capítulo seis

Bangchan 🏠

Caminábamos tranquilamente por el sendero de regreso a su casa, el silencio sólo roto por el sonido de nuestras pisadas sobre el suelo de tierra. Cuando noté los pequeños dispositivos en las orejas de Seungmin, no pude evitar preguntar con curiosidad.

—¿Qué es eso que tienes en la oreja? —dije, señalando los pequeños objetos que parecían casi invisibles bajo su cabello.

—Son audífonos —respondió con una sonrisa sencilla, como si fuera algo obvio.

Fruncí el ceño, intrigado. Los audífonos que yo recordaba tenían cables, conectados a un aparato. Pero estos no parecían tener ningún tipo de conexión física.

—¿Pero cómo es posible… no tienen cable? ¿Cómo logras que suene la música? —pregunté, sintiendo cómo mi curiosidad se intensificaba. Había tantas cosas del mundo moderno que aún me desconcertaban, y este pequeño detalle parecía ser una de ellas.

Seungmin soltó una pequeña risa, una mezcla de sorpresa y diversión, antes de sacar su teléfono del bolsillo.

—Es más simple de lo que parece —dijo, con una chispa en los ojos—. Hay una aplicación que recopila las canciones de todos los artistas a nivel mundial. Se llama Spotify —me explicó mientras desbloqueaba su teléfono y comenzaba a navegar por la pantalla—. Los audífonos se conectan de forma inalámbrica al teléfono, y la música se transmite a través de ellos. Así que no necesitas cables, solo una conexión.

—Fascinante —murmuré, observando atentamente la pantalla mientras Seungmin me mostraba la aplicación. La idea de tener acceso a prácticamente cualquier canción del mundo en la palma de la mano era increíble para mí, algo que nunca hubiera imaginado posible.

Después de unos momentos, Seungmin sonrió y me extendió uno de sus audífonos. Lo miré con desconfianza, sin saber exactamente qué hacer con él, lo que lo hizo reír más fuerte.

—Vamos, pruébalo —dijo, colocando el audífono en mi mano y mostrándome cómo ponérmelo correctamente.

Dudé por un momento, pero seguí sus indicaciones, colocando el pequeño dispositivo en mi oreja. La sensación era extraña, pero no incómoda. Seungmin se colocó el otro audífono y luego volvió a mirar su teléfono.

—¿Cuál es tu canción favorita? —preguntó, sus ojos brillando con una mezcla de curiosidad y desafío.

Me quedé en silencio por un momento, pensando.

Smells Like Teen Spirit —respondí finalmente.

—Uh, un clásico —comentó Seungmin con una sonrisa de aprobación mientras buscaba la canción en su aplicación. Segundos después, la guitarra rasposa y la batería explosiva de Nirvana comenzaron a sonar en mis oídos. La familiaridad de la canción me trajo una oleada de recuerdos, de un tiempo que parecía tan lejano, y sin embargo, tan presente en mi mente.

Cuando la canción terminó, la sensación de familiaridad que había sentido mientras la escuchaba me hizo sonreír, pero antes de que pudiera sumergirme por completo en la nostalgia, Seungmin ya estaba buscando algo nuevo en su teléfono.

—Ahora es mi turno de mostrarte una canción —dijo con entusiasmo mientras sus dedos se movían con agilidad por la pantalla—. Se llama Teeth y es de una banda llamada 5 Seconds of Summer.

El nombre no me sonaba de nada, pero estaba intrigado. Había algo en la manera en la que Seungmin hablaba que me hizo querer escuchar. Me coloqué de nuevo el audífono mientras él se ponía el otro. En cuanto la música comenzó a sonar, me quedé completamente absorto. Era diferente a lo que estaba acostumbrado. Los instrumentos seguían ahí, pero el sonido tenía una cualidad moderna y vibrante, una mezcla de energía y emoción que me fascinaba.

Cerré los ojos por un momento, dejándome llevar por la música.

—Es… diferente, pero me gusta —admití finalmente, abriendo los ojos y mirando a Seungmin—. Tiene algo que te atrapa.

—Sabía que te gustaría —dijo Seungmin, con una sonrisa de satisfacción—. La música tiene esa magia, ¿no crees?

—Definitivamente —asentí, todavía procesando la experiencia.

