•41: Releer el pasado
La plenitud que invade su corazón es la de cualquier joven que a su edad, las ocupaciones consideradas de adultos le pisan los talones, solo porque su concentración máxima es, hasta el momento, sobrevivir a las boletas finales.
El chico azulado se toma un enorme respiro, el alivio que tiene ahora es increíble, más porque ha conseguido culminar sus clases de forma satisfactoria y ahora, solo se haya con la voluntad de verse a un lado de Shadow, quien sabe tiene la última oportunidad ese viernes en los edificios de su carrera.
No ha quedado de verse con él, quiere darle la sorpresa con el apollo de que está allí para saber qué sus trabajos fueron suficientes para pasar todas las materias, que claro, quizá una calificación de excelencia no tendrá, como mucho conseguirá el 7, quizá rasguñe el 8 en una materia, eso si su trabajo fue lo suficientemente bueno y de altas expectativas.
Como fuese, Shadow con tremenda excelencia y experiencia sobre sus hombros podría conseguirlo.
No cabe duda de que se siente un ambiente desolado en el campus. Esa última semana de recuperación en realidad huele a falta de esperanza y resignación juvenil, pero igual no puede decirse que es incómodo, no sabiendo que pronto verá a la persona que le trae el corazón con latidos de alegría.
El día pasado que le vio en su departamento, que fueron por un par de garnachas a una cocina y que comieron de vuelta en su departamento fue ligeramente incómodo. Incomodo hasta para el azulado que parece cascabel por la destellante alegría que despide, pero es que le es complicado verse así junto a Shadow, porque la presión tonta y absurda de no saber como ser cuando está con el le producen ansiedad. La charla que tuvieron en la habitación de hospital también le causa incertidumbre de que si se porta muy cariñoso o directo con el vetas rojas se malinterprete, más porque supone, Shadow lo que quiere ahorita es espacio...
¿Por qué hay tal complejidad de suposiciones y pensamientos dentro de sí? Seria tan fácil si tan solo Shadow se lo aclarase o él tuviera la facilidad y convicción de preguntárselo...son tan revueltas esas sensaciones que uno vincula sin miramientos al amor.
Queriendo despejarse, en una de las bancas del edificio se pone a leer la lectura de su día con tal de que el tiempo de espera por ver a ojirojo sea menos abrumador, no quiere tampoco que su compañía sean unicamente esos pensamientos así que, se pone unos auriculares dejando que el tiempo vaya en marcha sin perder de vista el tercer piso y la puerta de ese salón.
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Y sí, había terminado por conocer el amor antes de verano, mas nunca lo notó. Beciel fue lo que un chico desprotegido hubiera deseado en una casa hogar rodeado de extraños...Fue el joven incauto de mentiras y mala suerte que murió en las circunstancias más deplorables como cualquier querubín al serle despojadas sus alas.
Él mismo se había despojado de sus alas.
¿Y qué sería de Matti? Seguramente nada transcendental, lo único de lo que habría de arrepentirse el chico es de no haberle gritado los sentimientos que se atoraron en su pecho en el intento por no ser tan descortés, aunque no había algo más descortés que el no rematar a tu victima para dejarla sufrir en el frío lamento cruel de su arrepentimiento.
Porque Matti no se rindió hasta ver el engaño en el cual había estado envuelto y se justificó en ya no sentir más ese sentimiento tintado en carmín...
Porque Beciel fue un cobarde que, una vez más, no supo cómo afrontar sus días siguientes sin hablarse de ellos y una ruptura amorosa...
Porque ambos se merecían enteros y solo buscaron sus migajas.
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Él no había tenido tiempo de leer el final de Hablame de nosotros. Sin contenerse, deja escapar un par de lágrimas que le hacen querer vomitar porque ahora toma las frases de su escritor favorito más realistas que ficticias, porque todos sabemos que
La realidad supera a la ficción
Su tiempo se pasa tan rápido que ve al profesor pasa delante de él. Alcanza a cruzar mirada con el mamífero y se despide de lejos porque, quizá, no lo vea ni en el siguiente semestre. Decide guardar su libro y tallarse los ojos, observando hacia arriba alcanza ver las escaleras, pero no ve al chico negro...
Se acerca para subir un piso, va uno a uno cada escalón, pero no termina de arribar al descanso, pues oye una aparente discusión que le lleva a detenerse y querer prestar atención.
—¡Te dije el día de ayer que me dejes en paz!
—Solo quiero que me digas que ya estás mejor, ¡Entiende que lo que me dijeron me preocupó!
—¿¡Te preocupó!? Cierra la puta boca, me caga que mi madre tenga la misma maldita lástima que tú al querer "arreglar" este asunto, ¡Ni tu ni ella pueden arreglar nada a estas alturas!
—¡No es que querramos arreglar nada! Solo queremos estar al pendiente de ti, pero no la tomes contra ella, siempre nos llevamos bien y si ella me lo contó es porque sabe que puedo apoyarte y...
—¡Cierra ya tu maldita boca! eres un hipócrita y un lame huevos, tú no eres alguien que pueda ayudarme, ¡¿Que acaso no tienes cerebro o por qué no lo entiendes?!
Sonic se siente incómodo pero también molesto. La última vez que sintió la cólera del azabache fue con su platica de rechazo y bateo, ahora, puede sentir que su timbre está multiplicado por diez y hasta a la potencia.
No puede dar vuelta atrás y fingir que no ha oído nada, tiene que ir y sentir que puede apoyarlo. Lo primero que puede generar su imaginación es una frase corta para interrumpir:
—¿Shad, qué sucede...? —Asoma su cabeza y girando con curiosidad a ver al ser que le estaba causando tales corajes, se sorprende por darse cuenta que es muy similar a él, solamente que sus vetas son azuladas—. Lamento interrumpir pero n-no, no podía ignorar tus gritos hasta allá abajo de la planta.
