Capítulo Sesenta y Cinco




CAPÍTULO SESENTA Y CINCO


14 de mayo, 2012.

Me toma tres intentos poder abrir los ojos y cuando lo consigo, durante segundos estoy perdida, como si no tuviera conciencia de las últimas horas, y quizás hubiese sido mejor mantenerme de ese modo, porque poco despues recuerdo: el rechinar de neumáticos, la voz de Jake, sus gritos.

Mis latidos se aceleran y con miedo doy un vistazo a mi alrededor llevandome las manos al vientre en donde respiro con alivio cuando confirmo que mi bebé sigue bien.

Me cubro el rostro con las manos mientras mis labios tiemblan. Jake es un jodido, no entiendo por qué me odia, él me hizo escuchar su intento de suicidió y me dijo que todo era mi culpa.

—Hola, cariño, nos alegras que haya despertado, hay muchas personas esperando por ti.

Volteo hacia la voz encontrandome con una enfermera de sonrisa amable.

Ella se acerca a mí y me ayuda a hidratarme también a incorporarme hasta estar algo más cómoda.

—¿Cuánto tiempo llevo aquí?

—Unas doce horas inconsciente, su esposo ha estado preocupado. No te muevas, cariño, en un momento vendrá el doctor.

—¿Y... mi esposo? —pregunto en voz baja.

—Está afuera ¿quieres que lo haga pasar?

—Por favor.

—De acuerdo, ya hago que entre.

En cuanto ella sale, miro con ansiedad la puerta a la espera de Harry y cuando lo hace, noto que se ve cansado y cauteloso, mi suspiro de alivio es audible.

Cuando la puerta se abre y el rostro cansado y cauteloso de Harry aparece, suspiro con alivio. Creo que mi mirada le dice cuanto necesito de su tacto y a paso rápido se sienta en la silla junto a mi cama y sus dedos no tardan en entrelazarse con los míos.

—Hola —dice en voz baja besando mis nudillos.

—Hola a ti.

—Me asustaste mucho, Kae, fue terrible.

—Lo siento, sentí que no podía respirar, quería reaccionar, pero no podía...

—Lo sé, además cuando llegamos tu tensión estaba increíblemente alta, estabas ardiendo en fiebre, de hecho, justo ahora tienes un pequeño vaso de tu ojo izquierdo roto.

—Pero la bebé está bien ¿verdad?

—Es peligroso que te suba tanto la presión arterial, es la principal razón por la que antes te han mandado reposo, pero por suerte ella está bien.

—Soy una mala madre para la bebé, no ha nacido y ya la he puesto en peligros dos veces.

—No digas eso, eres una excelente madre. Has estado pasando por situaciones bajo estrés, eres fuerte y has sabido llevar a nuestra bebé — besa una vez más mis nudillos.

Reprimo mis lágrimas e intento regalarle una sonrisa porque sé que él no se sentirá seguro de que estoy bien hasta que me vea sonreír.

—La enfermera dijo que tú eres mi esposo...

Ríe y su mirada se torna risueña.

—Ni siquiera debí pensarlo, la palabra esposo salió cuando me preguntó qué lazo teníamos.

—Bueno, esposo ¿En dónde está mi anillo?

—Solo espera por ello.

—¿Quién está cuidando de Dan?

—Dan esta con Keith y Bridget, afuera están Dexter, Andrew y Doug, Ethan fue por comida.

Permanecemos en silencio, con las palabras flotando entre nosotros, porque sabemos a dónde debemos llegar con la conversación.

—Harry, dime ¿Qué pasó con él?

—Fue un caos desde el momento en que te desmayaste —respira hondo—. Tomé a Dan, quien dormía, tu teléfono, el mío y vine directamente acá, no me importó qué pudo haber dicho él, solo quería que tu estuvieras bien. Sin embargo, unas dos horas después de que ingresaste, recibiste una llamada. Fuiste la última persona con la que se comunicó, es por ello que las autoridades te contactaron. Entonces supe lo que él había hecho.

Permanecemos en silencio, yo esperando que continúe y él tratando de escoger las palabras correctas.

—Jake no logró acabar con su vida— dice finalmente—, está en un hospital en estado de gravedad.

—¿En Manchester?

Asiente en respuesta entrelazando nuestros dedos.

—¿Sabes en qué hospital?

Me mira desconcertado, pero asiente, pero la conversación queda en pausa cuando el doctor entra seguido de una nueva enfermera.

—Quiero ir a verlo —Le hago saber a Harry en tanto el doctor me revisa—. Deseo cerrar todo este ciclo.

