Capítulo Sesenta y Nueve

CAPÍTULO SESENTA Y NUEVE

12 de agosto, 2012

Escucho el sonido de la puerta junto a la risa de Dan y camino hasta la sala para encontrarme con él y Harry. Dan da saltitos hacia mí en cuanto me ve mientras Harry sonríe con la mochila del Kínder sobre su hombro.

Dan estira los brazos hacia mí queriendo que lo alce, pero no puedo y Harry apiadandose de mí deja la mochila en el sofá y lo alza para que esté a mi altura.,

Mi niño se inclina con sus labios fruncidos y besa mi nariz antes de sonreír y mirar alrededor, seguramente buscando a su hermanita.

—¿Hade?

—Está durmiendo, cielo —respondo y Harry toma la respuesta para él también, Halle los tiene enloquecidos—. Estaba haciendo el almuerzo, falta poco para que esté listo.

—Gracias, aunque no es necesario que te esfuerces mucho...

—Harry, estoy bien, me siento estupenda, todo el dolor que tenía que pasar, ya lo pasé, tranquilo.

Suspira como si me dejara ganar, antes de inclinarse y presionar un beso sobre mis labios y posteriormente mi nariz.

—Veo que estás tomando mis camisas como tuyas.

—Son muy cómodas y huelen a ti —respondo.

Dan tira del cuello de la camisa de Harry clamando su atención.

—Dibujo.

—Ah, claro, disculpa, pequeño hombrecito — Harry va hasta la mochila y toma un dibujo que deja en manos de nuestro hijo para que me lo entregue.

—¿Es para mí? —pregunto tomando la hoja, asiente con entusiasmo.

Es un dibujo que no se entiende mucho, pero puedo descifrar que pintó arriba de azul para representar el cielo y que los palitos verdes con amarillo alrededor se trata de flores, incluso creo que el pequeño círculo azul se trata de agua. Todo un artista.

—Pero que hermoso dibujo —digo con emoción y en respuestasonríe—. Lo hiciste muy bien.

Le planto un beso sonoro en la mejilla.

—Ahora vamos para que tomes un baño.

Me pide que lo deje bañarse como un niño grande por lo que lo miro en la ducha, atenta por si me necesita o resbala. Él me cuenta sobre la escuela, menciona tres nombres, algunas cosas no las entiendo, pero otras sí.

—¿Y qué tal la maestra?

—Me gustah.

—Eso es bueno, cielo. Sabes que mami te ama mucho ¿verdad? —digo ayudandole a sacarse el shampoo y él cierra sus ojitos con fuerzas haciéndome reír.

—Sí, yo amu a nani... y a papi.

Una vez la ducha ha terminado, Dan camina detrás de mí hacia su habitación, pero se detiene frente a la de Halle ansioso de que despierte.

—Dan cariño, ven para vestirte.

Él me da su sonrisa de pequeños dientes mientras entra a su habitación. Escoger la ropa es algo a lo que me estoy acostumbrado, porque ahora él hace las elecciones. Así que cuando saca un short de playa con una camisa de rayas y botones, procedo a vestirlo porque sé que no saldremos de casa. Peino su cabello con mis dedos, desenredándolo con mis uñas.

—Listo, un bebé limpio y hermoso — digo aplaudiendo y Dan me sonríe.

Quelo chocholate... por favur.

—Cariño, primero comeremos el almuerzo ¿de acuerdo?

En respuesta él asiente tomando las figuras de acción que Ethan le regaló y jugando con ellas en el suelo.

Camino hasta la sala y me doy cuenta que Harry está apagando las hornillas de la cocina. La camisa manga largas negra que lleva, se ajusta a su torso y brazos, haciendo la vista estupenda, es una pena que tenga que esperar tiempo para disfrutar de él.

Gira y sonriendo viene hacia mí, no hay palabras de por medio, simplemente me toma el rostro entre sus manos y me besa.

Sus labios se mueven con delicadeza y lentitud sobre los míos mientras poco a poco su lengua invade mi boca haciendo el beso más profundo. Como puedo, deslizo mis manos por sus brazos hasta poder abrazarme a sus hombros y pegarme mucho más a él, obligándolo a trasladar sus manos de mi rostro a mi espalda.

