•33: Susurro de estrofas
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Una dedicatoria especial a:
Gracias por seguir igual de emocionada y motivarme a continuar por aquí.
Y a todos los fieles lectores amantes del Shadonic, que han sido pacientes para que continúe con mis actualizaciones.
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—¿¡Pero qué estás haciendo, estúpido!? —Con un empujón, Sonic separa al azabache que a pesar de la "grosería" se sigue viendo neutro en su fachada—. ¿¡Qué no ves que nos están viendo?!
—¿Y? Tenia que callarte de una manera. —Tira la mochila de su igual, dispuesto a acercarse otra vez si fuese necesario.
—¡¿Pero por qué así, eh!? —Está aún más avergonzado. Shadow esta vez lo observa con molestia porque aunque el cobalto esté mirando desesperado hacia todos lados, sí hay algunos chicos que oyeron de lejos el pequeño alboroto—, no tienes idea de lo mucho que me molesta que...
—¿Que te muestren cariño con un beso? ¿Acaso te avergüenza que vean tus gustos? —Está motivado en continuar interrumpiendo. Sonic no responde, pero oir la seriedad con la que se lo plantea Shadow, en esa severidad, le hace cuestionarse al respecto y es que sí: él nunca había sufrido muestras de cariño de alguna pareja—. Disculpa que un joto te haya besado.
—Oye para, no es eso, no es eso pero t-tu cómo te atreviste ah...
—Creo que me estuve conteniendo por mucho tiempo... —Su expresión es una tragedia, una absoluta falta de confianza y de motivación para hacer o decir algo, por lo que, Shadow prosigue—. Lo que empezó no ha cambiado, pero sí cambió el pesar de esa mentira y enojo por tu hermano mayor y aunque tu sientas rencor creo que deberías de...pasar página.
—Te equivocas...; sí, nada ha cambiado —Intenta sonar firme, pero Sonic está desconcertado—, así que dejémonos de estos juegos: sí es un hecho que no vas a detenerte con tu historia yo tampoco pienso detenerme en revelar tu identidad. Lo voy a hacer, y por todos los medios a mi alcance.
Sonic recoje su mochila del firmamento, dispuesto a irse y dejar de estar llamando la atención, pero es detenido una última vez con la mano del vetas rojas por tocar su hombro con sutileza.
—Ya que hemos terminado en este suceso...permiteme darte algo —exclama en voz baja, como si fuese confidente. El cobalto responde con un suspiro profundo—. Por favor, déjame jugar una última carta y a su vez expresarme de la única manera que sé hacer.
El erizo le extiende un sobre pequeño, de tono hueso colorado y con su nombre escrito en caligrafía. El sello en caliente le hace verse bastante lindo; el azulado lo piensa, pero sigue viéndose como el peor de los erizos, el más resentido de todo esto. Lo toma con fuerza, aparentemente le da poca importancia porque lo mete con recelo en su mochila, para seguir su camino.
Pero a pesar de su aparente enojo, no deja de sentir esa sensación en su boca como si los labios del azabache se hubieras quedado impregnados.
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—Gracias Tails, quedé llenisimo.
—Gracias a ustedes por cumplir esto, digo, siento que fue un milagro después de todo lo que ha pasado —La sinceridad y gratitud se expresa en sus comisuras con goso, por supuesto que los tres amigos deseaban volver a estar juntos compartiendo vivencias.
—Gracias por la comprensión, chicos, creo que no se los habia comentado...—alarga la última palabra, brindándoles un guiño el cobalto. Se separa y vaja los tres escalones de la casa y, sale a la calle despidiéndose con la mano—. ¡Corre Silv! Si no me ganas me debes una pizza el día de mañana.
—¡Que tramposo, hijo de perra! —Con torpeza, el albino brinca para bajar más rápido y se rueda en el camino.
—¡¿Estas bien Silver!? —Tails es el único que se angustia e intenta auxiliar al erizo, porque el otro, Sonic, las carcajadas que le salen le hacen hasta ahogarse.
—¡ay! Estoy bien...—El zorro hace un gesto desaprobatorio, no feliz de seguir oyendo las burlas de su amigo de puas azules.
—¡Jajaja! ¡Necesitaba reírme así jajaja!
Sacude sus rodillas y puas, para tomar sus cosas y decir: —¡Deja que te alcance maldito Cielo y te voy a dar la golpiza de tu vida!
El espectáculo que termina por admirar Tails desde su puerta le saca una sonrisa al final de todo: Sonic huyendo en medio de la calle, gritando de forma exagerada mientras Silver le persigue con una rama que ha encontrado en el camino, sintiéndose un caballero medieval a punto de dar una estocada, en plena puesta de sol se dirigen a la avenida central para tomar sus respectivos transportes.
Y luego por qué en la calle los adultos creen que la juventud actual está loca.
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Serian poco más de las 8:00pm, es temprano como para que Sonic crea que su hermano ya ha llegado, es otra nueva oportunidad para irse a dormir sin verlo.
