•48: Saber escuchar
—Silver ya no llores...vámonos; prefiero que estemos en otro lado para que te desahogues bien...
—¿Puedes creerlo, Tails? Querer sexo d-de un virgen c-como yo, ¡¿Por qué carajos no aproveché la oportunidad?! —Tiene emociones encontradas. De lo mal que se siente físicamente puede asegurar que el corazón le late a 100 por segundo. Repliega sus rodillas hasta tocar su pelaje del pecho y se sumerge con sus púas y orejas cabizbajas—. No pude decirle que si, y no me atreví a nada ¡hip! y ella s-se metió con Scourge, ¡Con el puedo con todas de ese ca-brón!
—Amigo, Al menos lo hablaron ya, es mejor a que siguieras ignorándola y todo ello...—acuclillado a su costado, el peliamarillo intenta no estorbar tanto en el pasillo superior que da al baño. Hay una cantidad de chicas y chicos ir y venir del retrete por vomitar.
—Puto Cielo, e-en lugar de que s-se quedara conmigo prefirió ir-irse a no se donde ¡hip! ¡Pero me va a-a pedir algo el estúpido! Y ni siquiera pudo confir-marme que...—Una ligera arcada y tos le impiden seguir, no está tan ebrio como para vomitarse encima pero sí se percibe su rostro perdido—. ¡aaaah, quiero otra cervezaaaa~...!
—¡No, no! ya no vas a beber —Tails insiste por un brazo, el chico blanco parece fideo recién hervido, no tiene la consistencia de estar erguido o animado a ponerse de pie—. Vamos, levántate, tenemos que irnos...llamaré a Sonic porque no lo veo, o quizás nos encontremos a Shadow y nos sepa decir dónde está.
—¡Shadow!, o-otro imbecil ¡Hip! Otro imbecil que le gusta a-andar haciéndose e-el importante y el dramático...—Despues de tantos jalones, termina por acceder a ponerse de pie y logra andar con total pereza por todos los huecos, bajando con el miedo inerte en los ojos de Tails de que su amigo peliblanco se rodase en los últimos escalones—. Mostrándose tan pulcro y-y erudito por la forma tan estupida con l-la que habla...¡Todo pendejete que se oye!
Cuando pisan al fin la planta baja, su andar sigue siendo torpe y eventualmente el peliblanco le aprieta desesperadamente del antebrazo con el terror de sentirse ir hacia delante por no controlar su tambaleo. Todo era un espectáculo acrobático... hasta que un cuerpo verde se atraviesa en su camino al jardín delantero.
—Oigan, ¿Saben dónde está mi hermano? —El cuestionamiento del mayor es poco audible más no ininteligible; entre todo ese ruido de charlas, gritos y música en plena sala, no hay forma de evadir su pregunta estando a su frente. Ellos niegan con la cara más ingenua que tienen—. Maldita sea, se me perdió de vista.
—¿Cómo que se te perdió de vista? ¿Quieres decir que no está aquí, en la fiesta? —Miles empieza a desesperar. La gesticulación de Scourge es terrorífica, porque a ese chico jamás se le pintó el escenario de verse como un adulto responsable acargo de su hermano menor.
—¡Te lo dije! Es u-n desconsiderado. Se fue a-a coger con Shadow ¡hip! Y uno aquí...con el corazón roto...—Su última palabra termina en agudo, se deja ir cabizbajo y solo el zorro niega empezando a sentirse harto. Todavía no lo suelta de su agarre aunque ganas no le están faltando por estar tan inquieto—. ¡Vámonos de putas a otro lado...!
—¡Callate! Llamaré a un taxi y nos iremos, son casi las once...—Intenta mirar su reloj sin querer soltar a su amigo—. ¿Quieres que le llamemos a Sonic a ver si responde? —Dirige al peliverde con intensión buena.
