Capítulo 13
Caminé con pasos rápidos y seguros a través de los pasillos de la Organización. Desde que Luna me avisó que Axel estaba en la sala de interrogatorios supe que debía asistir para investigar los ataques. Cuando llegué a la sala observé que tanto Fred como Jorge estaban fuera mirando a través del cristal tintado, nosotros podíamos ver desde fuera pero desde dentro tan solo se veía un cristal oscuro.
–¿Ha dicho algo? –pregunté interesada intercalando miradas entre Axel y mis dos superiores.
–Todavía nada, se resiste. –respondió Fred observando como Luna empleaba sus técnicas para interrogarle. –Pero no está nada mal como lo hace Luna.
–No sabía que erais... –Jorge quiso terminar pero la mirada sería de Fred le interrumpió.
–No somos nada.
Ignorando su conversación observé como Axel parecía estar asustado de estar allí. Tenía las manos encima de la mesa esposadas, también encima de la mesa pude apreciar una grabadora, un boli y un cuaderno con algunas fotografías de la bomba. Luna frunció el ceño y se frotó los ojos, señal de que estaba cansada de la situación, recogió las cosas y salió de la habitación, dejando a Axel bastante nervioso.
–Eve, no sabía que llegarías tan pronto. –dijo Luna acercándose para darme un abrazo, el cuál respondí con una sonrisa.
–¿Ha dicho algo? –pregunté curiosa después de separarme de ella, pero Luna negó.
–Se niega a decirlo. He probado de todo, pero parece que tiene miedo de hablar.
–Quiero intentarlo. –les dije y vi que se sorprendieron de lo que dije. –Sólo una oportunidad.
–Eve, no creo que...
–Hazlo. –respondió Fred interrumpiendo a Luna, quién lo miró sorprendida. –Vamos a darle una oportunidad.
Sonreí ante la oportunidad, cuando entré a la habitación vi como Axel pasaba de nervioso a sorprendido al verme. Sabía que no podía revelar que trabajaba para ellos, así que tendría que tener un plan b para este caso, y decidí probar mi actuación en estos casos. Cuando Axel terminó de mirarme sorprendido pasó a estar confuso y algo a la defensiva.
–¿Qué haces aquí? –preguntó.
–Eso quisiera saber. Me han traído aquí y me dijeron que esperara en esta sala, no sabía que estabas aquí. –mentí como si fuera una profesional. –¿Qué te ha pasado?
–No pienso decírtelo, Jones.
–Entonces no te puedo ayudar. Lo lamento. –dije sonando triste y Axel me miró confundido. –¿No lo sabes?
–¿El qué? –preguntó algo dudoso mientras me miraba con algo de temor.
–Al parecer viniendo hacia aquí escuché a unos hombres decir que lamentaban no poder ayudarte, y que como no colaborabas tendrían que matarte.
–¿¡Qué!? –exclamó Axel asustado, se levantó de la silla e intentó tirar de las esposas para irse, pero fue inútil. –¡Deja que me vaya!
–Me gustaría. Creo que solo puedes escapar de esto si me dices que te pasa, solo así te puedo ayudar, Axel. –le dije con voz suave, y con una sonrisa.
Observé como Axel estaba en su mundo intentando escaparse de las esposas, tirando fuerte de ellas, pero era inútil. Cuando se cansó se sentó de nuevo en la silla y comenzó a sollozar, algo que me sorprendió, me sentía mal por engañarle así pero esperaba que fuera la manera en la que me contara porqué hizo aquello.
–Fue Rois... –susurró a los segundos, y presté atención a lo que decía. –Al parecer tiene algo en contra de los Zarco, me dijo que me librara de Adara en aquella excursión pero no pudo ser. Luego...cuando me reuní con él, había un hombre encapuchado, dijeron algo de hacer las cosas directamente y fue cuando el señor Zarco fue apuñado en vez de Adara.
–¿No va a por Henry? –Axel negó con la cabeza, mientras lágrimas caían por su rostro.
–Va a por Adara. No sé porqué pero la quiere muerta. –dijo Axel mirando a Evelyn. –También me hizo construir una bomba, no sé para qué....
–Una bomba... –recordé la bomba que llegó a la edad media, al lado del castillo de mi hermano. –¿No sabes sus planes?
–Rois decía que el pasado le pertenecía, y para conseguirlo debía acabar con los Zarco. –respondió. –También dijo algo de explotar el hospital donde está el señor Zarco.
