Capítulo 17

–Matar a Adara no es la solución.

Rois no parecía dispuesto a hablar y simplemente corrió hacia nosotras para atacarnos. Rápidamente empujé a Adara lejos de mí para con mis manos y toda la fuerza que tenía, coger las manos de Rois evitando que clavase el cuchillo en mi abdomen. Ambos forcejeamos mientras escuchaba a Adara gritar asustada, Rois quiso soltarse pero conseguí darle una patada en una pierna para luego empujarle. Al caer, soltó el cuchillo el cual cayó lejos de él, por lo que corrí hacia el objeto para cogerlo.

–Maldita. –gruñó incorporándose.

Justo en ese momento, varios coches llegaron al lugar haciendo que Rois se pusiera nervioso. Antes de que pudiera reaccionar, Rois corrió hacia un callejón hasta que dejé de verlo. Adara se acercó a mí preocupada mientras por mi parte veía como Fred y Luna salían de unos de los coches.

–¿Estás bien? –nos preguntó Fred. –¿Se encuentra bien, señorita Zarco?

–Estamos bien, Fred. –respondí con la respiración agitada. –No nos hizo nada.

–¡Eve, tu brazo!

Miré mi brazo izquierdo cuando Adara me avisó, y pude ver como tenía un pequeño corte comenzando a sangrar, manchando la camisa. No había notado el corte hasta ahora, estaba más pendiente de Adara y su seguridad que no noté que me había herido.

–Será mejor que vayamos al hospital. –comentó Luna con una sonrisa.

En el camino al hospital no intercambiamos ninguna palabra para que Adara no sospechara nada. Ante sus ojos, Fred y Luna eran mis padres. El médico que me atendió me comentó que no era profundo el corte, y con cuatro puntos serían suficientes para que se curase pero que no debería hacer grandes esfuerzos durante unos días para evitar que se abriera.

–¿Cómo estás? –me preguntó Adara preocupada, nada más salí de la habitación para tratarme.

–No debo hacer esfuerzos durante algunos días para evitar que se abra. Pero estoy bien, no ha sido nada.

–Lo siento, esto ha sido mi culpa. –dijo apenada y con voz triste.

–No es tu culpa, es mi... –iba a decir que era mi trabajo pero conseguí cerrar la boca a tiempo. –Es mi responsabilidad. Yo me interpuse.

–Eres muy valiente.

Adara me dio un beso en la mejilla, al separarse me miró con una gran sonrisa y se marchó a la cafetería para dejarnos a solas a Fred, Luna y a mí, ellos me miraron con una sonrisa divertida. Salimos por la puerta trasera del hospital y entramos en el coche para hablar más tranquilamente, en lo que Adara descansaba un poco.

Estuve durante un rato contándoles todo lo que Rois nos había confesado, ellos me escuchaban atentamente sin interrumpir en ningún momento, en cuanto acabé de contar todo lo que sabía se quedaron pensando.

–Esto se está yendo de las manos. Y efectivamente, tu amigo Nathan trabaja para Rois. Axel nos lo confirmó. –me avisó Luna. –No sabemos el motivo, pero sí que está dispuesto a cualquier cosa. No me extrañaría que el de la bomba también fuera él.

–¿Qué debo hacer? Pienso que debería decirle a Adara la verdad. Cuánto más sepa, más sabrá qué hacer, ¿no?

–Por el momento deja las cosas como están, y cuídate ese brazo. En cuanto a Nathan, procura no revelar nada importante cuando estés cerca de él. Vamos a pensar una forma de detenerle también, pero primero necesitamos saber el motivo de su alianza con Rois.

–Tenemos a varios agentes buscando a Rois, incluido su padre.

–¿Su padre está al tanto de sus acciones? –pregunté curiosa ante la nueva información.

–Su padre no sabía que planeaba matar a la señorita Zarco. En cuanto lo supo, mandó a sus mejores hombres para buscarle. Así que es una ayuda extra para nosotros. –explicó Fred con una pequeña sonrisa.

–Ahora volvamos con Adara, no queremos que tu novia se preocupe.

–¡No es mi novia!

Regresamos con Adara, quién salía de la cafetería con algo en sus manos, al vernos sonrió y se acercó a mí para entregarme lo que llevaba. Envuelto en una servilleta había dos donuts de chocolate, mis favoritos la verdad.

–Los he visto y he pensado que tendrías hambre, o al menos quería darte algo para agradecerte de nuevo.

–Gracias. –dije con una tímida sonrisa, y ella sonrió con las mejillas algo rojas.

De reojo pude ver a Luna y Fred sonreír divertidos antes de avisarnos que nos llevarían de vuelta a casa de los Zarco. Nos dejaron en la puerta de la mansión, y ambas entramos comentando lo que había pasado en el día de hoy. Al entrar al salón pude ver como sólo se encontraba Dylan, Brooke y Nathan, quién parecía algo tenso viendo el móvil.

–¿Qué tal la cita? –preguntó Brooke algo seria.

–Rois nos atacó. –respondí sin pensar.

Recibí varias reacciones interesantes. Dylan nos miró preocupado y a punto de levantarse seguramente para acercarse a nosotras, Brooke cambió de estar distante a darnos una mirada preocupada pero con una pizca de miedo, y Nathan parecía igual de tenso que cuando entramos.