—Ya se ha terminado la charla, vámonos. —Lo tozudo escapa por todos sus poros. Sonic de ningún modo piensa contradecirlo, al contrario, toma su palabra como ley.
—No, Shad, no hemos terminado...—El énfasis en ese apodo acompañado del agarre de su brazo se vuelve el peor de los errores que pudo cometer ese extraño.
El erizo de ojos carmín le aparta su mano con brusquedad, se voltea ignorando por completo al azulado para retomar el cabreo hacia su semejante veteado:
—¡No te atrevas a volver a llamarme así o te voy a partir el hocico! ¡¿Entiendes?! Y tampoco me pongas tus malditas manos encima... —Señala con su dedo índice el rostro del chico, furibundo.
Las facciones de Sonic son sofocantes, la inquietud le lleva a querer tomar con bastante cautela el brazo de Shadow, jalando también su mochila con el susto de que las circuntancias suban aún más de tono, pero no parece que vaya a mayores.
El erizo desconocido solo se echa hacia atrás realmente convencido de lo que ha oído, porque pareciese, lo conoce tan bien que no pretende seguir insistiendo.
—Solo...solo recuerda que sigo aquí, aunque tú no quieras creerlo. —Y tras clamar esa oración, Shadow niega con su cabeza aún en cólera para girarse y bajar del edificio volviendo a dejar atrás a Sonic.
El chico de ojos Jade no sabe si seguirlo o darle su espacio, pero no le gusta la mirada tensa que le regala el extraño antes de también darse media vuelta y seguir a su compañero oscuro.
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—¡Woah, Sonic! —explaya el chico amarillento con su historia, por un momento el erizo se siente alarmado porque no quiere que su igual, dueño del departamento, le escuche que está hablando con alguien—. No sé qué decirte, todo suena intenso hasta donde me lo has dicho.
—Disculpa que te lo esté diciendo ahorita pero es que hasta yo me he puesto muy nervioso —Llevandose una de sus manos al pecho, Sonic continua en su anécdota, deambulando por el departamento—. Y no quiero que me oiga ahora, pero...tengo malos presentimientos con ese tipo.
—Si Shadow tambien se sentía molesto con él es porque seguramente no es alguien de fiar —el cobalto suspira, rascando su espalda y sin dejar de mirar en la habitación, sobre todo el cuarto del oscuro que sigue permaneciendo cerrado—. Sean cuales sean los asuntos o problemas que tenga con él, es mejor que los resuelva y no te involucres, ¿no crees? Y no seas insistente en el tema si vez que no te lo quiere contar.
—Mencionó a su madre, y hablaban de una especie de "pasado"...¿Crees que sea su hermano? En serio que es igualito a Shadow —Su deducción la habla a la bocina casi en susurro, del otro lado no se oye una pronta contestación de Tails—, ¿Te imaginas?
—Uy, eso si que sería eh...¿cómo le dicen ustedes? ¿un "plo tuist"?
—jajaja si, un plot twist, como sea...¡uy! Creo que ahí viene, mañana te hablo o nos vemos para lo de la fiesta. —Baja veloz su teléfono para colgar; la perilla de la puerta comienza a hacer ruido y eso le pone nervioso.
—¿Fiesta? ¿Cuál fiesta? ¿Hola? —cuelga sin darle ninguna contestaicon a su amigo, pues Shadow ya ha salido y pareciese que se ha pegado una especie de ducha rápido por ver las partículas de agua en sus púas aún.
El Vetas rojas le dirige miradas rápidas a Sonic, este permanece todavía de pie en ese pequeño comedor sin querer preguntar ni decir algo más.
—¿Por qué no te sientas? ¿Te ofrezco algo? —Cladicamente Ceñudo, Sonic se demora en responder y ver los ojos rojos clavados en sus sienes no le ayudan a reaccionar rápido.
—N-no, osea yo, no tengo apetito y bueno, solo agua, ¡Si! Agua está bien... —Deja sin mayor problema su mochila en el suelo, tomando asiento en una de las sillas más cercanas al azabache.
El anfitrión toma del asa las cosas de su pareja y las deposita con cierta violencia en el sillón. Sonic ahora siente que no era el momento de hacer preguntas, o tan siquiera haberlo acompañado, pero también el chico oscuro nunca se negó o le puso alto a que lo dejara solo, ¿como por qué tendría que adivinarlo?
Como fuese, Sonic no puede quedarse con la duda.
—Sh-Shadow...¿Quién era ese chico? —Se siente valiente, capaz de poder sostener la conversación así se tornen incómodos con tal de saciar su curiosidad.
—Un maldito desgraciado sin importancia. —Deja con fuerza el vaso de agua sobre la mesa, para que al cabo de unos segundos, el erizo de vetas rojas decida sentarse a su lado pero con una lata de refresco entre sus dedos.
—...Es el mismo que te estuvo llamando ayer, ¿verdad? —Golpea con sus dedos el vidrio del vaso en una acción de tic nervioso, sin querer mirar directamente a Shadow a los ojos—. S-se parece a ti, bueno solo de vista, un poquito.
Sus ojos siempre han sido un blanco de subyugación para él.
—No es mi hermano, ni tampoco familiar... —Toma un gran trago a su bebida, casi culminandola por completo. Estruja la lata quebrando el silencio y volviendo el ambiente aún más tenso—, solo faltaba eso para sentir mayor aborrecimiento... —Pega una exhalación como si aquello que fuera a decir le costase el mayor de los esfuerzos, el más grande de los pesares, teniendo que decírselo a Sonic...—. Es mi ex pareja, Mephiles.
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