•20: Nuevo Desastre

Deja que salgan otros chicos, se orilla del otro extremo del pasillo. Sonic espera incomodo por el silencio, inclusive sale el profesor y se despide de ambos y tras unos segundos eternos a solas, el erizo pelinegro expresa.

—¿Estás hablando en serio?

—No he olvidado tu autorretrato. Por favor, no volvamos a esa platica de que no eres bueno y no sé qué...

—No te he recordado esa platica, hasta yo la habia olvidado —Su voz es fria, su mirada también, pareciese molesto y Sonic empieza a arrepentirse de su atrevimiento—. No tengo la madera para ser un tutor.

—Yo creo todo lo contrario, pero si tu respuestas evasivas son un no, entonces solo dímelo. —Su timbre se vuelve intensivo, uno que parece venirle a Sonic en mala posición por sonar "indignado" cuando no hay alguna razón más personal para ello.

—¿Para que creas que soy un envidioso y por eso no quiero apoyarte? —Se señala con cierto victimismo, pero en realidad no le queda, parece que el azabache está realizando un drama sin consideración a sí mismo, en respuesta de lo que ve.

—Seguido usas la palabra "No" sin miedo. Estás muy acostumbrado a ser franco, ¿Por qué no lo serías ahora conmigo? —Hay algo entre medias, algo que sienten pero no describen ni comprenden a la perfección...

Como si hablaran entre líneas sin querer enterarse del todo.

Tras un silencio y una firmeza en ambos rostros, Sonic complementa con una autentica resignación—. Bueno, no pasa nada, olvida que te acabo de pedir eso —Acomoda su sudadera en su cintura, preparándose para irse—. No quería molestarte con esto.

Y sin darse cuenta, Shadow sujeta su hombro para evitar que se marche. El cobalto le mira de soslayo, sosteniendo un rostro endurecido como si le siguiera quedando bien verse irritado.

—...dejame pensarlo esta tarde.

—Oh no, no le metas tanto coco, para mi está claro que alomejor te molesta mi presencia y con lo de mi hermano y todo eso...

—Ya te he dicho que lo de tu hermano es un tema aparte de ti —Esa queja le llega directo en el pecho, pero su sentir va más allá que de una simple queja repetitiva—. ¿Y quieres dejar de sentirte un pinche sabelotodo?

Su respuesta es soltar una carcajada—. ¿YO un sabelotodo? Aquí el que va con la cara muy alta eres tú, Shadow.

—No, yo no soy el idiota que va con una sonrisa por toda la escuela como si la vida se me resbalara y pudiera tener una resolución para todo —Eso si que ha sido duro. Sonic expande más sus ojos, dejando fluir, ahora si, un verdadero y puro estado de enfado mientras toma un poco de distancia—. A diferencia de ti se verle la cara a mis problemas, y no peco de "saber" cómo es que debo de sobrellevarlo todo.

—¿Y a que viene esa pinche destapadera tan gratuita? —extiende sus palmas riéndose por los nervios y el intenso dolor triste que va y viene en su pecho—. ¿Eso en qué te viene a afectar a ti? ¿Acaso te molesta que oculte mi malestar debajo de mis chistes tontos y mi exceso de energía positiva? —Su voz se quiebra al terminar su cuestionamientos con cólera, una que ya no va para Shadow, sino que va para sí mismo...—. ¿¡Cuál es el problema!?

En segundos, cientos de pensamientos atacaron la cabeza de Sonic, como balas enemigas en una guerra. La ansiedad que de pronto había estado bajo su control en otros momentos, en este, comienza a esparcirse una vez más dentro de su cuerpo, formulandose, de primeras, en lo dicho hacia Shadow.

Fue tal su intensidad de sensaciones que solo tenía que huir, ¿de qué exactamente? No lo sabe, ¿por qué? Tampoco. El temor a algo que no ve fue en crecimiento que, con su cuerpo temblorino y la poca coherencia mental de sus acciones, se marchó de la universidad sin mayor atención en sí Shadow le detenía, si en un amigo lo vio y le habló, o si tan siquiera olvidó o tiró algo en su camino.

No tiene el control de lo sucedido, del ataque tan espontáneo que le acaba de dar. Lo piensa en diez segundos: coge su teléfono con dificultad entre manos, llama a su hermano y para su sorpresa toma la llamada en tan solo dos tonos de linea.

—¿Qué quieres Bro?

—Sc-Scourge...y-yo... —titubea subiendo a un camión, el que siente es la ruta a su departamento—, n-no sé si...es-es qué...

—Ey, respira, ¿Qué sucedió? ¿Hablaste con...?

—¡N,no, es qu-e yo...! —interrumpe conteniendose las ganas de llorar. Se arrincona hasta el asiento izquierdo del fondo y empieza a hablar con volumen bajo—, no s-sé Scourge...esta-ba hablando pero s-se subió d-de tono todo y-y...solo sa-salí de la uni...

Vale, vale, no me des más detalles, ¿En donde estás?

—En e-el autobús, per-pero...

¿Qué? ¿En el autobus? No, bájate—interrumpe Scourge una vez más, clama con un aire autoritario que, dentro de todo el sistema desordenado del erizo azul, son ordenes que le vienen directas y con la actitud de obedecer para enfocarse en algo externo—, bájate y dime en dónde carajos estás, mira las calles y todo eso. Hazlo pero no me cuelgues.

