación, y Jason se mantuvo al margen de la conversación, seguramente asimilando lo que acababa de decir Brooke. Por mi parte sentí algo de culpa al ver a Brooke así, si no le hubiera contado nada a Dylan y a Brooke posiblemente no estarían así, y tal vez Nathan no hubiera trabajado en mi contra.
–Lo mejor será que nos mantengamos alejados de vosotros. –dije sorprendiendo a ambos.
–¿Cómo dices?
–A partir de ahora no tendremos ningún contacto con Adara ni ninguno de vosotros, por vuestra seguridad y por la nuestra. Seguiremos protegiendo a Adara hasta que acabemos con Rois y Nathan, después no volveréis a saber nada de nosotros.
–Evelyn. –susurró Jason sorprendido y sin saber qué decirme.
–¡No puedes decidir eso, Evelyn! –me replicó Brooke acercándose a mí, y con su índice dando golpes a mi pecho. –Se supone que somos un equipo. No quiero que le pase nada a Adara.
–Y no le pasará nada. Te lo prometo. –volví a decir con una expresión más neutral. –Desde ahora no nos veremos más. Ha sido un placer conocerte, Brooke.
–Evelyn, ni se te ocurra.
Brooke comenzó a alterarse sobre mi decisión de no vernos más haciendo que uno de los guardias de seguridad se acercara a ver qué ocurría. Sabía que era una mala decisión, pero le comenté que me estaba molestando y que si la podía sacar del recinto.
Jason y yo podíamos ver como el guarda de seguridad acompañaba a Brooke fuera del hospital, ella antes de irse me miró con lágrimas en los ojos antes de marcharse. Podía sentir como mis ganas de llorar cada vez eran más, y decidí marcharme a mi habitación bajo la triste mirada de Jason, quién se quedó solo en la entrada.
* * *
La semana pasó sin ningún inconveniente.
Jason venía todos los días a verme al igual que Fred y Luna, a quiénes expliqué la situación sobre mis amigos. Definitivamente, lo mejor era alejarme de ellos por su seguridad.
El médico me aconsejó no hacer movimientos bruscos todavía, pero podía realizar algunas actividades con normalidad. Claramente no podía regresar a la casa de Adara, aunque sería bienvenida por Henry y Anne, por lo que opté por irme a la casa de Luna.
La casa de Luna era sencilla. Tenía dos pisos; en el inferior constaba de una cocina, el salón, un despacho y un baño; en piso superior constaba de dos habitaciones, un baño y otra habitación que Luna usaba como biblioteca y despacho personal.
–Siéntate como en tu casa, Eve.
–Gracias. –le sonreí.
Junto con Luna, Jason y Fred ideamos un nuevo plan para mantener a Adara a salvo de Rois y Nathan. Empezamos por teñirme el pelo, cambiando de mi rubio mezclado con castaño a uno pelirrojo junto con un cambio de look. Me alisé el pelo y lo corté hasta que llegaron a mis hombros, Jason me trajo ropa nueva, y esta vez sería de cuero.
–Estás irreconocible, Evelyn. –comentó Jason admirándome de abajo a arriba con una sonrisa. –Porque sé que eres tú, sino no lo sabría.
–Me alegra que pienses eso. Ahora te toca a ti. –le sonreí y Jason borró su sonrisa.
Jason también cambió su look por completo: tiñendo su pelo negro a uno rubio, afeitándose toda su barba y poniéndose algunos tatuajes falsos para dar un aire de delincuente. Su ropa era parecida a la mía, siendo también de cuero.
–No hay quién os reconozca. –nos comentó Luna.
–Hemos hecho un buen trabajo, mi compañera Giovanna estaría orgullosa. –dije con una sonrisa emocionada por el cambio.
–Bien, ahora sólo queda que vigiéis de cerca a Adara y al resto. No sabemos de qué pueden ser capaces Rois y Nathan.
Los días fueron pasando sin ningún movimiento por parte de Rois o Nathan. Era como si se hubieran evaporado de la Tierra.
