Capítulo Veintitrés

 VEINTITRÉS

30 de mayo, 2011

Debería estar avergonzada de escupir la gaseosa tras un comentario de Dexter hacia Andrew e Isla, la novia de este último.

Conocí a Isla hace unas horas, es una rubia bonita, algo distante, seria y simpática con la que poco hablé, pero que no fue grosera, solo pareció reservada, aunque fue extraña la dinámica que manejó con el resto de la banda, como si fueran solo conocidos que conviven por Andrew. Eso tal vez explica porque duró poco tiempo en el lugar antes de salir junto a Andrew con una simple despedida y él regresa con una pequeña sonrisa, pero pareciendo pensativo.

Me escapo a uno de los tantos baños del estudio de BG.5 intentando limpiarme de la camisa la mancha de la gaseosa y me frustro porque no sale, además, es posible que el periodista de una cadena local de Manchester ya haya llegado y quería estar durante la entrevista.

Mientras mascullo e insisto con la mancha, Lissie, la estilista rubia de BG.5 con la que Dexter se acostó o acuesta, entra a uno de los cubículos sin siquiera darme una mirada. Creo que no le agrado, Ethan dice que se siente amenazada por mi presencia y a mí eso me parece ridículo. Ambas trabajamos para la banda y punto.

Me doy por vencida y hago una mueca viéndome que ahora además de estar manchada, mi camisa está mojada alrededor. En medio de mi maldición, Lissie sale del cubículo para lavarse las manos, ignorando mi presencia y no me quita el sueño, pero la miro con fijeza para que sepa que encuentro abiertamente grosero e infantil su comportamiento.

Cuando sale, entorno los ojos y me ubico en el secador de pared intentando quitar la humedad de la camisa, logro mejorarlo y salgo esperando no haberme perdido la entrevista, no siento que haya tardado tanto en el baño.

En el pasillo me encuentro a Max, quien me sonríe, pero mantiene la atención en su teléfono. Él vive siempre tan ocupado que no entiendo cómo lo equilibra todo y se mantiene tan guapo con esas ondas castañas en su cabello, ojos preciosos, labios carnosos y cuerpo tonificado al que le queda genial los trajes. Un representante muy caliente a principios de sus treinta según escuché.

Quiero preguntarle si ya llegó el periodista, pero será mejor no interrumpir lo que parece una llamada tensa por lo que continúo el camino decidiendo descubrirlo por mí misma.

No termino de entender muy bien como llaman a este lugar estudio. Sí, tiene cuatro salones ambientados para las grabaciones de sus canciones, dos salas de ensayo, una de reuniones y otra que al parecer usan para recrearse o celebraciones. Parece su lugar seguro como banda y Doug me dijo que mayormente la magia de las canciones sucede aquí cuando no están de gira.

Me pierdo por un momento intentando llegar a la sala de reuniones en donde será la entrevista, pero consigo reorientarme con ayuda de Stone, el serio guardaespaldas de BG.5 o al menos uno de los tantos. Escucho las voces y respiro hondo, sonriendo antes de entrar al lugar intentando ser sigilosa.

Los chicos se encuentran conversando con un hombre que me da la espalda, pero algo me hace detenerme y tensarme porque su postura o quizá presencia, me resulta familiar, como deja vu que no puedo alcanzar en mi memoria.

Miro el cabello castaño con un look despeinado. Es alto y tiene un porte seguro, lleno de confianza.

Me recuerda a alguien.

Me recuerda a...

—¡Hottie! —Grita Dexter y todos voltean a verme, incluyendo al sexta persona.

Jake.

Ojos marrones cálidos me miran y registran la sorpresa e incredulidad en cuestión de segundos. Lo miro.

Luce como el universitario con el que tonteaba, follaba y la pasaba bien, de quien me embaracé y quien se fue, pero también ha cambiado y para bien, al menos físicamente. Siempre fue guapo, pero ahora es innegablemente atractivo viéndose más adulto, con un toque de barba resaltando sus labios. Su complexión es más fuerte que en el pasado.

Él se toma el tiempo de mirar los cambios en mí y quiero cubrirme para que no lo haga, su mirada persiste en la mancha de la camisa a la altura de mi pecho antes de volver a mi rostro.

No sé si la habitación está en silencio o solo se trata de mi mente quedando en blanco mientras lo miro. Entonces siento que mis emociones tienen un despertar.

Un terrible y feo despertar.

La amargura junto a la ira se mezcla en mi estómago en una sensación amarga y repulsiva mientras mi cuerpo se siente caliente, a punto de ebullir. El resentimiento me embarga y por mi cabeza pasa los recuerdos del rechazo a mi embarazo, su insistencia de que abortara cuando le dije que no quería hacerlo, el intento de manipularme, el cómo me culpó, la decepción de darme cuenta de que ni siquiera era mi amigo, porque, aunque éramos casuales, pensé que al menos me respetaba y le importaba. Puede que no lo amara, pero le tenía mucho cariño, me importaba.