Me encanta, enloquece y amo besar a Harry, con un solo beso él puede hacer mi mundo girar.

Permanecemos besándonos por minutos, en donde tomamos respiros y volvemos una vez más entre palabras dulces susurradas. Francamente Harry y yo estamos más unidos que nunca.

El fuerte llanto de Halle resuena poco después haciéndome saber que está muy enfadada.

Suspiro y libero los labios, caminando hacia la habitación de Halle, llevándome una sorpresa cuando me encuentro a Dan con una mano dentro de la cuna, mi hijo incluso se sonroja cuando me ve, lo que delata que la ha despertado con la ilusión de jugar con ella.

—Dan, cielo, a ella no le gusta que la despierten, quiere dormir —digo acercándome a la cuna, Harry se detiene a la puerta notando lo que sucede, me inclino hacia Dan y beso su cabeza, luego tomo a la bebé que llora fuertemente, la pego a mi pecho y comienzo a palmear su espalada para calmarla.

—Pero quelo jugar con Hade —Dan parece afligido mientras mueve uno de sus pies y mira al suelo, aprieta sus labios, parece que va a llorar también.

Me agacho como puedo hasta sentarme en el suelo y Dan me mira mientras sus labios tiemblan.

—Ella está pequeña, cariño, necesita dormir para crecer y ser grande y fuerte como tú— digo—. Puedes jugar con ella cuando esté despierta y mami o papi la tengan ¿de acuerdo?

Dan asiente, sin embargo, sus labios aun tiemblan mientras sus ojos se vuelven acuosos.

—Muy bien, trae los peluches y siéntate aquí —Señalo el lado junto a mí—, vamos a mostrarle los juguetes a Halle, pero primero ella va a comer ¿de acuerdo?

Dan asiente mientras va por los peluches. Halle sigue llorando mientras bajo el tirante de mi camisa, liberando mi pecho sensible y adolorido. Guío mi pezón hacia la sanguijuela dos y gimo por los fuertes tirones que da.

Halle se dedica a comer y Dan va agrupando todos los peluches que quiere mostrarle a su hermanita, Harry me sonríe sentándose a mi lado y ayudando a Dan a ordenar los peluches.

—¿Qué hace? —me pregunta Dan señalando a mi pecho, mientras se sienta esperando que Halle termine.

—Está comiendo, cuando están así de chiquitos comen de sus mamis, tú también comías de mami —le informo y él frunce el ceño.

—¿Estos son todos los que les mostrara a Halle? —le pregunta Harry tomando el del hombre araña— Este me gusta.

—Sí, poque es niña y es bebé —es la lógica que usa Dan para responderle a Harry, haciéndolo reír.

—Tienes razón, está muy pequeña para conocer todos tus grandiosos juguetes —acuerda Harry besando su cabeza.

Tras sacarle los gases, ubico a Halle en mis brazos, tiene los ojos abiertos y a Dan eso le entusiasma.

Constantemente me encuentro curiosa sobre cuál será el color de ojos de mi hija, con honestidad, amaría que fuesen como los de su padre.

—Ben10— le informa Dan con felicidad alzando el juguete frente a ella— es mío y tuyo

Halle se estira y eso Dan lo toma como una buena señal para tomar otro peluche y tendérselo, ella eructa y Dan ríe.

Harry y yo presenciamos este momento con una sonrisa y la alegría reflejada en nuestros ojos. Es mejor de cómo lo soñamos.

***

20 de agosto, 2012.

—¿Me esperas aquí abajo? Así no sacamos a Halle del portabebés y no la despertamos —pregunto a Harry quien apaga la camioneta y asiente.

—¡Yo, nani, yo! —pide Dan y lo ayudo a bajar.

—De acuerdo, se mi acompañante —tomo su mano y luego miro a Harry—. Seré rápida.

—Bueno, eso espero, porque cuando ella despierte tendrá hambre y eres quien podrá saciarla.

