•53: Clasica rutina

Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar
Esto no va a funcionar

Parecerá totalmente exagerado, algo que por supuesto no sucede, pero por el contrario, está sucediendo. No sabe cuanto tiempo ha transcurrido, no tiene la menor idea de si quiera Sonic seguirá allí fuera...lo único que sabe y le duele es aquella frase tan real y catastrófica que se revuelca en su cabeza como un animal agonizante esperando el turno de noche.

Sale del cubículo individual, para su suerte no hay nadie allí. Se remoja el rostro más de 2 ocasiones, pareciendo que en realidad acaba de tomar una ducha exprés. Con la misma violencia se frota sus púas y la frente, tallando sus dedos entre sí como si sudase. Se está conteniendo, siempre lo ha hecho, reprimir toda la emoción que pareciese exagerada, que en realidad es natural pero que le tiene tanto asco...el reflejo desesperado de su rostro negro y las vetas rojas... allí, en los lavabos, aquel semblante tan molesto que de verse le causan náuseas y un complejo odio para sí mismo y el cómo es que actúa para alguien como lo es Sonic...

Siente el ardor de las heridas todo el tiempo, la cuerda apretar su cuello cada vez más...se siente como el perro rabioso que tiene que ponerse a dormir para el bien de los demás.

Entre suspiros y respiraciones profundas, resulta que se arma de un valor innecesario para salir. Y en cuanto lo consigue, lo primero que percibe es la cantidad de gente que hay ahora, y a su vez, la calida tarde que se muestra frente a las nubes tan densas y frías que habitaron el cielo y sí, junto a la ventana, a la mesa escogida de horas atrás, el cuerpo azul del erizo está una vez mas recostado sobre la cubierta metálica de ese restaurante.

Está dispuesto a abandonarle allí con la consecuencia de reforzar aún más su comportamiento de mierda. Saber que lo ha dejado varado sin tan siquiera dar aviso...está mal visto, pero es que, ¿Por qué tendría que seguir acompañándolo? ¿Por qué habría de seguir haciendo ese esfuerzo prominente y accidentado por convivir en un estado dividido? ¿Por qué ha de aguantar la forma tan imprudente que tiene su semejante soltando temas ciertamente ácidos para sus recuerdos? ¿Por qué habría de soportar el dolor agudo que no puede salir de su garganta sin problema de lastimar a otros?...acaso la respuesta debe ser el porque...¿él ha entregado y hecho mucho por él? ¿Por el sentimiento teñido en rojo?

Pero...¿Por qué aun no ha comprendido y aprendido a experimentar el pecado de vivir?

"Está...¿dormido?" Se cuestiona, notando que sin importar su presencia cerca, estar prácticamente a su costado no ocurre una reacción. Nota en la mesa como ha empaquetado ambas comidas por separado, como si ya estuviera pensando en irse con su comida para llevar, la de ambos, a decir verdad. Esta vez no lo piensa tanto para quedarse a su espalda y tocar con suavidad ambos hombros mientras expresa:

—Sonic, vámonos de aquí, se nos hace tarde —Apenas se puede aislar esa aparente orden del bullicio típico de clientela. Al no ver una respuesta pronta, agita con mayor ímpetu su cuerpo y es cuando los quejidos y suspiros livianos se escapan de los labios del cobalto—. Despierta, vamos. Despejate y marchémonos.

—Ummm~ ¿Shadow? —Regresa su postura a una erguida, volteando con destemple—. Ahh...qué...¿cuánto tiempo llevamos aquí? —Su bostezo es agotado, está somnoliento ahora.

Estira su cuello hacia atrás, y con los ojos cerrados, arquea en una especie de estiramiento felino su espalda, hasta parece a quedado a gusto. Atiranta su brazo izquierdo echandolo hacia tras y con su otra mano talla violento sus ojos y nariz, recuperando al 100% su estado despejado.

—Me llevo esto, te veo fuera. —Silencio, esa frase ha sido tan corta que se llena de agallas para la previa situación que experimentó. Shadow marcha con las bolsas en sus manos, y Sonic solo ve cómo ese andar lento cruza la puerta con ayuda de un empuje de sus hombros.

