Capítulo 19
Caminé a paso rápido por las instalaciones de la Organización, abriendo las puertas de seguridad con la identificación que Luna y Fren me habían dado, además en caso de que la perdieran me habían implantado un chip con mis datos en mi muñeca derecha para poder acceder a todo.
Justo cuando iba a entrar a su despacho pude ver a través de una gran ventana de cristal como sacaban a Axel de una habitación y le inyectaban en el cuello un suero con el que perdería los recuerdos.
–Buenas. –saludé entrando y cerrando la puerta tras de mí.
–Hola Eve. –Fred me saludó, dejando de lado unos documentos.
–¿Todo bien? –me preguntó Luna acercándose a mí. Ella vestía con un vestido ajustado de color negro, el cuál le quedaba muy bien y vi como Fred le echaba miradas.
–Tengo noticias sobre Rois, y Nathan. –comenté con voz seria.
Durante un rato estuve contándoles todo lo que había averiguado sobre Rois, y el porqué Nathan le estaba ayudando. Al contarle eso, tanto Luna como Fred se sorprendieron bastante y opinaron que sería mejor contarle a Lizbeth al respecto, ya que era una de las afectadas con todo este tema.
–Le acabo de enviar un mensaje. –avisó Luna cerrando el portátil que tenía en su mesa. –Sólo falta su respuesta.
–La situación se está complicando. Creo que lo más sensato sería que te alejaras de tus amigos un tiempo, al menos para intentar controlar a Rois y Nathan.
–Pero no puedo dejar a Adara.
–No te preocupes, seguirás vigilándola desde la distancia. Nosotros nos encargaremos de hablar con el señor Zarco sobre la situación y con tu jefe también.
Me despedí de ellos y regresé a la casa de Adara para recoger mis cosas, la idea de Fred era que les dijera que me había salido un viaje familiar y tendría que irme durante unos días, además de que vigilaría Adara desde la distancia con un disfraz proporcionado por la Organización.
Nada más entrar en la casa noté que estaba completamente en silencio, lo cuál me extrañó ya que no tenían ni la televisión puesta. Comencé a llamar a Adara, a Anne y a Henry sin obtener ninguna respuesta por parte de ellos.
Caminé hasta el salón donde me encontré con una escena, la cuál no había imaginado.
Rois y Nathan estaban frente a la familia Zarco y el resto de mis amigos mientras Rois les apuntaba con una pistola. Sin perder tiempo, pulsé el reloj de emergencia que Luna me dio para avisarles y que mandaran a un equipo de refuerzo.
–Vaya, ya vino la persona que esperábamos. –dijo Rois con una sonrisa macabra. –Ya me has cansado, Evelyn. Todos estos días frustrando mis planes, a lo mejor esto hace que frenes un poco. Aquí vuestra querida amiga Evelyn, trabaja para una Organización secreta del Gobierno. Y le mandó vigilar a Adara Zarco, ¿no? Todo lo que sabéis de ella es mentira, una tapadera para acercarse a vosotros.
–Tus planes van a acabarse aquí, Rois. –respondí intentando ignorar las miradas heridas de mis amigos. Esto no tenía que haber sido así.
–Yo creo que no. La que vas a salir perdiendo vas a ser tú. ¿Quieres hacer tú los honores, Nathan?
Vi como Rois le pasó la pistola a Nathan, quién la recibió algo nervioso. Al saber sus intenciones, rápidamente me interpuse entre Adara y Nathan, quién me apuntó con la pistola algo dudoso. Rois comenzó a decirle cosas y la situación pareció empeorar cuando fuera de la casa se escucharon las sirenas de los coches de la Organización.
–Dispara Nathan. Ella es la causa de que tu hermana esté en la cárcel.
–Nathan, tú no eres así. –intenté convencerle.
Comenzaron a escucharse como intentaban tirar la puerta abajo y eso puso más nervioso a Rois, quién cogió la mano que Nathan tenía la pistola y apretó el gatillo. Los oídos comenzaron a pitarme mientras sentía que todo pasaba a cámara lenta.