Contábamos con la ayuda de Henry y Anne para saber qué hacía Adara en cada momento, además fueron de gran ayuda para conseguir el móvil de Adara y colocarle un pequeño rastreador en su móvil, algo que no notó en ningún momento.
Gracias a eso pudimos seguir a Adara, Brooke, Dylan y Diana cuando iban al cine, de compras o simplemente a dar un paseo. Siempre a una distancia prudencial para que no nos vieran, aunque el cambio de imagen era espectacular, era fácil reconocernos por la voz o simplemente si te fijabas bien en nosotros.
Aquella mañana el grupo había ido a dar un paseo por el parque de la ciudad, después de un rato andando y viendo tiendas cercanas, se sentaron en un banco que había frente a una de las fuentes más antiguas de la ciudad. Jason se encontraba en el lado opuesto del parque vigilando mientras que yo me mantenía más cerca de ellos, vigilando el entorno. No había ninguna noticia de Rois o Nathan y eso no hacía más que preocuparme, era una mala señal a mi parecer.
Estaba sentada en un banco donde tenía una buena visión sobre ellos, saqué unos prismáticos para vigilar el entorno hasta que miré a Adara, hoy estaba más guapa que de costumbre.
¡Ahora no es el momento de esto, Evelyn Jones!
Me regañé mentalmente mientras continué vigilando la zona, de casualidad Jason y yo nos encontramos viéndonos con los prismáticos y a mi amigo no se le ocurrió otra cosa que levantar uno de sus brazos y saludarme.
Tonto.
No pude evitar sonreír divertida y le saludé pero más disimulado, haciendo que él se riera y continuara con su trabajo. Estuvimos un rato vigilando la zona, una señora mayor se sentó a mi lado comenzando una conversación conmigo. Estuvo contándome toda la vida de sus nietos, de sus hijos y hasta de la muerte de su marido hacía unos meses. Por cordialidad le respondía a todo hasta que se marchó con una gran sonrisa, creo que sólo quería hablar y desahogarse con alguien.
Volví a mirar por los prismáticos a mis amigos que seguían hablando y riendo en aquel banco. Estuve inmersa mirándolos hasta que noté una presencia detrás de mí, como acto reflejo no lo pensé y golpeé a aquella persona con los prismáticos en la cabeza.
–¡Qué bruta eres!
–¿Liz? –vi a mi hermana tocándose la frente adolorida. –¿Qué haces aquí?
–Yo también me alegro de verte, hermana. –dijo con burla y se sentó a mi lado. –Fred y Luna me han puesto al tanto, así que quiero ayudarte en todo lo posible. ¿Alguna novedad?
–Aún nada. Hemos estado aquí casi una hora y...
–¡Eve! Veo a un hombre acercarse al grupo. –me avisó Jason a través del auricular que tenía en mi oído. –Va con una sudadera negra y pantalones vaquero, su rostro está tapado por la capucha.
Mi hermana y no nos levantamos mirando por la zona el hombre que nos había dicho Jason, no veía a nadie sospechoso con las indicaciones que nos había dicho. Mi hermana decidió acercarse donde estaban mis amigos para dar una vuelta, la suerte que a ella no la conocían por lo que contábamos con una ayuda bastante buena.
De reojo pude ver al hombre que había visto Jason, parecía llevar una cámara de fotos en su mano y la guardó en un bolsillo de su pantalón. Avisé a Jason de que iría tras él para comprobar que no fuera una amenaza mientras Jason y Lizbeth se quedaban en la misma zona que mis amigos.
Seguí al chico hasta la entrada de un callejón, en el cuál extrañamente había desaparecido ya que era un callejón sin salida. Decidí marcharme de allí, era demasiado sospechoso y tenía la sensación de que era una trampa.
Antes de que pudiera irme, alguien me puso un paño en la cara tapándome la nariz y boca. Comencé a sentir sueño e intenté resistir pero el hombre era demasiado fuerte y el efecto de la droga comenzaba a hacer su efecto somnífero.
–Dulces sueños, Evelyn.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top