Se da una ducha por el placer de refrescarse, luego de ese último maratón que pegó está bastante sudado y lleno de tierra, pues fue apaleado y revolcado por Silver a modo de juego, pero él tampoco se quedó atrás, le dejó un par de hojas incrustadas en sus puas a la hora de defenderse.
Como fuese, ha sido un buen día a pesar de todo.
Cuando se pone la pijama y abre su mochila con la intención de examinar actividades pendientes, se encuentra con el sobre de tonos calidos sobre las cosas.
Ansió todo el día leerlo, desde que salió de la universidad hasta la mitad de las películas que disfrutó, inclusive en la última caminata ya para arribar a su edificio...él quiere leerla, pero tiene miedo de lo que diga esa hoja, ese vil papel con palabras que pueden ser hirientes o halagadoras, emocionantes o tristes.
Siente los dobleces, el sello y la superficie; suave pero sensacional, como el beso efusivo que recibió en la tarde, no lo va a olvidar con facilidad. Su nombre no se corre aunque parezca que la tinta está fresca...es un elixir la sencilla acción de mirarlo, porque siente que lo que hay ahí dentro, es algo que le terminará por quebrar el alma.
—Bien...ahora o nunca. —Pegando un fuerte respiro rompe el sello lentamente, y con un jalón delicado deja ver dentro una hoja roja doblada en cuatro.
Con su dedo pulgar e índice la extrae del sobre y deja este a un lado, para utilizar sus dos manos en la acción de extender la hoja. La letra sobre esta es de tinta blanca, una que deja verse elegante porque la misma estructura de las palabras la hacen verse con total refinamiento al ser escrita a mano.
~☆~
Hace unos cielos que no siento el helar de las pesadillas, de mis rodillas en el gélido suelo como en aquella tarde decisiva en la que el ultimar estuvo errático; contuve el veneno por otro letargo corto, azaroso como el alma corrupta de mis propios engaños y astucias mal ejecutadas, como el de esa esencia que extraje de mis sueños sobre los que dormía con el espíritu indicado y elegido por mis ojos...
Nuestros ojos han estado sumidos en las visiones no lúcidas de nuestro presente, aturdidos por la oscuridad que no ciega ni obstruye, sino que sana el interior de volver a guiarse por caprichos obscenos y no sinceros.
Quiero creer que aún sientes mi memoria, ¿y qué si no fuera así? ¿Y qué me resta si, ansioso, escarvas y llenas de porquería mis ocurrencias? Habré perdido otro encuentro en esta vida, habré ganado una nueva vivencia doliente; experiencia de esas agridulces de las que tanto estoy acostumbrado a saborear y degusto con lágrimas saladas en mi paladar.
¿Todavía estás presente? No quiero desacir más la cuerda de mi cuello...¿recuerdas...?
Nuestra historia es una tragicomedia, una que releo en semblanza típica de mi alter ego, con suspiros intactos de tu imagen. Dentro de las estrofas está remarcado el mismo sentir lacerante que tanto nos gusta, que tanto batallamos por conseguir de manera elocuente, buscando no retroceder con el corazón desbordarse por la boca ya que...buscamos nuestras migajas cuando nos mereciamos enteros.
Y pudiendo tenerlo todo, has decidido fraccionarme y quedarte con uno de mis trozos. Lleno de suplicio dejame recuperarlo en alguna de mis memorias más profundas que habitan en mi corazón y solo así demostrarte como se debe de reparar una ilusión de forma junta. ¿Lo sientes? ¡Dime que lo sientes tanto como lo siento yo!
Expresame cómo te sentías en la elocuente aventura de mis párrafos; aviva la sutileza de tu gusto hacia una figura que me creé de forma anonima para acercarme cobardemente; suspira y clama con afección las emociones que llegaron a tocar tu alma; envuelveme de forma indirecta con tus encantos afectuosos de sonrisas inpredecibles y tu pecar injustificado que es el vivir...
Solo quiero que me hables de nosotros una vez más, que repliegues ese hecho en tus comisuras como si fuera verdad y me permitas vivir esa inefable quimera en ti, con limerencia.
Porque las palabras son exaustivas cuando son promulgadas en vano, deja que te muestre la forma más pequeña de embellecer todo a base de mis prosas que poco estoy acostumbrado a escribir...y que ahora sé, siempre han sido para ti.
~☆~
Sus lágrimas humedecen el final del papel; la lluvia surge de sus ojos y sus olisqueos son el único canto que resuena en la habitación con una llamada hacia el perdón.
Su momento es interrumpido con la puerta de su habitación abrirse y encontrarse frente al portal a Scourge. La mirada de soslayo que le dedica no es suficiente para querer detenerse el erizo menor en su desahogo, por el contrario, el alarmado ahora es el hermano recien llegado.
—¿Que te sucede, hermano? —Su cercanía no es brusca, más si deja ir su cuerpo al lado de la cama donde se haya.
—Me escribió una carta... —murmura probando sus lágrimas, acercando la mencionada a sus labios y frotandola sobre estos como si le trajese recuerdos—...y es hermosa.
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