New Year

Gerard estaba en una llamada con su jefe cuando su madre le llamó. Le interrumpió dos veces mientras se enfocaba en dar los últimos detalles.

—¿Te molesta si te llamo más tarde? —le preguntó a su jefe, Matthew.

Colgó y aceptó con un suspiro la video llamada entrante.

—Mamá estoy trabajando —fue lo primero que dijo.

—¿Eso es lo que usas para trabajar? —preguntó la rubia refiriéndose a la pijama de piñas que él llevaba puesta—. Al menos deberías ponerte algo lindo. En fin, cariño te llamo porque quiero que conozcas a alguien.

Gerard rodó los ojos y se re acomodó en su asiento frente al computador.

—Éste es mi nuevo vecino —giró el teléfono en su mano y enfocó a un chico de ojos azules y cuerpo fornido adornado con un par de tatuajes—. Brian.

El chico levantó la mano y le saludó, Gerard por educación le devolvió el saludo.

—Brian es médico y está soltero —dijo lo último en un susurro. Gerard bajó la cabeza un momento aguantando las ganas de explotar frente a la pantalla—. Él es más bonito cuando trae maquillaje —le dijo Donna a Brian.

—Traigo maquillaje —protestó.

—Brian está libre en año nuevo...

—Adiós mamá.

—Así que pensé que...

No iba a tolerarlo, su madre no conocía los límites en ciertas ocasiones. Simplemente cerró la pantalla de la computadora y toda comunicación se cortó.

La tarjeta que Frank le había dado un par de días atrás estaba ahí entre sus papeles, la tomó y observó los datos plasmados en ella. Giró el trozo de papel entre sus dedos pensando en lo que quería e iba a hacer.

*

—¿Saliste con ella? —preguntó el chico de cabello rizado viendo la pantalla del celular en su mano—. Espera, yo salí con ella.

—¡Oye! ¿Porqué estás revisando mi cuenta de tinder?

Frank sostuvo el palo de golf con el que entrenaba en una mano y con la libre arrebató su celular de las manos de su amigo Ray.

—Porque detrás de mi hay unas sexys obsesivas de las que no me puedo deshacer, ¿de acuerdo?

—¿Sabes cual es el problema con ellas amigo?

—Que tienen unos ojos locos —dijo Ray con seriedad.

—No, el compromiso. Yo no necesito eso. Necesito una holidate. —Sonrió.

—¿Dijiste una holi que? —preguntó Ray enarcando una ceja.

El teléfono de Frank sonó en su mano. Observó el remitente desconocido en la pantalla.

—¿Hola? —dijo al responder. Sonrió y le guiñó un ojo Ray—. Dije escríbeme no llámame.

*

El ambiente de la fiesta era increíble. Las luces de colores llamativos se mezclaban con el humo que salía de la máquina del DJ. La pista de baile estaba atiborrada de gente bailando sin parar. La música resonaba fuertemente.

—Creo que ese no sabe cantar —señaló Frank a un hombre mayor que bailaba con una mujer atractiva entre el bullicio en el piso inferior.

—No no, él es un inversionista del mercado, con dos hijos en Northwestern. Ella era su decoradora en el nuevo departamento esperando ser la esposa número tres —se encogió de hombros. Los dos criticaban a cualquier extraño que llamase su atención.

—¡Muy bien! —Frank se giró y observó a una pareja que recién acababa de llegar—. Mira, smoking gris y vestido de satín blanco. Él está empapado de sudor así que significa que se van a comprometer está noche.

—¡Wow! Qué astuto eres.

—Es un don —respondió Frank sonriéndole ladino, devolviendo su vista hacia la pareja que se acomodaba en una mesa en la esquina izquierda con sus demás amigos—. Por cierto, tu culo se ve genial con ese vestido.

—Gracias, por eso lo compré —le respondió moviendo su cabello hacia un lado en sus hombros.

Dio un pequeño giro para que Frank observara mejor. El vestido negro que estaba usando se amoldaba perfectamente a su pequeña cintura y a sus anchas caderas. En la parte superior el vestido tenía un pequeño corte en "U", sus hombros descubiertos. Su cabello lo había planchado y lucía un poco más largo. En sus manos llevaba una pequeña cartera negra.

—Amo como se abraza a el.

—Es muy lindo que lo notaras. —Sonrió y dejó un pequeño toque en el hombro de Frank.

Él vestía un traje formal negro con una corbata del mismo color, llevaba la típica camisa blanca de mangas largas y zapatos de vestir.

—¡Dios! ¡Amo esto! Es genial, puedo decir lo que quiera porque no me importa lo que pienses de mi.