Este no es el lugar en el que esperaba en algún que se diera este acontecimiento de mi vida.

—Kaethennis —dice con la misma voz grave que consideraba atractiva y que hoy aviva mi ira.

Solo escucharlo decir mi nombre basta para hacerme explotar sin pensar en las consecuencias. No me permito ser racional, simplemente siento mientras mi cuerpo tiembla.

—¿Se conocen? —Creo alcanzar a escuchar la voz de Harry.

No sé cuándo acorto la distancia, pero siento es la conexión de la palma de mi mano contra su mejilla cuando lo abofeteo con fuerza, el sonido se registra por todo el lugar y abre la boca para decir salgo, pero lo callo con otro bofetada, más fuerte, en el mismo lugar.

Y voy por una tercera, pero me toma de la muñeca y un sonido que no reconozco sale de mí, es aterrador mientras le clavo las uñas haciéndolo soltarme.

Entonces le doy la tercera bofetada y alguien maldice.

—¿Cómo te atreves a decir mi nombre? ¿Cómo te atreves a tocarme? —siseo y voy por la cuarta, pero una vez más me toma la muñeca.

—Suéltala —Ordena Harry con voz firme y él me libera.

—Debes calmarte —Me exige Jake y una risa incredula se me escapa.

¿Él de verdad cree que puede decirme qué hacer?

Mi risa se vuleve un poco histerica y la acompañan lágrimas llenas de frustración e ira. No me importa si los demás me miran, no puedo controlarme.

—¿Calmarme? —pregunto limpiándome las estúpidas lágrimas— ¡Tienes las pelotas de exigirme calmarme!

—Kaethennis... —comienza, pero lo interrumpo con una bofetada en su otro mejilla y esta vez le volteo el rostro de la fuerza que empleo mientras la mano me palpita.

—Hottie —escucho a Dexter antes de tomarme el brazo, pero intento liberarme.

—¡Eres un maldita basura! —Le grito—¿Quieres que me calme cuando tengo frente mí al tipo más cobarde con el que me he topado? ¿Te da miedo que sepan la basura que eres?

Quiero arañarle el rostro, pero unos brazos me envuelven desde atrás y me queda algo de consciencia para darme cuenta de que se trata de Harry.

—Tú, tú... reverendo imbécil. Tienes la osadía de pedirme calmarme ¿Así que eres periodista? ¿Así que mientras huías tras dejarme embarazada jugabas a ser el chico perfecto?

Ante mis palabras alguien maldice y los brazos de Harry.

Me dejan gritar, digo muchas malas palabras, sin embargo, no me dejan golpearlo nuevamente. Me da satisfacción verle las mejillas sonrojadas y el pómulo hinchado por mi bofetada, tiene las huellas de mis manos.

Sé que mi hijo y yo estamos bien sin él, no esperaba que nosotros funcionáramos como pareja, pero pensé que me apoyaría, en aquel entonces me debatía sobre la adopción y estaba asustada, pero él me presionaba por abortar, llegó a arrojarme dinero de una manera humillante y luego terminó huyendo. Pasé gran parte de mi embarazo odiándolo y también llorando.

Cuando finalmente dejo de gritarle tomo respiraciones agitadas e intento calmarme porque me da rabia haberle dado el poder de tener semejante reacción de mí. Nunca me he sentido tan violenta y alterada como hoy.

Recargo mi peso de Harry cuando siento que la energía me abandona y él me aprieta dándome la calidez y fuerza de su cuerpo, abrazándome en su agarre.

—¿Dónde está? —rompe el silencio Jake.

—¿Quién? —pregunto entre dientes sin creerme que hace esa pregunta.

—El niño... o niña.

—Serás cabrón de mierda... ¿Quieres saber en dónde está? —Le sonrío con crueldad—. Nunca nació, tal como querías, lo aborté.

Hay jadeos y me siento horrible de siquiera decir las palabras porque amo a mi hijo, nunca pensé en abortarlo porque eso me asustaba más que tenerlo, no sentí que fuese la decisión que yo quería, pero sé que hay quienes sí y no es malo, pero pensarlo sobre mi bebé con su hermosa sonrisa, me hace sentir que lo traiciono.

—¿No fue eso lo que me dijiste? —prosigo—. Me dijiste que no era tu bebé, cuando te diste cuenta que era estúpido negarlo me pediste abortar. Me presionaste luego de insultarme y hacerme sentir culpable. Sacaste efectivo y me lo extendiste, me gritaste que dejara de llorar y cuando no tomé el dinero me lo arrojaste a la cara, me gritaste que lo tomara del suelo. ¿Qué fue eso que dijiste después? Ah, sí, que jamás tendrías un hijo con una puta como yo y justo después desapareciste junto a tu familia. Qué buenos recuerdos.

—No eras capaz de hacerlo. Pensé que era la mejor solución, no tenías ni tienes instintos maternales, solo te importa la diversión y eres egoísta...