Quizá solo debe hacer eso, recorrer la página, apoyar el silencio y no perjudicar con sus palabras. El chico cobalto siente temer por lo que sigue, porque todos sus tiempos son accidentes, son inesperados.

Relaja sus hombros y al fin se pone de pie. Estira sus dos piernas desentumiendo la cola y sale en busca de Shadow.


No expresó nada durante el camino, y en efecto, le gustó mas así. Sonic siente el calor todavía pese a los nubarrones que tapan la próxima puesta de sol, pero es una tarde serena y controlada por el viento, por el próximo invierno venidero.

Ante tal silencio y agobio de siempre, el que se siente familiar por todo lo que ha estado transcurriendo en el último mes, al llegar a la habitación de Shadow, en el pasillo de su edificio, habla al fin:

—Es mejor que te deje y me vaya a mi departamento, quizá por estas nuevas vacaciones...mis padres tenga la intención de pasar la navidad con mis abuelos y deba de ir a preparar mis cosas.

—Como gustes, pero no te he corrido ni pedido que te vayas en algún momento. —Pese a su contestación con tintes reclamados, la empatía del cobalto ya había sido agotada, y por lo tanto, su respuesta no podía esperarse distinta:

—No necesito que me lo digas ahora cuando tu comportamiento en el restaurante ha sido suficiente. —¿Derecho a una réplica? Era osado, sumamente arriesgado ponerse en su contra cuando él estaba consciente de todo ello.

Pero Shadow tenía la razón en algo y es que, todos hablan, nadie sabe.

Toma una exhalación abriendo la puerta, parece que la chapa necesita un cambio o a la próxima sus llaves no serán suficientes. Abre con fuerza empujando la puerta y quedándose en el paso del portal, vuelve a decir:

—Tienes razón, entonces vete. No tendrías por qué tener ganas de seguir acompañandome.

—Es que ese es mi problema, Shadow, que sí, si tengo muchas ganas de quedarme contigo —Le dirige una mirada lastimera, una que proviene de la misma sensación vasalla de ser único en el sentir—...pero a este paso no espero que me lo pidas, que me pidas que te acompañe o apoye porque sé que no te nace en lo más mínimo y puedo entender el por qué...

Escucha lo que dice su semejante y opta por entrar con fastidio a su departamento. El vetas rojas actúa como si fuese un día mas en su clásica rutina: mirar su estante, coger algún libro, tomar otra libreta y una pluma para hacer algunas anotaciones; de pronto se le va el tiempo y cambia al sillón dejando la fría y dura silla para mirar algo de televisión y luego, aburrido, ponerse a realizar tarea o navegar por donde sea en el tan amplio y vasto mundo del internet. Ignorando por todos esos minutos en los que mueve cosas y acomoda el librero, el joven de pelaje azul no se queda fuera en el pasillo por supuesto: se siente confiado e ingresa a con su compañero, notando como hace todo eso sin importarle su presencia. Luego nota las múltiples encuadernaciones que sigue reordenando en el buró y parte de su cama, todas parecen viejas, otras no tanto pero el desgaste y ausencia de tinta en portadas, forros de papel y hasta ese modo anticuado de hule cristal rasgado, le causan un interés claro de crío.

Se sube a la cama, meneando el colchón con imprudencia; el azabache se mantiene frio, y Sonic encuentra algo en lo qué ocuparse: una pasta de una libreta tamaño carta tiene metida dentro del mismo plástico opaco lo que parece ser un texto arrancado de algún otro lado, escrito en una letra itálica con altas y bajas que recita una frase que Sonic conoce a la perfección. Nunca ha ocultado su curiosidad, hoy más que nunca, menos.

—"Se verle la cara a los problemas y no peco de saber cómo es que debo sobrellevarlo todo"...¿qué verdadero significado tiene esa frase entonces, Shadow? —La pregunta es intuitiva porque el ojiverde ya fue víctima de aquella oración, y notandola tan presente en el erizo oscuro por su libreta no entiende como es que pueda ejecutarla para él mismo ahora.
 