Sin esperar más, Seungmin comenzó a navegar por su teléfono de nuevo, esta vez con más entusiasmo. Pude notar que le emocionaba la idea de enseñarme más de su mundo a través de la música.

—Déjame mostrarte algo más —dijo mientras seleccionaba otra canción—. Esta se llama Healer, es de una banda llamada DAY6, pero tiene un ritmo increíble. Escucha.

Cuando la nueva canción comenzó a sonar, me sorprendió de nuevo, cantaban en coreano. Y la canción era más tranquila al principio, pero el ritmo crecía con cada segundo, y los sonidos electrónicos se mezclaban de manera armoniosa con las voces y los instrumentos. Me dejé llevar de nuevo, disfrutando de cómo la música parecía envolverme, llevarme a otro lugar.

—Seungmin, enséñame más artistas, por favor —le pedí casi con urgencia cuando la canción terminó. No podía evitar sentir una creciente fascinación por todo lo nuevo que estaba descubriendo.

Seungmin rió, claramente disfrutando de mi reacción.

—Hay muchísimos más artistas que quiero que escuches. Esto es solo el comienzo —dijo con una sonrisa antes de empezar a mostrarme una lista interminable de canciones y bandas.

Pasamos rato así, ya cerca de su casa, sentados bajo el cielo abierto, compartiendo canciones y hablando sobre la música. De alguna manera, me sentí más cerca de él, como si, a través de esta conexión musical, también estuviéramos creando un vínculo más profundo. La música era nuestro idioma compartido, y a través de ella, estábamos empezando a conocernos mejor.

Seungmin 🌞

Los días pasaban, y sin darme cuenta, Bangchan y yo nos habíamos vuelto más unidos.  Pasábamos horas intercambiando canciones, hablando sobre la actualidad y su época. Me había dado cuenta de que, aunque nuestras vidas estaban separadas por más de dos décadas, teníamos mucho en común, más de lo que hubiera imaginado. A veces, era fácil olvidar que Bangchan no pertenecía del todo a este mundo.

Sin embargo, la curiosidad nunca me abandonaba. En los ratos libres, hacia pequeñas investigaciones e hipótesis, intentando encontrar pistas que me ayudaran a entender mejor su situación. Y según mis cálculos, Bangchan probablemente había fallecido casi al finalizar los años noventa. No podía evitar preguntarme qué había pasado realmente, qué lo había dejado atrapado en este limbo entre la vida y la muerte.

Con respecto a mis padres, ellos creían que Chris era solo un vecino más. No les sorprendía verlo seguido por casa, y yo no hacía nada para corregir esa percepción. En cierto modo, era más fácil así. No tendría que explicarles que su supuesto "vecino" no era exactamente un ser vivo.

Eran las tres de la tarde cuando estabamos en mi habitación, cada uno con una lata de soda en la mano, cuando Bangchan, con una expresión de genuina confusión, intentó recapitular una historia que le había contado.

—Déjame ver si entendí bien —dijo mientras se acomodaba en el sofá, sus ojos brillando con curiosidad—. ¿Kanye subió al escenario y le quitó el trofeo a Taylor solo para decir que lo merecía Beyoncé?

—Así es —asentí, recordando ese momento icónico que había marcado a toda una generación.

Bangchan negó con la cabeza, claramente impactado por la historia.

—Pero qué tipo tan desagradable —comentó, su tono mezcla de incredulidad y desaprobación—. No me puedo imaginar cómo se sintió ella.

—Mmm, sí, fue algo bastante surrealista —respondí con una sonrisa irónica—. Pero hoy Taylor es una de las artistas femeninas más influyentes en la música. Así que, al final, logró superarlo.

—Eso es impresionante —reflexionó Bangchan, apoyando la lata en su pierna mientras su mirada se perdía un momento en el aire—. Pero me gustaría saber más sobre ti, Seungmin.

—¿Sobre mí? —pregunté, ligeramente sorprendido por el cambio en la conversación—. Pues no hay muchas cosas interesantes que contar. ¿Pero qué te gustaría saber?

—No lo sé... —respondió con un tono más suave, casi como si estuviera eligiendo sus palabras cuidadosamente—. ¿Tienes amigos?