Mi sangre se congeló al escuchar esto. Me levanté de la silla y salí corriendo de la habitación, escuché como Luna me llamaba pero lo ignoré. Me monté en mi moto y conduje hasta el hospital lo más rápido que podía, no estaba segura de cuando iba a hacerlo Rois pero sabía que podía ser en cualquier momento. Una vez llegué al hospital entré a paso rápido observando como todo transcurría con normalidad, como si nada malo fuera a pasar.
–Necesito que evacúen el hospital. –dije con urgencia a la chica que había en recepción, quién me miró confundida y extrañada.
–Señorita, no podemos hacer eso.
–Es una emergencia, el lugar va a explotar.
–Señorita....
Ahí es cuando todo empezó.
Una gran explosión sacudió todo el lugar haciendo que todos nos cayéramos al suelo y las paredes se rescrebajaran. El pánico sucumbió a todas las personas, comencé a indicar a las personas lo que debían hacer y comenzaron a evacuar a las personas que estaban ingresadas.
Por mi parte subí corriendo las escaleras hasta llegar a la habitación del señor Zarco, cuando entré la habitación estaba sin la pared exterior y con las paredes con grietas, las cuáles parecían que se iban a caer en cualquier momento.
–¡Señor Zarco! –grité mientras corría hacia él.
–¿E...Eve..? –susurró adormilado.
–Le sacaré de aquí, usted espere.
Era un alivio ver al señor Zarco algo más animado, con cuidado le quité la vías intravenosas y antes de que pudiera cargarlos en mi espalda otra explosión resonó cerca de dónde estábamos haciendo que tanto el señor Zarco como yo cayéramos al suelo, y parte del techo de desprendieran cayendo algunos objetos de la habitación de arriba.
Levanté la vista para ver al señor Zarco gimiendo adolorido en el suelo cuando algo cayó en mi cara haciendo que me sujetara la cara con mi mano por el dolor que sentí, tras unos minutos alejé mi mano para ver como tenía sangre en ella. En ese momento sentí como caía un fino hilo de sangre en mi cara pasando por mi boca dejando un sabor metálico y goteando al suelo.
–Señor Zarco. –dije acercándome a él e ignorando el dolor que sentía en la cara.
A lo lejos podía escuchar las sirenas de policías y bomberos llegar a la zona. Con esfuerzo conseguí cargar al señor Zarco en mi espalda, parecía estar algo consciente pero no tenía la fuerza necesaria para hablar.
Observé por el gran agujero que había donde antes estaba la ventana como había bomberos y policía evacuando la zona, y los bomberos apagando el incendio que se estaba propagando por todo el lugar.
Salí despacio y alerta de la habitación, el suelo y las paredes tenían grietas, no quería sufrir más daños con el señor Zarco a mi espalda. Despacio pero con buena letra, conseguí bajar al primer piso y lo que vi me dejó helada.
Habían cuerpo inertes de enfermeras como de algunos pacientes por los pasillos, imaginé que intentando salir del hospital. Apreté los labios y continué bajando por las escaleras, pero esa sería una imagen que costaría olvidar de mis recuerdos.
Cuando llegué a la puerta principal observé como todo estaba medio derruido, dónde antes estaba la secretaria ahora estaba lleno de escombros. Miré a mi derecha y pude ver una luz roja seguido de un gran calor, supongo que ahí es donde estaba el incendio.
Gruñí mientras ajustaba mejor al señor Zarco en mi espalda y continúe caminando hacia el exterior aunque el cuerpo me doliera como si me hubieran pegado una paliza entre diez hombres. Tuve que cerrar mi ojo izquierdo debido a la sangre que me salía de la herida que me había hecho.
–Aguante. –gruñí mientras salía del hospital.
Los policías y bomberos libres se acercaron corriendo a mí para ayudarme, cuando se llevaron al señor Zarco me desplomé en el suelo cansada. No me había dado cuenta pero tenía algunos cortes en los brazos y en las piernas, seguramente debido a los escombros que cayeron estando en su habitación.
Unos paramédicos me ayudaron a tumbarme en una camilla para alejarme del lugar, sentí como comenzaron a revisar mi cuerpo para tratar las heridas. Sentí una luz en mis ojos para ver que estaba consciente, pero estaba cansada por la situación, por lo que no dudé en cerrar los ojos.
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