Capítulo Doce

 DOCE

Realmente me esfuerzo en intentar ignorar a Harry, pero no tardo en darme cuenta que esto es imposible cuando una persona tiene tanta presencia y cuando dicha presencia genera un caos en mí. Así que dejo de fingir que reorganizo mis notas y lo miro, en respuesta él me sonríe.

—Si sigues mirándome fijamente me vas a desgastar —Lo acuso en broma.

—Me es difícil no disfrutar de la vista ¿Sabías que cuando te concentras te sale una arruguita en el tabique de la nariz y que te muerdes el labio?

—Ahora lo sé, gracias por informarme Harry.

—Siempre que quieras —asegura rascándose el brazo y mi mirada de inmediato va a la tinta, cosa que él nota por lo que me acerca el brazo para que pueda indagar mejor.

—Pareces interesada en verlo mejor ¿Quieres tocarlos? —Me mira con complicidad—. Te prometo que no van a morderte.

No sé si bromea, pero extiendo la mano de manera tentativa y él acerca más su brazo.

—Adelante, tócame.

Y esas palabras suenan sugerentes, pero trato de obviarlas por nuestro bien.

Me enfoco en la tinta que traza sorprendentes ramas con hojas vividas de un verde primaveral acompañadas de hojas otoñales secándose a nada de caer. Es un contraste increíble, como la representación de una fábula que coquetea entre lo vívido y lo misterioso.

Mis dedos siguen el trazo, sintiendo la piel suave, hasta su codo en donde más ramas se expanden. Alcanzo a ver en su muñeca la frase «soñador» y un signo de + junto a diminutas baquetas entrelazadas.

—¿Qué significan?

—¿Qué pasa si solo son tatuajes estéticos? —Me pregunta y me encojo de hombros.

—Igual seguirían siendo asombrosos.

—El signo de + es por Dexter, le encantan las matemáticas, el algebra, física y todo eso en general, y las baquetas me las dibujó mi hermana, ella es artista y tiene mucho talento.

»Las ramas del árbol pasan por mi costado y mi espalda ¿puedo quitarme la camisa para mostrártelo? —pregunta y asiento repleta de curiosidad.

Oh, buen Dios ¿Por qué demonios lo deje que se quitara la camisa? Veo todo en cámara lenta. Sus brazos subiendo llevándose la camisa gris tras él rebelando un torso tonificado con abdominales marcados y un pequeño camino de vellos que desparece en la cinturilla de su pantalón. Sus pectorales son fuertes y tengo un serio problema para dejar de mirarlo. Ante mi queda rebelado un torso, torso con perfectas tabletas, seis en total.

Consigo concentrarme en su tatuaje en el torso en donde se aprecia la mitad del tronco delgado mientras que la otra mitad descansa en su espalda, las raíces se extienden en parte de su cadera y la espalda baja. Hay múltiples ramas y hojas, y es un trabajo realista que te hace sentir que al tocar las hojas podrás sentir su textura. Es simplemente espectacular, los tatuajes y el hombre que los tiene.

Algo se retuerce en mi interior: deseo y pura apreciación hacia él.

Se estremece bajo el tacto de mis dedos, dejándome deambular por la tinta de su espalda y su costado. Siento sus músculos moverse, la piel tersa y el calor que desprende. Soy consciente de mi respiración y la manera en la que toda esta cercanía me afecta. Siento su mirada mientras mis dedos se vuelven más audaces y cuando alzo la mirada, nuestros ojos conectan.

El ambiente se siente denso y el calor me embarga mientras mis dedos permanecen en su costado.

—Entonces, ¿Qué significa o es estética? —pregunto en voz baja por miedo a alterar lo que sea que esté pasando entre nosotros en este momento.

—Las raíces representa lo que soy, mi esencia, es un recordatorio de que vengo de un lugar, que no debo olvidar quién fui, quién soy. El tronco es lo que me sostiene, lo asocio con todas las personas que estuvieron desde un principio, mi familia, amigos y todas esas cosas. Y las ramas son los nuevos caminos que he ido tomando, mi crecimiento personal, las hojas buenas son las buenas decisiones y las secas aquellas que no fueron tan acertadas, pero me dejaron un aprendizaje.

Asimilo sus palabras y el tatuaje para mí, por su significado, se vuelve incluso más increíble de lo que me parecía. Si hubiese sido solo estética haciendo arte en su cuerpo, habría estado genial, pero esta profundidad me ha llegado bastante.

Nos miramos y trago asimilando nuestra diferencia de altura, pese a que soy alta. La manera en la que esos ojos azules me ven me consume, atrapándome en una burbuja donde el mundo parece difuminarse para que todo lo que pueda ver sea él.

—Me gusta —susurro y sus dedos me toman un mechón de cabello, enrollándolo en uno de sus dedos.

Su aliento me acaricia la mejilla haciéndome percatar de que nos separa una pequeña brecha de espacio, de que nos hemos ido acercando sin que me diera cuenta. Me lamo los labios y miro su rostro acercarse, pero no retrocedo, simplemente me quedo a la espera de qué sucederá.

Sé que está por besarme.

Y sé que, en este momento, deseo que lo haga.

—Estas sonrojada —susurra a una distancia mínima.

Mi mano sobre su costado se aprieta.

—Yo no me sonrojo fácilmente —Le hago saber cuándo roza su nariz con la mía.

—Comienzo a creer que mientes, siempre lo estás cuando estamos juntos —casi puedo saborear sus labios.

Va a suceder.