—Por supuesto —dije, sonriendo al recordar—. Aunque la mayoría viven en la ciudad, no suelo verlos tan a menudo como me gustaría. Pero mis amigos más cercanos se llaman Minho y Hyunjin. Ellos siempre han estado ahí para mí, incluso cuando decidí estudiar en línea y alejarme un poco de todo.

—Minho y Hyunjin —repitió Bangchan, como si estuviera grabando esos nombres en su memoria—. ¿Qué clase de personas son?

Me encogí de hombros, pensando en la mejor manera de describirlos.

—Minho es... bueno, es un poco sarcástico y siempre tiene una respuesta lista, pero también es uno de los tipos más leales que conozco. Haría cualquier cosa por las personas que le importan, incluso si no siempre lo demuestra abiertamente. Hyunjin, por otro lado, es más emocional. A veces parece que lleva el peso del mundo en los hombros, pero tiene un corazón enorme. Es muy artístico, ama dibujar y pintar. Ambos me han apoyado en momentos en los que ni siquiera sabía que necesitaba apoyo.

Bangchan asintió lentamente, como si estuviera considerando lo que le había contado.

—Suena como si tuvieras un buen grupo a tu alrededor, aunque estén lejos.

—Sí —dije, pensando en lo afortunado que era—. Aunque a veces, la distancia hace que me sienta un poco desconectado de todo. No siempre es fácil vivir aquí, en el pueblo, mientras ellos están en la ciudad, viviendo sus propias vidas.

—¿Te sientes solo aquí? —preguntó Bangchan con una sinceridad que me sorprendió.

Lo pensé por un momento antes de responder.

—A veces, sí. No es que no disfrute de la tranquilidad, pero hay días en los que desearía tener más interacción con ellos. Pero luego... —hice una pausa, mirando a Bangchan—. Bueno, luego apareciste tú, y eso ha cambiado un poco las cosas. Ahora tengo a alguien con quien hablar, y compartir algo más que solo el silencio.

Bangchan sonrió, pero había algo melancólico en sus ojos.

—Me alegra saber que puedo ser esa compañía para ti. Yo... sé lo que es sentirse solo. Y aunque mi situación es algo... complicada, es bueno saber que puedo ofrecerte algo de compañía.

Había un silencio entre nosotros, pero no era incómodo. Más bien, era como si ambos estuviéramos reconociendo que, a pesar de nuestras diferencias, había una conexión genuina creciendo entre nosotros. Tal vez porque, en el fondo, ambos estábamos buscando lo mismo: alguien con quien compartir nuestras vidas, incluso si eran vidas muy distintas.

—Oye, Seungmin —dijo Bangchan después de un rato, su voz más suave—. No sé cuánto tiempo estaré aquí... o cómo va a terminar esto. Pero mientras pueda, quiero ser ese amigo para ti. Aunque no sea... bueno, ya sabes... exactamente como los demás.

Sentí un nudo en la garganta, no por tristeza, sino por la sinceridad de sus palabras.

—Lo aprecio, Chris —dije, usando su apodo con más familiaridad—. No tienes que ser como los demás. Eres tú, y eso es más que suficiente.

Bangchan me sonrió de una manera que no había visto antes, como si, por un momento, hubiera olvidado sus propios problemas. Y en ese instante, el hecho de que su vida estuviera atrapada en algún tipo de limbo no parecía importar tanto. Lo único que importaba era que, al menos por ahora, no estábamos solos.

Luego, rompiendo el silencio con su característico humor, Bangchan volvió a hablar.

—Bueno, entonces, ya que soy tu amigo no exactamente vivo, ¿qué más vas a enseñarme sobre el mundo moderno?

Me reí y agarré mi teléfono.

—Te vas a sorprender de lo mucho que te has perdido, Chris.

Había algo en Bangchan que me hacía sentir a gusto, como si, a pesar de todo lo extraño de su situación, hubiera una normalidad reconfortante en nuestra relación. Pero una pregunta persistente seguía en mi mente. ¿Cuánto tiempo más permanecería en este estado? ¿Y había alguna manera de ayudarlo a avanzar, o incluso quería hacerlo?

Tal vez, con el tiempo, encontraríamos las respuestas juntos. Pero por ahora, estaba contento con la compañía y la extraña pero genuina amistad que habíamos forjado.

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