—De acuerdo, pero solo cuando estés bien —me dice finalmente en medio de un suspiro— y porque sé que necesitas ese cierre para que continuemos con nuestras vidas.

***

20 de mayo, 2012

Harry conduce en silencio y Andrew se encarga de llenar el vacío en el puesto de atrás.

Finalmente, tras largos días en cama y con la seguridad de que la bebé está bien, estamos yendo a Manchester a ver a Jake.

No sabemos en qué condiciones de salud se encuentra. Andrew viaja con nosotros el viajar porque Harry creyó que necesitábamos a alguien más y porque los chicos aunque no lo admitan, se turnan para entretener a Andrew que aun vive su ruptura.

—Estoy aburriéndome, todo es silencio — comenta Andrew jugando con un cigarrillo apagado entre sus dedos.

Harry no puede evitar reír, incluso yo sonrío notando que Andrew ya está sintiéndose mejor.

—Han dejado otras veces a Dexter cuidando del pequeño Harry, ¿pero Doug? —pregunta Andrew llenado una vez más el silencio—. Honestamente ¿no están asustados?

—Estoy muy segura de que Doug lo hará bien.

—Le pedí a Hil que le diera una vuelta en cuanto saliera de la Universidad —confiesa Harry y lo miro—. Solo para estar seguros.

—Ahora, ese sí que fue un movimiento interesante — dice Andrew riendo—, me gustaría ver eso.

—No hay nada que ver —asegura Harry.

—Claro, el que Doug este cuidando a tu hijo y Hilary aparezca a darle una vuelta es algo normal, ya sabes, nada interesante. Para nada.

—Andrew, creo que mejor cambiamos de tema —sugiero.

Creo que los hermanos Jefferson están usando la política "dejaste ir tu oportunidad" con Doug. Ellos le dieron su permiso, hablaron con él meses atrás, en respuesta Doug siguió de coqueto, y creo que Dexter y Harry alzaron nuevamente sus muros con el: mantén las manos fuera de Hilary.

Lo entiendo, pero también entiendo que Doug y Hilary tienen la capacidad y derecho de poder elegir el estatus de cuál sea su relación.

Apenas bajamos del auto en el estacionamiento del hospital, siento un nudo en la garganta.

—Todo irá bien —me asegura Andrew dándome un ligero apretón en la mano mientras Harry se ubica a mi lado y de manera sobreprotectora comienza a abrochar los botones de mi abrigo.

—Hace algo de frío y no quiero que te resfríes —me asegura antes de darme un beso suave y corto—. Si en algún momento no te sientes cómoda o te arrepientes, solo dímelo y nos vamos ¿de acuerdo?

Asiento y nos adentramos al hospital.

No es difícil localizar a Jake, no cuando tienes a Harry y a Andrew siendo reconocidos y admirados por algunas enfermeras y trabajadores. No sé cómo sentirme acerca de que él aún se encuentre en el área de emergencia, aun cuando han pasado siete días desde su accidente.

Cuando caminamos por el frío pasillo, lleno de angustia y preocupación por diversas personas atravesando difíciles momentos, no me es difícil reconocer a los padres de Jake a la distancia, él nunca me presentó a sus padres ni yo le presenté a los mío, pero llegué a verlos un par de veces en las que lo visitaron.

Lucen cansados y más allá de la mala persona en la que Jake parece haberse convertido, él es su hijo. Siento pena por ellos.

La mano de Harry aprieta la mía, es fácil ver que los padres de Jake no parecen identificarme, quizás eso sea lo mejor. Quiero que esto sea breve y no quiero añadir más tensión de la que ya existe.

—¿Podemos ayudarlos en algo? —pregunta el padre de Jake sin soltar la mano de su esposa, quien con un pañuelo limpia sus lágrimas.

—Somos... conocidos de su hijo, nos enteramos de lo ocurrido y nos gustaría saber cómo se encuentra —responde Andrew.

—Oh, gracias por venir, no han venido muchas personas a ver a Jake, no entiendo por qué —solloza la señora Bell—. Si gustan pueden pasar a verlo, solo déjenme preguntarle si quiere...

—¿Está despierto? —pregunto en una voz baja.

—Sí, solo está en emergencias porque...— ella comienza a sollozar, no puedo evitar acercarme y ubicar una de mis manos en su hombro, a modo de ofrecerle algún consuelo—. Iré a anunciarle que tiene visita.

—De acuerdo —digo retirando mi mano de su hombro.

