Capítulo Veintisiete

 VEINTISIETE

Mi hijo se abre paso en el apartamento de Bridget mientras miro sorprendida el lamentablemente estado de mi mejor amiga. Tiene grandes ojeras y los ojos hinchados, está pálida y trae el cabello despeinado, su ropa es un pijama disparejo.

Cierro la puerta y la abrazo sin preguntar, ella se acurruca contra mi cuerpo.

—Lamento tardar tanto en venir —Me disculpo cuando nos separamos y nos guío hacia el sofá, sentando a Dan sobre mi regazo—. No la mires con desconfianza, hijo, solo es tía Brid.

—Sí, príncipe, solo soy yo... embarazada —Lo último lo agrega en un tono de voz que delata su vulnerabilidad.

—Muy bien, dime qué ha sido lo que te ha tenido tan molesta.

—Tu estúpido hermano, él es quien me tiene cabreada.

Suspiro porque intuía en el fondo que esa podría ser la respuesta. No quiero meterme en medio de esto porque los amo a ambos, pero puedo escuchar y tratar de dar lo mejor de mí.

—¿Qué fue lo que hizo?

—Él solo vino y dijo las cosas correctas, que yo no estaría sola, que se haría cargo del bebé...

—¿Qué hay de malo en eso?

—¿Qué, que hay de malo? —Se altera y Dan la mira con sorpresa— Pues bien, quizás lo mal está en el hecho de que él se puso de rodillas y pidió mi maldita mano para poner un anillo de compromiso.

Mis ojos tienen que estar muy abiertos con la incredulidad y sorpresa mientras dejo a Dan en el suelo, entregándole en automático varios de sus juguetes.

¡De ninguna jodida manera Keith pudo haber hecho eso! ¡Vamos! ¡Es Keith! Amo a mi hermano, pero su terror al compromiso es casi tan grande como él mío y es un mujeriego de primera.

Mi mirada de inmediato va al dedo anular de mi amiga, pero no hay ningún anillo.

—¿Segura que sabes de quien estás hablando? ¿De qué eso pasó? —tanteo.

—¡Por supuesto! ¡Sé perfectamente quien puso este bebé en mí! él malditamente se arrodilló y saco un anillo que valdrá más que su vida.

—Mi Dios...

—Sí, lo mismo dije yo.

—No estoy entendiendo nada, Bridget. Joder, me largo por diez días y mi hermano compra un jodido anillo de matrimonio para mi jodida y embarazada mejor amiga ¡Mierda!

—¡Kae! Estas soltando un montón de palabrotas, Dan podría escucharte.

—Lo siento, es solo la sorpresa y que he pasado mucho tiempo con Dexter —Me disculpo sin quitarle la mirada de encima— ¿Lo rechazaste?

—¡Por supuesto que lo rechacé!

—De acuerdo... —digo con lentitud y hace un sonido exasperado.

—No me casaré porque estoy embarazada, estamos en el siglo XXI, no necesitamos casarnos para criar un hijo.

—Pero ¿Qué pasa si él lo hace porque quiere?

—Si él lo hiciera porque quisiera entonces me lo hubiera pedido antes, Kaethennis, él no hubiese esperado a dejarme embarazada.

Finalmente comprendo el motivo de su molestia, aunque en realidad es dolor.

Conozco a mi hermano, sé que está intentando hacer las cosas de la manera correcta, sé que él me vio llorar durante un tiempo en mi embarazo y él no quiere eso para Bridget, lo admiro por eso, pero pedirle matrimonio de esa manera tan superficial y conveniente no es la mejor idea que pudo tener.

Mi amiga comienza a llorar y la atraigo a mis brazos.

—Llora todo lo que necesites —susurro— y Brid, estoy segura de que su intención no era herirte. él quiere demostrarte que estará para ti.

—No, él estará para el bebé, pero nunca para mí, Kae, siempre será así. Siempre ha sido así. Entonces por eso tengo al chico de mis sueños inmediatamente sobre su rodilla pidiéndome matrimonio.

»No es sobre mí, es sobre el bebé y soy una futura madre de mierda que siente envidia hacia su propio bebé por el modo en el que Keith está intentando darle una buena vida.