—Ya lo intenté pero no hay cobertura, e igual lo hice desde el jardin trasero —No hay solución que a alguno le consuele, porque dentro suyo no saben qué pueden hacer en un caso así—. Mira, zorro, sí tú amiguito blanco tiene razón y se fueron a saciar necesidades no me importa, no pienso importunar; pero, ¿Y si no?
—¿Por qué crees que no fue así? Osea...¿Qué otra cosa pudo pasarle?
—Un ataque de pánico, una pelea con el rarito de Shadow... —Se rasca la nuca no completando del todo sus opciones. Los tres se quedan en silencio hasta que llega Rose junto a Scourge y exclama.
—Ya di otra vuelta y no los veo, ¿No crees que alomejor se adelantaron ya?
—Espero que haya sido eso y no otra cosa. —No está conforme, almenos el mayor no parece sentir coherencia en el ambiente.
El par de amigos suyos tampoco lo sobre piensa demasiado, y no si uno está prácticamente noqueado y el otro tiene la responsabilidad afectiva de llevárselo, para el caso, lo mejor que pueden hacer es actuar a su entender y necesidades.
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El aire que ha entrado con fuerza por su nariz y boca le producen mareo y náuseas abundantes. Shadow se detiene tras recorrer una cantidad exorbitante de calles a la acera de un terreno que parece abandonado, junto con varios coches estacionados a la orilla de la avenida. Unos recipientes de basura le hacen sombra para arrinconarse y decidir vomitar, ya era necesario, pues el alcohol y su manera frenética de respirar le hicieron el juego perfecto para que saliera todo.
Sonic no está del todo igual, no lo perdió de vista pero sí notó cómo le sacó ventaja. Al doblar la esquina una vez más puede hacer una deducción rápida de que se ha detenido en algún sitio. Camina con ligera rapidez, llevandose una mano a su pecho sintiendole subir y bajar con aceleración toda su cavidad pulmonar, no creyó tener la condición o la lucidez por el alcohol de lograrlo, pero ahora se percibe orgulloso de ello, hasta cree que se le bajó su pequeña borrachera.
Llega a la mitad de la avenida. La iluminación es poca comparada con otras calles que tienen cada 4 metros un faro que alumbra lo suficiente ambas aceras. Aquí no parece un lugar seguro pero es lo que menos le preocupa a Sonic, porque se lleva el susto de oír cada vez más cerca arcadas y expresiones dolorosas de alguien.
Mira los contenedores a su izquierda, no lo medita ni un poco al percibir que aquellas quejas y expresiones conocidas vienen de allí por lo que, apretando más su andar, consigue pasar y dar con el chico que hace minutos vio desahogarse con su madre de una forma poco inusual.
—Shadow...—Murmulla pegando una inhalación y exhalación abismal. Le da tiempo a que se recupere después de sacar todo ese líquido revuelto de su estómago, queriendo tomarlo por un hombro, sin mirar directamente lo que sigue haciendo—. Oye...tranquilo, yo...
—N-no...así...—Pide distancia al notar que Sonic quiere apoyar. Se endereza un poco sujetando el borde del cesto y con la voz cortada, continua—. No tenías por-porque seguirme...
—Claro que lo iba a hacer, no te iba a dejar solo —Su respuesta suena clara y segura, aunque su tono y sus ojos se vean asustados por todo el espectáculo que presenció—. No voy a
...dejarte, sabes que quiero ayudarte.
—No puedes ayudarme...—Erguido, anda un poco por la acera hasta topar con el poste de la lámpara de luz pública. Recarga su antebrazo y con trémula en sus dedos, intenta detenerse sin desboronarse, más existe una debilidad evidente en sus piernas—...nadie puede ayudarme. Y-yo debería...solo y-yo puedo y...yo tendría que hacerlo pero no...
—Si tan solo me dejaras hacerlo, quiero hacerlo ¡Lo he intentado siempre desde que te conocí! —protesta inevitablemente comenzando a sentir como se cierra su garganta—. Pero no entiendo por lo que pasas, no sé cómo interpretarlo...