Ella comienza a caminar hacia la habitación, pero entonces se da la vuelta y me estudia con su mirada.

—Lo siento, pero no me has dicho tu nombre.

—Dígale que Kaethennis está aquí.

Asiente con la cabeza y se pierde dentro de la habitación, Harry me atrae a sus brazos y me envuelve en ellos. El señor Bell solo nos observa brevemente antes de volver a sentarse y lucir preocupado.

La señora Bell sale de la habitación y parece un poco confundida mientras me indica que puedo pasar, siento a Harry tensarse.

—Espera aquí afuera.

—Nena, no creo que...

—Confía en mí.

—Confío en ti, Kae, pero él...

—Él está en una habitación de emergencia, Harry, no puede lastimarme, al menos no físicamente. Por favor.

Respira hondo, antes de asentir y liberarme de la cálida protección de sus brazos, Andrew me da una pequeña sonrisa, aun cuando parece cauteloso ante la idea de que entre sola.

Me adentro a la habitación e inmediatamente los ojos color miel de Jake están sobre mí y parecen vacíos.

Es como si algo dentro de Jake se hubiese roto.

Tiene una venda alrededor de su cabeza, su rostro se encuentra lleno de moratones y cortes e incluso en su frente parece llevar unas puntadas. Su cuello es retenido por un collarín, un brazo tiene un yeso, la parte inferior de su cuerpo está cubierta por la insípida sabana azul.

Más allá de las heridas, sus ojos rojos me hacen saber que ha estado llorando y la manera en la que su mirada se pasea por mi vientre, es perturbadora.

Permanecemos en silencio quizás por minutos, sin decir nada, solo viéndonos. En mi caso, intento saber en qué momento el chico con el que pasaba el rato y me divertía de manera casual, se convirtió en esto.

Jake no era la persona más agradable, a Bridget y Keith  nunca les agradó, pero conmigo era divertido, pasional y agradable, no era dulce ni exclusivo, mucho menos amoroso, pero me trató bien. Su inteligencia e ingenio eran algo que me gustaba de él, pero dejó de ser todo eso conmigo en el mismo momento en el que las palabras "estoy embarazada" escaparon de mis labios.

—¿Qué haces acá? ¿vienes a reírte? — habla bajo y de manera seca.

—Veo que realmente nunca me conociste, no soy la clase de persona — le digo dando unos cuantos pasos hacia él —. ¿Qué por qué estoy aquí? Quizás sea por el simple hecho de que intentaste quitarte la vida mientras hablabas conmigo... ¿tanto me odias, Jake? ¿Qué se supone que te he hecho?

—Eres la quien nunca acabó de conocerme. Te contaré una historia divertida y patética.

»Un chico es tutor de oratoria de la chica más hermosa que ha visto alguna vez e incluso inteligente. El chico logra atraerle ¿y qué es lo que consigue? Solo sexo porque ella esta tan llena de sí misma para ofrecer algo más que su cuerpo. Entonces él tiene tiempo deseando más y ella le suelta la bomba de que está embarazada. ¿Qué es lo que pasa? Que él deseaba tenerla a ella, no a un bebé.

Abro mis ojos con sorpresa ante sus palabras.

—Te quería a ti, Kaethennis, no a un niño. No me arrepiento de haber huido, después de todo yo hubiese terminado siendo un padre de mierda ¿no?

—Simplemente me cuesta creer lo que me dices.

—¿Sabes que es lo único que me hace arrepentirme de haber huido? Que di paso a que conocieras a ese hombre...él tiene lo que quise, incluso está criando al bebé que puse en ti —ve a mi vientre— y resulta que también te ha embarazado ¿no crees que eso me hizo sentir traicionado? A él le entregaste más que tu cuerpo.

»Nunca me ha importado tu hijo, pero si él era la clave para traerte de vuelta, entonces no me importaba lidiar con él.

—No puedes pedir de vuelta a alguien que nunca fue tuyo— digo apretando mis dientes ante el modo que habla de Dan.

—Pues cuando te tuve desnuda y te follaba, me pareció que sí que eras mía.

—Era una adolescente, solo quería divertirme, siempre te dije el tipo de relación que quería, no te obligué ni me comprometí a que las cosas cambiarán con el tiempo.

—Quería acabar con mi vida. No quiero ir a la cárcel, mis padres no lo saben, ellos ni siquiera saben de ti y tu hijo, me acorralaste...

—Tomaste a mi hijo, así son las cosas, me hiciste actuar. Si no lo querías lo único que tenías que hacer era seguir con tu vida y dejarnos vivir la nuestra.

