Bad Idea
La mañana del día siguiente, Frank se despertó temprano y realizó su rutina como de costumbre, teniendo cuidado de no lastimar su dedo. Después de bañarse, desayunó y se alistó para ir al campo de golf. Sabía que no podría entrenar por un tiempo pero necesitaba ir hablar con su amigo Ray.
—Nos tomamos de la mano —le dijo en cuanto estuvieron juntos.
—¡Santo cielo!
Frank sonreía como tonto mientras recordaba el toque suave y mágico sobre la mano de Gerard.
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—Te lo digo Kris. Hubo vibras. —Gerard había invitado a Kristin a desayunar para hablar sobre el mismo asunto.
Sin saberlo, ambos buscaban consejo de manera simultánea.
—Eso es rico.
—Si pero ahora es raro...
—Más raro que no saber si su pene estuvo o no dentro de ti.
—Si pero las vibras pueden traer sentimientos.
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—Lo que trato de decir es que hubo un gran cambio. Quizás ya no sea platónico.
—¡Amigo estás en problemas! —exclamó Ray—. Tienes que dejarlo.
—¡No puedo! Ya casi es la boda de su hermano.
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—Estoy muy confundida —reclamó Kristin—. A ti te gusta, tú le gustas. Esos no son problemas reales.
—Si lo son. No me puede gustar gustar hasta que este seguro de que yo le gusto de verdad.
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—No puedes ir a una boda con un chico que siente cosas por ti. Se hará ideas. Escúchame Frankie.
—Pero...
—Como amigo te digo esto.
—Es que...
—¡No!
—El día del trabajo es una festividad. Tenemos un trato. ¿Qué hago?
—Una boda es algo diferente. ¿Entiendes eso verdad?
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—Los hombres odian las bodas, incluso si son en festividades. Entonces si él no intenta evadirlo ahí tienes tu respuesta.
Gerard se emocionó y sonrió grande.
—Le voy a preguntar si viene.
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—¡Dile que vaya con alguien más! —exclamó Ray exaltado—. Alguien con verdadero potencial, le estarás haciendo un favor.
—Y yo, ¿a quién llevo?
—A alguien que le importe una mierda las bodas —respondió con simpleza—. Yo estoy ocupado.
Frank levantó su dedo medio vendado y sé lo mostró a Ray.
Si Ray le había dado ese consejo era por algo, ¿no?. Después de todo Ray nunca tenía malas ideas...
*
Faltando un día para la boda mientras Gerard revisaba sus correos en la computadora, recibió una video llamada de Frank. Arregló su cabello con rapidez y respondió.
—No es día festivo, ¿porqué me llamas?
—Okay, es una emergencia. Si no me ayudas Arthie y Maya tendrán un horrible regalo. ¿Qué piensas?
Giró la pantalla de su celular y le mostró a Gerard unos adornos anticuados. Éste rodó los ojos y negó.
—Es horrible y equivocado. Creo que las almohadas de Potter and Botts siguen disponibles.
—No voy a regalarle un shampoo a otro chico.
—También es para Maya.
—Tienes razón —hizo una pausa mientras caminaba—. Gee, estaba pensando y sinceramente no esperaba ser invitado a la boda. Entonces no conozco el protocolo aquí, es una boda pero...
—Y un día festivo, si. —Gerard le interrumpió. Se puso de pie y caminó a la cocina, donde la luz le iluminaba mejor. Hablaba con una sonrisa en sus labios pues el momento que había esperado al fin había llegado—. Pensé lo mismo.
—¡Oh! ¿Lo hiciste? ¡Qué bien!
—Lo es. Bueno, me alegra.
—A mi también.
—Y luego...
—Entonces llevamos citas. —Frank mencionó aquello, dejando sin palabras a Gerard.
—¿Citas? —parpadeo un par de veces y enfocó su vista en cualquier otro lado menos en la pantalla del celular.
—Citas ¿cierto?
—Si... citas con otras personas.
—Perfecto.
Frank cortó la comunicación dejando a Gerard enojado, frustrado y decepcionado. Se suponía que era su oportunidad para confirmar que le gustaba a Frank, ¿no?
*
El día de la boda llegó de manera fugaz. Al comienzo del día todos era un manejo de nervios, luego los nervios se transformaron en lágrimas de nostalgia y ahora todos estaban celebrando felices y borrachos la unión de aquellas vidas.
Gerard había tratado de evitar a Frank en toda la velada. Pero ¿a quién trataba de engañar? No había despegado su vista de él en ningún momento. Su corazón había sentido una enorme punzada cuando lo vio llegar con su elegante traje formal en color negro y con su tía Marie colgada de su brazo.
—No puedo creer que la haya traído a la boda —le comentó a Kristin en voz baja. Acaban de brindar y él no pudo dejar de observar el espectáculo que hacía Marie al lado de Frank—. Digo es extraño... apenas se conocen.
—No es tan extraño. Son solteros y sexys. Además ella es familia y él es un amigo.