Mientras caía de rodillas al suelo vi como Rois y Nathan se marchaban de la casa, al caer al suelo noté como el señor Zarco presionaba la herida de mi pecho. Llevé mi mano lentamente a la herida viendo como mi mano se machaba de sangre, eso hizo que me pusiera nerviosa y comenzara a sentir cada vez más frío mientras oía las voces cada vez más lejos.
Lo último que pude ver antes de perder la consciencia por completo, fue a mi hermana Lizbeth agacharse frente a mí mientras parecía gritar con lágrimas en los ojos.
Después, todo se volvió negro y sin ningún ruido.
* * *
Comencé a oír varias voces cerca de mí, sentía el cuerpo pesado y cansado. Con esfuerzo intenté abrir los ojos sólo para ver una gran cantidad de luz que parecía entrar por la ventana. Pude ver que estaba en una habitación de hospital, casi parecía la misma en la que estuve la última vez. En la habitación pude ver a Luna mirar por la ventana con los brazos cruzados, a Fred sentado en una silla mirando el suelo, y por último a Jason con mi hermana hablando en el sofá que había.
–¿Qué...pasó? –pregunté casi sin voz.
Vi como todos se levantaron de donde estaban para acercarse a mi. Mi hermana se sentó en la silla que había al lado de la camilla y me cogió de la mano mientras me daba suaves caricias. Jason, Fred y Luna parecían aliviados de que me hubiera despertado.
–No puedes imaginar lo aliviados que estamos de que hayas despertado, Eve. –dijo Fred con una sonrisa mientras Luna asentía sonriéndome.
–¿Qué pasó? –volví a preguntar, y esta vez los cuatro se miraron entre ellos antes de volver su mirada a mí.
–Rois y Nathan interrumpieron en la casa de los Zarco, intenté detenerlos pero Rois nos amenazó con una pistola, parecía que iba a terminar con todo. –comenzó a explicar Jason mientras Lizbeth, Fred y Luna se mantenían en silencio. –Luego llegaste tú y Rois desveló todo. Luego vinieron compañeros de la Organización pero Rois hizo que Nathan te disparase en el pecho.
Miré mi cuerpo y noté que vestía con una bata gris, y que en la zona del pecho tenía un gran vendaje cubriendo todo, incluso ahora podía ser más consciente de que al respirar aún me dolía la herida que me había hecho la bala.
–Pensamos que no ibas a despertar. Te operaron de emergencia y el cirujano nos dijo que habías perdido mucha sangre, por suerte Lizbeth pudo donar su sangre para ti. –siguió explicando Luna.
–¿Cómo están los demás? –pregunté por Adara y el resto.
–En tu ausencia, Jason se ha hecho cargo de vigilarlos. Al parecer todos están dolidos por tu secreto y no han venido a verte. –dijo Fred algo apenado, y pude sentir como me desanimaba por minutos. –Y de momento no tenemos noticias de Rois o Nathan, ambos están en paradero desconocido.
–Le hemos puesto al corriente al señor Zarco, y él sabe que es Jason el que se encargará del caso por ahora. Vamos a detener a Rois y a Nathan.
–Pero...Quiero seguir con el caso. Debo hacerlo, además...
–Eve. Sé que te sientes responsable, pero debes descansar. Esa herida debe curarse, y moverte tanto no sería bueno para ti. –me interrumpió Lizbeth. –Nosotros nos encargaremos de Rois y Nathan. Se habrán librado este mes pero ahora los pillaremos.
–¿Un mes? –pregunté comenzando a asustarme.
–Has estado un mes inconsciente, Evelyn. –dijo Jason con delicadeza. –La herida era mortal, pero por suerte te pudieron salvar.
Mi hermana me rodeó con sus brazos para abrazarme, y me apoyé en ella mientras asimilaba las palabras de mi amigo. Un mes. Había estado un mes sin saber nada sobre Adara o el resto, y saber que estaban enfadados conmigo me dolía, aunque era algo predecible.