—Solo vez mis padecimientos externos, mis arrebatos, mis quejas...¡tú no puedes ver lo que está taladrándome la cabeza...! —Abrazándose del frío metal de aquel alumbrado, poco a poco su voz vuelve a quebrarse y no logra soportarlo mas: empieza a deslizarse hacia el suelo en un simbolismo acabado—. No puedo más con esto...
—Vamos, ¡Vamps! di-dime cómo puedo a-ayudarte...—Su actitud se vuelve desesperada; el chico azul se baja a su nivel y toma una de sus manos con fuerza al ver que no deja de temblar y sollozar—. ¡No sé! No se qué mas decirte, Shadow...—El quiebre de su voz se vuelve evidente al punto de terminar en un chillido frustrado de no saber como actuar, qué más hacer...
La ansiedad comienza a tocarle pero antes de entrar en pánico, en un momento rápido, el vetas rojas deja de sujetar el poste para irse con ambos brazos sobre el pecho del cobalto.
Dejando su boca y rostro engullidos en el pecho claro del erizo, se aprisiona y sumerge en una actitud aparente de sentirse cubierto, cálido.
Siendo acogido en una noche tan fría...
—N-no me digas n-nada...so-solo escúchame...—Apenas y se percibe su voz, pero Sonic logra entenderle—. Solo escúchame y apóyame c-con tu sile-silencio... por favor y...y-y no dejes q-ue me vuelva loco.
El llanto de Shadow es bronco, da la impresión de estar arrepentido de algún suceso y se ahoga en una desesperación incontrolable. Sonic acata lo que ha oído con el alma destrozada pues, ¿quién no quisiera alguna vez ser entendido en un ratito tan introspectivo de dolor propio? Él no quiere más que liberarse, abrirse a la marea de sentimientos que tanto ha contenido para que fluyan y arrasen con todo a su paso, sin que nadie le haga saber que exagera, que está mal, que no debería, que todo se resuelve de manera fácil...
La soledad de la calle no aterra a ninguno de los dos, no hasta que Sonic, todavía abrazando al azabache, observa como puede su reloj en la muñeca: están por ser la 1:00am, no pueden continuar así en unas calles que poco conocen.
—Shadow, vamos para allá, ¿Sí? —murmulla con la vista puesta en su nuca. El chico oscuro a pesar de no olisquear fuertemente, se nota su llanto más contenido—. Vamos, levantémonos de aquí y...—gira un poco su cabeza hacia la avenida continua, viendo algunos carros y letreros luminosos que se notan aún a la lejanía—. Hay que intentar tomar un taxi o...
—N-no quiero ir a mi departamento...n-no estoy listo para v-volver allí y...y quedarme solo. —El cobalto pasea su mano aplacando las puas de su cabeza, hasta que él respira un tanto más tranquilo nuevamente.
Remueve una de sus piernas, queriendo estirarla porque empieza a entumecerse—. No iremos allí si no quieres, y bueno a mi departamento quizás nos hagan muchas preguntar...—Lo vuelve a pensar sin dejar de mirar hacia varios lados, viviendo y respirando el pánico callejero—. Vayamos a la avenida a buscar un sitio para pasar la noche, traigo dinero para hacerlo, ¿Te gusta la idea? No podemos quedarnos aquí fuera.
Ahora ambos parecen sincronizarse para ponerse de pie. Shadow se aparta ligeramente de Sonic pero este no le suelta, aún lo mantiene pegado a su cuerpo, no importa que el hedor a resaca comience a invadirle sus fosas nasales. Entrelasando sus dedos, ambos erizos se ponen erguidos lo más que pueden para andar por la acera hacia otro sitio.
Es una madrugada tan fría y silenciosa, que no se nota el caos y la violencia que ha resguardo durante la noche tras saberse escuchar los fantasmas.
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