—No eres eso, nunca vuelvas a llamarte a ti misma de ese modo —La abrazo más fuerte—. Por ahora, quizás lo mejor sea que Keith y tú se enfoquen en el bebé, entonces luego pueden sentarse a hablar sobre ustedes.

Asiente en acuerdo y le limpio las lágrimas del rostro, nunca la vi tan afectada. Me da una sonrisa temblorosa y se la devuelvo.

—A veces me pregunto si lo mejor que pasó en mi vida fue jalar de tus trenzas y hacer que cayéramos en el lodo hace tantos años.

—No me lo recuerdes, tú me odiabas.

—Totalmente —confirma y ambas reímos—. Ahora dejando la historia de la chica embarazada a un lado, háblame acerca de la escoria de Jake haciendo su aparición.

Un sonido de protesta se me escapa mientras me remuevo, mi cuerpo se tensa automáticamente en estado de alerta, no he dejado de pensar en ello.

Narro para mi amiga todo lo que ha sucedido con respecto a Jake y ella me interrumpe de tanto en tanto con insultos creativos que Dan no alcanza a escuchar. Y cuando hablo de las múltiples bofetadas, ella aplaude riendo.

—Quería acabar con él, estaba tan inestable, Bridget, me sentía impotente.

—No es para menos, me alegra que lo hayas insultado y abofeteado, yo le hubiese pateado las pelotas.

—Lo pensé, pero Harry me sostuvo. Sin embargo, Jake ha llamado a casa de mis padres.

—Pues vale mierda que sepa de Harry Daniel, ese niño no tiene su apellido, lo único que tiene del bastardo es el color de cabello, de resto es todo tuyo, eres quien ha velado por él.

»Si ese bastardo quiere aparecer pues que lo haga, no estás sola, tienes a todo un batallón. No tiene ningún derecho sobre Dan así que quítate ese miedo de encima que ese niño te ama con locura y Jake no arruinará lo mejor que te ha pasado en la vida.

—No lo dejaría hacerlo, si él quiere aparecer que lo haga, si pretende ser recibido como un padre adorado pues que se joda, primero me lleva a juicio. Él renunció a su derecho, nunca pensó en buscarme, no se arrepintió. Nos encontramos por casualidad.

—Que se joda Jake —Dice con determinación—. Ahora háblame de tus vacaciones junto al bombón de Harry Jefferson.

—No fueron vacaciones.

—Espero y hayas sido una niña mala, Kaethennis, hazme sentir orgullosa. Yo soy la embarazada ahora así que tú debes follar por las dos.

—¡Bridget —lanzo una mirada a Dan, pero es ajeno a nuestra conversación.

—No te hagas la idiota y cuéntalo todo.

—Le dije que me estaba enamorando de él luego de ver a Jake.

Ella jadea de manera exagerada sabiendo el gran paso que eso supone para mí, luego me escuchar contarle todo. Mi voz se llena de emoción y tantos sentimientos, que ella sonríe durante todo el relato sin interrumpirme.

—Lo hicimos. Tuvimos sexo y fue... no sé, fue como lo que escribía en mis historias cuando tenía dieciséis años o los manuscritos que corrijo, fue indescriptible.

—¡Oh, Dios mío! Realmente lo hiciste —grita con emoción—. Kaethennis, guau, es decir ¡Bien! Después de tres años lo hiciste y con Harry Jefferson y te estás sonrojando.

—Sonará cliché, pero me sentí tan diferente, me sentí conectada con él.

—Kaethennis estoy tan malditamente feliz por ti amiga.

Permanecemos en silencio durante un minuto lo que nos permite notar que mi hijo está demasiado silencioso. Ambas nos ponemos de pie y vamos a su habitación, en donde gimo con resignación cuando lo encontramos con el cabello lleno del shampoo de mi amiga esparcido por el suelo.

—Él es tan travieso cuando decide serlo —murmura Bridget detrás de mí.

—No es algo que vaya a contradecir —murmuro en respuesta.

***

8 de junio, 2011.