Durante las siguientes horas Fred me explicó el plan que habían ideado para detenerles. Lizbeth se ofreció a hablar con Nathan para apaciguar el odio que éste le tenía, mientras Luna junto con el resto de la Organización buscaban a Rois para detenerlo por intento de homicidio, envenenamiento y varias cosas más que habían descubierto. Tenían pruebas suficientes para mandarlo a la cárcel durante años.
Por ahora lo mejor sería que yo descansara para que la herida sanara. Me hicieron algunas pruebas durante el día para ver mi condición y me aseguraron que en dos semanas podría recibir el alta si todo marchaba bien.
Me quedé sola en la habitación leyendo un informe que Luna me había dado sobre el día en el que me dispararon mientras el resto se fue a comer a la cafetería del hospital, al parecer era lo que habían estado haciendo mientras yo me encontraba inconsciente.
En un momento, llamaron a la puerta y una enfermera se asomó por ella con una sonrisa.
–Señorita Jones, tiene visita. ¿Desea que le haga pasar?
–¿Quién es? –pregunté curiosa, dado que el resto estaba en la cafetería y no necesitaba hacer estos protocolos.
–Son los señores Zarcos.
–Sí, déjalos pasar, gracias. –le agradecí con una sonrisa.
La enfermera se retiró y dejó pasar a los señores Zarco, quiénes al verme sonrieron y se acercaron para abrazarme suavemente. Les devolví el abrazo con toda la fuerza que podía, cerré el dossier que tenía y lo dejé en la mesa que tenía a mi lado, donde tenía un ramo de flores, golosinas y algunos libros, que mis amigos me habían traído.
–¿Te encuentras bien? Cuando Jason nos avisó que habías despertado vinimos lo más rápido posible.
–Sí, me encuentro bien. –les sonreí y ellos me miraron cariñosos.
–Queríamos que Adara viniera, pero no quiere ver a una mentirosa según ella. Le intentamos decir que fuimos nosotros quiénes te contratamos pero ni aún así quiso. Lo sentimos. –se disculpó Anne con una sonrisa triste.
–No pasa nada. En algún momento pasaría de todas formas.
–Seguiremos hablando con ella, Evelyn. No te preocupes, lo solucionaremos y podrás estar con ella, y darme nietos.
–¡Henry!
–¿Qué? Oye, la Organización no tendrá algo para que tengáis niños, ¿no? Las dos sois chicas y biológicamente no podríais. A menos que Evelyn se opere y se ponga....
–¡HENRY ZARCO! –le gritó Anne haciendo que él la mirase sorprendido. –Deja de insinuar cosas. Por ahora lo importante es que se recupere.
–Cierto, lo siento.
Estuve hablando con ambos hasta que vinieron el resto de amigos, y todos juntos comenzamos a hablar e incluso jugamos a las cartas, una bajara que Henry había traído para divertirnos un rato. Las horas pasaron y la enfermera avisó de que las visitas se deberían ir, y sólo quedarse una persona conmigo.
Ahí Jason, Lizbeth, Luna y Fred se pelearon por ver quién se quedaba conmigo pero al final Lizbeth ganó argumentando que era mi hermana y la más cercana de parentesco familiar. Luna y Fred me dijeron que se estaban alojando en el hotel que había en frente del hospital al igual que Jason. Todos se despidieron hasta que nos quedamos las dos a solas.
–Oye, Eve. Si quisieras parecer ruda me lo decías y listo, te podría presentar al tuerto para que te enseñe a ser malota. –dijo mi hermana de broma.
–No hace falta. –le sonreí divertida. –Pero al final voy a parecer una delincuente con tanta cicatriz por el cuerpo.
–Son símbolos de guerra y victoria.
Estuve hablando con Lizbeth sobre cómo le iba por la Edad Media con sus amigos de allí, me estuvo poniendo al día hasta que se hizo tarde y ambas nos fuimos a dormir. De los nervios y preocupaciones sobre la situación en la que estaba me costó conciliar el sueño, podía escuchar los suaves ronquidos de mi hermana, quién estaba durmiendo en el sofá. Poco a poco comencé a relajarme y a poder conciliar el sueño.
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