—Y yo puedo usar un lindo vestido sin que me critique nadie.

—Eso en verdad es un bonus.

Chocaron las manos cómplices y se sonrieron.

Frank se giró la vista hacia un pequeño grupo de personas que gritaban. Estaban muy cerca de ellos.

—Mira Gee, él es estudiante de arte, sexualmente confundido con problemas fraternales y ella es una viuda rica con gusto por el bondage.

—¿Tía Marie? —preguntó Gerard al ver que la mujer rubia caminaba en dirección a ellos. Jalaba al muchacho más joven de la corbata.

—¡Gee! —le respondió alegre—. Nene pero que lindo te ves —se acercó a ellos y saludó a Gerard con un beso en la mejilla—. Que bien se ve tu culo —dijo dándole una rápida ojeada por detrás.

—Eso es lo que dije —intervino Frank. La tía le guiñó un ojo.

—Les presento a Ronnie...

—Robert —la corrigió el muchacho.

—Nos conocimos en el instituto de arte —ella continuó hablando, se abrazó al brazo de Robert. Él la miraba embelesado—. Yo estaba posando desnuda para su clase de escultura.

Continuaron charlando un par de minutos con la tía de Gerard. Gee se sentía tan incómodo escuchando a su tía hablar sobre cómo había sido su experiencia siendo modelo y peor aún, quería esconderse debajo de un sofá cuando ella invitó a Frank a ver la escultura. Afortunadamente Marie tenía planes más importantes con su cita de esa noche así que se despidió de ellos de manera fugaz y desapareció tomada de la mano con Robert por algún pasillo de la disco.

—Necesito un trago —dijo Gerard apenas estuvieron solos.

Encontraron una mesa libre cerca de la pista de baile. Cada quien tomó asiento en un cómodo sofá, Frank casi enfrente de Gerard.

—No hay forma que su personaje haga eso —dijo Gerard mientras bebía de su copa de champán. Conversaban sobre la actuación de David Castañeda en su última serie.

—No importa, es divertido.

—Nop, eso fue irrisorio.

—Lo siento Gee pero ya nadie usa esa palabra.

—Esa la única que conozco para definir cada comedia romántica en la historia, siempre hay una razón falsa para que los protagonistas no estén juntos —rodó los ojos—. Incluso cuando sabes que van a terminar juntos en el postre.

Frank comenzó a reír fuertemente mientras Gerard hacía sonidos extraños y balbuceaba palabras sin sentido.

—Siempre dicen lo mismo, ya estoy cansado de las citas aunque el tipo sea el perfecto. Pero créeme Frank, nunca le diría a alguien que me invite a bailar Dirty Dancing, "Oye amigo, estoy descansando de las citas".

—Concuerdo contigo —dijo Frank dándole la razón. Chocaron sus copas e hicieron un pequeño brindis—. ¿Y quién es ese estúpido que te arruinó las comedias románticas?

—Prefiero no hablar de eso.

—¡Ay vamos! Solo dilo. ¿Cuál es su nombre? —Gerard suspiró y bajó la mirada un segundo—. ¿Bill? ¿Robert? ¿Fred? ¿Juan?

—Adam —respondió suavemente.

—¿Adam? Es un nombre de ñoño —ironizó.

—No... él era guapo, inteligente, francés. Portaba unos pequeños lentes de John Lennon.

—Iu... —Frank fingió arcadas pero Gerard estaba en una burbuja.

—Hacia triatlones, vaya... era tan potente.

—¿Y qué le pasó?

—Mmm no mucho. Solo queríamos cosas diferentes. Yo quería a alguien para llevar a casa en los días festivos y él quería mandarle fotos de su pene a la chica que le hizo un corte de cabello, entonces...

—Auch.

—Supongo que fue mi culpa, era muy sexy para confiar en él. "Sal con alguien más feo" es lo que siempre me ha dicho Mikey pero no lo escuché, en fin, voy al baño.

Frank asintió levemente y se quedó en su lugar degustando de su copa mientras Gerard se mezclaba entre la multitud y llegaba al baño.

Los baños eran amplios, en la parte delantera había una sala que era compartida por hombres y mujeres, un espejo enorme y un par de sillones. Las luces eran amarillentas, dándole un toque vintage perfecto.

Antes de entrar al lado de los baños, Gerard escuchó los lamentos de una joven. Era la muchacha que había visto anteriormente con Frank, la que llevaba el vestido blanco de satín. Ella se lamentaba porque su vestido tenía una enorme mancha de vino, parecía que abdomen había recibido una herida.