A paso rápido me adentro a la editorial, saludando a aquellos que ya conozco y que se detienen a felicitarme por la bebé y a conocer al hermoso niño que me acompaña. Estoy retomando mi trabajo de a poco, acordé con Jack Hunter que haría tantas correcciones como pudiera desde casa.

Paso por la pequeña oficina de Grace en el área de diseño, pero me informan que es su día libre, por lo que sigo mi camino con un curioso y de buen humor Dan que se encarga de saludar a todos a su paso.

Finalmente llego a mi oficina y dejo libre a Dan para que explore todo en el espacio que considero mi lugar de trabajo; camino hacia el estante donde guardo mis proyectos y me encargo de buscar los que necesito.

—Kaethennis —La voz de Cameron me hace dar un respingo de sorpresa, me giro justo para verlo entrar a mi oficina con una sonrisa.

—Hola, Cameron ¿Qué tal todo?

—Ahora que te veo va mejor. Es extraño verte sin estar... embarazada, pensé que mentían cuando escuché que estabas por aquí.

—Vine a buscar unos borradores —respondo.

—¿Y dónde está la famosa bebé?

—En el auto con su papi, esperando por mí y su hermanito —respondo viéndolo brevemente y me doy cuenta de que apenas él está notando la presencia de Dan, quien lo mira frunciendo levemente el ceño.

—Adorable, una salida familiar.

—Sí — murmuro buscando el borrador que me falta.

Consigo lo que busco y no puedo evitar sonreír, alzo mi vista al notar una sombra, dándome cuenta de que se trata de Cameron comenzando a invadir mi espacio personal.

—Esto es incómodo —le informo dando un paso hacia atrás.

—Creo que necesitas a un hombre Kaethennis.

—Lo que necesitaba ya lo tengo.

Él da un paso hacia mí y me alegra ver que Dan esta brevemente distraído con la hoja, le doy una mirada nada agradable a Cameron.

—Eres una gran mujer, asombrosa e impresionante ¿no crees que mereces más que un baterista de alguna banda famosa? ¿crees que solo mereces a un chico rockero que se acostará con cuanta gruppie aparezca en su gira?

—Creo que no es tu asunto y no pienso hablar de mi vida personal contigo. Esto es acoso laboral.

—¿Serás la mujer que se quede en casa criando a los niños mientras él está de gira haciendo el desmadre?

—Basta, retrocede, Cameron.

—¿Sabes que es lo que pasa con los estereotipos? — cuestiona—. Que siempre resultan ciertos.

Voy a responderle, pero pronto me doy cuenta que de una forma muy brusca sus labios cubren los míos.

Los primeros dos segundos de contacto boca a boca estoy muy sorprendida, pero luego muy cabreada, tanto que me gustaría golpearlo.  Incluso sus manos están sobre mis hombros, la molestia e ira me dan la suficiente fuerza para alejarlo justo en el momento en el que su lengua pretendía salir de su boca.

Lo primero que hago es cerrar mi mano, tomar impulso y golpear su pomulo con fuerza incluso logro que él voltee su rostro mientras mi mano libre me la restriego en la boca.

Escucho un sollozo y rápidamente veo a Dan quien está derramando lágrimas mientras sus labios tiemblan, está debajo del escritorio.

Vale, ahora todo es aún peor. Me giro hacia Cameron, da un paso hacia mí y lo empujo.

—¿Cómo te atreves a besarme? ¿Cómo haces algo como eso frente a mi hijo? — le grito—. No te he ilusionado, he sido muy clara. Acabas de faltarme el respeto. No quiero que te me acerques, déjame en paz — le arrojo los manuscritos dándole en el rostro—. Puedes quedarte con tus malditos escritos, porque renuncio.

Temblando de la molestia camino hacia el escritorio y con mirada suplicante pido a Dan que salga, él lo hace llorando, lo cargo sin importarme estar haciendo fuerza mientras nos dirijo hacia la salida, mi niño está asustado.

Cameron se detiene frente a la puerta impidiéndome la salida, eso hace llorar más a Dan, que se aaferra a mi cuello con fuerza.