—Ya no lo sé...yo...ya he pecado de saberlo todo y no hacer nada...sentirlo todo pero no expresar nada...Ya no sé verle la cara a mis problemas, ya no lo sé...—Aquellas palabras que parece mas hacia él mismo comienzan a producirle llanto y rabia conforme las repite, sin embargo a Sonic no le conmociona su reacción o mínimamente le preocupa.

—Está bien. Cuando caemos en deriva no pasa nada, y lo más importante al final es...eso, saber que hemos caído o estamos que la deriva, para confirmar que debemos de continuar o ir hacia arriba. —Él lo necesita. No lo sabe pedir, pero Shadow agradece internamente no estar solo en esa tarde.

El silencio vuelve a jugar el papel claro para despejarse. Sonic prefiere dejar de sentir la incomodidad densa de ese último cruce de palabras y saca de su mochila la tremenda maleta de medicamentos que le ha otorgado la madre. No quiso ser ruidoso, pero intenta darles un mejor acomodo para que el bulto sea menos llamativo. Los plásticos y tapas chocar entre sí hacen girar al erizo vetas rojas. No es ignorante, tampoco es tan complicado para él deducirlo todo con tales etiquetas reconocibles para su memoria.

—¿De donde has sacado eso? —pregunta en sobre aviso, notandose ampliamente interesado en lo que está haciendo.

—Eh...tu madre me las dio. Son por si las necesitas...—Temor es lo que tienen sus palabras, pues se anda ya con pinzas en sus últimas contestaciones, y más si son referentes a ese tema.

¿Y-y por qué te las dio a ti?

—Porque yo...le dije que te apoyaría, que lo haría así que, eso. —Se anda totalmente con pinzas. Sonic termina por ser conciso sin entrar en detalles, y tal parece que Shadow ahora si los necesita.

—...¿Y por qué tú, Sonic? —Desde el otro lado de la cama, el de pelaje azul solo oye y ve la espalda de su compañero y sus grandes vetas—...¿Por qué te has decidido a cargar con semejante problema?

—Si quieres denominarte como un problema está bien, no me agrada pero...sé lo que se siente cuando no estás conforme contigo mismo —Juguetea con el cierre, dejando de ver su cuerpo engordado y decaído en la orilla contraria—. Y...yo solo quiero apoyarte, ya te lo dije. No quiero volver a entrar en esto solo para discutir y salir más mal, Shadow...

—...¿Puedes darme la caja naranja? —Con la voz gangosa, gira ligeramente su torso para estirar la mano hacia atrás, sin mirarle—. Por favor, o solo dame una cápsula.

—Está bien, déjame la...ah...—Empezando a hurgar más animado, parece encontrar una caja rectangular con un degradado de naranja hacia amarillo, el chico cuestiona dándole el nombre—. ¿Es la que dice serta...sertralina?

—Si, esa —Se quita la pena y gira por completo su torso, asegurándose de que el cobalto le da la pastilla correcta. Cuando la tiene en su mano, la examina un poco, pero logra llevarla a su boca con una rapidez y fluidez sorprendente, sin ayuda de ningún liquido—. Gracias. Ya puedes guardarlas.

—¿No preferirías que te las deje? Y me refiero a todas...no quisiera que necesitaras alguna si yo no estoy.

—No, me conozco bien y se que me querré tomar todas en cuanto se me preste la oportunidad —Agita su cabeza con un vaivén clásico de estrés, buscando el punto exacto de su cuello para que truene—. Está bien que las conserves. —El peliazul nota como se talla los carmesí sin mirarle, ha hablado manteniendo la vista baja.

Shadow limpia otra vez su cara en un intento por removerse las últimas lágrimas y se recuesta sobre la cama boca abajo, en el extremo que Sonic no ocupa. No hace ninguna otra petición o advertencia, no pide o cuestiona algo mas...unicamente prefiere quedarse con su desorden en el cuarto, cuestionadose y advirtiendo así mismo dentro de sí.

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