Así pasa, reordena la situación a su alrededor y con la típica aceleración con la que subió, baja de golpe sin fijarse hasta dónde había avanzado.

Está en una avenida, ¿Qué avenida? No lo sabe, su memoria visual y reconocimiento están estropeados en el periquete. Cruza al otro lado del firmamento y le pitan los automóviles por hacerlo sin siquiera girar hacia los lados; el erizo verde sigue en línea y por el ruido que atiende, dice:

—Joder, hermano, fíjate en donde estás y ten cuidado...

—Ehhh...l-la calle dice Sur 21...

Te fuiste al otro lado, no tomaste el camión correcto, Sonic...

—Perdón, Scourge...y-ya sé que y-yo... —excusa con un quejido, oyendose afectado y no terminando.

No, no es tu culpa, ¿Ok? Estas cosas pasan. Quiero que te quedes ahí y no me pinches cuelgues —Ahora la voz de su hermano es acelerada, parece que está en movimiento mientras le habla al erizo menor con el mismo tono seguro y fuerte que del principio. El cobalto se sube a la acera y pega su espalda en una cortina cerrada de algun negocio—. Escúchame y préstame atención: ¿Supiste que nuestros padres van a adoptar a unos gatos? A ti gustan esas bolas de pelos, tuviste una cuando tenías tres años y siempre me gustaba jalarle la cola para molestarte, pero igual y mamá decide mandarte uno para...

Empieza a oir su anécdota, con mucha lucha le presta atención a lo que oye, intentando que lo que ven sus ojos frenéticos no le desvíe y le lleven a otros pensamientos.

Se está esforzando mucho por no temer, ¿De qué? No lo sabe...

Pero sabe que se siente terrible.

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—Ya no te vi a la salida, Cielo, no me acompañaste por lo de mi clase...

—Lo siento Silver...no me sentí bien, es que...sucedió un incidente y tuve que llamarle a mi hermano para que fuera por mi en la calle.

—Carajo, ¿Está todo bien ya? —Sonic expulsa un monosílabo al teléfono, entendido como aprobatorio; tiene una paleta en su boca y no la saca para responder—. Ya te notabas muy nervioso desde temprano, no pensé que fueras a sentirte muy mal...

—No pasa nada, ya, pasó y... quedó como algo terrible. —Se descubre platicando un poco más con su amigo blanquisco, olvidando el tema y centrándose en momentos más felices y relajantes...

Son casi las 8:00pm. Scourge está con él, allí, en la sala; oyendo y prestando ligera atención al erizo azul por haberle pedido que dejara la puerta de su cuarto entreabierta. Cuando Sonic termina su charla con su amigo, cuelga y sale con su hermano, dejándose ir de cola sobre el cojín rojizo, lanzando el palito de su paleta hacia el sesto.

—Gracias por el dulce, Scourge.

—No hay de qué...aunque creo que no era buena idea darte azúcar luego de tu ataque —Siendo clásicamente pesado, palmea con algo de fuerza el hombro de él y con una voz animada, pregunta—. ¿Ya te sientes mejor? Quieres...eh, ya sabes, hablar de...eso.

No lo sé...solo sé que, entre el pánico y miedo, te marqué y me disculpo por hacerlo si es que te interrumpí... —De forma tierna, el nombrado pelo verde soba sus puas como si fuera un cachorro, la melosidad no le va, pero no porque no pueda tener esa gentileza y amor hacia Sonic—, no pasará otra vez, no quiero darte molestias.

—¿Crees que no iría hasta el otro lado de la ciudad por ti? —Se acerca a su rostro sin dejar de mimar su pelaje. Sonic se queda en silencio—. Sé que nos hemos molestado mucho uno del otro...no voy a justificar a mi favor mis acciones, pero independiente de éstas y de toda la mierda que te pude tirar encima por mis palabras y actos, no dejo de ser el hermano mayor y ya es mi turno empezar a cuidarte tal como lo hiciste tú, ¿Va?

Es una ligera sensación de paz dentro de todo ese desastre interno que puede tener. Con una sonrisa, Sonic afirma y le da la mano a su hermano quien se la ha extendido para que las chocaran.

Las cosas habían cambiado mucho entre ellos durante el verano.

—Oye...tengo una pregunta... —Saca el cobalto jugando con la tira de la chaqueta de su hermano.

—¿Qué?

—¿Sí era enserio lo del gato? —Scourge se ríe, bajando la cabeza del erizo claro con juego, este le sigue con un poco menos de fuerza en la pequeña batalla—, ¡Vamos! No me digas que era broma.

—No, no era broma, pero no vayas a querer traer a una cosa de esas peludas aquí porque yo no la voy a cuidar.

—Puedo cuidar a otra bola de pelos más además de ti. —Esa burla le sale cara. Terminan por forcejear con risas hasta llegar al suelo.

Una llamada vuelve a entrar en su teléfono, interrumpiendo su momento de gracejo. Ya es tarde, pero apuesta Sonic a que Silver se le olvidó contarle algo así que ve la pantalla pero se lleva una sorpresa:

La llamada entrante es de Shadow.

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