—Tú no me conoces, nunca lo hiciste —Lo interrumpo—. Me follaste, te follé, follamos, pero no sabes quién soy.

»Saldré ahora mismo de este lugar y por Dios que espero nunca volver a encontrarme con alguien tan desagradable como tú. Haz lo que has hecho estos tres años, desaparece y finge que no existo.

Consigo salir de los brazos de Harry cuando en un gesto le pido que me deje ir y a paso apresurado salgo del lugar preguntándome si todo esto me acaba de hacer perder mi trabajo, pero sin arrepentirme de mis acciones.

Cuando estoy lo suficiente lejos me llevo una mano temblorosa a la boca para silenciar mis sollozos mientras lloro. No dejo de caminar hasta llegar al estacionamiento. Me saco el teléfono y llamo a Bridget rogando que responde y cuando lo hace, lloro otro poco más.

—¿Qué sucede? —pregunta alarmada, pero con una voz igual de llorosa que la mía.

—Oh, Bridget, lo he visto.

—¿A quién, cariño?

—Al bastardo de Jake.

Ella jadea y yo asiento llorando como si pudiese verme, pero antes de que me dé una respuesta, la rabia que aún me embarga me hace arrojar el teléfono al suelo y cubrirme el rostro con las manos llorando otro poco más. Como en un bucle en mi mente se repite el momento más humillante de mi vida: Jake arrojándome el dinero a la cara. Sus gritos, sus horribles palabras... Todo.

Me sentía desorientada sobre cómo podría criar un bebé, pero él me arrojó todos esos miedos al rostro, llamándome egoísta y que no sería capaz, como podría arruinarle la vida a ese bebé si lo tenía. Dijo todo lo que temía y convenció a una gran parte de mí de ello, pero temía tanto abortar y no me sentía preparada para ello, que la adopción me pareció lo correcto, aun cuando en el fondo quería intentar ser una buena mamá.

Los brazos de Harry nuevamente me envuelven desde atrás y giro para poder aferrarme a él, pegando mi cuerpo en el suyo y levantándome de puntillas al hacerlo inclinarse para esconder mi rostro en su cuello y llorar contra su piel.

—Yo-yo... —Tartamudea y me abraza más fuerte.

—Lo se, nena.

Me sostiene durante un largo rato, haciéndome sentir segura y permitiéndome recuperarme entre sus brazos.

Él se queda dándome todo su apoyo y su fuerza. Lo escuchó todo, lo vio y aun así ahora está aquí.

—¿Perdí mi trabajo? ¿Vienes a darme las malas noticias?

—No —ríe por lo bajo—, el trabajo sigue siendo tuyo. Vine porque tenía la impresión de que necesitabas un abrazo, porque quiero estar aquí y porque si me quedaba allá, tras escuchar todo eso, podrían luego levantar cargos contra mí cuando le desotrozada la cara a puñetazos.

—No harías eso.

—Oh, creéme, lo haría. Quiero hacerlo.

Me estoy enamorando de Harry Jefferson, no me quedan dudas. Es una caída libre en la que no sé qué me espera al final.

Sin darme cuenta comienzo a reír, de seguro Harry piensa que estoy realmente loca, es una risita tonta.

—¿Qué es tan gracioso? —pregunta contra mi cabello.

—Acabo de descubrir algo —respondo sorbiéndome la nariz y alzando el rostro para encontrarme con sus ojos que me miran con precaución.

—¿Cuál es ese descubrimiento?

Tomo una profunda respiración, quizá aun me encuentro sensible y esa sea la razón por la que no quiero callarme algo que francamente me aterra.

Kaethennis, aquí vamos.

—Me estoy enamorando de ti —suelto sin aliento, como estuviese corriendo una maratón.

Salto al vacío esperando que él me atrape.

Miro maravillada los cambios en su rostro. La manera en la que esos hermosos ojos azules se abren, la exhalación lenta entre sus labios y luego sus pupilas se dilatan mientras los pómulos se le sonrojan.

—¿Esa es la furia hablando? —pregunta con cautela y sacudo la cabeza en negación.

—No, esa soy yo, la mujer que no quería más, diciéndote que está enamorada cayendo fuertemente por ti. Estoy enamorándome de ti, Harry y fuerte.

—¿Me darás más?

—Quiero hacerlo, porque quiero más de ti.

Sus pulgares limpian el rastro de mis lágrimas y mi sonrisa favorita surca sus labios. Mi corazón late desbocado y espero con ansias su respuesta.

Un suave beso cae en la punta de mi nariz y luego sus labios viajan por mi mejilla, navegando hasta mi oreja en donde susurra:

—Me tienes. Me tienes desde hace mucho tiempo.

—¿Qué significa eso?

Su risa es suave y me estremezco al sentirla contra mi oído.

—Significa que estoy enamorado de ti y que he estado esperando escuchártelo decir.

Respiro hondo. Jake había sido una horrenda explosión, pero Harry... él me hace sentir magia.

Yo salto al vacío y él me atrapa.


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