Hablando a la luna de ti.

Recuerdo con nostalgia aquella vez que te vi por última vez, encantada de saber que estabas bien e ilusionada de que al día siguiente finalmente podría verte. Aquella ilusión cesó cuando se hizo la hora de cerrar en el bar y por aquellas puertas de madera jamás apareciste.

No se que me hiciste, no se que paso y como de un día al otro mis ojos no tuvieron el gusto de volverte a ver y mis dedos de escribir tus pedidos.

Las medialunas se sienten solas y el café ya no sabe igual, se siente amargo e insulso.

¿Con quien tengo que dirigirme para que vuelvas? Solamente pido volver a sentir el placer de poder escucharte.

Me hubiese gustado, el día que presencié tu presencia, aquel día en el que me dijiste tu nombre, haberlo disfrutado aunque sea un poco más.

Eva.