Estoy mordiendo con fuerza mi lapicero, no encuentro los conectivos preciso para unir un párrafo en la biografía de BG.5, la puerta de mi oficina está abierta permitiéndome mirar directamente hacia Fate, la compañera de trabajo que cree que le quito todas sus oportunidades, ella me mira con desagrado, sé que ella y Marjorie, otra compañera que no es mi fan, está esparciendo rumores acerca de mí y sobre cómo obtuve el proyecto, pero estoy fingiendo que no me importa que estén desprestigiándome.

Hecho un vistazo al reloj, ya es hora del almuerzo, estoy agradecida de haber encontrado una guardería perfecta y confiable para mi bebé, eso hace que me sienta un poco más relajada sabiendo que está seguro.

Estoy a punto de escribir el conectivo que necesito cuando mi teléfono suena y en el identificador de llamada aparece el nombre de Harry, lo que me tiene sonriendo de manera inmediata.

—Hola, señor Jefferson —bromeo jugueteando con el lapicero, debería estar muy avergonzada de la manera en la que estoy tonteando.

—Kaethennis —suspira mi nombre—, ya me siento mejor al saber de ti.

—Qué exagerado eres, hablamos ayer...

—Pero fue muy breve y soso —Se mantiene en silencio—. Te echo de menos.

—Yo también te echo de menos, más ahora que descubrí que eres una excelente almohada para dormir.

—No dejo de pensar en nuestra noche juntos —confiesa.

—Me gusta que lo recuerdes... yo también lo hago.

—Me tienes tan loco, creo que podría estar escribiendo una canción sobre ti...

—Estás bromeando ¿verdad? —pregunto y una emoción nueva me embarga.

Se siente bonito.

—Si fuera cierto ¿te gustaría?

—Me encantaría —si tan solo él pudiese ver mi sonrisa en este momento—, eso sería como una gran declaración de tu parte.

—Pensé que no necesitaba declaración.

—Pensaste bien, no la necesitas,

—Mis intenciones ya han quedado claras, eres mi chica y punto, técnicamente nos encontramos en una relación.

—Eso sonó muy romántico —bromeo haciéndolo reír.

—¿Quieres estar en una relación conmigo, Kaethennis? —escucho la duda en su voz.

Respiro hondo. No quiero que se sienta inseguro y quiero esto. Me recuerdo a mí misma que soy valiente y que esto es algo que quiero muchísimo.

—Nunca me he enamorado, al menos no me sentí así hasta ti. Quiero estar en una contigo.

—Me alegra escuchar eso, definitivamente hoy, ocho de junio del dos mil once tú y yo estamos iniciando eso que las personas corrientes llaman un noviazgo.

—¿Cómo lo llamas tú, Harry Jefferson?

Aprieto con fuerza el teléfono consciente de que espero con mucha ilusión y ansias su respuesta.

—Yo lo llamaría estar, compartir, besar, intimar y desarrollar sentimientos hacia la persona que hace dar vueltas tu mundo.

Un toque en la puerta llama mi atención y al alzar la mirada me encuentro a un sonriente James.

—Oye, debo colgar.

—Eso es tan triste —Se queja en medio de un suspiro haciéndome sonreír—, en verdad te hecho de menos.

—Y yo a ti, pero solo faltan doce días.

—Así que los estás contando.

—¿No lo haces?

—De acuerdo, me descubriste. Lo hago desde el momento en que perdí de vista tu auto.

—Eres tan.. no sé, me dejas sin palabras.

—Y eso es bueno.

—Es muy bueno —concedo sonriendo—, debo colgar.

Permanecemos en silencio durante largos minutos hasta que escucho su profundo suspiro y creo que ese es otro de mis sonidos favoritos.

Te quiero —susurra.

Mi corazón late de prisa, mi estomago se llena de mariposas y me pregunto cómo puedo conservar estas emociones tan abrumadoras, pero tan bonitas. ¿Siempre estuve huyendo de esta experiencia? ¿O esperaba por él?

Me duelen los pomúlos por sonreír tan ampliamente y le doy las palabras.

También te quiero —Hace un sonido de sorpresa y esta vez soy quien suspira—. Hablamos, pronto.

—Vale, te quiero Kaethennis.

—Te quiero.

Finalizo la llamada y vuelvo mi atención a un James que luce incómodo.

—¿Estás saliendo con alguien?

—En realidad, ese era mi novio al teléfono.

Harry Jefferson, mi novio. Me quiere.

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