—Jajaja. —Gerard se puso de pie de un salto. Comenzó a reír de manera escandalosa y se colgó del brazo de Brian que yacía a su lado. Él había sido su cita escogida—. ¡Basta! —dijo.
—¿Qué basta? —preguntó Brian confundido.
—Es muy extraño, porque Gee se marea con un poco de sangre y está con un médico —comentó Frank, viendo la escena patética de Gerard.
—Seguro se mueve bien... —respondió Marie observando con detalle a Brian.
—¿Crees que es guapo?
—De cara 8, de manos 10. —Se quedó viendo el dedo lastimado de Frank en su mano izquierda, la tomó entre las suyas y besó de manera superficial—. Las manos lo son todo.
—¿Si ves? ¡Mira! —señaló Gerard. Se sentó de nuevo en su lugar y le pidió a Kristin que viera lo que hacía Marie.
Sin vergüenza alguna ella mordió el dedo de Frank, solo para comprobar que no tenía sensibilidad ahí. Pero Gerard conociendo a su tía, sabía que era una clara insinuación.
—Talvez solo son amigos. Ella es muy amigable ¿no? —Kris tampoco podía creer lo que veía.
—Lo que sea, no me importa.
Un par de minutos después Frank fue a la barra a pedir una cerveza. Gerard llegó un poco después.
Antes de acercarse a Frank, arregló su vestido largo de espalda abierta en color plomo y revisó que su labial no se hubiera corrido.
—Champagne —pidió.
—Linda boda —le dijo Frank al notar su presencia.
—Hermosa.
—Diviértete Gee. —Hizo el ademán de retirarse. Gerard aprovechó para hablar, era algo que no podía controlar tampoco.
—¿Dormirás con ella? —preguntó directo.
—No sé, eso aún no lo decido.
—Entonces, ¿lo harás?
—Eso no es asunto tuyo.
—Es mi familia, es asunto mío.
—¿Vas a dormir con él? —Fue el turno de Frank para interrogarlo.
—Mmm él salvó tu dedo así que lo puedo hacer —respondió encogiéndose de hombros.
—Él lo arruinó ¡no puedo insultar a nadie! —levantó su dedo medio pero lo hizo con dificultad.
—Por suerte mi tía Marie no puede ver bien.
—Dijiste que no estaba mal... —susurró Frank viendo su dedo.
—Solo fui amable.
—Pues no lo seas.
—¿Sabes que? Si. De hecho deberíamos replantearnos todo esto.
—Si, deberíamos.
—Bien.
—Bien.
—Asombroso.
—Fantástico.
Su pelea fue interrumpida por la voz del DJ. Llamaba a todos al centro de la pista para que vieran el primer baile del padre con la hija.
Las personas formaron un semicírculo alrededor de ellos. Frank se quedó de pie junto a Gerard cuando la música comenzó a sonar. La melodía era suave y tranquila, pero los pasos de Maya y su padre no. Movían sus brazos en cualquier dirección y sus torsos se sacudían sin control, parecía más una especie de hip hop modificado.
Las personas comenzaron a murmurar el raro estilo de baile que tenía o quizás era costumbre que en su país natal bailasen así.
—¿En serio? —dijo Gerard mientras miraba con pesar la escena.
—En el video se verá medio raro.
—Alguien tiene que decirles.
Ahora el papá de Maya la había tomado de la cintura y se habían unido a bailar algo parecido a un vals. Frank tomó la mano de Gerard y lo jaló hacia el centro de la pista.
—Frank espera. No nosotros.
Fue demasiado tarde para sus quejas puesto que Frank ya lo había colocado frente al padre de Maya y él había tomado la mano de la chica. Pronto las demás personas comenzaron a unirse a ellos en la pista.
Arthur se acercó a reemplazar a Frank cuando éste se lo pidió. Frank salió del círculo de personas y sin quererlo volvió a estar al lado de Gerard, quien veía bailar a una pareja en específico.
Brian y Marie estaban al centro, pegando sus cuerpos de manera innecesaria. Marie había colocado su pierna derecha entre las ajenas y movía sus caderas sin recato. Gerard fue el primero en reaccionar, se acercó a ellos y separó a Brian de manera brusca. Frank también fue por Marie y continuaron bailando.
Pero Gerard no era Marie. No tenía la sensualidad de ella y sus pasos eran forzados al lado de Brian, incluso sus leves toques lo eran también.
Frank comenzó a darle vueltas a Marie al compás de la música, sin embargo la mujer rubia se enredó con sus zapatos de tacón y cayó al suelo. Brian no lo pensó dos veces y soltó a Gerard para correr a un lado de Marie.
—¿Estás bien?
—Ahora si. —Dicho eso ella enlazó sus brazos a la nuca de Brian y él la cargó estilo nupcial. Se abrió un espacio entre las personas y desaparecieron hacia algún lugar del elegante club.
Una vez más esa noche Gerard y Frank volvieron a estar juntos. Gerard suspiró y cruzó los brazos sobre su pecho.
—¿Y qué hacemos en Halloween? —preguntó.
—Tengo una idea —respondió Frank.
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