Sé sintió mal al verla triste. Ella decía que esa noche se iba a comprometer, justo a la media noche como siempre había soñado. Entró al baño mientras pensaba que hacer, el cuerpo de ella era similar al suyo, aunque ella tenía un poco más de escote, los tirantes no permitirían que se deslizaran de sus hombros y mostrara algo. Lavó sus manos y se acercó al grupo de mujeres decidido a ayudar.

—No preguntes —le dijo a Frank. Éste había abierto la boca para cuestionar sobre porque había vuelto con ese vestido, el cual lo hacía ver como Carrie con esa mancha roja en el abdomen—. Vamos a bailar —pidió.

Bailaron todo tipo de género musical casi por dos horas sin parar, también bebieron mucho alcohol hasta que faltando quince minutos para las doce ambos fueron alumbrados por un enorme foco de luz azul.

Now I've had the time of my life
No, I never felt like this before...

—No... —dijo Gerard con entusiasmo.

—Nadie pone a baby en la esquina.

Pidieron hacer un círculo alrededor de ellos y tomaron lugar en cada extremo preparándose para hacer la cargada majestuosa. Gerard dudó pero decidió que si confiaba lo suficiente en su holidate como para hacer esa locura. Se quitó sus sandalias de tacón alto y Frank se retiró su saco negro, lanzandolo por ahí.

Gerard sonrió y comenzó a correr en dirección a Frank para tomar impulso. Cuando estuvo frente a él, éste lo tomó de la cintura y él se sujetó de los hombros de Frank, flexionó sus piernas y saltó. Con el coro de la canción Frank lo suspendió en el aire en una cargada alucinante.

Gee se sintió confiado al escuchar los aplausos y los murmullos de las personas a su alrededor, así que soltó los hombros de Frank y estiró sus brazos hacia los lados. Lo que terminó en un grave error.

El vestido se rompió de los tirantes y de la parte del centro dejándolo casi desnudo de la cintura para arriba. Frank perdió el equilibrio al ver toda la blanca y suave piel del pecho de Gerard descubierta ante él. Ambos acabaron cayendo al suelo. Gerard sobre Frank.

—Oye, nadie tira a baby sobre su cabeza —mencionó Gerard dolido. Les habían dado unas compresas con hielo para que colocaran sobre los golpes.

—Lo siento Gee —se disculpo Frank—. Iré al baño.

Gerard asintió.

—Muy bien chicos ¿están listos para recibir al año nuevo? —gritó el DJ—. Chicos tomen a su pareja para que hagamos esto.

Todos estallaron en gritos exagerados cuando la cuenta regresiva se proyectó en una inmensa pantalla al centro del salón. Gerard se levantó de su lugar y fue hasta las barandas del segundo piso. Apoyó sus antebrazos en ellas y fijó su vista en la cuenta desde el número diez hasta el grito estruendoso de ¡Feliz año nuevo!.

Gerard miraba todo con atención, prestando especial interés a las parejas que se besaban o bailaban abrazados. Vio incluso como le proponían matrimonio a la chica que llevaba su vestido negro. Todos reían. Todos eran felices. Él ni siquiera estaba siendo feliz con el alcohol que había ingerido.

—Mierda, lo siento. —Frank llegó corriendo a su lado—. ¡Feliz año nuevo Gee!

—Feliz año nuevo —respondió sin emoción.

Frank le observó un par de segundos y se tomó la confianza de plantar un simple y fugaz beso en su mejilla izquierda. Gerard no dijo nada pero su corazón se agitó por una fracción de segundo.

Casi media hora después ambos iban de camino a sus casas en un Uber.

—Está noche no apestó —comentó Frank para romper el incómodo silencio que se había formado entre ellos—. De hecho me la pasé muy bien.

—Si —respondió Gerard—. Digo, no fue la peor noche de mi vida.

—¿Qué harás para San Valentín? —preguntó Frank de pronto sin despegar su mirada del perfil de Gerard.

—¡Frank! Faltan dos meses.

—Lo sé pero si te lo digo de una vez quizás no termine haciendo algo estúpido ese día.

—Buena idea pero dos meses es mucho tiempo. Muchas cosas pueden pasar antes.

—Seguro...

—Y si no pasan tengo una cita pendiente en la tienda de dulces. Entonces estoy bien.

—¡Ah! Okay. Claro.

El auto arribó al departamento de Gerard, él abrió la puerta y bajó sin ninguna despedida de su parte.

El auto arrancó y antes de entrar a su edificio quedó viendo cómo éste se perdía en las frías calles.

—☃️—

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