—¡Buenas, buenas! —Anuncia Dexter su llegada sobresaltándonos y haciendo que de un segundo a otro me refugie a una distancia prudente de Harry.

Dexter llega hasta la sala seguido de Ethan y Doug. El primero se detiene viendo de su hermano a mí y repite el movimiento al menos tres veces antes de sonreír con picardía.

—Vaya, vaya. Parece que por aquí las cosas se pusieron calientes —comenta acercándose—. ¿Qué le paso a tu camisa hermano?

—Le mostraba mis tatuajes a Kaethennis —responde Harry con calma volviéndose a poner, para mi tristeza, nuevamente la camisa.

—Ya veo ¿Qué te han parecido los tatuajes, Kaethennis? —Me pregunta Dexter mientras Ethan y Doug ríen.

—Increíble —Me sincero dándole una mirada rápida a Harry antes de volver a Dexter—. Supongo que en algún momento podré verlo mejor.

—Estoy seguro de que a Harry le encantaría —Me hace saber Ethan sentándose en el sofá—. ¿En dónde está Andrew?

—Se fue hace unos minutos —responde Harry sentándose a su lado—. Le hemos contado a Hottie cómo llegamos a la audición, solo faltan Ethan y Doug.

—¿Podría contarla otro día? Estoy agotado y hambriento como un maldito animal —hace saber Doug cerrando los ojos—. ¿Quieres que te muestre mi tatuaje también, Hottie?

Ruedo los ojos ante sus risas y Harry intenta golpearle el brazo.

—Si lo deseas —Le sigo el juego—, pero supongo que será para otro día, suficiente con un tatuaje por hoy.

—¿Tú tienes tatuajes? —pregunta Ethan con interés haciendo que los demás también me miren.

Me remuevo ante la pregunta y Harry sonríe intrigado.

—Tengo dos.

—Sorpréndenos —pide Ethan con una gran sonrisa.

—El primero lo hice cuando tenía dieciséis años, por lo que quizás sea algo tonto. – advierto dando la espalda y alzando mi cabellera para que miren detrás de mi oreja izquierda hacia la nuca un arco de letras pequeñas y aleatorias—. Lo hice cuando descubrí que las letras y escribir eran lo mío. Mis padres quisieron matarme cuando se dieron cuenta.

—No es tonto, tiene significado para ti y parece tener buenas líneas —comenta Doug de manera agradable.

—¿Y el segundo? —pregunta Dexter bebiendo de una lata de cerveza.

—Lo hice en el primer año de Dan —digo con lentitud y cautela—, estaba bastante alegre tras unos cuantos tragos y solo pensaba en cuánto amaba a mi bebé, era la primera vez que salía a una fiesta en mucho tiempo.

—¿En qué lugar lo hiciste? – pregunta con curiosidad Ethan.

—En mi abdomen o bueno a la altura de mi vientre, no puedo mostrárselo —Me apresuro a decir, está justo por encima de la línea de ropa interior.

—¿Qué dice? —pregunta esta vez Harry y me vuelvo a mover de manera inquieta.

—Uh, no es gran cosa. Ya sabes, pensaba en mi hijo...

—¿Y dice? —insiste arqueando una de sus cejas.

—Su nombre, el nombre de mi bebé —respondo finalmente con una pequeña sonrisa.

—¿Daniel? —pregunta Doug y puedo ver como los ojos de Harry se abren al comprender.

—No. Dice Harry —me sincero.

El silencio abarca todo durante largos segundos mientras los cuatro me miran con diferentes grados de sorpresa e incredulidad.

—¡De puta madre! —Dexter es el primero en reaccionar con una risa—. El nombre de mi hermano está en tu cuerpo. No me lo creo.

—Es el nombre de mi hijo —recuerdo a la defensiva.

—Sí y también es el nombre del caballero aquí presente —Me recuerda Ethan señalando a Harry—, eso es algo muy intenso.

—Me siento halagado —Me hace saber el susodicho con una gran sonrisa—. Sin replicas Kaethennis, mi nombre está en tu cuerpo. Si gustas podemos ir a algún lugar en donde pueda mirar tan interesante tatuaje.

—¡Desde luego que no! —Mi voz suena aguda y él se ríe, le sonrío—. Me alegra hacerte sentir especial.

—Lo sé, Hottie, lo sé.

—En fin. Después de tan importante revelación, pediré tres pizzas, apuesto que no has comido Hottie —diceDoug y la verdad es que sí tengo hambre por lo que asiento. v

—Estás en lo correcto, no puedo decirle no a una pizza.

—Nadie puede —confirma Dexter antes de dirigirse a una de las habitaciones mientras Ethan y Doug discuten en la cocina sobre qué ingredientes pedir en las pizzas.

Me siento en el sofá y Harry no tarda en deslizarse a mi lado.

—Algún día, espero que muy pronto, veré ese tatuaje, tenlo por seguro —promete y giro para enfrentarlo.

—¿Perdón? —La pregunta apenas escapa cuando después siento una presión húmeda y rápida en mis labios.

Es algo momentáneo y veloz, pero estuvo ahí. Los labios de Harry estuvieron ahí. Él me dio un pequeño beso, me lo robó.

—Estoy seguro de que escuchaste muy bien —susurra antes de ponerse de pie y caminar hacia la habitación en la que Dexter había entrado—. ¡Joder, Dexter! Deja de tocar mis cosas.

—¡Pero si somos hermanos!

Sacudiendo la cabeza me llevo los dedos a los labios, odiando no poder revivir con exactitud ese beso porque fue demasiado rápido.

Estoy tan perdida, porque quiero más de eso.

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