—No quiero a tu hijo, y ahora que tendrás uno de él... no quiero nada de ti, solo quiero mi vida de vuelta, estaba feliz siendo periodista aquí en Manchester, no te recordaba, pero toparme contigo nuevamente ha sido lo peor que me ha sucedido, es como si tu belleza y los recuerdos hubiesen activado mi gen obsesivo.

—Yo no ocasioné nada en ti, tú eres dueño de tus decisiones.

Permanece en silencio y por un breve momento sus labios parecen temblar, incluso sus ojos retienen lágrimas, no me permito sentir lastima o pena por él.

—Puedes estar tranquila, finalmente voy a dejarte en paz. Haré de cuenta que no existe, que no tienes un hijo, no te molestaré jamás. Has arruinado mi vida y te quiero lejos.

—Yo no...

—Solo mira a donde me has llevado —dice con rabia mientras retira la sábana.

Jadeo y lágrimas comenzar a descender por mi rostro. Corro la vista con rapidez, mientras él da una risa seca.

—Yo no hice eso, tú lo hiciste — le digo, y esa es la verdad.

—Solo olvídame, que yo voy a olvidarte. Y solo pido que no le digas a mis padres, ellos no saben de lo que sucedió contigo y conmigo, y no quiero que lo sepan.

—No estás en posición de pedirme nada, pero lo haré, no por ti. Lo haré por ellos, porque ningún padre quiere saber que el ser que criaron se convirtió en alguien vil y cobarde.

Sintiendo que ya todo está dicho, me doy la vuelta, pero entonces él me llama y la mirada en su rostro parece de preocupación.

—Nunca le digas que yo soy su padre biológico —pide.

Sus palabras me toman por sorpresa.

—Nunca le mentiría a mi hijo, sé que algún día él preguntará y responderé con la verdad. Para ese entonces, el único padre que reconocerá será Harry.

—Solo espero que él nunca quiera conocerme, porque no le gustará lo que encontrará.

Con esas palabras flotando entre nosotros y representando el final de todo este martirio que él nos hizo vivir salgo de la habitación.

Retirare la denuncia contra Jake porque su castigo y escarmiento ya lo está pagando, ahora está limitado.

Cuando intento ir a refugiarme a los brazos de Harry en mi camino se interpone una castaña. Tamara, su hermana que sí conocí y a la que nunca le agradé, está furiosa de verme.

—Tu grandísima perra ¡Todo es tu culpa! Viniste a burlarte de la desgracia que ha ocurrido —dice dando pasos hacia mí con la intención de agredirme, pero Andrew se interpone de manera protectora.

—Sera mejor que retrocedas —dice Andrew a Tamara.

—Grandísima perra y te atreves a venir muy campante con tu gran embarazo, a restregárselo por la cara a mi hermano, siempre has sido una puta corriente sanguijuela.

—Será mejor que muerdas tu veneno —Advierte Harry, es una suerte que los padres de Jake no se encuentran para escuchar—, si estamos aquí es porque ese hermano que defiendes con esmero es una basura de mierda y cobarde que no quiso asumir sus errores. No me quedaré aquí a ver cómo insultas a Kaethennis, mucho menos te permitiré agredirla. Retrocede, porque no me importa si tengo que denunciarte o cualquier mierda en donde siquiera llegues a ponerle un dedo encima.

Tamara retrocede con sorpresa mientras Andrew me abraza protectoramente y me guía hacia los brazos de Harry.

—Vámonos, por favor —pido y Harry inmediatamente nos lleva hacia la salida.

Cuando estamos afuera me siento más ligera.

—Jake... él...

—¿Qué sucede con él? — pregunta Harry al tiempo que Andrew también espera una respuesta.

—Él la perdió...

—Nena, respira hondo —hago lo que Harry sugiere, él toma mi rostro entre sus manos, mis labios tiemblan—. ¿Qué perdió?

—Sus piernas —digo derramando lágrimas—, se las amputaron.

Harry me estrecha entre sus brazos con fuerzas mientras murmura algunas palabras.

No me siento culpable, no es mi culpa, fueron sus decisiones, sin embargo, la lástima me inunda porque su vida ha cambiado por una decisión que pudo evitarse.

Me quedo con la certeza de que no nos molestará, pero con la sensación amarga de que el desenlace fuera tan impactante para lo que alguna vez pensé era una buena relación.

—Volvamos a casa —susurro.

Harry asiente y subimos al auto, esperando dejar muy lejos este capítulo de nuestras vidas.


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