–¿Estáis bien? Sabía que no podíamos confiarnos con ese tipo. –dijo Dylan comenzando a enfadarse.

–Estamos bien. Evelyn se interpuso y acabó herida por salvarme. –explicó Adara a sus amigos, quiénes dirigieron su mirada a mi brazo vendado.

–Sólo es un corte superficial. Me dieron cuatro puntos y una semana sin ningún tipo de esfuerzo.

Me centré en todas las expresiones de Nathan, ahora parecía estar algo aliviado al escuchar lo que dije pero no terminaba de fiarme, no sabía hasta que punto sería capaz de traicionarnos, aunque ya lo había hecho.

Todos mis amigos se marcharon debido a que era tarde, mientras se marchaban vi como Nathan se giró para vernos, sorprendiéndose de que le estuviera mirando fijamente. Algo que le causó nervios y se marchó más rápido siguiendo a Dylan a su coche.

Quise irme a mi casa con Emile pero Adara se negó tanto que tuve que bufar cansada y aceptar quedarme más tiempo en su casa. Agradecía el gesto de la familia Zarco pero no quería aprovecharme más tiempo de su hospitalidad. Aunque también era verdad que cuanto más tiempo estuviera cerca de Adara más fácil podría protegerla.

Cuando Adara se marchó a dormir, aproveché para ir al despacho del señor Zarco y hablar con él. Debía estar enterado de las últimas novedades sobre Rois, y ahora Nathan. Llamé a la puerta escuchando un suave "adelante", al pasar cerré la puerta para más privacidad y miré al señor Zarco con varios documentos encima de su escritorio. Él paró de revisarlos para centrarse en mí, tomé asiento frente a él y le miré con una expresión que le preocupó.

–Rois nos intentó atacar a la salida del centro comercial. –vi sus intenciones de levantarse alterado pero seguí hablando. –Me interpuse y recibí un pequeño corte, nada grave. Lo que si es preocupante es de la última información que mis colegas me han dado.

–¿Cuáles serían? –preguntó temeroso por saber la respuesta.

–Nathan trabaja para Rois.

Decidí decirlo sin más, no quería andarme por las ramas y pensé que sería más fácil soltarlo como si fuera una bomba. La expresión de Henry cambió de preocupación a una de enojo, noté como su respiración se volvía más agitada y supe que se estaba conteniendo para no gritar.

–Maldito infeliz. Le di la bienvenida a mi casa porque era tu amigo y empezaba a ser amigo de Adara, no pensé que querría acercarse para algo así.

–No conozco sus motivos para hacer esto. Pero estoy dispuesta a descubrirlo. –le aseguré y eso pareció calmarlo. –Por ahora nada más que usted y mis colegas lo saben. Sería mejor que esto no saliera de aquí.

–Lo comprendo. Muchas gracias por tu trabajo, Evelyn. –me dio una sonrisa.

Salí del despacho sin decir nada y caminé en silencio hasta mi habitación, me cambié de ropa por una más cómoda para dormir y sin darme cuenta, caí en un sueño profundo.

Sentí como alguien me zarandeaba suavemente llamándome, comencé a abrir los ojos para encontrarme con Adara, quién me sonreía al verme despertarme.

–No sabía que te costara tanto despertar. –comentó de broma.

–He estado cansada. ¿Todo bien?

–Sí, sólo venía a avisarte que vamos a desayunar. Te esperamos en la cocina.

Noté como su mirada se fijo en mi ropa de dormir antes de darse la vuelta y cerrar la puerta cuando salió. Miré mi ropa, no veía nada de malo ya que era un chándal algo viejo pero era cómodo a mi parecer. Lo único que vi fue que la camisa se me había bajado un poco revelando un poco de mi escote, sentí mis mejillas arder al pensar que podría haber sido eso.

En cuanto me cambié de ropa bajé a la cocina para desayunar con la familia Zarco. Henry me miró con complicidad mientras Anne y Adara hablaban de la última revista de moda que habían publicado. Desayunamos tranquilamente mientras hablábamos de lo que podríamos hacer hoy puesto que sus padres la habían sacado del internado debido a los ataques que podría sufrir.

Decidimos ir al parque a pasar el rato y de paso veríamos a Brooke con Jason que estaban por la zona. Regresé a mi habitación para coger mi bolso y mi móvil, cuando vi un mensaje de un número desconocido, algo que me alertó.

Noté como mi corazón comenzó a latir cada vez más deprisa por saber qué decía el mensaje, una parte de mí quería ignorarlo pensando que tal vez se habían equivocado, pero por otro lado tenía un mal augurio. Por lo que decidí abrirlo, y el mensaje me dejó peor de lo que estaba.

"Desconocido: No sigas protegiendo a Adara Zarco, Evelyn. O terminarás peor que ella."

"Desconocido: Te crees guardaespaldas pero no lo eres, sólo eres una simple secretaria. Aprende cuál es tu lugar, Evelyn. Esto te queda grande."

Bloqueé el móvil y lo guardé en mi bolso no queriendo saber nada más del número. Cuando bajé a la planta de abajo, Adara me recibió con una gran sonrisa al igual que sus padres. Henry me susurró antes de irme que tuviera cuidado y le asentí, no permitiría que nada malo le pasara a Adara.

Aunque de nuevo, tuve aquel mal presentimiento.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top