—Salga de mi camino, señor Hunter.

—Kaethennis...

—Señorita Stuart para ti —le corto—. Le haré llegar mi carta con la renuncia.

Él no se mueve lo cual solo me molesta aún más.

—¡Que salgas de mi maldito camino! —le grito llamando la atención de varios, lo cual ocasiona que para evitar escandalo él se haga a un lado—, agradece que no quiero involucrarme en líos legales, porque a esto se le llama acoso laboral.

Camino hacia el ascensor, escucho a muchos murmurar. Una vez estoy dentro del ascensor, me encargo de calmar a Dan.

—Tranquilo, mi cielo, todo está bien, mami está aquí.

Le susurro esas palabras muchas veces, como un mantra. Amaba realmente este trabajo, pero no voy a tolerar este tipo de acoso.

Respiro hondo, quiero llorar, escribir y ayudar a otros escritores a mejorar sus trabajos eran mis trabajos soñados, se siente como si uno de ellos ha sido arrancado de mí.

Cameron Hunter me ha llevado a dejar un trabajo que realmente amaba.

Camino a paso apresurado fuera del ascensor, hacia el auto. Harry está afuera caminando con Halle despierta entre sus brazos, él nos sonríe, pero su sonrisa se borra al mirar a Dan acurrucado contra mí y la expresión de mi rostro.

—¿Qué sucedió? —cuestiona.

Subo a Dan al auto y miro a Harry, no le oculto las cosas, como le dije a Cameron, es por ello que no tomo a Halle cuando me la extiende, porque cuando lo sepa estará muy molesto e irá por Cameron.

—Me encontré con Cameron en mi oficina, dijo cosas que no me gustaron —digo, él aprieta sus labios— y luego me besó.

Harry respira muy hondo mientras cierra sus ojos, cuando los abre, están muy oscuros. Intenta darme a Halle una vez más, pero no la tomo.

—Kaethennis, toma a Halle, por favor.

—No, Harry, olvídalo, solo vámonos.

—¡Mierda, Kaethennis! Toma a nuestra hija, por favor. Necesito arreglar algo con Cameron.

—No, ya lo he golpeado y he renunciado.

—¿Ese bastardo te besa y además te lleva a renunciar a algo que amas? —cuestiona, Halle comienza a llorar—. Toma a la niña, Kaethennis.

—No...

—¿Papi? — pregunta Dan claramente está asustado.

Harry respira hondo una vez más, y porque sus manos tiemblan y Halle comienza a llorar fuerte, tomo a nuestra hija.

Él parece estar tratando de ordenar sus ideas mientras mira de Dan a la editorial. Repite el movimiento al menos cinco veces.

—Las únicas razones por las que no entro a partirle la cara es porque Harry Daniel está asustado —anuncia abriendo la puerta para mí, subo meciendo a nuestra niña— y la segunda es porque te he visto golpear y estoy seguro que le dolió.

—Lo hizo.

—Bien, se merecía más, pero eso me hará sentir mejor —dice poniendo en marcha el auto—. No te preocupes, dejaste de ser la correctora de esa editorial, pero maldita sea si dejo que uno de tus trabajos soñados desaparezca.

—No es necesario, yo...

—Amabas ese trabajo — se adentra a las calles, ve hacia atrás y le sonríe de manera tranquilizadora a Dan— ¿Todo bien atrás, pequeño hombrecito?

Dan asiente luego le da una pequeña sonrisa a Harry, aun con sus pestañas húmedas por el llanto.

—Creo que ya es el momento de que inviertas parte de tu dinero en tu propia editorial, Kae, lo mereces y estás lista para ello.

Me mantengo paralizada porque no me lo había planteado. Harry acaba de decir algo que nunca lo vi como una vía.

No es una idea descabellada, de hecho, la idea tiene a mi estómago sintiendo un cosquilleo.

—Quizás tengas razón.

—No es un quizás, Kae, lo mereces.

—Lo merezco — aseguro, sabiendo que será otra etapa de mi vida que comenzaré a desarrollar.





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